Revolución #259, 12 de febrero de 2012


Newt Gingrich y el genocida general Andrew Jackson

Nota de la redacción: El siguiente artículo de un lector muestra cómo el candidato republicano presidencial Newt Gingrich ha señalado a Andrew Jackson como un modelo, y luego explica el papel que desempeñaba Jackson en la historia sangrienta de los Estados Unidos. Si bien no podemos analizar el fenómeno de Gingrich en gran profundidad, cabe señalar que juega un papel especialmente vil en las elecciones preliminares presidenciales republicanas y en el ambiente general de la política oficial. Él ha vomitado por todos lados y en los medios de comunicación nacionales un discurso abiertamente racista: habiendo declarado que los negros deberían “exigir cheques de sueldo y no cupones de comida”, que muchachos negros deberían trabajar como porteros de escuelas porque “no tienen el hábito de trabajar” y que los palestinos son una gente inventada, y así sucesivamente. También están sus poses arrogantes de intimidar que exuden privilegio blanco y su retórica violenta sobre matar a los enemigos de Estados Unidos.

La promoción de Gingrich como un contrincante “legítimo” a la candidatura presidencial republicana refleja la trayectoria fascista de la sociedad norteamericana pregonada por importantes sectores de la clase dominante capitalista imperialista de los Estados Unidos, y la que otros en la cúpula piensan que debería ser al menos un “tema” importante en este año de elecciones. Suceda lo que sucediera con la candidatura de Gingrich, ya ha servido para hacer más legítimo este veneno en el discurso oficial y darle más ánimos a la base acérrima chovinista blanca del Partido Republicano.

La atención que le dan a Gingrich sirve también como modo de canalizar a las personas quienes se hacen más desilusionadas con Obama para que vuelvan al campo de los demócratas y la política electoral. La lógica mortal en operación aquí es que la manera más “realista” para oponerse a extremistas como Gingrich es respaldar a alguien como Obama quien trata de encontrar un “punto intermedio”, a la vez que éste continúa la opresión sistemática en su política (por ejemplo, la encarcelación en masa de negros y latinos, especialmente los jóvenes) -- en vez de trabajar para derrotar el sistema entero que se fundó en la esclavitud y el genocidio y que se continúa alimentando y cebándose del tipo de porquería racista vomitada por Gingrich.

De un lector

En el “debate” del Partido Republicano el 16 de enero en Carolina del Sur, Newt Gingrich planteó el espectro de Andrew Jackson como modelo de alguien quien tuvo una buena “idea sobre los enemigos de los Estado Unidos: Matarlos”. La base social fascista en la sala así como en el resto de la sociedad aplaudió. Fue un momento que da escalofríos a cualquiera que conozca la historia de los Estados Unidos. Fue una celebración abierta de genocidio tan clara y fuerte como cualquiera que se haya emanado de esta jauría de hienas que son los funcionarios del gobierno y candidatos presidenciales.

Andrew Jackson era muy conocido como el “presidente del exterminio” -- especialmente de los amerindios y negros. El simbolismo de tanto vitriolo racista como se vomita en Carolina del Sur, donde se comenzó la guerra de Secesión de los Estados Unidos, no debe perderse de vista.

En su estudio histórico bien investigado histórico, American Uprising: The Untold Story of America’s Largest Slave Revolt, el autor Daniel Rasmussen escribe un segmento corto pero contundente acerca de Andrew Jackson. Cuenta el de una guarnición inglesa abandonada que se había hecho un refugio seguro para esclavos libertos llamada Prospect Bluff con aproximadamente 300 hombres, mujeres y niños negros.

El general Jackson vio en la presencia de aquellos negros libertos armados a solamente 100 k de la frontera norteamericana como un peligro terrible, aunque esas personas no habían dado ninguna indicación de intenciones agresivas. “Dudo poco que hayan establecido este fuerte algunos maleantes con el propósito de cometer rapiña y saqueo, y que hay que destruirlo, no obstante el terreno en que esté ubicado”, le escribió a su comandante (pág. 184).

Y destruirlo fue exactamente lo que hizo Andrew Jackson en julio de 1815, así matando instantáneamente a 273 de los ocupantes y lesionando a otros 60. Volvieron a esclavizar a los sobrevivientes. Hay más:

Para Jackson, los negros libertos eran necesariamente “negros robados” y la esclavitud era el único lugar apropiado para ellos en Estados Unidos… Jackson, en violación directa del derecho internacional, empezó una serie de expediciones transfronterizas violentas militares y paramilitares. Sus esfuerzos ilegales se culminaron en 1818, cuando sus ejércitos invadieron a Florida para exterminar a las tribus amerindias que aún quedaban y capturar a esclavos fugados. Cuando el gobernador español de Pensacola se quejó de que la invasión de Jackson era ilegal y amenazó con expulsarlo del territorio español, Jackson sencillamente invadió a Pensacola (pág. 185).

James Monroe, el presidente de los Estados Unidos en esa época, dijo que el control español de Florida era un “reliquia del pasado, una cosa de mapas y tratados pero ya no más una realidad”, siendo la frontera entre la Florida española y Estados Unidos “una línea imaginaria en los bosques”. Ésa es la historia de la frontera estadounidense que supuestamente no se puede cambiar que hoy en día se fortifica brutalmente contra mexicanos y otros inmigrantes. Todavía hay más, como ha concentrado Rasmussen:

En 1828, Jackson… era el asesino más celebrado de amerindios, conocido por la subyugación de los indígenas creek, la posterior derrota de los indígenas seminolas y finalmente la eliminación de la presencia de los españoles de Florida y la conquista de aquel territorio para los Estados Unidos. [En aquel año,] fue elegido al cargo más alto de los Estados Unidos. Como presidente, Jackson presidió uno de los episodios más tristemente célebres en la historia de los Estados Unidos: la Remoción de los Indígenas de 1830 (pág. 184).

La Remoción de los Indígenas se llama muy apropiadamente el “Sendero de Lágrimas” (y yo agregaría de Sangre). Todo eso forma parte de la historia de los Estados Unidos que condujera a la guerra de Secesión. Es necesario reconocer en toda su extensión las implicaciones cuando Gingrich y sectores de la sociedad y círculos gobernantes emulan a un asesino múltiple comprobado como Andrew Jackson. ¿Dónde estuvo la denuncia de Obama. Si uno cree que la clase dominante de AMBOS partidos no está PLENAMENTE consciente de esta historia e imaginería, pues se deja engañar. Para parafrasear a Malcolm X, la estructura de poder sabe bien lo que hace, considerando el tiempo que lo han estado haciendo.

Esta sanguinaria lujuria por parte de Gingrich me hizo volver a leer el folleto de Bob Avakian La guerra civil que se perfila y la repolarización para la revolución en la época actual. En el artículo del mismo titulo sobre las elecciones de 2004, dijo:

Para que quede bien claro, no escogí a la ligera ni en broma el título de este discurso, sino con toda seriedad. Cuando hablo de la “guerra civil que se perfila”, me “inspira” Newt Gingrich… quien hace poco comentó que lo que se está dando en el terreno electoral, y lo que manifiesta de la sociedad, es análogo a lo que pasaba en las décadas de 1840 y 1850, y que no es algo que desaparecerá… Solo se decidirá cuando gane un lado o el otro. Bueno, aunque no nos fiamos de lo que dicen los representantes de la clase dominante, tenemos que reflexionar seriamente sobre esto y me parece que manifiesta una realidad muy profunda, obviamente a través del prisma del punto de vista de Gingrich. (pág. 15).

Creo que este ensayo así como el folleto entero de Avakian es tan oportuno y relevante a las elecciones de 2012 como lo era a las de 2004, y lo recomiendo para todas las personas que piensan y que se basan en realidad para reflexionar sobre lo que sucede en las elecciones actuales, incluida la trampa de confiar en el ala liberal de la clase dominante (o sea, el Partido Demócrata) para sacarnos de todo eso. En su lugar, hace falta un trabajo concreto y urgente para construir el movimiento para la revolución.

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