Revolución #281, 23 de septiembre de 2012


13 de septiembre: Lanzando pitidos de costa a costa

Contra el parar y registrar… la etiquetación racial, la brutalidad y asesinato policial y el cauce hacia la encarcelación en masa

El 13 de septiembre en ciudades de costa a costa, las personas hicieron sonar silbatos en contra del parar y registrar, le etiquetación racial, la brutalidad y asesinato policial y el cauce hacia la encarcelación en masa.

Como dijo la Red Parar la Encarcelación en Masa: “Estos silbatos fueron una declaración de que ya no seguiremos soportando en silencio el abuso del sistema de ‘injusticia’ criminal. Fueron una forma de unirse a esta resistencia contra este abuso para aquellos que se llevan la peor parte de esta injusticia. Una manera de dejar de culparse a sí mismos por este abuso y, al contrario, protegerse y vigilarse los unos a los otros ante este abuso. Y ponen otro clavo al ataúd del parar y registrar”.

Al avanzar hacia el día y en el día mismo, se palpa un verdadero sentido de qué tanto las personas se entusiasmaban por la idea de juntarse y “lanzar pitidos” contra la policía, de denunciarlos y poner al descubierto el abuso, la brutalidad y el asesinato que cometen con las personas todos los días… de declarar que no vamos a seguir soportando esto en silencio. Pero esta no fue sólo una “táctica genial” que les gustó a todos. Este fue un día que generó brotes concretos iniciales de un nivel completamente nuevo de la lucha.

Nuevos brotes de resistencia

Algo nuevo pujaba por nacer el 13 de septiembre: los comienzos de una resistencia caracterizada por una nueva cultura y un nuevo nivel de solidaridad, de la unión de las personas según un nuevo etos de ponerse de pie colectivamente y unirse para luchar contra el poder, a diferencia de la mentalidad de “cuidarme solamente a mí”, “no llamar la atención y tratar de sobrevivir, esperando que nada malo me pase”, o “apuñalar a otro por la espalda”.

El 13 de septiembre fue un día en que en algunos casos se forjó una nueva unidad, todo en pos de unirse para oponer resistencia al sistema.

Por ejemplo, en Nueva York, se llevó “Lanzar pitidos contra el parar y registrar” a Harlem donde hay una historia de antagonismos entre dos multifamiliares. Pero el 13 de septiembre, las personas de uno de esos multifamiliares marcharon hacia el otro y ahí los inquilinos les dieron la bienvenida, listos para recibir los silbatos.

El PCR tiene una consigna, “Luchar contra el poder, y transformar al pueblo, para la revolución”. Y este es un ejemplo importante de que la unión en resistencia contra el sistema es la forma concreta en que las masas pueden resolver dichas contradicciones en el seno del pueblo

La Red Parar la Encarcelación en Masa informó:

“En Harlem, se distribuyeron al menos 1.000 silbatos, especialmente a los jóvenes con mucho entusiasmo de conseguirlos… estudiantes de secundarias e intermedias que no sólo tomaron silbatos para sí mismos sino manojos y, en varios casos, bolsas de silbatos para distribuir en la escuela al día siguiente. En Harlem, el grupo incluyó a Carl Dix, Jim Vrettos y Gbenga Akinnagbe, quienes auspiciaron el día A Lanzar Pitidos contra el Parar y Registrar el 13 de septiembre. La tía y el tío de Oscar Grant, presentes en Nueva York para la audiencia en la corte en el caso del policía que asesinó a Ramarley Graham, vinieron para conseguir unos silbatos. Estaban rumbo a una vigilia para Ramarley e iban a hacer sonarlos ahí a la 6:00 p.m. Pam Africa de la organización MOVE y Jazz Hayden también se unieron a la acción A Lanzar Pitidos contra el Parar y Registrar en Harlem.

“Al aproximarse las 6 p.m., el Club Revolución de Harlem guió a unas 20 personas en una marcha por la calle 125 hacia dos multifamiliares grandes en Harlem. Juntos con los residentes del multifamiliar Grant Houses, hicieron sonar los silbatos a las 6:00 p.m. al unísono de las personas a lo largo de la Ciudad de Nueva York y por todo el país. Un grupo de cuatro o cinco jóvenes, de 12 años de edad o menos, tomaron la delantera para distribuir silbatos por todo el multifamiliar. Después, el grupo se desplazó hacia el multifamiliar Manhattanville Houses y lo cruzaron marchando, mismo que desafió las divisiones y choques históricos entre los dos multifamiliares a fin de llamar a sus vecinos a unirse para lanzar pitidos en contra del parar y registrar. Unos jóvenes mayores se unieron a la marcha con nosotros, con pancartas y lanzando pitidos”.

Poco antes del 13 de septiembre, Carl Dix le dijo a Revolución: “Cuando la gente se ponga de pie y lance pitidos, será un nuevo día, una escena totalmente diferente. Porque hasta ahora, lo que ha estado ocurriendo con demasiada frecuencia es que las personas sufren este abuso en silencio, soportándolo e incluso echándole la culpa a sí mismas o echando la culpa las unas a las otras, que es la gente tiene la culpa, que todo eso ocurre por lo que hacen. Tenemos que romper con eso. Tenemos que ponernos de pie y oponer resistencia. Pero además tenemos que cuidarnos entre nosotros, respaldarnos. Tenemos que unirnos contra lo que nos hacen, y no cuidarse del número uno y al carajo a los demás. Tiene que haber una nueva cultura y un nuevo día”.

Este “nueva cultura y nuevo día” efectivamente empezaron a nacer el 13 de septiembre. Una parte se dio en los barrios. Otra parte en las universidades. Los alumnos de secundaria, quienes ya conocen el hostigamiento diario de la policía, respondieron con entusiasmo al llamado “¡A lanzar pitidos!”

En Chicago, al aproximarse las 5 p.m. en una esquina del West Side (el barrio del oeste), se inicia una cuenta regresiva por altavoz y crece la emoción genuina acerca del carácter sincronizado nacional de lanzar los pitidos. A las 5 p.m., ya es un ambiente de muchísima bulla. Tal vez 30 personas estén haciendo sonar los silbatos mientras más carros se detienen para conseguir silbatos. Una persona escribió: “Me llamaba la atención que el mensaje sencillo se conectara de forma poderosa con el pueblo: la táctica de hacer sonar los silbatos, de ver que otros hicieran lo mismo y de cambiar la dinámica de lo que pasa de modo que la policía ya no pudiera seguir cometiendo sus crímenes contra el pueblo en silencio. Eso captó la imaginación de las personas, les hizo reflexionar y veían que esta campaña era algo que podían hacer suya por su cuenta. Se manifestaba en el lenguaje corporal de las personas y la forma en que rápidamente se pusieron mucho más serias y comprometidas al ir teniendo una idea de lo que representaba la campaña, y quería conseguir silbatos y volantes”.

En California, en la Universidad del Estado de California-Northridge se celebró un festivo mitin al mediodía que llamó la atención de cientos de estudiantes, muchos de los cuales conocieron por primera vez lo que este sistema de “injusticia” criminal le hace al pueblo y además que existe una manera de romper el silencio sobre todo esto. Veintenas de estudiantes hicieron sonar los silbatos, tomaron manojos de volantes para llevar a sus clases, agarraron y donaron por silbatos adicionales para distribuir. Se dieron presentaciones en cinco clases, en las que se pudo explicar con más profundidad la necesidad de forjar una resistencia y lo mucho que está en juego cuando miles de personas participen y distribuyan estos silbatos por todo el país. Los comunistas revolucionarios hablaron acerca de la iniciativa Lo BAsico en las Universidades como parte de todo este conjunto. Se distribuyeron cientos de silbatos durante los tres días.

En el barrio Crenshaw de Los Ángeles, los alumnos de secundaria lanzaron pitidos en frente de la escuela. En el parque Leimert, un centro de vida política y cultural del rumbo, también sonaron los silbatos. En la secundaria se habían distribuido cien silbatos durante la semana y los alumnos palparon la importancia de tomar partido con las personas que luchaban contra el parar y registrar en Nueva York y ser parte en una nueva cultura de resistencia. Una consigna que popularizaba esa idea suscitó polémica y estableció un nuevo marco: “Cuando lleguen los policías, ¿qué vas/vamos a hacer? ¡Luchar contra el poder y hacer sonar ese silbato!” Unos alumnos respondieron a “¿Qué vas a hacer?” diciendo “¡A correr!” Otros gritaron: “¡A hacer sonar el silbato!” y lanzaron pitidos.

Se distribuyeron y se hicieron sonar más de 200 silbatos en la secundaria Castlemont, una escuela en su mayoría de estudiantes negros y latinos en East Oakland, una comunidad con una larga historia de violencia policial contra el pueblo, incluyendo el reciente asesinato policial de Alan Blueford y el asesinato de Raheim Brown, Jr. por parte de la Policía Escolar de Oakland afuera de la secundaria Skyline en 2010. En la secundaria Oakland, tres partidarios de Parar la Encarcelación en Masa y maestros jubilados, dieron una presentación de PowerPoint en tres clases de Gobierno de último año. Más de cien estudiantes de distintos orígenes (mexicanos, salvadoreños, vietnamitas, camboyanos, chinos y negros) contaron historias de su propia experiencia con la policía y las autoridades.

Un nuevo nivel de solidaridad

También fue un día para las familias y los amigos de aquellos que la policía ha brutalizado y asesinado, para que se pusieran de pie y contaran sus historias y se unieran en solidaridad con otros para dar un paso adelante al “Lanzar pitidos”. Se palpaba un sentido concreto de que ese día era el comienzo de un nuevo nivel de resistencia en marcha en todo el país.

En Anaheim, California: Los familiares y amigos de Manuel Díaz, Joel Acevedo, Martín Hernández y Caesar Cruz, asesinados por la policía de Anaheim, y Michael Nida, asesinado por la policía de Downey, juntos con activistas, vecinos de la Anna Drive y barrios cercanos, y los muchachos de la Anna Drive, se reunieron en la ofrenda para Manuel Díaz en la Anna Drive. Genevieve Huízar, la madre de Manuel, dijo: “Estamos hartos de los asesinatos policiales contra nuestras familias…. Vez tras vez, se dan por todo Estados Unidos. De Montana a Texas, de Nueva York a California, ¡que todos lancen pitidos! Todos tienen que estar presentes. ¡Que hagan sonar los silbatos!” Albert Castillo, de Chicanos Unidos, dijo: “Hoy se inicia aquí. Seguiremos haciéndolo, ¡guárdense los silbatos consigo mismos!” Los canales 52 y 4 cubrieron el evento. En Vallejo, a media hora al norte de Oakland, se celebró un mitin “A lanzar pitidos” de 30 a 40 personas en frente del palacio municipal, organizado por la familia y los amigos de Mario Romero, baleado por la policía de esta municipalidad una semana antes, mientras estaba sentado con un amigo en un carro estacionado en frente de su casa.

A partir de la resistencia, a llevarla a nuevas alturas…

En Brownsville, donde estuvo la Gira del Autobús Lo BAsico este verano y donde se repartieron silbatos por todas partes, se dio un ejemplo muy importante de resistencia en los días de preparación antes de “Lanzar Pitidos contra el Parar y Registrar”. Una noche, un joven que la policía hostigaba y esposaba, alzo la voz acerca sus DERECHOS y ante eso, los agentes le quitaron las esposas y dejaron de parar y registrar.

Así que el 13 de septiembre fue un día para popularizar, del que avanzar y cultivar más brotes de resistencia que ya se habían desarrollado antes de ese día.

* * * * *

Hay que cosechar lo que se logró el 13 de septiembre. La Red Parar la Encarcelación en Masa llama a “todos los que odian la manera en que la policía hostiga, le falta el respeto y brutaliza a la gente; a todos los que ven que el régimen de entrar y salir de la prisión les ha robado a generaciones enteras de la esperanza de un futuro; a todos los que toman partido con los millones de personas obligadas a vivir enredadas en el sistema de ‘injusticia’ criminal: que se unan a nosotros para luchar por ¡PARAR LA ENCARCELACIÓN EN MASA Y TODAS SUS CONSECUENCIAS!”

La Red también llama a tomarse las calles el 22 de Octubre Día Nacional de Protesta para Parar la Brutalidad Policial, la Represión y la Criminalización de una Generación.

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