Revolución #257, 29 de enero de 2012


En tierra de sangre y miel...
y el engaño propio mortífero
Una carta abierta de un lector a Angelina Jolie

Recibimos la siguiente carta:

Durante los días festivos, vi la película En tierra de sangre y miel. La película, dirigida por Angelina Jolie, trata "la limpieza étnica" que se dio en Bosnia a principios de los años 90, en particular, la guerra librada por la mayoría serbia contra la minoría musulmana a fin de expulsarla de Bosnia. En esa guerra, los serbios masacraron a miles de civiles y, además, violaron a miles y miles de mujeres musulmanas bosnias.

La película tiene escenas impactantes que muestran cómo esa guerra afectó a las mujeres. Pero mientras la miraba, no podía sino sentir, y la persona que me acompañaba también estaba de acuerdo, que sin siquiera decirlo explícitamente, la película argumentaba implícitamente que la única solución para esta clase de horror sería una intervención militar en Bosnia de parte de la llamada "comunidad internacional" (o sea, las potencias imperialistas encabezadas por Estados Unidos).

Así que no era de sorprender que, unos días más tarde, saliera un artículo de Nicholas D. Kristof sobre una entrevista a Jolie. Kristoff dice que ésta "quiere que el espectador medite sobre la intervención humanitaria y lo que se puede hacer parar impedir las atrocidades en masa. 'Yo quería que la gente viera la película y pensara: "¿Por qué no lo paramos nosotros?"', dijo ella".

No es del todo claro en el contexto a quién se refería Jolie por "nosotros", pero en estos tiempos una declaración así casi siempre se refiere a las fuerzas armadas estadounidenses. Kristof es un periodista que hace muchas denuncias de cuestiones relacionadas con la opresión de la mujer en el mundo, pero sus denuncias siempre señalan causas que no sean el sistema y promueven supuestas soluciones que están bien dentro del marco del capitalismo-imperialismo y específicamente la dominación estadounidense. Por ejemplo, Kristof era un importante promotor de la invasión militar al mando de Estados Unidos contra Libia en la primavera de 2011, que fue una descarada violación del derecho a la autodeterminación de otro país y franca movida de poder imperialista que se justificaba con la retórica de la "intervención humanitaria".

Angelina Jolie: ¿usted ha pensado sobre esto? Es decir, ¿ha  pensado en serio sobre ello? ¿Quién es esta llamada comunidad internacional?

Francia, que para mantener a Argelia como colonia, libró una guerra en los años 50 y 60 contra su población y dejó un millón de muertos.

Inglaterra, que libró una guerra en los años 50 contra el pueblo de Kenya, deteniendo y torturando a casi todos los miembros del pueblo kikuyu, la principal base social del movimiento independentista ahí y masacró a miles. También tuvo el propósito de mantener a Kenia como territorio británico y a la población como súbditos británicos sin derechos. (Ver "Reseña del libro Imperial Reckoning: The Untold Story of Britain’s Gulag in Kenya", Revolución #116, 20 de enero de 2008.)

Además, está Estados Unidos, que ha matado directamente a millones de personas mediante sus "intervenciones" (tal como en Vietnam, Laos y Camboya en sus guerras contra Indochina en 1961 a 1975), y además mediante sus títeres y agentes, ha matado a millones de personas más (dos ejemplos, entre muchísimos: en Guatemala, donde los regímenes con aval yanquis masacraron a 200.000 personas de los años 50 a los 80 o en Indonesia, donde el matadero del régimen dejó entre 500 mil y un millón de muertos en 1965). Ni mencionar los pilares genocidas gemelos de Estados Unidos: la aniquilación de los pueblos indígenas de este continente y el robo de sus tierras y el secuestro de millones de africanos y su esclavización en pro de la creación de la riqueza que engendró Estados Unidos.

De hecho, en los mismos momentos en que Jolie cree que "nosotros" debiéramos haber "intervenido" en Bosnia, Estados Unidos estaba reforzando las sanciones sobre Irak que mataban a cinco mil niños al mes según el UNICEF; y la entonces secretaria de Estado yanqui Madeleine Albright declaró en el programa televisivo 60 Minutos que el efecto político de esas sanciones sobre el régimen iraquí valía el horroroso costo de vida y sufrimiento humano. Por otra parte, Francia y Estados Unidos estaban hasta el cogote en el genocidio en marcha en los mismos años en Ruanda, mientras maniobraban por controlar el este de África.

Esos ejemplos son solamente una pequeñísima parte de los crímenes que han cometido en la centenaria historia de los verdugos genocidas que han estado en la cúpula de las potencias que "encabezan" la "comunidad internacional". Justificaron cada crimen con palabras sobre el sufrimiento de la gente que estaba ocurriendo o que podría ocurrir si no se emprendieran acciones militares y justificaron cada crimen mediante cualquier sinónimo para "intervención humanitaria" que estuviera de modo en ese momento. Por ejemplo, los británicos solían llamar su matanza en masa y saqueo descarado "asumir la responsabilidad del hombre blanco para civilizar a estos pueblos primitivos". Estados Unidos aún disfruta hablar de "llevar la democracia" a la vez que tumba puertas y deja cadáveres regados por las calles. Pero la verdadera historia enseña otra cosa. La pura verdad al respecto la ha expuesto Bob Avakian: "La esencia de lo que existe en Estados Unidos no es la democracia, sino el capitalismo-imperialismo y las estructuras políticas que lo imponen. Lo que Estados Unidos lleva al resto del mundo no es democracia, sino imperialismo y las estructuras políticas que lo imponen". Si uno quiere descartar eso por retórica, pues ¡tiene que mostrar un caso en que no ha resultado cierto!

A la larga, Estados Unidos por fin intervino con fuerzas armadas en Bosnia, en un momento en que creía que podría utilizarlas para dictar las condiciones de una resolución: cómo repartir el botín. Las potencias imperialistas siempre dictan el despliegue, o el no despliegue, de sus ejércitos según corresponda a sus intereses imperialistas.

Eso no quiere decir que lo que motiva personas como Angelina Jolie no sean inquietudes reales y dignas. Pero constituye puro engaño propio venenoso la idea de que la llamada comunidad internacional es salvador, la noción de que los mayores matones de la historia de la humanidad son la única fuerza en que se puede confiar para traer la paz y/o salvar a las mujeres. Refleja la posición de la persona que se horroriza ante lo que pasa en el mundo pero rechaza ver lo que concretamente mantiene en marcha tal horror, la clase de revolución que se tendría que dar a fin de detener tal horror, a quiénes es necesario movilizar para llevar a cabo tal revolución y concretamente lo que se necesitaría para que sucediera. Las personas como Jolie tienen que llegar a ver que no pueden tener tanto su humanitarismo y su imperialismo… que si quisieran vivir según los ideales que los hacen lanzar reclamos contra los atropellos en el mundo, tendrían que mantenerse ambos ojos bien abiertos y seguir las cosas hasta sus conclusiones.

Ah, otra cosa: una vez que los imperialistas decidan que la intervención militar directa obedece a sus intereses, van a sacarte provecho y darte una plataforma a fin de ponerles ropajes humanitarios a los monstruos que están a punto de desatar. Hace muy poco, eso fue repugnantemente cierto en Libia, y sin duda fue cierto en Afganistán cuando se lanzó la guerra ahí. En ese momento, se consuma la traición… contra las personas las que te has dejado convencer que estás apoyando y contra los ideales que en primer lugar quizá te llevaran a inquietarte.  

 

"Los hombres han sido siempre, en política, víctimas necias del engaño ajeno y propio, y lo seguirán siendo mientras no aprendan a descubrir detrás de todas las frases, declaraciones y promesas morales, religiosas, políticas y sociales, los intereses de una u otra clase. Los que abogan por reformas y mejoras se verán siempre burlados por los defensores de lo viejo mientras no comprendan que toda institución vieja, por bárbara y podrida que parezca, se sostiene por la fuerza de determinadas clases dominantes".

Lenin, "Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo" en Marx Engels marxismo,
Pekín: Ediciones en Lenguas Extranjeras, 1980, pp. 79-80, cursivas en el original.

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