Las sanciones: Armas de muerte y destrucción en masa

Larry Everest | 17 de febrero de 2013 | Periódico Revolución | revcom.us

 

20 de enero de 2013. Irán no ha salido en primera plana en los últimos meses, pero se dice que 2013 será el año de decisión en cuanto a Irán: si Estados Unidos y sus aliados fraguarán un acuerdo con Irán para terminar o restringir el programa de enriquecimiento nuclear iraní o si Estados Unidos, Israel y otras grandes potencias atacarán a Irán.

El debate sobre la confirmación del ex senador Chuck Hagel, nominado por el presidente Obama para ocupar el cargo del secretario de Defensa, se centra en si se muestra “lo suficientemente duro” para con Irán, mientras destacados estrategas de centros de estudios llaman para preparativos abiertos para atacar a Irán, sanciones económicas más duras y “amenazas más explícitas para destruir su programa nuclear por medio de medidas militares” ("Neocons, War Hawks Call for 'Overt Preparations' for Attack on Iran. New push in US for tougher sanctions, war threats against Iran", Jim Lobe, 16 de enero de 2013).

“En 2013, a lo mejor en los próximos meses, el presidente Obama enfrentará una crisis sobre Irán. Ha rechazado categóricamente convivir con un Irán con armas nucleares bajo una política de contención al estilo de la guerra fría”, escribe el pensador imperialista Fareed Zakaria. “Eso quiere decir que o Irán claudique ante las exigencias de Estados Unidos, o Estados Unidos libre una guerra en su contra. Dado que la primera opción es sumamente improbable y la segunda muy poco atractiva, la administración de Obama tiene que encontrar una solución negociada. Eso quiere decir usar los palos y las zanahorias, o lo que se llama a menudo la diplomacia coercitiva, para conseguir un acuerdo con que Washington y Teherán pueden vivir…. Si no, 2013 será el año en que aceptemos un Irán nuclear o libremos una guerra” ("The Year We Reckon With Iran", Time, 21 de enero de 2013).

En pocas palabras, promueven las sanciones duras como una alternativa más gentil y más amable que la guerra. Quizá algunos votaron por Obama en parte porque consideraban una guerra con Irán bajo él menos probable que bajo Romney.

Pero que quede claro: intensificar las sanciones es una forma de guerra contra la población entera: una verdadera arma de destrucción masiva la que ya está imponiendo un enorme sufrimiento y muerte sobre la población de Irán. Estados Unidos mata, literalmente, a bebés y a otros sectores vulnerables de la población, aunque los propagandistas del imperio, es decir los medios de comunicación estadounidenses, raras veces mencionan ese hecho y no hay ningún debate sobre esto en la clase dominante estadounidense.

Las sanciones “selectas” seleccionan al pueblo iraní

Estados Unidos afirma que sus sanciones son “inteligentes” o “selectas” y van solamente contra el gobierno de Irán (la República Islámica de Irán) y sus máximos dirigentes. Pero Estados Unidos y sus grandes potencias aliadas (Alemania, Francia, Inglaterra y otros países europeos) están imponiendo sanciones y un embargo contra los bancos iraníes y como resultado Irán no puede adquirir los productos de importación que le urgen tanto, las que incluye las medicinas, y se han suspendido muchas importaciones. Además, muchos medicamentos y productos químicos necesarios no pueden entrar a Irán porque están prohibidos bajo las sanciones contra los productos químicos “de uso doble” con posibles usos militares.

He aquí algunos impactos, solamente por lo que se refiere a los medicamentos y medicinas:

“Cientos de miles de iraníes con enfermedades graves enfrentan riesgos inminentes por las consecuencias inesperadas de las sanciones internacionales, las que han ocasionado carencias severas de las medicinas salvavidas como las drogas de la quimioterapia para el cáncer y los agentes para coagular la sangre para los hemofílicos”, informa el Guardian UK ("Western measures targeting Tehran's nuclear programme have impeded trade of medicines for illnesses such as cancer", 13 de enero de 2013).

Irán produce la gran parte de sus medicinas, pero las sanciones han paralizado la producción ahí y como resultado no se consiguen las drogas fabricadas en Irán o son muy caras. El pasado octubre, dos compañías farmacéuticas se cerraron y otras enfrentan la posibilidad de cerrarse o la bancarrota ("The unfolding humanitarian catastrophe of economic sanctions on the people of Iran", Mehrnaz Shahabi, Fair Observer, 10 de diciembre de 2012).

El director general de la compañía farmacéutica más grande de Irán le dijo al Guardian: “Existen pacientes para los que una medicina representa la diferencia entre la vida y la muerte. ¿Qué hace el mundo acerca de esto? ¿Piensan Inglaterra, Alemania y Francia en lo que hacen? Si uno tiene cáncer y no puede encontrar su droga de quimioterapia, la muerte te llegará pronto. Es así de simple”.

Su compañía ya no puede comprar el equipo médico, por ejemplo las máquinas para esterilizar, necesarias para fabricar muchas drogas y algunas compañías farmacéuticas grandes del occidente se niegan a tener tratos con Irán. “El occidente miente al decir que no ha impuesto sanciones contra nuestro sector médico. Muchas compañías médicas nos han sancionado”, dijo.

Según el Guardian, existe una “inminente” crisis de salud en Irán. Cada año diagnostican a 85.000 nuevos pacientes de cáncer que necesitan la quimioterapia y la radioterapia, las que ahora escasean.

“Los expertos de salud iraníes dicen que esa cifra anual se ha duplicado en cinco años, refiriéndose a un ‘tsunami de cáncer’ probablemente causado por la contaminación del aire, agua y suelo y posiblemente por la alimentación y otros productos de importación, de bajo costo y mala calidad…. Se estima que a 23.000 iraníes enfermos de VIH/SIDA se les ha restringido severamente el acceso a las drogas que los mantienen con vida. La sociedad que representa a los 8.000 iraníes que padecen la talasemia, una enfermedad de la sangre heredada, ha dicho que sus miembros están empezando a morir por falta de una droga esencial, el deferoxamine, que se usa para controlar el contenido del hierro en la sangre”.

Los más de 8.000 hemofílicos de Irán corren peligro grave. Es cada vez más difícil conseguir los agentes para coagular la sangre y las operaciones para los hemofílicos “virtualmente se han suspendido por los riesgos ocasionados por la escasez”, informa el Guardian. A fines de octubre de 2012, un niño de 15 años se murió por falta de un medicamento coagulante. El presidente de la Sociedad Hemofílica de Irán dijo: “Los países que afirman que les importan los derechos humanos están secuestrando de manera descarada a las personas más vulnerables. Unos pocos días de demora incluso puede ocasionar consecuencias graves como una hemorragia o la discapacidad” (Mehrnaz Shahabi). El año pasado, la Sociedad Hemofílica de Irán le dijo a la Federación Mundial de la Hemofilia que la vida de decenas de miles de niños estaba amenazada por la escasez de medicamentos” ("Sanctions Will Kill Tens of Thousands of Iranians," Muhammad Sahimi, antiwar.com, 8 de agosto de 2012).

Para repetir, esto solo se refiere al impacto de las sanciones sobre los servicios de salud en Irán; además, existen cientos de otras formas grandes y pequeñas de devastación de la población.

Ellos se dan cuenta… y de todos modos matan a los bebés

La administración de Obama y sus aliados conocen muy bien el impacto de las sanciones sobre el pueblo de Irán, incluyendo a los bebés indefensos. De hecho, han confesado en los raros momentos de decir la verdad (principalmente en sus propias filas en discusiones sobre estrategia y tácticas) que el motivo básico de las sanciones es de causar sufrimiento y descontento en la población de Irán para que ésta presione o tumbe la República Islámica de Irán. Un artículo del Washington Post de 2012 dice: “La administración de Obama ve las sanciones económicas contra Irán como una forma de impulsar el descontento público que ayudará a obligar al gobierno a abandonar un supuesto programa de armas nucleares, según un funcionario de inteligencia de alto rango de Estados Unidos” ("Public ire one goal of Iran sanctions, U.S. official says", 10 de enero de 2012).

Una columna del derechista Wall Street Journal argumentó que las sanciones eran “una herramienta para precipitar el colapso del régimen” ("What Iran Sanctions Can and Can't Do", Emanuele Ottolenghi, 24 de julio de 2012).

Demasiadas personas consideran que las sanciones son una alternativa razonada, pacífica o diplomática a la guerra. Tonterías.

Digo tonterías porque las sanciones ya matan, pero también lo digo porque las sanciones pueden formar parte de los preparativos o estrategia para una guerra. Eso es lo que le hizo Estados Unidos a Irak antes de la guerra del golfo Pérsico de 1991 y antes de la invasión y ocupación de Irak de 2003. Durante los 13 años de sanciones entre esas dos guerras, murieron más de un millón de iraquíes, probablemente más de dos millones. ¿Esas sanciones impidieron la guerra? No. Porque un objetivo de las sanciones imperialistas es de ganarse el apoyo del público para una guerra cuando la estimen necesaria: “Hemos ensayado las sanciones y tuvimos que recurrir a la guerra”, afirmarán.

Otro objetivo es ablandar al enemigo para que sea más fácil librar la guerra en su contra, de nuevo, cuando los imperialistas la estimen necesaria.

Las sanciones o la guerra = la agresión imperialista

Ni la guerra imperialista, las sanciones imperialistas ni la “diplomacia” imperialista no son sino formas diferentes de agresión imperialista. Ninguna es moral ni justa. Es preciso oponérseles a todas. Es inmoral e inadmisible que las personas en Estados Unidos se sienten de brazos cruzados, pasivas y calladas mientras cometen estos crímenes en nuestro nombre, resultando en el sufrimiento y la muerte de miles de personas a miles de km de distancia.

No podemos aceptar que las opciones sean las sanciones o la guerra, la muerte lenta o la muerte rápida. Estados Unidos mata a civiles iraníes al servicio de un imperio injusto y eso es algo a lo que debería oponérsele y protestar todo el que tenga conciencia, incluida una conciencia básica de lo bueno y lo malo.

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