Revolución en línea, 27 de octubre de 2011


Harlem, 21 de octubre

Un audaz comienzo del movimiento ALTO al Parar y Registrar

Son las 12:30 de la tarde del viernes, 21 de octubre, en la entrada al Edificio Estatal de la calle 125 de Harlem; es una tarde de sol radiante, y algo maravilloso y audaz ya va a ocurrir. Se da la impresión de que los grupitos de personas que están por aquí y por allá al otro lado de la calle, a la orilla de la plaza, han venido para ver cómo todo sale. Los organizadores están repartiendo volantes y están instando a todos los transeúntes a quedarse, pues dentro de poco Cornel West, Carl Dix del Partido Comunista Revolucionario, el reverendo Stephen Phelps de la iglesia Riverside, el reverendo Earl Kooperkamp de la iglesia Saint Mary’s y muchos más van a tener un mitin aquí y caminarán después tres cuadras a la 28 delegación para hacer desobediencia civil, con el objetivo de poner un ALTO al "parar y registrar": la práctica racista e ilegal del Departamento de Policía de Nueva York (DPNY) que cada año resulta en humillación, brutalidad y consecuencias peores para cientos de miles de personas, el 80% de ellas negras y latinas. La protesta de desobediencia civil, parte de una campaña iniciada por Carl Dix y Cornel West, fue convocada por la Stop Mass Incarceration Network (Red Parar la Encarcelación en Masa).

Algunos voluntarios que andan repartiendo volantes jamás han participado en esta clase de actividad. Uno es un universitario negro que fue parado y registrado dos veces desde que llegó a la Ciudad de Nueva York del sur del país hace un par de semanas. Dice que ya es hora de hacer algo. Algunas personas están escribiendo sus pancartas en el lugar; otras llegan, agarran una pancarta y se paran en ristre ahí. La familia y amigas y amigos de Luis Soto, una víctima de brutalidad policial, están presentes con pancartas que dicen: "Todos somos Luis Soto". Hay mucho entusiasmo, pero esta protesta también es polémica: unas cuantas personas argumentan con enojo que oponer resistencia solo empeorará las cosas.

Photos: Li Onesto

A las 12:45 el grupo que estaba en la plaza, ya unas 30 a 40 personas, oye los tambores y los cantos a una cuadra de distancia: "¡ALTO al Parar y Registrar! ¡Suspender y Desistir! ¡ALTO al Parar y Registrar! ¡Suspender y Desistir!" Estallan vítores y silbidos mientras 75 personas de Ocupar Wall Street (OWS) entran marchando a la plaza. Vinieron en metro desde el centro de la ciudad. Manifestantes de Ocupar Wall Street, comunistas revolucionarios, residentes del vecindario y otros se turnan para hablar ante el creciente público. La gente se arrima para escuchar mientras el grupo comienza el "probando, probando": el método de OWS de sortear la prohibición policial de sonido amplificado, en que le pide al público repetir en masa las palabras del orador para así poder oír todos.

Justamente la noche anterior, la Asamblea General de Ocupar Wall Street, en una reunión de varios centenares de personas, aprobó unánimemente la acción de ALTO al Parar y Registrar. Varios activistas de OWS han llegado para unirse al grupo de los que van a ser arrestados. Otros han llegado para apoyarles y ser testigos. El grupo incluye a cinco voluntarios de primeros auxilios médicos y también a jóvenes de todas las nacionalidades de todo el país, algunos que acababan de llegar a OWS de Nueva York. Se está documentando en vivo durante dos horas la acción ALTO al Parar y Registrar de Harlem por el sitio web de OWS de Nueva York.

John, un joven negro y ex soldado, es parte de la ocupación de Wall Street y está planeando unirse al grupo de desobediencia civil en la entrada a la delegación; la noche anterior habló ante la Asamblea General de Ocupar Wall Street sobre por qué debían refrendar la acción ALTO al Parar y Registrar. Dice ante el público congregado en Harlem:

"Hola, me llamo John y soy de Nueva York. También soy ex soldado de la Marina de Estados Unidos. Y quiero compartirles una experiencia. He tenidos mis propias experiencias con el parar y registrar. En breve, iba en carro con mi amigo una noche a un restaurante y nos pararon unos detectives encubiertos. Nos sacaron del carro, nos pusieron esposas, hicieron que nos sentáramos en la acera mientras registraban el vehículo, y registraron a nosotros mismos. Nos hicieron pasar al frente del carro, después de no encontrar nada, y nos pidieron bailar. Este baile se llama la 'sopa de pollo con fideos'. Esto tiene que parar ya. Quiero decir otra cosa, eso genera mucha vergüenza y humillación. No debe pasarle a ningún estadounidense. Eso es todo lo que quiero decir y que pasen buenas noches".

John dice que está relatando su historia, aunque siente humillación cada vez que lo hace, porque hay que decirla y esto tiene que parar. Le dice a la multitud en Harlem que él es un hombre negro sin antecedentes criminales, pero que ahora sí los tendrá.

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Para la 1:00 de la tarde, la hora programada para el comienzo del mitin, la sesión de denuncias del público ya estaba muy avanzada, y había 200 personas. Llegaron Carl Dix, Cornel West, el Rdo. Phelps, el Rdo. Earl Kooperkamp, Debra Sweet y Elaine Brower de El Mundo no Puede Esperar y muchos más que iban a ser arrestados, y se abrieron paso entre el gentío para hablar. El público era muy diverso: aproximadamente dos tercios eran negros y latinos, los demás eran blancos, y estaba presente gente de todas las edades. Del grupo de OWS la mayoría tenía la edad de universitarios, y había muchas más personas de esa edad y de todas las nacionalidades en el público en general. Había todo tipo de activistas, entre ellos varios activistas mayores de larga trayectoria contra la guerra. Gente del vecindario de todas las edades se unió a la protesta. Muchos se habían enterado de la acción al recibir un volante o al conocer a un organizador durante la semana anterior.

Para la 1:00 de la tarde, había una aglomeración de cámaras y varias decenas de reporteros de los medios de comunicación locales, de medios importantes nacionales y algunos internacionales. La cuestión del parar y registrar había empezado a ventilarse ampliamente. Hace unos pocos días, el presidente del municipio de Manhattan Scott Stringer y el senador estatal de Nueva York Eric Adams pidieron una investigación federal de la práctica de parar y registrar, y estalló un escándalo cuando se pilló a un policía de Staten Island que se jactaba en una grabación de "freír a un n*****" al arrestar ilegítimamente a un hombre negro después de pararlo y registrarlo.

Los decididos a ser arrestados hablaron sobre el porqué de su decisión. Carl Dix dijo: “Estamos aquí hoy para usar nuestros cuerpos como obstáculo con el fin de parar este ‘nuevo Jim Crow’ racista, inmoral, ilegítimo e injusto, desde la puerta de entrada que es parar y registrar hasta el encarcelamiento en masa de los negros y los latinos. Vamos en serio y vamos a continuar hasta poner fin al Parar y Registrar". Carl leyó una cita de Lo BAsico, de los discursos y escritos de Bob Avakian: "No más generaciones de nuestra juventud, aquí o a través del mundo, cuyas vidas se acaban, cuyo futuro ya está sellado, que han sido condenados a una muerte temprana de miseria y brutalidad, que el sistema ha destinado a la opresión y al olvido incluso antes de que nazcan. Yo digo no más de eso". (Lo BAsico 1:13)

El reverendo Phelps de la iglesia Riverside habló de sus experiencias con los presos de la prisión Rikers, y empezó a corear: "El Parar y Registrar no pone fin a la delincuencia, el Parar y Registrar ES el delito". El profesor Jim Vrettos de la Facultad de Justicia Penal de John Jay College explicó por qué cree que el parar y registrar no es un elemento efectivo para prevenir la delincuencia e hizo un llamado a la gente judía a tomar una postura en contra de tal práctica, como asunto de conciencia. Elaine Brower de El Mundo no Puede Esperar dijo que como una persona blanca que vive cómodamente en Staten Island, nunca ha experimentado el Parar y Registrar, pero de todos los horrores que este gobierno realiza, este es uno de los más atroces y que ella no podía vivir en paz con sí misma si no participara en ponerle fin.

En las márgenes del gentío, los medios de comunicación entrevistaron a personas del vecindario que relataban sus experiencias con el parar y registrar, y más tarde esa noche algunas de esas historias atravesaron la barrera del sonido para incluirse por primera vez en las noticias establecidas.

Al mismo tiempo, grupos pequeños de personas discutían intensamente entre sí. ¿Esta acción sería capaz de lograr algo? ¿Realmente podría ser el comienzo de un movimiento capaz de poner alto a la práctica de parar y registrar? Muchas personas de Harlem han estado observando de cerca el trato policial brutal de los ocupantes de Wall Street en las últimas semanas, y ahora los habitantes de Harlem y los jóvenes de OWS se estaban conociendo. Algunas personas se preguntaron por qué estos muchachos blancos del centro se imaginaban que podrían venir a Harlem a hablar de la opresión. Las personas aprenderían y pensarían de nuevas maneras en el curso de la tarde. Y la respuesta a sus preguntas resonaría: Sí, este es el comienzo de un movimiento que puede lograr y logrará el fin de ponerle ALTO a Parar y Registrar. Es un movimiento que cobrará tanta más fuerza al movilizar a personas de todas las nacionalidades y todos los sectores a unirse a ponerle fin a este horror. Es un gran paso adelante cuando luchadores de un frente hacen suya la lucha de todos los frentes.

Cuando la marcha echó a andar hacia la delegación policial a tres cuadras de distancia, la multitud creció a varios centenarios, con Cornel West, Carl Dix y otros dispuestos a ser arrestados en las primeras dos filas, cogidos del brazo. Los tamborazos y el corear de consignas marcaban el paso de la marcha. Los transeúntes se detenían a verla pasar y sacaban los celulares para grabar fotos y videos. Los jóvenes en la calle quedaron asombrados: “¡Van a ponerse en las narices de la delegación!”. La escena fue electrizante. Nadie había visto o experimentado nunca algo semejante.

Al llegar a la delegación, la multitud se acercó, mientras los comprometidos a ser arrestados se cogieron del brazo y bloquearon la entrada del edificio en un acto de desobediencia civil. La policía había colocado barricadas de metal para controlar a la multitud que acudió en apoyo y de testigos — pero la gente llenaba la banqueta por toda la cuadra, mientras decenas más veían desde el otro lado de la calle y las esquinas. Mientras hicieron declaraciones varios de los que iban a hacer la desobediencia civil, otros estaban pensándolo y decidiéndose en el momento de brincar las barricadas y unirse a la acción.

La multitud se puso tensa cuando la policía anunció que arrestaría a los que se negaron a quitarse de en frente del edificio. De ahí se llevaron a más de 30 personas una por una, esposadas con esposas de plástico, a las camionetas policíacas en espera, mientras los simpatizantes los vitoreaban y coreaban consignas animadamente. Al terminar los arrestos, los policías se movieron agresivamente contra una persona del equipo de filmación del noticiero de Pacífica, Democracy Now! A un militante de la Patrulla Barrial del Pueblo de Harlem, el objetivo declarado de la cual es de evitar que la policía viole los derechos de las personas o las trate brutalmente bajo pretexto de ser la autoridad, lo empujaron, lo tumbaron al suelo donde lo atacaron y lo arrestaron. La multitud explotó en gritos de rabia: “¡Así se ve un estado policial!” y “Todo el mundo nos está viendo!”. Las personas formaban grupos para discutir con urgencia los próximos pasos a seguir, y de ahí echaron a marchar hasta la delegación a la cual se los llevaban a los arrestados — a más de tres km de distancia.

El grupo iba pasando por calles y proyectos de vivienda pública en Harlem, y se detuvo brevemente a medio camino para que algunas personas hicieran denuncias. Una activista anti-bélica de tercera edad hizo una declaración conmovedora de que este día era uno al cual había esperado durante mucho pero mucho tiempo. Un grupo bien animado se aventó a caminar hasta la 33 delegación, donde manifestaron su apoyo a los arrestados, mientras otros regresaron al campamento de Ocupar Wall Street para contar a la gente ahí de lo que había sucedido.

Cubrieron la acción de desobediencia civil de Harlem los medios de comunicación establecidos de Estados Unidos (New York Times, Wall Street Journal, Salon.com, AP, etc.) y del mundo. Se puso un informe y video de la acción en el portal de OWS.

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Al publicarse este artículo, han dejado en libertad a todos los arrestados con cargos leves excepto dos organizadores jóvenes para la Red ALTO al Parar y Registrar — uno de ellos el miembro de la Patrulla Barrial del Pueblo de Harlem arrestado cuando la policía se aventó contra la persona del equipo de filmación de Democracy Now! Se anticipa que los acusen de delitos más serios. Se convoca a la gente exigir al alcalde y al fiscal que se retiren las acusaciones y lo pongan en libertad inmediatamente.

Con la acción del 21 de octubre en Harlem nació una nueva resistencia, decidida a poner ALTO a la práctica de parar y registrar y a la encarcelación en masa — era real, y la gente lo captaba. Se pisotearon algunas de las barreras que dividen al pueblo y agobian a los de abajo. Algunos de los que quedaron en los márgenes de la multitud al empezar la acción y expresaban dudas sobre los blancos que vinieron a Harlem a hablar de la opresión, más tarde le entraron y empezaron a animar a la gente en las viviendas públicas y el barrio: “¡Únase a nosotros! ¡Únase a nosotros!”. Algunos jóvenes en la Calle 125 cruzaron la calle corriendo para abrazar a los que reconocieron en la marcha, y otros jóvenes del barrio entraron en las primeras filas. Un joven que entraba caminando al proyecto de vivienda pública colgado de bolsas del mandado le comentó a un joven del OWS: “Si estuvieras aquí por cualquier otra razón, te diría que me dejaras de estorbar y te fueras al carajo, pero lo que están haciendo está requete-bien. Eso es bueno”. Era muy justo y poderoso que se hayan conocido y unido jóvenes clase medieros de todas las nacionalidades, que se encuentran tan profundamente desencantados y perturbados por el futuro ante sí y el mundo bajo el capitalismo estadounidense, con aquellos a los cuales el sistema ha suprimido y denigrado más profundamente y les ha negado su humanidad. Empezó a tirar de la correa que limita lo posible.

El jueves, en vísperas de la desobediencia civil, Carl Dix escribió en Huffington Post: “Esta es la realidad de lo que ocurre sólo en Nueva York con la práctica del Departamento de Policía de Nueva York de ‘Para y Registrar’. Más del 83 por ciento de las personas a las cuales paran son negros o latinos, muchos de ellos con la edad de 11 o 12 años, y más de 90 por ciento de ellos no estaban haciendo nada malo cuando la policía los paró, los humilló, los golpeó o hasta peor. Esta política es mala. ¡Es ilegal, racista, inconstitucional e intolerable! Es sólo uno de los muchos canales que arrastran a una generación de jóvenes negros y latinos a la encarcelación en masa. Hoy en día hay más de dos millones de presos en Estados Unidos. ¡Es la población encarcelada más grande el mundo! Y no solamente son hombres; las cárceles estadounidenses tienen más de la tercera parte de las prisioneras del mundo entero. Igual como el ‘Jim Crow’ de mi juventud, este nuevo ‘Jim Crow’ de encarcelación en masa y criminalización es totalmente injusto, inmoral e ilegítimo. Igual como ese régimen racista, es parte de una política consciente cuyas raíces de supremacía blanca están profundamente enraizadas en la estructura económica, política e ideológica de Estados Unidos.

“...ayer hubiera sido tarde como para deshacernos de este sistema que inflige tanto sufrimiento no sólo a la gente negra y latina en Estados Unidos sino a todas las masas descontentas que se están presentando en las muchas ocupaciones que se están dando por todo el país, y a las muchas víctimas de las guerras yanquis de agresión en lugares como Irak, Afganistán y más. Sin mencionar la devastación ambiental del planeta por el capitalismo con la contaminación y la competencia ciega por ganancias.

“Incluso sin la revolución —o sea, aún si no usted está convencido de la necesidad de la revolución o si está acumulando fuerzas y quiere acumular fuerzas hacia el día cuando tal revolución sea posible— a todos nos incumbe ponernos de pie hoy día para oponer resistencia y poner alto a unos de los mayores crímenes que ocurre a diario y a la luz del día. ‘Parar y Registrar’ es totalmente ilegítimo e injusto. Está destruyendo el espíritu y golpeando el cuerpo al pueblo a escala generalizada. Está dejando una enorme cicatriz psíquica, además de pegarle cadenas y grilletes concretos, a una generación entera, y es parte de todo un sistema que no le ofrece ningún futuro a nuestra juventud.

“Ya es hora —ya es tarde— para que nos pongamos de pie todos los que rehusamos a quedar cruzados de brazos ante el genocidio lento que ocurre en nuestras narices. ‘¡De la intimidación al desafío!’ El 21 de octubre, cometeremos desobediencia civil no violenta en la delegación policial 28 en Harlem, Nueva York... nos comprometemos a ponerle ALTO. Este es el comienzo; va en serio; no pararemos hasta ponerle alto al Parar y Registrar”.

El viernes en Harlem: fue un comienzo —un comienzo hermoso y poderoso— y la resistencia ya está en marcha. La primera ola de nuevos luchadores por la libertad confrontó al nuevo Jim Crow. Ahora les toca a más personas tomar posición, participar en planear más acciones, desde ahorita — hacer crecer este movimiento, aumentar su decisión y fortalecerlo, y movilizar a muchísimas más personas que no pararán hasta que pongamos ALTO a la encarcelación en masa y ALTO al Parar y Registrar.

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