Revolución #269, 20 de mayo de 2012


Tribunal de Apelaciones de Illinois confirma la persecución política a Gregory Koger

En febrero, el Tribunal de Apelaciones de Illinois continuó e intensificó la persecución injusta a Gregory Koger al confirmar su condena por tres delitos menores y la escandalosa sentencia de 300 días de cárcel por documentar con una cámara iPhone los intentos de suprimir las palabras de Sunsara Taylor. Arrestaron a Koger en noviembre de 2009 en la Sociedad Humanista Ética de Chicago (SHEC) mientras videogrababa una declaración breve de la articulista de Revolución Sunsara Taylor. Por ese "delito", la policía lo agarró, golpeó y disparó con Mace. Luego le levantaron A ÉL los cargos criminales de entrada ilegal, agresión simple y resistencia a la autoridad. (Ver "Se ha perpetrado una grave injusticia... ¡Libertad para Gregory!" en Revolución #212, 26 de septiembre de 2010.) Al pronunciar su fallo, el Tribunal de Apelaciones de Illinois superó incluso la fiscalía y el juez del juicio original al distorsionar los hechos e interpretar el caso para impulsar este ataque sumamente político y vengativo contra Koger.

Recientemente, los abogados de Koger han entablado una demanda que pide permiso para entablar una apelación ante el Tribunal Supremo de Illinois. ¡Se exige una protesta poderosa contra este ultraje!

Al examinar algunos fallos claves del Tribunal de Apelaciones, se ve la naturaleza política de este ataque contra Koger mediante el sistema legal. La revelan las cosas que decidieron recalcar, concentrar y hasta añadir al caso, y lo que suprimieron y se negaron a considerar.

Primero, en el juicio de Koger de agosto de 2010, el mantra continuo del juez y la fiscalía era "la política no tiene nada que ver en este caso, el acusado está acusado por su comportamiento, no su política". El juez rechazó rotundamente todo intento de la defensa para describir el contexto sumamente político de este arresto: por qué Koger documentaba la declaración de Taylor que protestó contra la cancelación de su discurso en la SHEC y por qué la SHEC intentaba impedir la denuncia de esa censura.

Por lo tanto, llama la atención el hecho de que el fallo del Tribunal de Apelaciones se refiere de manera prominente a Sunsara Taylor en un párrafo introductorio como una "comunista auto-declarada". ¡En el juicio mismo, prohibieron ese hecho completamente! Hasta rechazaron la solicitud de la defensa de examinar los prejuicios políticos, incluso sobre el comunismo, de los potenciales jurados. El juez del juicio original declaró que Taylor pudiera haber estado hablando sobre cualquier tema, como "los cultivos orgánicos o el feminismo", pero eso de ningún modo importaba. La palabra "comunismo" no aparece en ninguna parte del caso oficial del proceso en juicio público. Una afirmación de Estados Unidos es que supuestamente no existe la represión política, que no existe un caso político. Sin embargo he aquí en blanco y negro el Tribunal de Apelaciones que indica con descaro que, efectivamente, este es un caso político en que están bajo juicio actos políticos (documentar un evento controvertido) que se presentan como actos criminales, y en el juicio tergiversan los sucesos concretos para que se correspondan con ese marco de referencia.

Segundo, el Tribunal de Apelaciones se negó a tomar en cuenta el video que jugó un papel clave en el juicio. El video que grabó Koger mismo cuando él y Taylor entraron en la SHEC esa mañana y tomaron sus asientos en el auditorio. Aunque la defensa lo proporcionó, fue la fiscalía la que lo presentó como Prueba 1 para tratar de tergiversar, ante el jurado, lo que demostraba.

El video ya está en la página web del comité de defensa (www.dropthecharges.net), junto con el informe policial original. La fiscalía recibió el video un día antes del juicio, y al día siguiente ya habían cambiado los cargos, con la preparación del juez, el cual luego rechazó los intentos de la defensa de presentar el informe policial original como prueba. Todo eso realzó la realidad del sistema de justicia estadounidense; cuando la defensa presenta pruebas concretas de su inocencia, el estado tiene el derecho de cambiar su argumento. Ahora queda muy claro ante el mundo que el juez y la fiscalía maniobran colectivamente para distorsionar los hechos de cualquier manera que fuera necesario para obtener la condena. Y el Tribunal de Apelaciones lo ha avalado. Según el informe policial, el presidente de la SHEC afirma que le dijo tres veces a Koger que dejara de filmar y que Koger le respondió al presidente de la SHEC "chíngate", y de ahí el presidente le dijo que si no dejara de filmar, lo arrestaría por entrada ilegal. En el informe, un policía dice que fue testigo de eso. El video desmiente todo eso: Koger no dice nada y no más se oye al presidente de la SHEC decirle a Koger que tiene que "dejar de filmar", lo que hace Koger y el video muestra que dejó la cámara en el asiento a su lado. La única agresión que se ve en la película proviene del presidente de la SHEC cuando éste de manera agresiva empuja con la mano la cámara de Koger.

El Tribunal de Apelaciones trató hacer dos cosas: fortalecer su fallo usando la política que fue prohibida en el juicio, mientras que se negó a considerar la evidencia documental que era parte del caso del juicio.

Se confirma una nueva interpretación tergiversada de la ley de entrada ilegal

La ley de Illinois sobre la entrada ilegal dice que para condenar a alguien de entrada ilegal, el estado tiene que comprobar que el dueño de la propiedad le había ordenado que una persona saliera de su propiedad, y también debe probar que la persona demostró una intención de quedarse en la propiedad después de recibir un aviso de que saliera. A Koger nunca le dijeron que había entrado ilegalmente en la SHEC; tampoco le dieron un aviso de que debiera salir. Después de que el evidencia en video refutó las anteriores declaraciones de los testigos en el informe policial de que el presidente de la SHEC le dijo a Koger que lo arrestarían por entrada ilegal si no paró de filmar -- lo que el policía atestiguó, el presidente de la SHEC testificó directamente en el juicio que nunca había ordenado a Koger a que saliera. Y el policía que había agarrado a Koger luego cambió su versión y testificó en el juicio que "había susurrado" al oído de Koger, después de dejar su cámara, que lo arrestaría si no paró de filmar -- un susurro en una sala con música muy fuerte (como se puede oír en el video). Un "susurro" conveniente, el que no se podía documentar.

Un importante argumento legal en el auto de apelación de Koger describe el peligro que representaba la interpretación muy equivocada de la ley de entrada ilegal que la fiscalía utilizó y el juez aprobó. Nunca le dijeron a Koger que saliera del lugar. No obstante, la fiscalía repetidamente identificó "la advertencia de dejar de filmar" con una "advertencia de salir". La defensa argumentó en el juicio y en la apelación que tal advertencia condicional no es suficiente razón para obtener una condena. La fiscalía hasta argumentó que si uno hiciera lo que el propietario pidiera que dejara da hacer, pues uno sería culpable de entrada ilegal, sin ningún requerimiento de que le diera una advertencia explícita de que debiera irse, el que es un elemento fundamental del delito de entrada ilegal. He aquí una cita de las conclusiones finales de la fiscalía en la trascripción del juicio: "Incluso si estuvieran comiendo un sándwich ahí, no se trata de filmar, se trata de unos acusados que se comen un sándwich, ‘Señor, no puede comer su sándwich aquí; si lo hace otra vez, le vamos a pedir que salga’. El momento en que vuelva a sacar el sándwich del bolsillo, será culpable de entrada ilegal".

Por increíble que parezca, el Tribunal de Apelación simplemente confirmó y habló más de la teoría nueva y peligrosa de la fiscalía sobre la entrada ilegal, y hasta se negó a comentar, ni hablar de refutar, los argumentos en el oficio de apelación de Koger. Esos argumentos ahora son un elemento clave de su petición de apelar ante el Tribunal Supremo del estado.

Además, según las leyes de Illinois, después de recibir un aviso de salir de parte de un propietario, una persona debe tener la oportunidad de salir antes de que lo puedan condenar bajo el estatuto de entrada ilegal. El Tribunal de Apelaciones hizo caso omiso de eso también y tergiversó el cargo contra Koger de resistencia a la autoridad, cambiándolo a "resistencia completa a salir" después de "quedarse más de lo debido", argumentos que incluso la fiscalía no había presentado. Para repetir, los testigos habían testificado que Koger estaba a punto de salir para grabar el discurso de Taylor en un lugar alterno cuando la policía fichó. El Tribunal de Apelaciones quitó a esos testigos de la transcripción al decir que el intento de Koger de salir "no cuenta con aval en la transcripción", ¡a pesar de que unas citas de ese testimonio se encuentran en el mismo documento de apelación! De hecho, Koger hubiera estado fuera de la propiedad de la SHEC en unos pocos minutos si la policía no lo hubiera agarrado, golpeado y disparado con Mace, pero ahí está el quid: Su delito nunca tenía que ver con entrada ilegal o "quedarse más tiempo de lo debido". Su delito era documentar una declaración de protesta pública en un lugar abierto al público, y eso es una parte clave de lo escalofriante de este caso.

El Tribunal de Apelaciones fue más allá que la fiscalía al darle una nueva interpretación al caso. En su sumario del testimonio de los testigos de la defensa, suprimió convenientemente toda referencia a los dos testigos de la defensa que eran ex miembros de la SHEC, entre ellos un miembro del Consejo de la SHEC al momento del arresto que no conocía a Koger antes y que luego renunció a la SHEC en protesta por este mismo proceso. Al excluir a estos testigos claves de la defensa, el Tribunal de Apelaciones pudo afirmar que a los testigos de la defensa "se les podría considerar carentes de valor dada su cercana relación con el acusado". Uno de esos testigos de la SHEC testificó por la defensa que según recordaba, la SHEC jamás había prohibido que se tomaran fotos o videos. Pero el Tribunal de Apelaciones simplemente hizo caso omiso de ese testimonio de los autos también. En contraste, el Tribunal de Apelaciones consideró "objetivos" a los testigos de la fiscalía. No lo consideró apropiado reconocer el hecho de que los testigos de la SHEC que testificaron por la fiscalía (el presidente y un miembro del Consejo) tenían fuertes motivos para querer que sea condenado Koger para encubrir su censura a Sunsara Taylor y sus intentos desesperados de impedir que sea documentada la declaración de ella esa mañana. La SHEC se jacta de ser un foro abierto, y ha salido perjudicada debido a la ola de oposición a su cancelación del discurso de Taylor. Estaba resuelta a impedir que hubiera más publicidad, y el que estaba simplemente videograbando los sucesos, Gregory Koper, se volvió el blanco de su contraataque vengativo. Eso es tan sumamente cruel con Koger como peligroso con cualquiera que trate de documentar eventos públicos controvertidos o importantes.

Descarada represión política

Mucha gente, estupefacta, ha preguntado por qué ha sido tan resuelta y vengativa la persecución a lo largo del proceso legal de este caso, incluido en el Tribunal de Apelaciones. La SHEC jugó un papel importante en este ataque injusto, insistiendo en que se presentaran los cargos, negándose a retirar los cargos aunque hubiera una enorme denuncia pública nacional, incluyendo entre círculos humanistas y muchos otros. Pero quedó claro en la etapa previa al juicio y durante el juicio mismo que el estado mismo estaba conduciendo esta persecución política mucho más allá que el rencor de la SHEC. En una audiencia clave previa al juicio la fiscalía presentó una petición de desacato contra Koger porque la página web del comité de defensa hablaba del caso. Aunque el juez no aceptó la petición, le avisó a Koger que la existencia de un comité de defensa dañara su caso, o sea, una amenaza clara de que él debe retroceder en la lucha política, al mismo tiempo que afirmaba que "esto no es político". Nombraron a dos fiscales para el juicio, lo que es insólito en casos de delitos menores, los que rara vez llegan a juicio. El juez, una ex fiscal, ayudó a la fiscalía con sus peticiones previas al juicio y repetidas veces falló en contra de la defensa.

Pero el estado se peló abiertamente los comillos y se volvió clara la esencia del mensaje muy político al final del juicio cuando el juez revocó la fianza de Koger y lo mandó inmediatamente a la cárcel sobre la base de que representaba un peligro a la sociedad debido a sus antecedentes en la cárcel. En Illinois la sentencia estándar para delitos menores es la libertad condicional. En la audiencia de sentencia, el juez atacó vilmente el carácter de Koger y su humanidad en respuesta a testimonio conmovedor de su patrón, abogados, profesores, un cura, un estudiante que él había enseñado como mentor y muchos otros, los que describieron su transformación de un menor condenado de un delito grave en una persona que se ha dedicado la vida a ayudar a la gente y a emancipar a la humanidad.

La sentencia increíblemente larga que Koger recibió, de 300 días, cerca del máximo por delitos menores simples, también fue un tema en su apelación. El juez equiparó la condena de Koger por delitos violentos cuando era un adolescente hace 15 años con filmar en la SHEC ese día y dijo que ahí Koger "eligió el sendero de la violencia" que "puso en peligro la seguridad de todos en la sala". No estaba absolutamente nada en la transcripción del juicio que apoya esas escandalosas afirmaciones y de hecho, justo antes del juicio, la fiscalía redujo el cargo de agresión a uno de "hacer contacto insultante o provocador" porque reconocían que no podían comprobar que Koger había llevado a cabo violencia. Al contrario, fue víctima de la brutalidad policial y por eso requirió tratamiento en la sala de urgencias al salir de la cárcel. La defensa está apelando esta escandalosa sentencia.

Eso es otro elemento escalofriante de todo este proceso. El estado usa los anteriores antecedentes criminales de Koger para justificar este proceso político y la sentencia vengativa. Cuando los ex presos se ponen de pie y se convierten en emancipadores de la humanidad y participan en el proceso de cambiar el mundo, los tratan de manera aún más vengativa para disuadir que otros sigan su ejemplo. No se puede permitir esto en un país en que hay más de 2.4 millones de personas, en su mayoría negros y latinos, que están en la cárcel en cualquier momento dado, y muchos millones más de personas les nieguen los derechos básicos después de ponerlos en libertad y después de que supuestamente "han cumplido su sentencia". (Ver en inglés: "Stop the Vindictive Political Prosecution of Gregory Koger!", Revolution #262, 11 de marzo de 2012)

En su descripción del comportamiento de Koger, el Tribunal de Apelaciones de nuevo superó a la fiscalía en las distorsiones de los autos ya tergiversados del proceso. Fue a grandes extremos para presentar de manera concentrada a Koger como "beligerante", citando su presunto "lenguaje abusivo" como parte de cumplir con la normatividad del delito de resistirse el arresto. La defensa había requerido que el jurado recibiera instrucciones basadas en un fallo de la Suprema Corte del Estado de Illinois que argumenta que incluso el lenguaje más abusivo NO constituye la resistencia al arresto y el juez en este caso rechazó dicho requerimiento, pero eso tampoco disuadió que el Tribunal de Apelaciones usara alegatos falsos contra Koger. Así que dicho tribuna decide que ¡grabar con un iPhone constituye entrada ilegal y decir palabrotas es evidencia de resistirse al arresto!

No se puede permitir que este proceso siga sin contestar. Envíe declaraciones de indignación y apoyo a Gregory Koger a adhoc4reason@gmail.com. Se aceptan donaciones para la apelación en el portal de su comité de defensa, dropthecharges.net, o se puede enviar los cheques pagaderos a Gregory Koger Fund por correo postal al Ad Hoc Committee, 1055 West Bryn Mawr, Chicago, IL 60660.

Acceda al portal del comité y si está en Facebook (Free Gregory Koger!) o Twitter, corra la voz sobre esta escandalosa decisión y movilice a otra gente para conocer su importancia y también denunciarla. ¡Manténgase en comunicación y únase a la lucha para echar abajo el veredicto!

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