Revolución #255, 8 de enero de 2012


Una lección sobre los mentirosos

Mientras que Estados Unidos libra guerras en el Medio Oriente y otras partes y amenaza con librar otras, es importante examinar detenidamente el pretexto que utilizó en 2003 para iniciar la guerra contra Irak.

En 2002 y 2003, el presidente de Estados Unidos, el secretario de Estado, el secretario de Defensa y el vicepresidente insistían en que el Irak de Saddam Hussein buscaba desarrollar armas nucleares, que tenía armas químicas y biológicas y una flota de aviones no tripulados para usarlas, que tenía vínculos con Al Qaeda y el terrorismo internacional y que estaba vinculado a los ataques del 11 de septiembre de 2001. Respaldaron esas afirmaciones con amplia “documentación”, “evidencia”, y extensos “hallazgos de inteligencia”. La guerra de Irak y las revelaciones que surgieron sobre lo que estaba pasando en la Casa Blanca en ese tiempo revelan que esas afirmaciones eran puras mentiras, inventadas para justificar una guerra que el régimen de Bush ya había decidido lanzar.

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En los preparativos para la invasión a Irak, el vicepresidente Dick Cheney afirmó dos veces que el director de la CIA George Tenet le dijo a la Casa Blanca que era “pan comido” el que Irak tuviera armas de destrucción masiva [ADM]. Tenet (que se mantiene leal a Bush) dejó la administración, insiste en que Cheney tergiversó sus palabras, pero escribió algo muy revelador: “Nunca hubo un serio debate que yo sepa dentro de la administración sobre la inminencia de la amenaza iraquí” ni “hubo una discusión importante” sobre la posibilidad de contener a Irak sin una invasión”. En respuesta a las afirmaciones de Cheney de que el “pan comido” lo convenció de ir a la guerra contra Irak, Tenet escribió: “Como si necesitara que yo le dijera “pan comido” para convencerlo a usted de ir a la guerra contra Irak”.

En febrero de 2003, el secretario de Estado Colin Powell le dijo a la ONU: “Los hechos y la conducta de Irak demuestran que Saddam Hussein y su régimen están disimulando sus esfuerzos para producir más armas de destrucción masiva”. Powell presentó un fragmento de una grabación, presentó una muestra del veneno ántrax y mostró algo que dijo eran “2.000 páginas de documentos” como “prueba” del programa de ADM de Irak. La Agencia de Inteligencia de Defensa de Estados Unidos había determinado que una de las fuentes de lo que Powell presentó a la ONU fue “un mentiroso, una persona que inventa”. El jefe de personal de Powell describió su participación en la redacción del discurso como “el punto más bajo en mi vida”. La presentación carecía totalmente de credibilidad y se habría denunciado como raras invenciones si alguien de los medios de comunicación o de la política establecidos la hubiera sometido a un examen crítico.

El New York Times repitió las mentiras del régimen de Bush para justificar la patraña de las ADM. El artículo de Judith Miller de primera plana del New York Times del 7 de septiembre de 2002 afirmaba que los tubos de metal en tránsito a Irak tenían el propósito de enriquecer material nuclear. Citaba a anónimos “funcionarios estadounidenses” y a “expertos de inteligencia estadounidenses” e insistía en que había evidencia de que Irak “ha acelerado su cruzada de armas nucleares y se ha embarcado en una cacería global por material para fabricar una bomba atómica”. El New York Times, a partir del material que Miller estaba obteniendo de la Casa Blanca, declaró que “la insistencia obstinada del Señor Hussein en alcanzar sus ambiciones nucleares… [y] los esfuerzos de Irak para mejorar y expandir su arsenal de armas químicas y biológicas, han conducido a Irak y a Estados Unidos al borde de la guerra”. Poco después de que este artículo apareciera en el New York Times, la consejera de Seguridad Nacional Condoleezza Rice, el secretario de Estado Colin Powell y el secretario de Defensa Donald Rumsfeld salieron en televisión y señalaron ese artículo [el cual la misma administración inventó, fabricó y le dio al New York Times] como un importante motivo para ir a la guerra.

Los demócratas desviaron la ira de los que se opusieron a los preparativos para la guerra contra Irak hacia las elecciones, pero los líderes principales y dominantes del Partido Demócrata, como Hillary Clinton y Al Gore, promovieron las mentiras sobre las ADM. Hillary Clinton afirmó: “Si no se pone freno a Saddam Hussein, él seguirá incrementando su capacidad de librar una guerra biológica y química y tratando de desarrollar armas nucleares”.

En todo ese tiempo, el hecho de que “amañaron” los informes de “inteligencia” sobre las armas de destrucción masiva y de los vínculos al Al Qaeda a fin de justificar una invasión de Irak no fue ningún secreto en los altos círculos políticos y diplomáticos de Estados Unidos y sus aliados. El “Memorando de la Calle Downing”, redactado por la inteligencia británica para describir lo que les estaban contando los funcionarios del gobierno estadounidense, resumió: “[George W.] Bush quería sacar a Saddam Hussein, mediante una acción militar, justificada por la conjunción del terrorismo y las ADM. Pero estaban amañando la inteligencia y los hechos respecto a la política”.

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Las afirmaciones sobre las ADM eran, para ser franco, absurdas. Pero atacaron, callaron, marginaron y amenazaron las voces que cuestionaron las mentiras sobre las ADM.

Cuando Scott Ritter, un inspector de armas de la ONU y ex oficial de inteligencia de los marines de Estados Unidos, cuestionó las afirmaciones sobre las ADM en la CNN, la locutora Paula Zahn lo puso en ridículo, lo atacó por antipatriota y lo presentó de manera insultante diciendo que Ritter había “tomado el Gatorade de Saddam Hussein”
[o sea, lo había creído a ciegas]. A los ojos de la CNN, Ritter tuvo el descaro de señalar que “[h]e aquí a la administración de Bush hablando del desarme, hablando de inspecciones de armas, pero el camino en que están caminando es el de sacar al régimen”.

Atacaron y amenazaron la vida al ex embajador Joseph Wilson y su esposa Valerie Plame, una agente de la CIA, por denunciar elementos de la patraña de las ADM, incluyendo la mentira de que Irak había comprado uranio para fabricar armas nucleares en el país africano de Níger.

MSNBC despidió a Phil Donahue por cuestionar las mentiras sobre las ADM. A pesar del hecho de que en ese entonces su programa tenía el índice de audiencia más alto en la MSNBC y que la MSNBC se estaba posicionando como la red liberal o “progresista”, cancelaron su programa en febrero de 2003. Un documento filtrado de NBC afirmó que Donahue “daba una cara pública difícil para la NBC durante un tiempo de guerra... Parece que a él le deleita presentar a invitados anti-guerra, anti-Bush y escépticos hacia las intenciones de la administración”. En una entrevista después de ser despedido, Donahue observó: “Éramos la única voz anti-guerra que tenía un programa y eso, a mi parecer, los puso muy nerviosos. Quiero decir que, desde la cúpula, de plano estaban asustados”.

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Un sondeo de 2006 publicado por la revista británica de medicina Lancet descubrió que se habían dado más de 650.000 “muertes iraquíes excesivas como consecuencia de la guerra” hasta ese momento. Además, más de 4.7 millones de iraquíes habían sido expulsados de sus hogares.

Los exhaustivos allanamientos en Irak durante y después de la invasión yanqui para nada encontraron “armas de destrucción masiva” nucleares, químicas ni biológicas de alta tecnología.

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