Revolución #239, 17 de julio de 2011
Huelguistas de hambre de la Prisión Pelican Bay:
¡SOMOS SERES HUMANOS!
“Lo que llama la atención aquí, que es algo en que todos los estadounidenses deberían interesarse, es el mayor uso del control conductual, o sea, unidades de tortura y técnicas experimentales humanas contra los presos, no sólo en California sino a través del país. Confinamiento indefinido, privación sensorial, privación de alimentos, iluminación constante y mentiras sin fundamento de informantes son las macanas psicológicas que están usando en estas unidades de tortura. El propósito de ese ‘tratamiento’ es impedir que los prisioneros opongan resistencia a las condiciones inhumanas en la prisión y que ejerzan sus derechos humanos fundamentales”.
Declaración de Solidaridad con la Huelga de Hambre Colectiva en Pelican Bay y el anuncio de la participación de los presos de la SHU de Corcoran
(de California Prison Watch, californiaprisonwatch.blogspot.com)
El viernes 1º de julio, los presos en la infame Unidad de Vivienda de Seguridad (SHU) de la Prisión Estatal Pelican Bay (PBSP) de California empezaron una valerosa y resuelta huelga de hambre. Esta muy rápidamente se convirtió en una demostración colectiva de indignación y solidaridad entre los presos en todo el estado y más allá.
Al principio, el Departamento de Correccionales y Rehabilitación de California (CDCR) dijo que la huelga era de un par de decenas de presos. Pero ha tenido que admitir por su propia cuenta que más de 500 reclusos rechazaron tomar alimentos en la PBSP y que 6.600 presos en 13 prisiones participaron en la huelga de hambre el fin de semana del 2 y 3 de julio.
Este es un acontecimiento sumamente importante y extraordinario, algo que requiere que las personas “de afuera” se incorporen y tomen nota, y que ha inducido a muchas personas a apoyar a los presos y sus justas demandas.
El propósito de la SHU de Pelican Bay es someter a los presos al confinamiento solitario, el aislamiento y la privación sensorial, de manera indefinida. Han mantenido a algunos presos en esas condiciones completamente inhumanas por años y décadas. Y los presos en la SHU escriben que están luchando por dejarle saber al mundo las injusticias brutales que les han hecho; y que ¡se están arriesgando la vida y enviando un mensaje de que son seres humanos! Que rechazan ser tratados como animales.
Una de las maneras en que los funcionarios de la prisión mantienen el control es oponer unos presos contra otros según su raza o etnia y sacar provecho y fomentar otras divisiones entre ellos. Pero esta huelga está superando las barreras que por lo común dividen a los presos, creando unidad para luchar contra las horrendas condiciones que todos viven. El New York Times informó: “La huelga de hambre ha trascendido las afiliaciones de pandilla y de geografía que tradicionalmente dividen a los presos, con la participación de presos de diferentes antecedentes”.
Un preso de Ohio, que escribe en solidaridad con la huelga de hambre, dijo: “Todos somos parte del mismo tejido de opresión dentro de estos muros; de alguna manera, todos experimentamos las mismas o similares condiciones. Por eso, creo que es muy necesario que nosotros nos unamos, pongamos a un lado los cuchillos por un momento y exijamos la clase de cambio serio que se requiere para crear mejores condiciones y combatir a los abusadores que ‘tienen el poder’ de maneras que fomenten la resistencia colectiva. Un ejemplo: los hermanos en Georgia (manifestación de paro de trabajo) y los hermanos de la Unidad de Vivienda de Seguridad (SHU) de Pelican Bay” (Prison Hunger Strike Solidarity, prisonerhungerstrikesolidarity.wordpress.com).
Se extiende la solidaridad
En el primer día de la huelga, los presos rechazaron 43 bandejas de comida (del total de 52) en el bloque D1 de la SHU de Pelican Bay. Los nueve presos que no rechazaron comer son mucho mayores y tienen fuertes problemas de salud. Los presos informan que otras unidades tenían índices similares de una participación de cerca del 100%.
En el segundo día, la huelga de hambre se extendió dentro de la población general. Los presos de 13 prisiones de California protestaron en solidaridad con la huelga de hambre de Pelican Bay. En las prisiones estatales Corcoran y Folsom, más de 100 presos participaron en la huelga de hambre. Un número de presos de la Penitenciaría Estatal de Ohio no comieron por 24 horas.
Molly Porzig, una vocera del grupo Solidaridad con la Huelga de Hambre de los Presos, dijo: “Están protestando por las condiciones que dicen son torturadoras e inhumanas. Sienten que el Departamento de Correccionales y Rehabilitación no hará ningún cambio serio o duradero hasta que los presos empiecen a morir, y éstos están decididos a continuar hasta ese punto” (thecrimereport.org/news/crime-and-justice-news, 8 de julio de 2011).
De acuerdo a los informes, el CDCR a propósito empezó a propagar la desinformación que esperaba que fuera a dar la apariencia de que la huelga se estaba amainando paulatinamente o que se había terminado. El jueves 7 de julio, dijo que el número de presos que rechazaban los alimentos era de 1.700 reclusos en siete prisiones.
En primer lugar, el 9 de julio, según activistas en torno a los presos que observan la situación, al menos dos mil presos de 11 prisiones de California aún estaban en huelga de hambre. Un núcleo duro de 50 presos del pabellón especial de mayor seguridad y aislamiento de la SHU dicen que rechazarán comer hasta que sus demandas sean cumplidas. Y es muy importante que más de 6.600 presos de muchas prisiones rechazaran comer en los primeros días, en solidaridad con la huelga de hambre en Pelican Bay.
Una declaración de los presos de la SHU de la prisión Corcoran dice:
“Es importante que todos sepan que Pelican Bay no está sola en esta lucha, que entre más amplia participación y apoyo a esta huelga de hambre y otros esfuerzos semejantes, más grande el potencial de que nuestro sacrificio ahora significará un mundo más humano para nosotros en el futuro” (de commondreams.org/newswire/2011/07/05-6).
El 4 de julio, se informó: “Los presos a través de los Estados Unidos están expresando su solidaridad con los presos de la SHU de Pelican Bay, uniéndose a la huelga de hambre por diversos períodos de tiempo (tales como las prisiones estatales Corcoran, Folsom, CCI Tehachapi, Calipatria y Centinela en California y la Penitenciaría Estatal de Ohio) o con valor, escribiendo comunicados y cartas o haciendo llamadas a personas de afuera para que pasen mensajes a los huelguistas de hambre de Pelican Bay”. Y el 7 de julio: “Miles de presos se han unido en solidaridad con los presos de la SHU de Pelican Bay, a la vez que por su cuenta siguen encerrados en brutales condiciones. Esta gran resistencia y apoyo es testimonio de la inmarcesible voluntad y capacidad del pueblo de formar un poder colectivo en las narices de la desaparición y la muerte” (prisonerhungerstrikesolidarity.com).
Las demandas
Los presos de la SHU de Pelican Bay están protestando por las condiciones inhumanas de tortura, que incluyen el aislamiento total las 22 horas y media al día en celdas sin ventanas. Tienen cinco demandas, incluyendo un fin al aislamiento de largo plazo, al castigo colectivo y a la práctica de “rendir información”, lo que viene a ser lo mismo que la interrogación forzada sobre la afiliación a una pandilla.
Una de las razones principales por la que acaban en la SHU es porque los funcionarios de la prisión dicen que están afiliados con pandillas. Una vez que ponen al preso en la SHU, casi la única manera que puede salir es por medio de “rendir información”. Ponen a muchos presos en la SHU simplemente porque los han tildado de miembros de pandillas (de parte de funcionarios de la prisión u otro preso); y de ahí la manera en que estos presos pueden salir de la SHU es que “rindan información” o den información (que puede ser totalmente falsa) que los carceleros usan singularizar a otros presos; de ahí, ponen en la SHU a aquellos acerca de los que han “dado información”. Otras demandas incluyen: comida digna, programas de rehabilitación y educación, ropa más abrigadora y una llamada telefónica a la semana.
La SHU es “una prisión dentro de una prisión” donde los funcionarios y guardias de la prisión, y no unos jurados, determinan que meterán en condiciones de aislamiento a un preso. Esto no sólo ocurre en Pelican Bay; muchas otras prisiones de California y de todo el país tienen unidades de seguridad máxima semejantes, de extremo aislamiento en que los presos experimentan la vil brutalidad y la tortura física y psicológica.
La declaración de los presos de Corcoran dice:
“Todas las privaciones (salvo el acceso a la luz del sol) esbozadas en la declaración de cinco puntos de la huelga de hambre están reflejadas y en algunas ocasiones, intensificadas aquí en la unidad de aislamiento para pandilleros de la Sección 4B/1CC de la SHU de Corcoran. La asistencia médica aquí, en una instalación supuestamente diseñada para los presos que requieren cuidados para condiciones crónicas o que tienen problemas psicológicos, está tan deplorablemente inadecuada que raya en el deliberado desdén para con la salud de los presos, especialmente en el caso de la diabetes y el cáncer. No dan acceso a la biblioteca de libros de derecho por los motivos más triviales o, con demasiada frecuencia, por ningún motivo en absoluto. Las cinco demandas centrales de la SHU de la PBSP esbozan todas estas cosas y aún más” (de California Prison Watch, californiaprisonwatch.blogspot.com).
El sistema contraataca
La mayoría de la población del país no tiene ninguna idea de la clase de tortura que ocurre todos los días en las prisiones de Estados Unidos. El sistema ha hecho todo a su alcance para librar una enorme batalla ideológica para convencer al público que los presos se llevan su merecido y que con ellos encarcelados, “los demás” estamos a salvo.
Pero con esta huelga de hambre, existe el potencial de que millones de personas se enteren de las horrorosas realidades de la vida en esas mazmorras infernales. Existe el potencial de que muchos “de afuera” se sientan convencidos para denunciar lo que se está haciendo a los presos. Los informes señalan que esta huelga de hambre puede servir de plataforma para los presos así como sus familias, para llamar y movilizar a otros a luchar por los derechos de los presos, no sólo en esta huelga sino en una lucha continua.
Una de las formas en que el sistema justifica lo que les hace a los presos es tildarlos de pandilleros, lo que en esencia los tacha de “los peores de los peores” que no merecen un trato como seres humanos. Terry Thornton del CDCR dijo: “El departamento no va a dejarse coaccionar ni manipular... El hecho de que tantos presos en otras prisiones a través del estado están involucrados demuestra firmemente cómo estas pandillas pueden influenciar a otros internos, lo que es uno de los motivos por los cuales tenemos las Unidades de Vivienda de Seguridad en primer lugar” (New York Times, 7 de julio de 2011).
Nuestra respuesta: no importa lo que hayan hecho o que no hayan hecho, ningún ser humano merece un trato así; ningún humano debería ser tratado como un animal; ningún humano debería ser torturado y sometido al aislamiento y privación sensorial que lo enloqueciera. Cualquiera de fuera de los muros que tenga un grano de humanidad debe denunciar y luchar contra lo que se les está haciendo a los presos en la SHU de Pelican Bay y otras cámaras de tortura de máxima seguridad por todo Estados Unidos.
Los grupos de derechos civiles han informado que el CDCR se ha negado a negociar con los huelguistas de hambre, aunque promotores de los derechos de los presos tienen listo un equipo de representantes para hacerlo. Carol Strickman de Servicios Legales para Presos con Hijos dice que existen informes de que el CDCR está violando una orden federal al suspender algunos o todos los medicamentos para los huelguistas. Eso no sólo es ilegal, sino constituye una forma de castigo especialmente cruel en contra de los presos que están luchando por ser tratados como seres humanos.
Terry Thornton del CDCR también ha dicho que los presos tienen otras maneras de dar a conocer sus demandas. Dijo: “Existen maneras adecuadas para presentar sus quejas, y aunque esta huelga de hambre ha sido pacífica, no es la manera de presentar esas quejas” (sfgate.com/cgi-bin/article.cgi?f=/c/a/2011/07/08/BA9U1K7SE3.DTL).
Pero muchos de los presos de Pelican Bay se acuerdan de lo que pasó en junio de 2001, cuando más de mil presos ahí y en otras prisiones con SHU hicieron una huelga de hambre de dos semanas. Esa huelga se terminó cuando el CDCR decidió reconsiderar los casos de “validación de pandillas”. Ahora, diez años más tarde, los presos todavía están protestando por la práctica injusta de “rendir información”.
Los presos de la Prisión Corcoran, donde también torturan a presos en California, lanzaron una declaración de apoyo que dice: “Cuando resulten inútiles y completamente agotados los mecanismos de protesta y reparación de derechos, es necesario conseguir esos objetivos por medio de otros mecanismos” (sfbayview.com/2011/Corcoran-shu-prisoners-join-pelican-bay-hunger-strike).
“¡Somos seres humanos!”
Se iniciaron estas prisiones dentro de las prisiones en los años 1960, para lo que los funcionarios de las prisiones llamaban “los peores de los peores”. Usaron estas SHU para aislar y castigar a presos políticos. Durante muchas décadas desde ese entonces, miles de presos han sufrido en estas cámaras de tortura. El sistema, por medio de sus funcionarios, políticos, medios de comunicación establecidos, etc., ha justificado constantemente esta práctica, diciendo que estos presos no tienen nadie a quien echarle culpa salvo a sí mismos; que merecen este tratamiento; que la sociedad es un lugar mejor porque ellos están encarcelados; que los de afuera deben estar felices porque los presos estén entre rejas.
Pero en primer lugar tenemos que preguntar: ¿Qué clase de sistema encarcela a más de 2.3 millones de personas, en su mayoría negros y latinos? ¿Qué quiere decir que Estados Unidos tiene el más alto índice de encarcelamiento del mundo?
Este es un sistema que usa el encarcelamiento en masa para controlar a la gente. Un sistema que durante décadas ha librado una supuesta Guerra contra las Drogas, la cual en verdad es una guerra contra el pueblo, que tiene como blanco a un enorme sector de la sociedad y que ha decidido que tal sector va a pasar la vida entre rejas, sin derechos, sin oportunidad de tener una educación, de ver la familia, de contribuir a la sociedad en ninguna forma.
Miles de presos pasarán la vida o gran parte de ella en prisión, no porque cometieron un crimen violento u horrendo, sino como resultado de las leyes de sentencias obligatorias y cosas como la regla de “los tres strikes”, que quiere decir que pueden dictar una sentencia larga por algo relativamente menor si se tratara de una tercera felonía. Es un sistema que usa su poder estatal, o sea, sus leyes, policías, cortes, burocracia y prisiones, para reprimir y controlar a las masas populares; para reforzar las opresivas relaciones económicas y sociales en esta sociedad, incluidas las nuevas formas en que oprime sistemáticamente al pueblo negro y a otras minorías.
Encarcelan a muchas personas inocentes, arruinando su vida. Piense en los muchos presos que han pasado décadas entre rejas, a veces en el pabellón de la muerte, antes de que resulte que fueron acusados falsamente y condenados injustamente, forzados a confesar algo que no hicieron o fueron declarados culpables debido a un preso que rindió información falsa a fin de amarrar un trato con los funcionarios de la prisión.
Estos huelguistas están yendo en contra de muchas cosas y están corriendo muchos riesgos. Sus acciones tienen por objeto hacer que todo el mundo reflexione sobre lo que esto representa. Revolución está recibiendo informes de muchas personas inspiradas por la forma en que los huelguistas están poniéndose de pie, sacando a la luz la manera en que los están torturando y exigiendo un FIN a la manera que en los están torturando.
Esta huelga de hambre tiene el potencial de afectar cómo la gente ve las prisiones y a los presos y el encarcelamiento en masa de millones de personas. Puede abrir los ojos de la gente acerca de las horribles injusticias que se están dando, y hacer que rechacen las justificaciones del sistema para sus cámaras de tortura. Puede contribuir a crear condiciones más favorables para la lucha contra todas las diferentes formas en que el sistema oprime a la gente. Esta lucha puede sacudir y desafiar a aquellos que dicen: “Así son las cosas y no es posible cambiarlas”.
Como dice fuertemente la declaración de solidaridad de los presos de Corcoran (de California Prison Watch, californiaprisonwatch.blogspot.com):
“Nuestro aislamiento indefinido aquí es tanto inhumano como ilegal, y los proponentes del complejo industrial de prisiones esperan que su campaña para deshumanizarnos haya prosperado al grado de que a ustedes no les importe, y que permitan que la tortura continúe en nombre de ustedes. Tenemos la opinión de que ellos han subestimado deplorablemente la dignidad, los principios y la humanidad del pueblo. Únanse a nosotros para oponernos a esta injusticia sin fin. Gracias por su tiempo y apoyo”.
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