Revolución #271, 10 de junio de 2012
Ex combatientes de Irak, Afganistán devuelven medallas
Marchan con miles contra guerras de la OTAN-Estados Unidos
Voy a devolver esta medalla hoy por los 33 mil civiles que han muerto en Afganistán que no tendrán un monumento construido en su memoria”.
Brock McIntosh, Guardia Nacional
del Ejército, apostado en AfganistánVoy a devolver mis medallas por los niños de Irak y Afganistán. Que nos perdonen por lo que les hemos hecho”.
Steve Acheson, ex combatiente
de la guerra del Ejército estadounidense en Irak
El 20 de mayo, más de 40 ex combatientes, hombres y mujeres, de distintas nacionalidades. De distintas ramas de las fuerzas armadas, le hicieron una dramática declaración al mundo.
Con valor, los ex combatientes de la llamada “guerra contra el terror” se quitaron sus medallas y denunciaron lo que representan: “Medallas de Servicio de la Guerra Global Contra el Terror”, “Medallas de la Operación Libertad Iraquí”, “Medallas de Defensa Nacional”, “Medallas de Buena Conducta”, “Medallas Expedicionarias”. Hablaron desde el corazón sobre por qué rechazaban estas “fichas baratas”, que les fueron obsequiadas, según un ex combatiente, “a fin de llenar un vacío donde solía estar nuestra conciencia” y repudiaban lo que le habían hecho al pueblo de Irak y Afganistán. Hablaron de las y los niños. De las mujeres. De los inocentes. De la destrucción. Del dolor. Del luto. Del sufrimiento. De las mentiras. En un mensaje que hora hay que difundir, estos ex combatientes arrojaron sus medallas hacia el lugar donde los dirigentes de la OTAN, la alianza militar al mando de Estados Unidos, que se reunían y fraguaban sus siguientes movidas sanguinarias.
Su acción, organizada por el grupo Veteranos de Irak Contra la Guerra (IVAW), terminó en una animada marcha de más de cinco mil personas (Ocupantes, activistas contra la guerra, estudiantes y muchos más) provenientes de todo el país, quienes fueron a Chicago con el motivo de protestar contra la cumbre de la OTAN del 21 al 22 de mayo, su guerra en marcha en Afganistán y sus agresiones militares por todo el mundo. Unidas a los excombatientes en la dirección de la marcha y mitin, bajo el lema “Honrar a los muertos, curar las heridas, parar las guerras”, participaron las mujeres de Afganis por la Paz, en representación del pueblo afgani, las víctimas de la invasión y ocupación de la OTAN y Estados Unidos.
Ésta fue una acción poderosa e importante. Estos ex combatientes de las guerras de Afganistán e Irak han experimentado directamente y participado en los horrores y crímenes que viene cometiendo Estados Unidos por todo el mundo. Para reconocer y unirse para desenmascarar las doloras verdades de lo que habían visto y hecho y de lo que había sido parte tuvieron que reflexionar con enorme profundidad y enorme valor, en contraposición directa al imperio de matanza al que anteriormente sirvieron.
Lo que hicieron estos hombres y mujeres ese día fue un llamamiento a otros ex combatientes y personal militar y también a todas las personas que están en Estados Unidos y además a millones por todo el mundo. Despiértense. Reúnan el valor para reconocer la verdad: sus gobernantes están cometiendo horrorosas atrocidades y monumentales crímenes por todo el mundo. Los están encubriendo con descaradas mentiras. Están haciendo todo eso en nuestro nombre, alistándonos para llevarlo a cabo. ¡Piensen en los pueblos del mundo! ¡No sigan la corriente! ¡Alcen la voz!
Aunada a la importancia de esta acción fue la unidad manifestada entre los ex combatientes y aquellos que por su adiestramiento, había aprendido a tratar como “el enemigo”. Suraia Sahar, de Afganis por la Paz, le dijo a Democracy Now!: “ésta es la primera vez que un movimiento por la paz encabezado por afganis esté trabajando lado a lado con un movimiento por la paz encabezado por ex combatientes. Además, de esta forma, esto es cómo… éste es el comienzo de algo nuevo, algo mejor”.
¿Cómo cubrieron esta acción los medios de comunicación en esta autoproclamada tierra de la democracia y de la libertad de palabra? En gran parte, con el silencio; o sea, la censura. Estos porritas de las fuerzas armadas empapadas de sangre de Estados Unidos y sus guerras de rapiña no iban a permitir que los ex combatientes, a los que alegan honrar y apreciar, hiciera reventar su narrativa post 11 de septiembre de 2001 (la que presenta a Estados Unidos como la “víctima” y los “buenos” en una lucha contra el “terror”) con duras verdades desde las líneas del frente, sobre todo no en un momento en que su imperio está ante problemas formidables y peligrosas aguas por venir.
Rechazando los elogios de una guerra injusta
La acción de los ex combatientes en Chicago se inspiró conscientemente en la protesta “Dewey Canyon III” de 1971 contra la guerra de Vietnam organizada por los veteranos de Vietnam Contra la Guerra, la que trajo a cientos de ex combatientes a Washington, D.C., para arrojar sus medallas sobre las escalinatas del Congreso. (Vea una historia de Dewey Canyon III en vvawai.org/archive/sw/sw31/pgs_35-44/dewey_canyon.html.)
En Chicago, Alejandro Villatoro, un ex combatiente del ejército le dijo al público: “En ningún otro lugar escucharán a tantas personas que combatieron en estas guerras hablar de su trayectoria desde combatir en una guerra hasta exigir la paz”. Y: “Algunos de nosotros matamos a inocentes. Algunos ayudamos a continuar estas guerras desde aquí. Algunos presenciamos la muerte de nuestros amigos. Algunos no estamos aquí porque nosotros nos tomamos la vida propia. No recibimos los cuidados que el gobierno nos prometió. Todos nosotros vimos las políticas fallidas convertirse en el derramamiento de sangre. Escúchenos, óiganos y piense: ¿valía la pena?... Nosotros les arrancaremos esa máscara. Escúchenos”.
Luego ex combatiente tras ex combatiente se subieron al podio para contar sus historias, testimonios personales conmovedores sobre por qué participaron en la marcha y por qué arrojaban sus medallas. Había un sentido de que estos ex combatientes estaban recobrando su humanidad y forjando una nueva moral en el curso de reconocer las verdades dolorosas, ponerse en pie, denunciar y negarse a callarse. Un ex combatiente dijo: “Les robé la humanidad a los iraquíes y perdí la mía”. Otro habló de que ahora puede “vivir según mi conciencia y no estar presa de ella”. Otros comentarios se refirieron a la importancia de la integridad, de aprender de nuestros errores y de unirse. Siete meses después de resultar gravemente lesionado cuando la policía atacó a Ocupar Oakland, el ex combatiente de Irak, Scott Olsen, arrojó sus medallas, siendo su presencia un ejemplo de valor y certeza moral.
Una piedra angular del testimonio era reconocer el impacto que las guerras de Estados Unidos tenían sobre los pueblos de Irak, Afganistán y otros países en la región. El ex combatiente de la guerra de Irak Scott Kimball dijo: “Estoy devolviendo estas medallas por el pueblo de Pakistán, Irak, Palestina y todas las víctimas de la ocupación en todo el mundo”. Steven Lunn, un ex combatiente de Irak declaró: “Esta medalla la dedico a los niños de Irak que perdieron a sus padres y madres”. Greg Broseus dijo: “Estoy presente para devolver mis medallas porque no puedo estar en solidaridad y en paz con mis hermanos y hermanas en Irak y Afganistán mientras yo las tenga puestas”. Un ex combatiente de los marines que participó en las invasiones de Irak y Afganistán, dijo simplemente: “Me disculpo ante el pueblo iraquí y afgani por destruir sus países”.
Miembros de Afganis por la Paz agregaron sus propias denuncias contundentes. Samira Sayed-Rahman dijo: “…El pueblo afgani ya ha soportado lo suficiente. Están hartos y asqueados de ser seres sin rostro, sin nombre, hartos y asqueados del tratamiento como daño colateral, hartos y asqueados de los 11 largos años de esta guerra sin fin a la vista. No queremos a otro Abdullah a quien le cercenaron los dedos y los blandieron como trofeos de guerra, no queremos a otra Fatima quien se tiene el rostro quemado por ácido por tratar de obtener una educación, no queremos que otra Najeeb y toda su familia mueran a causa de un ataque de un avión no tripulado, no queremos que abandonen a su suerte a otra Zainab, una pequeña de cinco años de edad, mientras soldados violan a su madre y metían el cañón de sus fusiles en la boca de su padre, no queremos que las bombas de la OTAN reduzca nuestro país a cenizas una y otra vez…”. (afghansforpeace.org/archives/2646)
“Es necesario detener esta guerra”
Hace poco, Revolución habló con dos ex combatientes que arrojaron sus medallas ese día, sobre la manera en que se había cuajado ese momento, lo que significó para ellos y otros ex combatientes y su impacto en general.
El ex combatiente del ejercito Raymond Knaeble nos dijo: “Fue un momento especial. Trajo esperanzas para todos los ex combatientes y aquellos que están en servicio activo para crear conciencia de que la guerra es una ocupación ilegal. No se trata de la paz sino de la violencia contra la paz, una guerra de agresión y la tortura. Fue algo muy personal, yo estaba orgulloso de haber ganado esas medallas pero todo eso estaba basado en mentiras, no en la verdad. No se trataba de llevar la libertad al pueblo sino de matar a inocentes. No estaba en Afganistán pero estoy en solidaridad con todo el pueblo de Irak, Afganistán y Pakistán.
“Muchos de nosotros nos echamos a llorar, fue un momento tal”, agregó. “No podemos cambiar el pasado pero queremos que otras personas sepan que es necesario detener esta guerra. Tenemos que librar una guerra aquí mismo a fin de llevar a estos políticos a la justicia, éstos son criminales de guerra. Muchos ex combatientes estaban en Irak y Afganistán por lo que vieron todo eso a primera mano. Las fuerzas armadas les mienten a los soldados y nos dan medicamentos, que pueden ser peores que las drogas de la calle, y nos dicen que matemos a cualquiera que vean. Muchísimos soldados se han suicidado porque tenemos una conciencia. Los soldados quieren volver a casa. Preguntan, ¿Por qué estamos aquí?”
John Anderson, de los marines, que fue apostado en Irak dos veces, 2007-2009, y que arrojó sus medallas de la “Guerra global Contra el Terror” y de la “Campaña de Irak”, dijo: “Uno se pierde a sí mismo en el ejército. Así que yo me recuperaba mi propia persona. Representó una liberación emocional poderosa cuando vi mis medallas volando hacia la OTAN. Alcancé un mayor sentido de paz dentro de mí. Tuvo un efecto profundo. Cuando salimos del escenario, todos caminamos a un parque. Cada uno se mantuvo en sí por 10-15 minutos, solamente procesando”.
“Muchos ex combatientes que no están tan conscientes políticamente tienen un sentido o una actitud de que, tal como mi compañero en Tennessee, no quiero pensar en las consecuencias de lo que hicimos. Reconocen que no estaba bien, pero les cuesta arreglárselas con ello. Mis hombres me ven y sienten un sentido de validación y empoderamiento”. Anderson dijo que la gran mayoría, la abrumadora mayoría de las respuestas que ha recibido han sido positivas. Un ex combatiente de los marines en la escuela a que asiste dijo que la acción del 5 de mayo estuvo “muy genial”.
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Todas las citas de ex combatientes, salvo los entrevistados por Revolución, son de videos y trascripciones de Democracy Now! tomados en la acción del 20 de mayo: “Memorial Day Special: U.S. Veterans of Iraq and Afghanistan Return War Medals at NATO Summit”, 28 de mayo de 2012.
Vea también: “IVAW and Afghans for Peace Lead Historic March on NATO: Veterans Hurl Global War on Terror Medals towards NATO Summit As Thousands Cheer”, José Vásquez, 23 de mayo de 2012, en el portal de Iraq Veterans Against the War, ivaw.org.
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