Revolución #247, 9 de octubre de 2011


Apuntes de un reportero

“Ocupar Wall Street”: Nuevos vientos de resistencia

Cuando estaba a punto de terminar estos apuntes para Revolución, me enteré que la policía había arrestado a más de 700 manifestantes —las personas de Ocupar Wall Street y sus simpatizantes— durante una marcha por el Puente Brooklyn el sábado por la tarde, el 1º de octubre. Según muchos manifestantes, la policía los había atrapado; los policías dejaron que la marcha entrara en los carriles e incluso la escoltó por un rato, pero en ese momento empezaron a hacer los arrestos en masa. Estos arrestos son un ultraje. Todos aquellos que se opongan a la injusticia y que quieran ver un mundo mejor tienen que oponerse fuertemente a todo ataque de la policía contra la ocupación de Wall Street. Ver en revcom.us más cobertura de Ocupar Wall Street.

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Soplaron nuevos vientos de resistencia en el área de Wall Street del bajo Manhattan en la ciudad de Nueva York el 17 de septiembre cuando 3.000 personas marcharon por el centro financiero del imperio de Estados Unidos. Y estos vientos desafiantes han continuado soplando desde entonces, con 100 o más personas acampadas en el parque Zuccotti (Liberty Plaza), durmiendo en el suelo todas las noches, y cientos más llegan cada noche para unirse a esta acción llamada Ocupar Wall Street.

Esta ocupación continúa al cierre de las ediciones impresa y electrónica de Revolución. Acciones de protesta inspiradas y en apoyo de los ocupantes de Wall Street han brotado en decenas de otras ciudades a través de Estados Unidos y en otros países. (Ver occupytogether.org.)

La ocupación tiene una página web (occupywallst.org), y las personas por todos lados siguen las noticias de Wall Street en Facebook, vía Twitter y transmisiones en vivo por el Internet. El sitio web dice: “Ocupar Wall Street es un movimiento de resistencia sin líderes con personas de muchos colores, géneros y tendencias políticas. La única cosa que todos tenemos en común es que Somos El 99% que ya no tolera la codicia y la corrupción del 1%”.

Adbusters, la revista/ organización anti-consumista originalmente llamó a “caer sobre Wall Street” para llevar a cabo “desobediencia civil de amplio espectro y completamente no violenta el cual no ha visto este país desde las marchas por la libertad de los años 1960”. Preguntaron: “¿Están listos para un momento Tahir?” — refiriéndose al movimiento de protestas en Egipto esta primavera, centrado en la plaza Tahir del Cairo, que condujo al derrocamiento del hombre fuerte respaldado por Estados Unidos, Hosni Mubarak, que gobernó durante mucho tiempo.

Cuando pasé por la zona de ocupación una noche reciente para hablarles a las personas y saber más sobre lo que está pasando, se sentía un claro sentimiento entre los cientos en el parque de que están participando en algo nuevo, una acción que esperan que haga historia, un alejamiento de la protesta acostumbrada. Había un fuerte aguacero al finalizar la tarde y la policía les había prohibido armar carpas u otras estructuras para protegerse. Pero los ánimos estaban todo menos desalentados. Junto con la palpable determinación y resolución, existía una atmósfera festiva y alegre. Retumban los ritmos de un círculo de tambores en una esquina del parque. Puñados de gente por todos lados se metían en conversaciones amistosas y animadas. Una fila se formó para la comida. Los simpatizantes de vecindarios cercanos han contribuido comida y dinero y personas de alrededor del mundo han estado llamando para ordenar pizzas en pizzerías cercanas para alimentar a los ocupantes. Hicieron un anuncio para que las personas firmaran una lista para ducharse en un apartamento cercano que alguien les había ofrecido. Una respuesta de aprecio salió de la muchedumbre.

Había una gran presencia policial alrededor del perímetro del parque. El Departamento de Policía de Nueva York (NYPD), hasta ahora, no ha emprendido ninguna acción directa para el cierre de la ocupación. Pero fueron arrestadas un número de personas cuando varios cientos de la ocupación de Wall Street se unieron a muchos otros para marchar a través de Manhattan el 22 de septiembre en protesta por la ejecución de Troy Davis. El sábado 24 de septiembre una marcha anti-Wall Street salió del parque hacia Union Square y fue brutalmente atacada por la policía. Cerca de 100 personas fueron arrestadas, muchas fueron maltratadas y los videos revelan a un policía de alto rango que les roció gas pimienta a quemarropa a varias mujeres. Un comentarista en AlertNet escribió: “Esta es exactamente la clase de violencia y brutalidad que a diario denuncian las autoridades estadounidenses cuando se perpetra contra las manifestaciones civiles no violentas por la democracia en las dictaduras del Medio Oriente, al mismo tiempo que emplean horrible crueldad aquí mismo”.

Pero lejos de intimidar a los ocupantes, el ataque policial ha hecho que la gente esté más resuelta a mantenerse firme lo mismo que llegarle a más personas. Hubo una marcha a la delegación del NYPD el viernes 30 de septiembre. Aunque algunos medios de comunicación establecidos afirman que la ocupación se está “menguando”, ha habido señales de un apoyo creciente, de aquellos que vienen desde fuera de la ciudad o que pasan por el parque de salida del trabajo y figuras destacadas que han venido a expresar su apoyo. La noche que estuve en el parque, Francis Fox Piven y Russell Simmons hablaron a la Asamblea General, una reunión popular que se celebra dos veces al día para discutir varios asuntos relacionados a la ocupación y tomar decisiones. Cornel West, Susan Sarandon, Roseanne Barr, Lupe Fiasco, Michael Moore e Inmortal Technique también se han presentado.

Los ocupantes y aquellos que se les han unido son principalmente personas veintiañeras —estudiantes, artistas, desempleados y otros— junto con algunos treintiañeros y mayores. Claramente, la idea de la gente en general (el “99%”) de ponerse en pie contra las grandes corporaciones financieras y los intereses poderosos en control (el “1%”) ha capturado su imaginación. Un estudiante de Multimedia del City College de Nueva York, que vino primero a “observar” pero ahora apoya la ocupación, estaba haciendo un video de la escena para una clase para “deconstruir un mito”. Le pregunté: ¿Qué mito? Me explicó: “David y Goliat — un pequeño grupo de gente resuelta dispuesto a enfrentarse a un mamut”.

Aparte del tema “99% contra 1%”, existe una amplia gama de opiniones sobre los problemas más urgentes, las causas y las soluciones. No se ha establecido un conjunto de demandas, aunque ha habido discusiones en la Asamblea General. El viernes 30 de septiembre, la Asamblea General aceptó una “Declaración de la Ocupación de la Ciudad de Nueva York”.

Todas las personas con que hablé están profundamente desilusionadas y enojadas sobre la realidad del llamado “mejor país de todos” y el pregonado sistema de “democracia estadounidense”, y existe un fuerte sentido de que se necesita algún tipo de cambio real en la sociedad y en el mundo. Un sentimiento típico lo expresó una estudiante universitaria del New School que ha apoyado la ocupación todos los días: “Parece muy obvio que tratar de hacer que los políticos realmente cumplan con nuestras demandas no funciona, para nada... Siempre elegimos a personas que creemos que serán mejores. Pero éstas siguen sin hacer nada en absoluto, y eso es aterrador para alguien que creció en el tipo de democracia república que es Estados Unidos. No sé si tengo una visión clara de un sistema que funcionaría. Pero creo que es muy importante que al mínimo, se ponga totalmente patas arriba el sistema tal y como lo conocemos”.

Su comentario me hizo pensar en un artículo del día anterior que leí en el New York Times, “As Scorn for Vote Grows, Protests Surge Around the Globe” [Mientras aumenta el desdén por el voto, surgen protestas alrededor del globo], que dijo que “desde el sur de Asia hasta Europa y ahora incluso en Wall Street”, los manifestantes comparten un “recelo, hasta desprecio, para con los políticos tradicionales y los procesos democráticos que éstos presiden”.

La gente habló de sus preocupaciones sobre una amplia gama de problemas. Le pregunté a un hombre treintiañero, un chef de cocina de Brooklyn, sobre lo que lo impulsó a unirse a la protesta y me dijo: “Muchas cosas. Tenemos que terminar la guerra. Tenemos que terminar el Banco de la Reserva Federal. Tenemos que auditar los bancos. Tenemos que parar los rescates de corporaciones. Y necesitamos una reforma migratoria. Esa es mi meta principal, la reforma migratoria. Tenemos que abrir las fronteras, en mi opinión... Dejar entrar a la gente”.

Un estudiante de economía de una universidad de Long Island denunció la disparidad descarnada entre los ricos y los pobres alrededor del mundo. Cuando se le pidió su opinión acerca de la causa, dijo: “El uso de nuestro ejército para respaldar nuestras políticas de comercio. Por ejemplo, subvencionamos nuestra agricultura hasta tal punto que después del TLCAN [Tratado de Libre Comercio de América del Norte], arruinamos a todos los agricultores de México. Pero dejamos que produzcan nuestra ropa, zapatos y cualquier otro producto manufacturado barato en plantas peligrosas por míseros sueldos”.

Conocí a varias personas de las comunidades y barrios, entre ellas gente sin techo, que fueron atraídas para unirse a esta ocupación. Un joven negro que vive en los multifamiliares de Brownsville de Brooklyn, un trabajador de mantenimiento en Wall Street, dijo: “Soy pacífico, pero estoy enojado. Enojado con este país. Pienso que nuestro país nos está fallando. Y estoy buscando una mejora, un cambio. Y pienso que este movimiento podría hacerlo”. Una mujer negra sin techo me dijo: “En gran parte son jóvenes, y lo veo como algo honorable. Porque todos entendemos lo que está pasando, todos sabemos que hay un problema en este país. Pero era necesario que los jóvenes se pusieran en pie e hicieran algo, que salieran acá y sacrificaran, día y noche, llueva o truene... Y eso anima a todo el mundo a participar”.

Me encontré con un joven latino sentado con su maleta que dijo que supo de la ocupación por el Internet. Acababa de perder su trabajo en una ciudad del norte del estado de Nueva York. Me dijo que ha estado viviendo con su papá. “Él me dijo que no me quedara en mi habitación como un huevón, que saliera y hiciera algo. Tal vez esto no es lo que él tuviera en mente, pero le escribí una carta y me vine acá. Mi mamá me apoyó. Tengo a cientos de personas que me apoyan en esto, de todo el país”. ¿Qué lo motivó a hacer la maleta e irse? “Pues, este lugar, esta tierra prometida, ellos hacen promesas, pero cuando llegues a este país, te sientes como que te mintieron, en serio. Parece una gran mentira”.

Los distribuidores del periódico Revolución han estado pasando ratos en el campamento de Wall Street y han participado en las manifestaciones callejeras, distribuyendo el periódico y el libro Lo BAsico, de los discursos y escritos de Bob Avakian. Dicen que han “encontrado, desde el principio, una genuina receptividad e interés en hablar sobre las más grandes cuestiones, incluyendo por qué el mundo es como es y qué se necesita para cambiarlo”.

Los nuevos vientos de resistencia, aquí mismo en el corazón del capitalismo-imperialismo estadounidense, son muy importantes y muy bienvenidos, para todos los que quieran ver un mundo radicalmente diferente y liberado.

 

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