Revolución #275, 22 de julio de 2012


La máxima corte estadounidense confirma la fascista ley antiinmigrante

El 25 de junio, la Suprema Corte federal de Estados Unidos pronunció un fallo sobre la ley antiinmigrante de Arizona, SB 1070, confirmando unánimemente el reaccionario eje de dicha ley, el que los críticos han llamado “la estipulación ‘muéstreme sus papeles’”. La corte también falló por una votación de 5 contra 3 que tres otras estipulaciones de la ley eran inconstitucionales. Este fallo es un enorme ataque contra las masas inmigrantes latinas en Arizona y en general todas las personas en este país, y constituye una continuación de la opresión y temor que determinan las condiciones de la vida de los inmigrantes en Estados Unidos.

Russell Pearce, el ex senador estatal de Arizona y autor de SB 1070, en una entrevista del Wall Street Journal, elogió el fallo: “Las partes de la ley que no confirmaron no eran el meollo de la ley” y no afectaban su aplicación. (Wall Street Journal en línea, 25 de junio de 2012)

SB 1070: El horror de “muéstreme sus papeles”

Al acercarse la fecha de entrada en vigor del SB 1070 en 2010, según muchos informes, los inmigrantes no dejaron que los niños fueran a la escuela y muchos no fueron al trabajo, y tenían miedo de tomar un autobús o ir a la tienda. Ahora la Suprema Corte ha dado luz verde para avanzar a todo vapor. La emisora National Public Radio ha informado que esta ley está teniendo un “efecto amedrentador” sobre la gente de Arizona.

Lo que dijimos en 2010 en Revolución #208 (25 de julio de 2010) sobre esta ley aún es cierto después de este fallo:

“Esta ley es un salto odioso y radicalmente reaccionario por encima de las condiciones ya intolerables que sufren los inmigrantes indocumentados en este país. Sataniza y penaliza a personas originarias de México o Latinoamérica, o que parecen que posiblemente sean de México o Latinoamérica o de cualquier otro país de origen de inmigrantes. La ley requiere que la policía le pida a cualquiera al cual ‘pare, detenga o arreste’ una prueba de residencia legal al cual sospecha de ser un inmigrante indocumentado. Muchos residentes legales y hasta ciudadanos serán interrogados por la policía por ‘cuadrar con la descripción’ — o sea, tener la piel morena, hablar con acento, usar cierta ropa o habitar una zona de muchos inmigrantes”.

Desde que se adoptó el SB 1070 en Arizona, 30 estados han propuesto legislación antiinmigrante descaradamente racista y cruel, basándose en SB 1070. Y dado que la Suprema Corte ya ha legalizado el “muéstreme sus papeles”, es de suponer que la pesadilla para los inmigrantes la que es Arizona se vuelva realidad en muchos otros estados.

SB 1070: La ley y el fallo

SB 1070 entró en vigor en el verano de 2010 con el objetivo explícito de ahuyentar del estado, “aplicando la ley como una guerra de desgaste”, a los inmigrantes indocumentados, los que vinieron a Arizona para hacer los trabajos agotadores y mal pagados. Constituyó un salto reaccionario radical más allá de las condiciones ya intolerables que viven los indocumentados en este país. El eje de la ley fue la estipulación de que las autoridades podían parar a cualquiera que sospecharon de no ser un residente legal, y de sospechar que uno no era residente ilegal, podían requerirle que lo comprobara, y lo podrían arrestar para indagar su condición migratoria.

El periódico Revolución estaba en Arizona durante el Verano de Libertad de Arizona 2010, donde conocimos las condiciones de la gente parecidas al terror:

“Un inmigrante nos dijo cómo es la situación al prepararse para ir a trabajar el lunes por la mañana, con esa duda antes de partir, de saber que en cualquier momento y por la razón que sea la policía podría pararte, como por tener el carro mal estacionado, y que eso podría implicar que no vuelvas a casa y pues, ¿que pasará con tus hijos? Una persona nos contó una historia acerca de cinco jóvenes en un carro a los cuales la policía paró por tener la luz trasera rota y cuando objetaron que la luz no traía ningún desperfecto, los policías la hicieron añicos. Ninguno de los jóvenes traía papeles y la policía los llevó, a todos…” (Revolución #206, 4 de julio de 2010).

Inmediatamente después de que se firmó la ley, el gobierno federal impugnó cuatro partes del SB 1070 y un juez federal las suspendió. No cuestionó otras medidas draconianas de la ley y éstas entraron en vigor.

Las cuatro disposiciones de la ley que suspendieron y las que hasta vio la Suprema Corte no tuvieron nada que ver con la eliminación de ninguna de las condiciones inhumanas que los indocumentados viven a diario ni la eliminación de la etiquetación racial descarada que se efectúa con el “muéstreme sus papeles” de la ley. Las impugnaron por las cuestiones de si el gobierno federal o el Estado de Arizona tuviera la jurisdicción para aprobarlas y aplicarlas o, como lo expresó el New York Times, “sobre los conflictos surgidos sobre las leyes y políticas migratorias entre los gobiernos estatal y federal…” (“Blocking Parts of Arizona Law, Justices Allow Its Centerpiece”, 25 de junio de 2012).

En el mismo fallo en que la Suprema Corte confirmó unánimemente el “muéstreme sus papeles”, votó 5 a 3 a favor de eliminar tres otras disposiciones de la ley: una, hacer que fuera delito no llevar documentos; dos, solicitar un trabajo; y, tres, estar en el Estados Unidos sin tener los documentos en regla.

La corte aceptó los argumentos de que las leyes federales prevalecen sobre las estatales porque en esas tres áreas, el gobierno federal ya tiene leyes para “la inscripción de extranjeros”, para “combatir la contratación de extranjeros ilegales” y para determinar cuándo es un delito o no “que se quede en Estados Unidos un extranjero removible”. Por lo tanto, la mayoría de la Corte dictaminó que Arizona no necesita de estas disposiciones porque las leyes federales ya rigen estas cuestiones, y no porque violan los derechos de los inmigrantes.

Unidad y desacuerdo en la clase dominante

La clase dominante en su conjunto reconoce que enfrenta un problema sin solución puesto que su sistema requiere de la mano de obra barata y flexible que suministran estos trabajadores indocumentados; pero al mismo tiempo, eso quiere decir que los millones de personas que viven a la sombra podría llegar a ser una fuerza de resistencia política contra su sistema a menos que las controlen con firmeza. La clase dominante está dividida sobre la forma de lidiar con lo que ambos bandos del debate consideran una supuesta “problema de inmigración”. (Vea “Continúa vil ataque contra inmigrantes”, Revolución 209, 15 de agosto de 2012.)

El magistrado de la Suprema Corte, Antonin Scalia, en su opinión discrepante, demuestra el punto de vista de un sector de la clase dominante sobre los inmigrantes indocumentados, al escribir que en Arizona, “los ciudadanos sienten que están bajo sitio debido al gran número de inmigrantes ilegales que invaden su propiedad, son una carga para los servicios sociales y hasta les amenazan la vida” y que “Arizona tiene el poder inherente de excluir de su territorio a ciertas personas”, y al privarle de este poder a Arizona, “deberíamos dejar de llamarlo un estado soberano”. Además, al defender el SB 1070 en su conjunto con argumentos despreciables y racistas. Scalia señaló que “en los primeros 100 años de la República, los Estados adoptaron muchas leyes que restringieron la inmigración de ciertas clases de extranjeros, entre ellos criminales convictos, indigentes, personas con enfermedades contagiosas y (en los Estados del Sur) los negros libertos”. Sí, usted sí lo escuchó bien. Dijo él que “los negros libertos” eran “extranjeros” y defendió las leyes que impedían que emigraran a los estados esclavistas.

La administración Obama representa a otro sector de la clase dominante cuya política ha llevado a la deportación de más inmigrantes indocumentados en cuatro años que durante los ocho años de George W. Bush, mientras acorrala a aquellos que acepten ser “estadounidenses buenos y patrióticos” en el sistema electoral bipartidista. Seamos claros: la administración Obama no pretende crear algún “programa de inmigración más gentil y amable” que los republicanos, como los demócratas le han hecho creer al público. En sus propias palabras, Obama lo deja en claro: “…ellos han roto las reglas. Ellos se han saltado la fila. Y lo que también es cierto es que la presencia de tantos inmigrantes ilegales constituye una burla de aquellos que quieren inmigrar legalmente”. (“President Obama on Fixing Our Broken Immigration System: ‘E Pluribus, Unum’”, The White House Blog, 10 de mayo de 2011)

En el otro bando están las fuerzas que avalaron el SB 1070 y toda la red fascista de los del Partido del Té, los Minutemen y los neo nazis… y sus amos en las altas esferas (por ejemplo, Scalia), quienes ven en esta situación una manera de incitar y azuzar más a una base social fascista unida alrededor de la idea que Estados Unidos es ‘un país del hombre blanco’. Aunque unos pocos republicanos aún esperan ganar el voto latino, el grueso del Partido Republicano ha adoptado este punto de vista.

El SB 1070 y el parar y registrar: Una comparación de la etiquetación racial

Bajo la disposición de la SB 1070 de “muéstreme sus papeles”, presuntamente la policía tiene alguna “causa justa” (legal) para parar a alguien antes de que le pidan los papeles. Pero pregúntele a los agentes quienes pararon a los antes citados cinco jóvenes, por una luz trasera rota que no estaba rota, si pararlos fuera un acto legal. O he ahí a Joe Arpaio, el alguacil fascista del condado de Maricopa de Arizona, quien monta retenes en los que él identifica como “vecindarios de inmigrantes” donde sus agentes pueden caerle a los carros de cualquiera, pararlos por supuestas violaciones técnicas o de registro; o las operaciones donde sus oficiales recorren por todo un complejo de apartamentos interrogando a todos acerca de un incidente acaecido ahí; o cuando rodean el parqueadero de un supermercado y registran a todos que salen; o las redadas en los lugares de trabajo; o se plantan afuera de una escuela cuando los padres inmigrantes llegan a recoger a sus hijos.

Los policías en la Ciudad de Nueva York han legalizado la etiquetación racial cuando efectúan la política de parar y registrar según la que pararon a 700.000 personas en 2011 y el 85% de éstas eran negros o latinos. En la Ciudad de Nueva York, la policía para a las personas solo por la manera que lucen, por las ropas que usan o si muestran una actitud de desafío al caminar por la calle. Como lo informamos anteriormente en Revolución, #273 (24 de junio de 2012): “La razón más frecuente que citan los policías por parar a una persona es un ‘gesto furtivo’: una frase abarcalotodo que ellos aplican, en esencia, para encubrir el hecho de que pararon a las personas por no hacer nada”.

De hecho, estos policías, sean de Nueva York, Arizona y un sinnúmero de otros lugares, se han vuelto expertos en la invención de presuntas causales jurídicas como lagunas para burlar las disposiciones de ley e impedir que se compruebe que están aplicando la etiquetación racial. Es crucial entender qué tan ilegítimas son estas razones por las que la policía detiene e interroga a la gente.

Se necesita una resistencia de masas

Las personas que ven la tremenda injusticia en esta ley fascista ilegítima y el ataque general que están lanzando contra los inmigrantes en Estados Unidos tienen que ponerse en pie y luchar contra este ataque, movilizar a otros para hacerlo y alentar a aquellos que quieren ver que crezca la oposición a estas leyes. Nada de eso va a cambiar sin que las personas tomen una posición y digan que no permitiremos que esto les suceda a nuestros hermanos y hermanas en Arizona y en ninguna otra parte.

Los revolucionarios tienen que unirse a esta lucha, desenmascarar la raíz del verdadero problema, el sistema capitalista imperialista, y la solución al problema, la revolución, y atraer a la gente al movimiento para la revolución, el cual puede eliminar todo eso para siempre cuando existan las condiciones para hacerlo. Eso es lo que significa “Luchar contra el poder, y transformar al pueblo, para la revolución”.

Una consigna nuestra del Verano de Libertad de Arizona 2010 tiene más vigencia hoy que nunca: ¡Todos somos ilegales! ¡No tenemos que mostrar esos malditos papeles!

 

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