Asesinato por un avión no tripulado
Larry Everest | 16 de diciembre de 2012 | Periódico Revolución | revcom.us
Temprano en la mañana del 6 de diciembre, dispararon dos misiles sin aviso desde un avión no tripulado (drone) de Estados Unidos que golpeó una casa en la pequeña aldea de Mubarak Shahi al noroccidente de Pakistán. Un funcionario de seguridad le dijo a la prensa que tres “militantes” habían muerto. Otro funcionario informó de cuatro muertos. No hubo una verificación independiente de la identidad de las víctimas. (“US drone kills at least 3 militants in Pakistan”, AFP, 6 de diciembre de 2012).
Esta noticia solamente originó una onda muy tenue en los medios de comunicación estadounidenses. Esa clase de asesinatos desde el aire se ha vuelto rutina, es lo normal. Desde que tomó posesión en el 2008, la administración de Obama ha incrementado enormemente el número de ataques de aviones no tripulados, lanzando más de 300 solo contra Pakistán, o sea, seis veces el número ordenado por Bush, al igual que docenas más contra Yemen, Somalia y quizás otros países en la región. Han usado los aviones no tripulados sobre Libia y ahora en operaciones de espionaje contra Irán. Los han desplegado desde docenas de instalaciones secretas en el Medio Oriente, África y el sur de Asia, dirigidos desde centros operacionales en Estados Unidos, donde al espichar un botón lanzan los misiles a miles de kilómetros de distancia del derramamiento de sangre.
Estos ataques con aviones no tripulados dejaron más de 2.500 muertos durante la última década.
¿Creando una hoja de parra jurídica para asesinatos ilegales?
En el 2008, Barack Obama, un abogado constitucionalista, se postuló a la presidencia sobre la plataforma de respetar el derecho internacional: “Estamos comprometidos con el estado de derecho porque eso es lo que somos”, dijo.
Tan pronto con tomó de posesión continuó y expandió la descarada violación del propio derecho internacional y doméstico del imperialismo bajo el régimen de Bush al escalar los ataques de aviones no tripulados en los que Estados Unidos actúa como juez, jurado y verdugo, matando a cualquiera que le parezca un oponente, inclusive a ciudadanos estadounidenses, en cualquier parte del mundo, sin ningún debido proceso legal. El presidente Obama personalmente revisó “las listas de personas para matar” que deciden quién vive y quién muere (“Secret ‘Kill List’ Proves a Test of Obama’s Principles and Will”, New York Times, 29 de mayo de 2012)
Después de oponerse categóricamente a cualquier limitación jurídica contra el derecho de Estados Unidos a matar a alguien si así lo deseara, en cualquier momento, en cualquier lugar, incluso divulgar el alcance y la justificación jurídica para su política de aviones no tripulados durante cuatro años, el New York Times informó que poco antes de las elecciones de noviembre, la administración de Obama redobló esfuerzos para “desarrollar reglas explícitas para el asesinato selectivo de terroristas por parte de aviones no tripulados, para que un nuevo presidente heredara las normas y procedimientos claros”. Durante la campaña, Obama dijo: “Una de las cosas que tenemos que hacer es establecer una arquitectura jurídica”. (“Election Spurred a Move to Codify U.S. Drone Policy”, 24 de noviembre de 2012).
Primero, lo que no está muy claro, ahora que Obama ha ganado su re-elección, si su administración aún buscara codificar su política de aviones no tripulados. Segundo, el ímpetu para crear tal política no es la flagrante inmoralidad e ilegitimidad de esos ataques de aviones no tripulados, sino más bien los debates y luchas entre los gobernantes de Estados Unidos sobre si expandir los ataques de aviones no tripulados y a qué nivel. Tercero, aún si la administración de Obama saliera con alguna argumentación jurídica, ésta no sería sino un esfuerzo de legalizar, legitimar y normalizar lo que es verdaderamente inmoral y criminal, lo que incluye intentar debilitar la pequeña pero importante creciente oposición a los ataques de aviones no tripulados.
Ataques de aviones no tripulados: Terrorismo de Estados Unidos desde los cielos
Bajo el derecho internacional (Artículo 2[4] del capítulo de la ONU), se considera el uso de la fuerza militar, tal como los aviones no tripulados, en otro país o en contra de otro país, como defensa propia solamente en respuesta a una inminente amenaza o un ataque armado en curso el que es instantáneo, abrumador y no permite elegir otros medios y ni momento de deliberación, es decir, dejar a la parte atacada ninguna otra opción.
En seguida del ataque al Pentágono y al Centro del Comercio Mundial el 11 de septiembre del 2001, Estados Unidos lanzó la que decía era una guerra legítima de defensa propia contra los “perpetradores” de esos ataques, o sea, lanzó la “guerra contra el terror”. No obstante, rápidamente salió a relucir que esta guerra no se reducía ni siquiera se centraba principalmente a perseguir a aquellos presuntos “responsables” de los ataques del 11 de septiembre de 2011. Al contrario, dicha guerra se volvió la justificación y el comodín para lanzar una guerra global para expandir y fortalecer el imperio estadounidense al perseguir a toda clase de fuerzas que los gobernantes consideraran obstáculos u oponentes, incluyendo a los que no tenían ninguna conexión con los ataques del 11 de septiembre, como el régimen de Saddam Hussein en Irak.
Como el columnista Glenn Greenwald explica, la administración de Obama ha continuado y expandido la perversión del derecho internacional del régimen de Bush y “la defensa propia” para justificar su expansión de sus asesinatos con aviones no tripulados:
“Esto se logró primero por promover la vaga y amplísima interpretación de Bush y Cheney sobre la Autorización para Usar la Fuerza Militar de 2011 (AUFM,) por medio de la cual el presidente puede perseguir no solamente a los grupos que perpetraron los ataques del 11 de septiembre (como prevé la AUFM) sino también aquellos que él dice que están ‘relacionados’ con tales grupos y pueden perseguir no solamente a los miembros de dichos grupos (como lo expone la AUFM) sino también a individuos que él dice que dan ‘apoyo importante’ a esos grupos. De ahí, Obama afianzó estas amplias teorías firmándolas como ley en el Acta de Autorización de Defensa Nacional de 2011, la que deja permanentemente codificada la interpretación de esos poderes de parte de guerra de Bush y Cheney”. (“Obama: A GOP President Should Have Rules Limiting the Kill List”, Guardian/UK, 27 de noviembre de 2012).
Obama afirma que los ataques contra Pakistán son “un esfuerzo que persigue y se centra en personas que están en una lista de terroristas activos” (New York Times, 24 de noviembre de 2012). A comienzos de 2012, en respuesta a unas preguntas sobre los ataques de aviones no tripulados, afirmó que se realizaron debido a unas “conspiraciones activas que están dirigidas contra Estados Unidos” (USA Today, 31 de enero de 2012). En realidad dichos ataques van sobre las personas que no tienen ninguna conexión con el 11 de septiembre ni plan de ningún ataque sobre el territorio de Estados Unidos, pero quienes tienen conflictos con los regímenes reaccionarios avalados por Estados Unidos en la región. El New York Times admite: “Han dirigido la mayoría de los ataques contra militantes cuya principal batalla es con las autoridades paquistaníes o que luchan con el Talibán en contra de las tropas estadounidenses en Afganistán. En Yemen algunos ataques aparentemente lanzados por Estados Unidos mataron a unos militantes que se preparaban para atacar a las fuerzas militares de Yemen”.
Además, muchos ataques realizados por Estados Unidos son “ataques signature”: no van contra unos “terroristas” en particular, pero contra los grupos o individuos que Estados Unidos ni siquiera conoce y que no puede identificar individualmente pero que sospecha que podrían participar en unas actividades que los imperialistas consideran que van contra sus intereses. Han volado en pedazos a las personas mientras conducían sus autos, mientras asistían a entierros, ¡incluso mientras rescataban a las víctimas de los ataques de aviones no tripulados! Las fuerzas armadas estadounidenses cínicamente llaman esto “double tap” [lograr dos objetivos]: no solamente matar a los sospechosos sino asesinar a los rescatistas, a los seres queridos, vecinos y cualquiera que tenga relación. En la abrumadora cantidad de los casos, esta carnicería no se da dentro cientos de kilómetros de algún campo de batalla donde los soldados estadounidenses combaten, mucho menos tienen estas víctimas ninguna conexión con el 11 de septiembre.
A nombre de luchar contra “el terror”, Estados Unidos comete miles de actos de terrorismo aéreo desde Asia central hasta el norte de África. Barack Obama continuó y expandió la descarada violación del propio derecho internacional y doméstico del imperialismo bajo el régimen de Bush al escalar los ataques de aviones no tripulados en los que Estados Unidos actúa como juez, jurado y verdugo, matando a cualquiera que le parezca un oponente, inclusive a ciudadanos estadounidenses, en cualquier parte del mundo, sin ningún debido proceso legal.
Como el Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar (SNUMQG) informó: “Living Under Drones [un informe publicado por dos grupos de investigación académica de Estados Unidos en septiembre de 2012]describe un ataque de avión no tripulado de 2006 sobre una escuela religiosa en Bajaur que dejó a más que 80 muertos, 69 de ellos niños… También describe incidentes en que los aviones no tripulados atacaron a carros y taxis, matando tan a menudo por motivos desconocidos que la gente considera que es peligroso viajar. La gente en Waziristán del Norte, una zona tribal donde la gran mayoría de la gente trabaja en la agricultura de subsistencia o el comercio, ahora evita las reuniones públicas como en las mezquitas, incluso los funerales que parecen ser blancos en particular. La gente tiene miedo de sentarse afuera en grupos; hasta los niños no pueden jugar en grupos y pocas personas salen durante la noche. Muchos padres ya no dejan que sus hijos asistan a las escuelas por temor a los ataques de aviones no tripulados” (SNUMQG, “Matanza por avión no tripulado: La guerra yanqui contra el terror en Pakistán”, reimpreso en Revolución #283, 28 de octubre de 2012).
Es decir que a nombre de luchar contra “el terror”, Estados Unidos comete miles de actos de terrorismo aéreo desde Asia central hasta el norte de África.
Estos ataques también pueden servir para intimidar y presionar a los estados clientes de Estados Unidos como Pakistán. El citado informe Living Under Drones contiene “la cronología que correlaciona la intensidad de la actividad de los aviones no tripulados de Estados Unidos con la fricción entre los dos gobiernos, especialmente en el arresto por Pakistán del contratista de la CIA, Raymond Davis, por balear a dos hombres en la calle... Basándose en el Servicio de Investigación del Congreso de Estados Unidos, el informe cita este incidente como uno de tres en que ‘parece que darle un mensaje a Pakistán sigue siendo parte del objetivo del programa [de los aviones no tripulados]’...”. En una palabra, Estados Unidos comete el asesinato en masa, de civiles en muchos casos, para presionar al gobierno de Pakistán a liberar a uno de sus propios agentes paramilitares sospechoso de haber asesinado a dos paquistaníes.
“Ataques con precisión”… asesinando a miles de personas
Obama afirma que estos ataques son “ataques con precisión contra Al Qaeda y sus afiliados” y que “los aviones no tripulados no han causado gran cantidad de bajas civiles” (USA Today, 31 de enero de 2012). “Eso constituye una descarada mentira o una vil expresión de la indiferencia absoluta hacia la vida humana… Según un informe del Bureau of Investigative Journalism de Inglaterra en febrero de 2012, ‘desde que Obama asumió el cargo hace tres años, según informes creíbles han dejado de 282 a 535 civiles muertos, entre ellos más de 60 niños. Una investigación de tres meses con informes de testigos oculares ha encontrado evidencia de que los ataques de seguimiento dejaron a por lo menos 50 civiles muertos que acudían en ayuda a las víctimas. Además, atacaron a más de 20 civiles en ataques deliberados contra entierros y dolientes’”. (“Drones, deportaciones, drogas: Los ‘3 D’ que explican por qué Obama ha sido peor que Bush”, Revolución #270, 27 de mayo de 2012)
“[E]ntre junio de 2004 y mediados de septiembre de 2012, los datos disponibles señalan que los ataques de aviones no tripulados dejaron de 2.562 a 3.325 muertos en Pakistán, de los cuales de 474 a 881 eran civiles, entre ellos 176 niños…. Además, los ataques dejaron de 1.228 a 1.362 lesionados”.
La vida de los estadounidenses no es más importante que la de la gente de otros países.
Bob Avakian, presidente del Partido
Comunista Revolucionario, Estados Unidos
Lo BAsico 5:7
En Yemen, de 2002 a 2012, estos ataques han matado de 362 a 1.062 personas, entre ellas de 60 a 173 civiles. En Somalia de 2007 a 2012, mataron de 58 a 170 personas, incluidos de 11 a 57 civiles. (“Obama terror drones: CIA tactics in Pakistan include targeting rescuers and funerals”, 4 de febrero de 2012)
Como resume Glenn Greenwald, Obama es un “presidente que ha empuñado lo que es literalmente el poder más extremo y tiránico que puede reclamar un gobierno, a fin de ejecutar a cualquiera que el líder decida, hasta a sus propios ciudadanos, totalmente en secreto y sin el más mínimo proceso debido legal, y quien se ha opuesto a todo esfuerzo para imponer un marco de límites o incluso la transparencia”.
Nada de eso ha tenido el efecto de poner fin a la violencia; todo el contrario. Ni de eso trata. Se trata de perpetuar y expandir un imperio de explotación reforzado por la violencia, tenga esa violencia el objetivo de asesinar a auténticos revolucionarios, apoyar a fuerzas de oposición locales respaldadas por Estados Unidos, intimidar a países enteros, derribar a gobiernos problemáticos o defender enormes regiones del planeta contra otros contendientes de gran potencia como China, Rusia o el país que sea. Este “gran juego” no es ningún juego pero una campaña mortífera para mantener el mundo encadenado en la miseria y la opresión.
Obama pretende legitimar, legalizar y normalizar esta violencia ilegítima.
Los intereses de Estados Unidos NO son nuestros intereses
Según una columna de opinión de Ibrahim Mothana en el New York Times (13 de junio de 2012) “el primer ataque de avión no tripulado en Yemen que se sabe que contó con la autorización del Sr. Obama, a finales de 2009, dejó a 14 mujeres y 21 niños muertos en la aldea sureña de al-Majala, según un informe del parlamento. Solamente identificaron a una de las docenas de personas como alguien con lazos fuertes con Al Qaeda”. Todo ataque como éste induce a las personas en grandes partes del mundo a pasarse al abrazo del jihadismo islámico reaccionario. Los críticos de la política de Obama acerca de los aviones no tripulados en la clase dominante reconocen esta realidad. Por ejemplo, la columna de Mothana sostiene: “Los ataques de aviones sin tripulación hacen que un número creciente de yemeníes odien a Estados Unidos y se unan a los militantes radicales…. Robert Grenier, el ex jefe del centro del contraterrorismo de la CIA, ha advertido que ese programa en Yemen corre el riesgo de convertir a ese país en un lugar seguro para Al Qaeda, similar a las zonas tribales de Pakistán, es decir, ‘el equivalente árabe de Waziristán’”.
Estos ataques tienen una lógica. Cada acción de parte de los imperialistas estadounidenses desde el 11 de septiembre de 2001 ha sido parte de “la verdadera guerra contra el terror”, la que (sin importar la nueva etiqueta con la que la han bautizado desde el régimen de Bush) siempre ha sido una injusta guerra de agresión imperialista, sea cual fuera su forma, que utiliza cualquier táctica que el gobierno estime que sirva a los objetivos del sistema. Y las tácticas militares del imperialismo estadounidense reflejan su naturaleza.
Los ataques de aviones no tripulados utilizan la tecnología avanzada del imperio de Estados Unidos en su conflicto con el jihadismo islámico y, desde el punto de vista de los imperialistas, son más eficaces en función de los costos que una invasión con tropas (incluyendo la reducción del número de tropas de Estados Unidos que quizá mueran o que regresen muy amargados de esas invasiones). Un ataque de avión no tripulado ofrece la oportunidad de la negación, para que Estados Unidos pueda afirmar que en realidad no ha invadido a muchos países, lo que es parte del discurso de doble sentido de Obama cuando dice que estos ataques “limitan nuestras incursiones en territorios ajenos” (USA Today, 31 de enero de 2012). Los ataques continúan, y continúa y se profundiza el choque entre dos fuerzas reaccionarias.
Han tomado lugar protestas y denuncias importantes contra la guerra de aviones no tripulados de Estados Unidos. Pero por lo general, en Estados Unidos la gente ha aceptado la matanza… no simplemente lo han hecho en silencio pero han votado a favor porque la muerte y sufrimiento se dan en otras partes a otras personas, se hacen de la vista gorda mientras que dichos ataques hacen añicos a niños. Pero el mero hecho de que en el sentido inmediato cortoplacista, no son estadounidenses los que se arriesgan la vida al lanzar estos ataques no significa que no se dan ni que dichos ataques no son ilegales e inmorales.
Además, los ataques de aviones no tripulados pueden ser parte de invasiones y guerras totales si los gobernantes estadounidenses deciden que ése es el camino que necesitan. Sirven de buen ejemplo las crecientes tensiones con Irán, en que los aviones de espionaje sin tripulación ya recogen información que se usaría en un ataque de Estados Unidos o Israel. Y cuando los imperialistas estadounidenses sí libren guerras totales, los ataques de aviones no tripulados a diario ya habrán preparado a los estadounidenses para aceptar y hacerse de la vista gordo ante la matanza a miles de kilómetros de distancia y para NO PREOCUPARSE por la gente de ningún país que según los imperialistas estadounidenses es un problema.
Las personas, sobre todo en Estados Unidos, tienen que dejar de identificarse con los intereses de los imperialistas estadounidenses. Los aviones no tripulados, el que maten o espíen a las personas, el que unas políticas formales los “legitimen” o no, constituyen una parte de reforzar un mundo de explotación, devastación ambiental y opresión brutal. Eso no corresponde a los intereses de la gran mayoría de la humanidad, y los intereses de los imperialistas estadounidenses no son nuestros intereses.
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