Revolución #280, 16 de septiembre de 2012


Un llamamiento a ponerse de pie, juntos, para oponerse al peligroso embate del gobierno de Obama contra los derechos fundamentales

El gobierno de Barack Obama, que prometió poner fin a la tortura y otros atropellos cometidos por el gobierno de Bush, de hecho está poniendo en marcha un peligroso sistema de represión y control. Constituye un serio embate contra los derechos fundamentales y es necesario responderle con una mayor conciencia y oposición más decidida y no con el silencio y la complicidad.

El historial del gobierno de Obama es escalofriante. El presidente Obama ha conservado el programa de entregas de Bush, que se apoya en la tortura, y ha extendido la Ley Patriota. Su gobierno ha adoptado una política cuasi-oficial de asesinatos, con todo y secretas "listas de individuos para matar" revisadas por el presidente, que el procurador general Holder afirma con descaro cumple con las normas del debido proceso legal en la Constitución. En el caso de 2010 Holder v HLP [Proyecto Leyes Humanitarias], el gobierno de Obama presentó un argumento que prosperó ante los tribunales de que se ampliara la definición del "delito" de "dar apoyo material" para los "terroristas" para incluir meramente hablar con cualquier grupo que el gobierno ha designado como terrorista y darle asesoría (incluso sobre unos asuntos jurídicos). El fallo ya se ha aplicado a unos activistas pro palestinos y pone en peligro a muchos más, entre ellos, prominentes intelectuales públicos así como grupos que defienden o promueven el cambio social fundamental.

La más reciente extensión de autoridad oficial ilegítima y peligrosa es el Acta de Autorización de Defensa Nacional de 2012 (NDAA). Esta ley le adjudica a cualquier presidente estadounidense los poderes de detener a cualquier persona, incluidos los ciudadanos estadounidenses, de manera indefinida y sin cargos ni proceso, por el presunto delito de relacionarse con una amplia e imprecisa categoría de personas, lo que podría abarcar a las personas que no tienen nada que ver con los ataques del 11 de septiembre de 2011 o en general con el terrorismo.

El patrón es claro y perturbador: no sólo continuar las medidas draconianas sino dar un salto más allá de las medidas durante el gobierno de Bush —so pretexto de una llamada Guerra contra el Terror de duración indefinida— para detener, torturar y asesinar… no solo continuar sino dar un salto en las medidas de restringir y penalizar el disentimiento y la oposición al estatus quo.

No se puede permitir que esta situación quede sin contestar — ni que siga creciendo y empeorando. Al oponerse a estas medidas represivas, es imprescindible que las personas no permitan que nadie ni ningún grupo en particular sean singularizados o puestos en la mira selectivamente para fines de represión. En esta conexión, es muy notable la demanda Hedges et al. v Obama, et al. la que impugna las disposiciones ominosas del NDAA. El 16 de mayo de 2012, una corte de distrito federal falló a favor de los demandantes y pronunció un amparo temporal que prohíbe que el gobierno ejecute la Sección 1021 de esta ley. Pero introducida en este fallo en su mayor parte positivo es una referencia al Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos y su presidente Bob Avakian, la que es una descripción errónea y potencialmente perjudicial que se podría utilizar como pretexto para penalizar lo que es la libertad de palabra y asociación con protecciones de la Constitución y que tiene el potencial de meter al PCR y su presidente en una categoría de organizaciones que el gobierno haya identificado como terroristas.

Los abajo firmantes de esta declaración no podemos hablar en nombre del PCR y de hecho varían nuestra familiaridad y puntos de vista acerca de sus principios y objetivos políticos y filosóficos. Pero no toleramos —y la reconocemos por muy peligrosa— la designación de parte de los que mandan a grupos como políticamente "aceptables" y "inaceptables". La historia enseña, por ejemplo negativo y ejemplo positivo, que tenemos que tomar posición contra las iniciativas de dividir a las fuerzas progresistas, radicales y revolucionarias según dichas categorías.

En esta situación, hay lecciones muy importantes que sacarse del balance autocrítico del pastor Martin Niemöeller sobre su experiencia ante la intensificación de la represión llevada a cabo por el régimen nazi de Alemania en los años 1930:

"Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.
"Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista.
"Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío.
"Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.
"Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada".

Los signatarios de esta declaración pedimos que las personas alcen la voz y juntas se opongan al embate contra el disentimiento y a las medidas para restringir y penalizar la expresión, asociación y actividad política de oposición, que está tomando el gobierno de Obama y que continúan y extienden peligrosos precedentes y mecanismos que también podría utilizar cualquier futuro gobierno.

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