Pasar al contenido principal

Tres observaciones

Nota de la redacción: Estas observaciones son de posprimeros días de febrero del año en curso (antes de la caída de Mubarak) pero siguen siendo muy pertinentes.

• Entre otras cosas, lo que está pasando con Hosni Mubarak recuerda la observación cáustica de Mao de que ¡ser un lacayo del imperialismo no tiene nada de divertido! Durante décadas, el imperialismo estadounidense, cuyos intereses Mubarak ha servido y reforzado, lo ha mantenido en el poder y lo ha apuntalado hasta las cachas, a la vez que, como socio menor, Mubarak colaboraba con Israel para oprimir y suprimir al pueblo palestino así como al pueblo de Egipto.

No se puede dejar que estos imperialistas se salgan con la suya manteniendo en el poder a los brutales opresores del pueblo en uno tras otro país… y luego, abandonándolos y denunciándolos cuando ya no les sirven sino que les representan un riesgo.

• Junto con los demás ultrajes —y algo que revela solamente una parte de los monstruosos crímenes los cuales el imperialismo estadounidense ha utilizado a estos regímenes (como el de Mubarak) para cometer, y la descarada hipocresía de Obama y otras figuras de la clase dominante estadounidense en sus actuales condenas de la naturaleza asesinamente opresora de estos regímenes—, es importante considerar las siguientes preguntas: ¿A cuántos países así, donde los odiados regímenes son hoy el blanco de los levantamientos de masas, les ha “entregado” personas el gobierno estadounidense, para que sean torturadas como parte de la llamada “guerra contra el terror”? ¿A cuántos de estos países ha seguido “entregando” personas el gobierno estadounidense, bajo Obama, para que sean torturadas, hasta el mismísimo momento del estallido de estos levantamientos de masas contra estos regímenes?

• En medio de las habladurías, de nuevo, de parte de Obama y otros representantes del imperialismo, acerca de “elecciones libres y justas” en Egipto y otros países, es importante señalar que por “elecciones libres y justas”, se refieren a que la situación no debe ser dominada por un solo partido pro-imperialista, burgués, sino que se debe permitir que compitan al menos dos partidos, dentro del marco en que la defensa de los intereses del imperialismo es la norma y indicador de lo que es legítimo y aceptable. Veamos a los propios Estados Unidos como “modelo” al respecto: en cada ronda electoral, ¿qué pasa? Compiten los demócratas y los republicanos. Dos partidos imperialistas, burgueses.