Revolución #265, 8 de abril de 2012


Una reflexión sobre las cochinadas — antes y ahora

A la Redacción:

El artículo "Descaradas cochinadas desde el campo de la contrarrevolución" en el número 250 (27 de noviembre de 2011) es sumamente importante. Como éste menciona, en el pasado esos tipos de ataques han hecho muchísimo daño a la revolución. Es un problema para nosotros que demasiadas personas ignoran cómo sucedió exactamente. Así que eso es una parte de lo que quiero tratar en esta carta. También hay otra forma de ignorancia ante nosotros: de que la mayoría de las personas hoy simplemente no tienen idea de toda la persecución oficial contra Bob Avakian. También influye la manera en que ellos —los opresores— ven a los líderes con el potencial de movilizar a las masas a unirse a la revolución. Esas cosas también voy a tratar en lo siguiente.

COINTELPRO y el caso de Malcolm X

Muchas personas políticamente conscientes tienen una impresión vaga —o ni esa tienen— de que el gobierno tuvo alguna participación en el asesinato de Malcolm X, por ejemplo, o de que un aspecto de la represión del Partido Pantera Negra era el "poner a unas personas contra otras". Lo que es poco entendido es cómo el estado utilizaba individuos y organizaciones contrarrevolucionarias como una parte crucial de esa represión y que pudieron salir con la suya aprovechando la falta de normas en el movimiento.

Veamos el caso de Malcolm X. Malcolm despertó a la vida política por primera vez por medio de la Nation of Islam (NOI - Nación de Islam). Durante el curso de una década, él hizo que esa organización se conociera a nivel nacional. Pero, al desarrollarse los acontecimientos, llegó a discreparse cada vez más con muchos de los principios fundamentales de la NOI. NOI usaba lenguaje militante contra "el diablo blanco" lo que atraía a muchos negros como Malcolm quienes ardían de rabia contra la opresión del pueblo negro. Pero su programa concreto era profundamente conservador: fomentar negocios de dueños negros, fortalecer las relaciones patriarcales tradicionales (y opresivas) entre el hombre y la mujer y en general promover la "respetabilidad" en el pueblo negro. Pero lo que inicialmente disgustó más a Malcolm fue su distanciamiento y su negativa a participar en el movimiento en auge de protesta y resistencia que ya crecía y empezaba a explotar entre las masas negras. Esos desacuerdos se intensificaron en el curso de varios años, y durante ese tiempo Malcolm promovía cada vez más una línea y una posición mucho más combativas contra el sistema y sobre esa base llegó a ser conocido como una figura importante por su propia cuenta. Esas diferencias resultaron en que el jefe de la NOI, Elija Muhammad, callara oficialmente a Malcolm, y que al último Malcolm se rompiera con la organización.

Durante ese mismo período, el FBI había lanzado un programa sumamente secreto llamado COINTELPRO (una abreviatura del "Programa de Contrainteligencia"). Su blanco era grupos que en general oponían resistencia a los muchos y variados crímenes del gobierno y en especial los que se oponían a la opresión del pueblo negro. J. Edgar Hoover, jefe del FBI durante tantos años y de tan mala fama, dijo que pretendía evitar "el ascenso de un mesías negro". El FBI y otros organismos policíacos pusieron a agentes a infiltrarse en organizaciones, corrompieron a personas para que se convirtieran en informantes, registraron a escondidas las casas de activistas y fomentaron antagonismos personales dentro de grupos o entre diferentes grupos. Se especializaban en regar rumores personales acerca de las personas y en hacer otros ataques personales. El programa en su totalidad era ilegal por completo y vil en lo extremo, y por lo menos cientos de personas en el gobierno sabían de ello durante muchos años, pero sólo llegó a la luz pública en principios de los años 70 cuando unos activistas obtuvieron algunos de los archivos y los publicaron muy ampliamente.

Un aspecto de aquellos tiempos es importante captar: los negros en Estados Unidos desafiaban sin tregua al sistema en muchas diferentes formas, tomaban acción política de masas y se alzaban en rebelión abierta, y se granjearon el apoyo y la solidaridad de cientos de millones de personas, literalmente, de todo el mundo. Pusieron a la clase dominante estadounidense a la defensiva políticamente y desmintió su pose como el "gran defensor de los derechos populares". Si les fuera necesario aplastar a este movimiento abiertamente, lo harían sin pensarlo dos veces, como lo comprueban los cientos de ocasiones en que recurrieron al uso directo de la policía, dependencias federales, la Guardia Nacional e incluso el Ejército para reprimir a la gente. Pero preferían más encubrir su papel. ¿Por qué? Porque realmente les preocupaba perder la pose de líder de la democracia ante los ojos del mundo, así como perder la legitimidad dentro de Estados Unidos. En otras palabras, una razón por la cual necesitan utilizar programas encubiertos como COINTELPRO es precisamente para mantener al pueblo ciego ante la realidad de que esa democracia de la que tanto pregonan es esencialmente una dictadura de la clase capitalista imperialista.

Volvamos al caso de Malcolm X: cuando salió de la Nation of Islam, ésta lanzó una campaña despiadada de calumnias personales en su contra. Aparte del vitriolo, Louis Farrakhan —en ese entonces una figura importante en la NOI y ahora su jefe— declaró directamente que Malcolm "merecía la muerte". En general, Farrakhan y otros fomentaron mucha animosidad personal contra Malcolm X, difundiendo toda suerte de calumnias e incitando a las personas a pugnas personales en su contra. Eso hizo daño. En ese tiempo, Malcolm no contaba con una organización que se encargara de protegerlo; en principios de 1965 su casa, que era públicamente conocida, fue atacada muy noche con una bomba incendiaria, y por poco se mueren Malcolm y su familia. Aumentaron las amenazas. Al final, el 21 de febrero de 1965, fue asesinado. El día del asesinato, los policías uniformados de repente abandonaron el lugar de los hechos y dejaron el camino abierto a los asesinos. Al mismo tiempo, por lo menos cinco informantes del FBI estaban en el salón cuando ocurrió el asesinato de Malcolm, y el guardaespaldas principal de Malcolm era un agente del Departamento de Policía de Nueva York (DPNY). No tiene que ver si los miembros de la NOI que calumniaron a Malcolm X eran empleados directos del FBI o no; crearon una atmósfera que permitía que ocurriera un ultraje de esa índole y que los organismos policíacos dijeran que tenían las manos limpias.

Hasta la fecha, queda una duda sobre quién asesinó a Malcolm. Hasta la fecha, casi 50 años después, quedan bajo llave miles de expedientes del FBI y el DPNY sobre su vigilancia contra Malcolm y otra información que posiblemente los involucre en el asesinato. Hasta la fecha, queda en duda el papel exacto de los organismos policíacos de la clase dominante. Pero lo que sí queda muy claro es que la campaña de calumnias personales contra Malcolm X facilitó mucho su objetivo de "evitar el auge" de líderes negros y al mismo tiempo encubrir su papel en hacerlo.

Ese programa de COINTELPRO continuó durante muchos años; tenía en las miras a muchas personas pero se enfocó especialmente en los revolucionarios. Sirvió de arma importante contra el Partido Pantera Negra, por ejemplo — de nuevo, se valían de los rumores, los ataques personales, la distorsión y la mentira total. Calumniar y fomentar pugnas al estilo COINTELPRO tuvo un papel importante en el asesinato de un líder Pantera Negra en Los Ángeles, Bunchy Carter (junto con un miembro de los Panteras, John Huggins); y el FBI trató de hacer algo semejante en Chicago, falsificando cartas con el fin de hacer que un supuesto líder de peso de una de las pandillas principales de jóvenes negros atacara al líder del Partido Pantera Negra en Chicago Fred Hampton. (En ese último caso, la falsificación no funcionó porque el supuesto líder pandillero no se tragó la trampa; así que el FBI ayudó a la policía de Chicago a asesinar de manera directa a Hampton mientras éste dormía en su casa, con la ayuda de un mapa que el informante del FBI había hecho del departamento.)

Ingenuidad peligrosa y la falta de normas

Esas experiencias tan amargas enseñaron a las personas que vivían ese período que, si bien es esencial la lucha —incluso lucha aguda— sobre diferencias de principios políticos e ideológicos, no hay lugar en el movimiento revolucionario para hacer ataques ad hominem (personales) y fomentar la animosidad personal. Esas cosas sólo sirven al enemigo. El gobierno ahora dice que el COINTELPRO se acabó — pero uno tendría que ser mucho muy ingenuo para creer que los organismos policíacos de la clase dominante hayan dejado de obrar para trastornar y destruir movimientos con el potencial de forjar la resistencia popular, ni hablar de la revolución; y que de ahí hayan dejado de utilizar a personas que guarden rencor contra organizaciones o líderes revolucionarios para contaminar el ambiente y reducir las normas o que ya no pretenda manipular a personas que sienten tener alguna queja personal contra grupos o líderes revolucionarios para que les hagan el trabajo sucio.

Sin embargo, como lo pone claro el artículo "Descaradas cochinadas desde el campo de la contrarrevolución", es precisamente ese tipo de ataques contra el PCR, Estados Unidos y en particular contra Bob Avakian que ha llegado a ser un enfoque importante del sitio web Kasama y de Mike Ely, incluyendo los ataques que él lanza desde otros sitios web. Ahí están los ataques ad hominem contra BA; ahí está la práctica general de Ely y sus seguidores de pisotear cualquier norma de integridad revolucionaria — lo que incluye la integridad de las organizaciones revolucionarias y la necesidad y el derecho de esas organizaciones de mantener la privacidad sobre asuntos confidenciales.

He aquí otra lección que sacar del asesinato de Malcolm X. En ese entonces, otras personas no emprendieron esfuerzos fuertes y coordinados para tomar posición y decir "ALTO" a esas cochinadas. No se hizo un gran esfuerzo de insistir en discutir en público y con principios las diferencias políticas e ideológicas en lugar de atacar a los individuos. No se montó un muro de personas dispuestas a ponerse de pie antes de que asesinaran a Malcolm para insistir en que eso se terminara y que se posibilitara a este hombre hacer este trabajo como líder, funcionar como un ser humano y vivir. Sí hubo muchas personas que valoraban a Malcolm o pensaban que éste tenía un papel importante, aún sin estar de acuerdo con todo o ni siquiera mucho de su mensaje. Pero hacía falta que muchas de esas personas tomaran una posición firme. Pueda que inspiren los elogios, pero una declaración pública firme que instara a la NOI a dejar esa locura y que jurara proteger a Malcolm hubiera valido infinitamente más que todo lamento a toro pasado. Eso recalca lo que dice el artículo ("Descaradas cochinadas desde el campo de la contrarrevolución"): "Es necesario que aquellos que tienen seriedad acerca de luchar por crear un mundo diferente establezcan e insistan en algunas normas para los movimientos las cuales no toleren esta clase de actividad contrarrevolucionaria".

Repito, tenemos que recalcar: el problema en el caso de Malcolm X no era que Malcolm y la Nation of Islam hayan expuesto públicamente sus desacuerdos. El problema era que, en lugar de ello, la NOI convirtió todo el asunto en una vendetta contra Malcolm como individuo.

Unos hechos sobre Bob Avakian

Además, es importante, al pensar en la situación que señala el artículo sobre "Cochinadas", recordar la historia de este gobierno en contra de Bob Avakian. Una buena parte de esta historia está documentada en la autobiografía de BA, From Ike to Mao and Beyond. Ahí se puede ver los memorandos del FBI acerca de la estrecha vigilancia contra Avakian, minuto a minuto, una foto de su casa tomada los expedientes del FBI y una nota del director del FBI en 1971 que dice "este es el tipo de extremista que quiero perseguir DURO y de manera innovadora". En el libro se explica que un agente específico hizo un bosquejo de la casa de Avakian, un bosquejo similar al que un soplón del FBI suministró a la policía de Chicago para que pudieran efectuar el asesinato del líder de los Panteras Negras, Fred Hampton, en 1969 mientras éste dormía en su cama. Ahí es posible conocer cómo pusieron a BA en las miras después de una manifestación en Washington, D.C. que se volvió un "incidente internacional", arrojando luz sobre la contrarrevolución en China durante un tiempo en que Estados Unidos quería forjar una alianza con esos contrarrevolucionarios. Como respuesta, el gobierno levantó cargos contra Avakian con las posibilidades de una sentencia ¡de más de 200 años! (No dieron ninguna justificación por estos cargos atroces — solamente lo identificaron como "el líder".) La autobiografía relata que un periodista inventó una cita de la nada que proveyó un pretexto para que el Servicio Secreto hostigara y levantara cargos sumamente serios contra Avakian; lo que requirió una lucha aguda en las esferas política y legal para conseguir al menos una retractación parcial y obligar al gobierno a retroceder. Durante ese mismo período ocurrió el asesinato de Damián García, conocido públicamente como miembro del partido quien con valor había izado la bandera roja sobre el Álamo mientras llevaba a cabo trabajo político revolucionario — otro de los asesinatos en torno a los cuales el gobierno tuvo éxito en montar confusión, aunque luego se reveló que un tira del Departamento de Policía de Los Ángeles estaba allí cuando sucedió el asesinato.

Al mismo tiempo, está la importancia del trabajo que está haciendo BA. No sólo es que Avakian jamás se ha rendido en cuanto a la revolución, se ha empeñado en avanzarla, y por eso los que gobiernan este país no lo van a perdonar. Ha persistido en abordar las cuestiones más grandes que confrontan nuestro movimiento, y la humanidad, respecto a cómo liberarnos de la explotación, y de toda forma de opresión. Sigue con el trabajo de analizar las revoluciones del pasado y adentrarse profundamente en los problemas y obstáculos y las cuestiones más difíciles del presente, y del futuro. Este trabajo ha sentado las bases para una nueva etapa de la revolución comunista, volviendo a hacerla frente a las derrotas primero en la Unión Soviética y luego en China, en un momento en que en el mundo urge la revolución más que nunca. Él ha desempeñado el papel de dirigir a un partido que se propone, en serio, dirigir a las masas para hacer una revolución cuando surjan las condiciones para hacerla y hacer todo lo posible ahora para sentar las bases para esta.

Como dijimos, las autoridades no perdonan esto. Al parecer, también existen individuos que una vez fueron revolucionarios o de todos modos se llaman radicales quienes tampoco lo perdonan... y quienes han respondido emprendiendo una metódica campaña de viles ataques personales, junto con una campaña para rebajar las normas de integridad organizativa.

Lo que no ha cambiado, lo que ha empeorado, y lo que ahora hay que transformar

Por si acaso alguien crea que las autoridades de algún modo hayan cambiado de posición al respecto, háganos el favor. Hace sólo unos pocos años Donald Rumsfeld, el secretario de Defensa bajo Bush, invocó el ejemplo del gran líder comunista revolucionario V. I. Lenin para justificar los extraordinarios poderes gubernamentales para perseguir a los individuos — después de todo, dijo en esencia, ¿no habría salido el imperialismo mucho mejor librado si hubieran sacado del juego a Lenin antes de que éste obtuviera una gran masa de seguidores? Ahora tenemos a Obama, cuyo procurador general acaba de adjudicarse unas facultades extraordinarias para el ejecutivo con las cuales asesinar a los individuos que él decide que constituyen amenazas y lo justificó con la escandalosa afirmación de que ciertos individuos no tienen derecho al debido proceso legal, lo que constituyen dos afirmaciones que ni Bush invocó. El sistema no ha cambiado su naturaleza fundamental.

Al mismo tiempo, algunas cosas efectivamente han cambiado desde los años 60 y 70, pero lamentablemente, han ido de mal en peor. Por un lado, las lecciones de ese período han resultado confusas para muchas personas que vivieron ese período y son desconocidas para muchos otros. Por otro lado, ha surgido el Internet, lo que posibilita que alguien como Mike Ely, quien se dedica a una misión de destruir a BA, haga mucho más daño hoy por la mera forma en que el Internet puede amplificar la voz de alguien como Ely. ¿No hemos presenciado, mediante incidentes horrorosos como el asesinato del médico proveedor de abortos George Tiller, el daño que puede ocasionar esta clase de ataques ad hominem e instigación que se dan en esta esfera?

También la cultura de los periódicos sensacionalista que aunada al relativismo que empapa la cultura (nadie puede decir lo que es cierto o no, todo tiene que ver con narrativas personales), ha carcomido de manera grave el conocimiento de parte de las personas de lo que es importante y lo que es una tontería, haciendo que les caigan la baba ante las insinuaciones y rumores y la llamada información privilegiada sin siquiera corroboración ni la posibilidad de corroboración y no se adentren en debates concretos sobre principios, lo que es esencial.

Lo urge es algo diferente: una cultura que dice NO a todo eso e insiste en destacar cuestiones de principio. Una cultura que denuncie a las personas o grupos como Kasama, dejando en claro que no hay lugar para esta clase de cochinadas en el movimiento, sea de ellos o de otros. Una cultura que protegerá a los líderes revolucionarios y les permitirá hacer su trabajo, funcionar y vivir.

En realidad, el otro lado NO es todopoderoso, y algo que sí podemos y debemos hacer de manera proactiva es crear una cultura en el movimiento que no se rebaje a chismes y ataques personales o a traficar con supuesta "información secreta" y divulgarla, insistir en tenerla y luchar por ella. De ese modo, privamos a estos opresores de una de sus armas favoritas para perseguir al movimiento y desmoralizar a la gente. Ojalá no sea necesario repetirlo pero de todos modos lo repetiré: esta práctica debería acompañar y facilitar concretamente una atmósfera robusta de animada lucha contundente sobre los principios, sobre las diferencias políticas e ideológicas.

Luchar por eso no es algo que puede esperar; es esencial. Luchar por eso no es "cosa de" algunas cuantas personas o solamente de una fuerza; les incumbe a todos. Se trata de ayudar objetivamente a las fuerzas represivas de toda calaña u oponer resistencia; no existe ningún punto medio.

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