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Las cuatro grandes mentiras y la verdad acerca de Lincoln

Toby O’Ryan | 10 de marzo de 2013 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Sin la esclavitud, Estados Unidos no existiría tal como lo conocemos hoy. Eso es una verdad simple y básica”. — Bob Avakian, Lo BAsico 1:1


Las cuatros grandes mentiras de Lincoln

1) La mentira: Se eliminó la esclavitud principalmente mediante un trabajo dentro del sistema político.

La verdad: Se requirió una gran guerra —una guerra que tomaron más vidas estadounidenses que cualquier otra guerra en la historia— para resolver el asunto.

2) La mentira: En realidad Lincoln quería abolir la esclavitud desde el principio, pero tenía que ocultar sus sentimientos a fin de lograrlo. Solamente se podía poner un fin concreto a la esclavitud por medio de sus tácticas hábiles

La verdad: Lincoln sólo llegó a estar a favor de la abolición inmediata de la esclavitud en el Sur después de que se había desarrollado mucho la guerra de Secesión y sólo cuando tuvo que decidir entre la abolición o la derrota de la Unión; y sólo apoyó la plena abolición en todo el país cuando se acercaba el fin de la guerra.

3) La mentira: Los abolicionistas (los que estaban a favor del fin inmediato de la esclavitud) tenían que transigir para estar eficaces.

La verdad: Los abolicionistas lograron polarizar, y polarizar de nuevo, a la nación entera acerca de esta cuestión y en realidad crear las condiciones favorables para una guerra civil para poner fin a la esclavitud, porque, como un movimiento, se negaron a transigir sobre los principios.

4) La mentira: La historia de Estados Unidos es un proceso de solucionar, aunque de modo despacio a veces, el “problema” de la injusticia racial.

La verdad: La historia de Estados Unidos, y la realidad actual, es la de un racismo que se adapta constantemente en nuevas formas. El sistema estadounidense del capitalismo ha tenido una fuerte corriente de supremacía blanca desde su comienzo, y esa corriente todavía sigue siendo igualmente fuerte.

Y, por consiguiente, no existiría un arte y una cultura estadounidenses como los conocemos hoy sin la esclavitud y la larga sombra que proyectan hasta hoy día. Más específicamente, en casi todas las épocas ha habido una distintiva obra de arte importante ya sea sobre la esclavitud o sobre la guerra de Secesión.

Ahora tenemos Lincoln, la que aspira a ser la obra maestra de esta generación sobre el tema. De hecho, Lincoln es una obra de veneno almibarado que confunde, o encubre, unas verdades esenciales sobre Estados Unidos. No tanto por mentiras o invenciones descaradas (aunque sí contiene algunas distorsiones e invenciones burdas creadas por el guionista Tony Kushner), sino por unas verdades a medias y tergiversaciones. En conjunto, todo eso sirve para presentar una cantidad de conclusiones erróneas específicas, al servicio de una visión invertida del mundo — tanto en ese entonces como ahora.

Esto NO es algo inofensivo. Es una gran parte de la manera en que se forman y refuerzan las ideas de lo que es verdad y por eso es importante analizar esta película cabalmente. Empecemos.

La guerra, y no las maniobras políticas burguesas, puso fin a la esclavitud

Mentira número uno: El director, Steven Spielberg, y Kushner decidieron centrar Lincoln en la adopción de la XIII Enmienda de la Constitución, la que prohíbe la esclavitud y habilita al Congreso para aprobar las leyes que aplican esa prohibición. Según la película las maniobras legislativas de Lincoln fueron el elemento decisivo en la abolición de la esclavitud. Y la posibilidad de que rápidamente esta película sea incluida en el currículo de todos los estudiantes de escuela intermedia en el país como la lección sobre la guerra de Secesión (al igual que La lista de Schindler de Spielberg es la lección sobre el genocidio nazi contra los judíos de Europa) significa que esto es lo que la mayoría de la gente aprenderá como la manera esencial en que se abolió la esclavitud.

Aunque la película recalca este tema repetidas veces, la GUERRA que fue necesario librar para terminar la esclavitud aparece muy poco en la pantalla. Vemos al comienzo una escena de una batalla que dura menos de un minuto y después otra escena muy breve hacia el final en la que Lincoln mira a un montón de cadáveres en el campo de batalla y abrumado le dice al comandante de la Unión, Ulysses Grant, que han hecho “cosas terribles”. ¿“Terribles”? Cabe decir que esta escena no retrata las atrocidades o crímenes de guerra, sino unos soldados que murieron para defender un sistema, un “estilo de vida”, una “herencia” que estribaba en la esclavización y la tortura y la opresión absoluta de millones y millones de seres humanos, generación tras generación. (Hay una bandera de la Confederación muy evidente entre los muertos para recalcar precisamente esa idea). Y de aún más relevancia, ¿por qué no se mencionan en Lincoln los verdaderos horrores terribles de la esclavitud — el secuestro y asesinato sistemáticos de millones de personas, las crueldades indescriptibles del “proceso de domar al esclavo” en el cual quebraron y condicionaron a las personas para ser esclavos, las generaciones de cruel explotación, los siglos de tortura y violación sistemática, la ruptura forzada de familias y la venta de los hijos, incesantemente? ¿Por qué todo eso no se menciona siquiera en Lincoln y por qué se limitó el desenmascaramiento de la verdad de la esclavitud a la escena donde el sastre de Mary Lincoln dice que cuando niña fue golpeada con una pala y cuando el hijo de Lincoln insiste en mirar fotos de esclavos? La película Django desencadenado, aunque claramente de ficción, fue muchísimo más acertada que la supuesta película históricamente “acertada” Lincoln — y cabe notar que Quentin Tarantino, quien dirigió y escribió Django desencadenado, ha dicho que él solamente incluyó en su película un décimo del horror verdadero de la esclavitud porque no creía que una audiencia podría soportar más.

Bien, ¿fue decisiva la XIII Enmienda? No, no lo fue. El decisivo punto de viraje político en la guerra fue cuando las circunstancias así como la opinión pública obligaron a Lincoln a emitir la Proclamación de Emancipación (que liberó a los esclavos, aunque solamente en los estados que eran parte de la Confederación) y después, a permitir que los hombres negros se alistaran en el ejército de la Unión. Y la Proclamación de Emancipación no tenía nada que ver con el Congreso — Lincoln la emitió por medio del poder ejecutivo, pasando por alto al Congreso. (Más sobre la Proclamación de Emancipación abajo). La XIII Enmienda convirtió en ley lo que se había ganado en el campo de batalla. Por eso la mayoría de historiadores no la tratan mucho, algo que el mismo Kushner mencionó en una entrevista con Charlie Rose, diciendo que en todos los libros que había leído, solamente un autor entró en detalle y a fondo sobre la XIII Enmienda.

A pesar de esto, Spielberg y Kushner decidieron dar la fuerte impresión de que lo más decisivo fue la legislación adoptada bien al final de la guerra por medio de la hábil combinación de presión, soborno y concesiones de parte de Lincoln. En el mundo que Spielberg y Kushner inventan, las negociaciones en el Congreso son la fuerza motriz del cambio profundo; en el mundo que existe en realidad, la lucha, los sacrificios y la muerte de las masas populares eran y son necesarios para cualquier cambio básico y concreto.

Embelleciendo las verdaderas opiniones de Lincoln sobre la esclavitud

Mentira número dos: Lincoln, tal como da a entender la película, se opuso a la esclavitud desde el comienzo, pero tenía que disimular su punto de vista. Esto se da a entender en una escena crucial en que Lincoln visita al representante radical Thaddeus Stevens para persuadirlo para atenuar su postura, para que se adopte la XIII Enmienda.

Django Unchained Dog Scene

Hay más verdad en la escena de los perros en Django desencadenado que en toda la película Lincoln.

Es preciso analizar esta escena. Stevens explica lo que en su opinión será el programa necesario después de la guerra para efectivamente destruir la esclavitud y emancipar a los esclavos: el castigo de los dirigentes y esclavistas del Sur, el reparto de la tierra a los ex esclavos, el poder político para los ex-esclavos y el cumplimiento de todo eso mediante la ocupación armada. Hasta dice que la esclavitud ha corrompido y corroído completamente la brújula moral de los estadounidenses blancos y que el rol de los líderes es DIRIGIR — y no seguir a la cola de lo que la gente pudiera querer en un momento dado. Lincoln objeta un poco al programa de Reconstrucción de la post-guerra que había planteado Stevens, y de ahí relata una parábola intencionada: aunque uno necesite una brújula, una brújula en sí no le dirá cómo evitar los pantanos y otros obstáculos. La esencia de esta escena es que Lincoln y Stevens compartían un objetivo común, el de poner fin a la esclavitud, pero que aquél estaba buscándolo por medios más sabios y realistas y mediante una dirección diferente, para alcanzar el mismo fin.

La verdad es lo siguiente: La posición política de Lincoln hasta septiembre de 1862 no estuvo a favor de la abolición de la esclavitud, ni la emancipación de los millones de negros mantenidos en esclavitud en las plantaciones infernales. Su posición fue de oponerse a la extensión de la esclavitud a otros estados fuera del Sur mientras conservaba las relaciones esclavistas en el Sur. Durante el primer año y pico de la guerra de Secesión, Lincoln continuó afirmando que si se pudiera mantener unida la Unión sobre la base de continuar con la esclavitud en el Sur, él estaba de acuerdo; y que el propósito de la guerra de Secesión NO era el de liberar a los esclavos sino el de mantener el gobierno de Estados Unidos como una única entidad que comprendiera tanto los estados del Norte como los del Sur. Y durante todo este período, y, para repetir, esto se extendió al menos hasta finales de 1862, Lincoln sostenía que todos los negros que fueran liberados deberían “reestablecerse” en África.

Esta posición no era solamente la de Lincoln, sino que correspondía a la manera que los capitalistas del Norte percibían sus intereses de clase en ese entonces. Los representantes políticos de esos capitalistas chocaban con los representantes de los estados esclavistas sobre toda una gama de asuntos. En resumen, los capitalistas querían un mercado nacional unificado en el cual pudieran vender sus productos y querían políticas que protegieran ese mercado y su naciente industria contra la competencia europea; querían una agricultura basada en unos agricultores individuales con pequeñas propiedades que en ese momento era la forma de agricultura más productiva; y otras cosas. Los esclavistas, que dependían de las materias primas como el algodón, el arroz y el tabaco que exportaban a Europa, NO querían esas cosas. Les urgía expandir las tierras dispuestas para la agricultura con la mano de obra esclava, porque esa agricultura NO era moderna y tendía a agotar la tierra. De ahí que se opusieron a cosas como el “Homestead Act” (la legislación que concedía las tierras al oeste del Misisipí —¡prometidas anteriormente a los pueblos indígenas!— a los pequeños agricultores), y la idea de construir un ferrocarril del Atlántico al Pacifico. (Se adoptaron ambas medidas en 1861, inmediatamente después del comienzo de la guerra). Y los esclavistas querían proteger el trato acordado en la Constitución que les daba a los esclavistas el control, en esencia, de algunas instituciones esenciales del poder político. Eso suscitó conflictos mayormente agudos en todas las esferas de la vida. Pero en vez de hacer añicos del poder de los esclavistas, los capitalistas buscaban refrenarlos y disminuir gradualmente su poder, temiendo la inestabilidad social que la abolición pudiera generar.

Eso solo cambió en el primer año de la guerra de Secesión, cuando Lincoln —y, para repetir, la parte predominante de la clase que él representaba— se dieron cuenta de que a menos que el gobierno estadounidense pusieron en libertad a los esclavos, corrían un gran peligro de que la guerra terminara según los términos de los esclavistas. Al poner en libertad a los esclavos, el Norte hizo tres cosas importantes: impulsó un enorme movimiento de esclavos que huían de las plantaciones del Sur, lo que paralizaba fuertemente la producción; puso a su disposición una gran reserva de soldados negros, que pronto aprovechara y que resultó crucial para la guerra; y dotó de una misión moral a los soldados y los civiles del Norte. No obstante, se requirieron dos años y medio de una sangrienta guerra demoledora para aplastar a los esclavistas.

En cuanto al punto de vista personal de Lincoln, la mejor evidencia parece indicar que personalmente consideraba que la esclavitud era desagradable pero tenía muy poco afecto por los negros. Como ya se mencionó, él favorecía el “reestablecimiento” de los negros en África y a finales de agosto de 1862 lo recomendó en una reunión con un grupo de líderes afroamericanos libertos — misma en que además aparentemente ¡les echó la culpa por la guerra! La muy buena serie de televisión de la PBS, The Abolitionists (Los abolicionistas) detalla eso así como la verdadera postura de Lincoln sobre la esclavitud. Muy lejos de ser “el hombre más puro de América”, que según esta película Stevens le llamaba a Lincoln, la moralidad de Lincoln, como se ve en esta reunión de 1862, era del cálculo rastrero típico del capitalismo en combinación con la actitud supremacista blanca de que los blancos merecen privilegios y derechos especiales: “¿A quién le importa la justicia? Como quizá ustedes los ex esclavos constituyan un problema, ¿por qué no se mudan a África, donde quizá podamos usarlos para colonizar a otras personas?”

Pero Kushner no aceptará ese punto de vista, ni en su guión ni en su visión del mundo. Tanto en la película como luego en la entrevista con Charlie Rose, justifica las declaraciones de Lincoln durante toda su vida como unas estratagemas políticas para mantener en cintura a los estados que conservaban esclavos pero que no dejaron la Unión. En otras palabras, según Kushner, en todo ese tiempo mentía Abraham el Honesto. No existe ninguna evidencia que apoye ese argumento; lo que sí existe es el deseo de Tony Kushner de proyectar sus propios valores e ilusiones sobre Lincoln.

¿Por qué hablar de esto? Porque las ideas sobre Lincoln basadas en los deseos son típicas no sólo de Tony Kushner sino de muchísimas personas, y hacen mucho daño. Kushner, quien en un momento de su vida sostenía posiciones progresistas importantes, ahora invoca esta visión de Lincoln y la lógica subyacente para defender y elogiar al criminal de guerra Barack Obama, por ejemplo en la entrevista con Charlie Rose. La idea de que eran los sueños de la emancipación los que motivaban a Lincoln —en lugar de lo que más servía a los intereses de la clase capitalista— deja que las personas como Kushner, el que cuenta con importantes privilegios, permanecer en un espacio de comodidad y seguridad en el que no tienen que pensar mucho en las grandes injusticias que tal vez les indignaran cuando eran jóvenes y de modo que ahora no tengan que confrontar lo que se necesitaría concretamente para lidiar con esas injusticias. De hecho, las maneras en que Kushner (y, se supone, Spielberg) usan esta película para promover una línea política particular se manifiestan con mucho descaro en esta entrevista con Rose — por ejemplo cuando Kushner dice al final de la entrevista que de joven le atraía más la revolución, pero ahora cree que es posible que la evolución lenta sea el camino indicado. No se trata de dar por perdidas a las personas como Kushner, pero éstas tienen que reconocer la realidad y dejar de engañarse a sí mismos y a otros.

Los abolicionistas:
Basándose en los principios, luchando para cambiar los términos

Esto nos lleva a la Mentira número tres: “Para emancipar a los esclavos, los radicales tenían que comprometer sus principios”. En la escena culminante de la película, Thaddeus Stevens pronuncia un discurso ante la Cámara de Representantes en el que, para que se adopte la XIII Enmienda, renuncia a su principio de larga data de otorgar la plena igualdad social a los negros. (La XIII Enmienda proscribió la esclavitud y estableció la igualdad ante la ley para los negros. Previo a esa enmienda, la ley oficial de Estados Unidos estipuló que los negros no tenían ningún derecho que un blanco tuviera que respetar (¡!). Pero la XIII Enmienda no les otorgó el voto ni otros derechos sociales y políticos.)

Black History - Abolitionists

Los abolicionistas comenzaron con pocas fuerzas. Se negaron a transigir sobre sus creencias y se toparon con mucha oposición y violencia. Pero conservaron sus principios y cambiaron a la nación entera. Arriba, Frederick Douglass habla con John Brown en una escena de la serie de televisión The Abolitionists de la PBS.

Esto hace le caso omiso, oportunamente, al hecho más importante acerca de los abolicionistas: durante 30 años se negaron a retroceder y se negaron a transigir en sus ideas, luchando en muchas formas por la abolición de la esclavitud, a menudo ofrendando su vida en el proceso. De hecho, siempre intentaban intensificar la lucha. Pero es necesaria la traición de principios de Stevens —junto con la escena en que expresa su satisfacción propia por haberlo hecho— para que Lincoln sea el gran héroe de la imaginación de Spielberg y Kushner. Aunque Stevens lo haya hecho —y todavía no he podido verificarlo—, éste es un caso de presentar un hecho muy atípico y raro a fin de ocultar una verdad mucho más grande. Y, para repetir, todos pueden y deberían ver la citada serie de la PBS.

Mentira número cuatro: “Todavía existen injusticias en Estados Unidos, pero en general Lincoln y la historia de los negros demuestran que la democracia estadounidense mejorará las cosas a fin de cuentas”. A lo largo de la película, hay indicios muy burdos que promuevan la idea de: “qué tan lejos hemos avanzado”. En una escena, un soldado negro le dice a Lincoln que pronto habrá oficiales negros y luego tenientes negros y así sucesivamente, mientras que Lincoln sonríe benignamente. ¿Pero qué es la verdad? Sí, se ha dado enormes luchas y grandes sacrificios. La guerra de Secesión presenció la muerte de 35.000 soldados negros, un índice de bajas dos veces mayor que el de los blancos. Pero poco tiempo después de la guerra —en 10 años— los negros se encontraron atrapados en una forma diferente de la esclavitud: la aparcería y el Jim Crow [unas condiciones sociales y políticas brutalmente racistas y segregacionistas], avalados por el terror Jim Crow. Después de eso, de nuevo por medio de enormes y traumáticos trastornos sociales, políticos y económicos, las masas negras emigraron a las ciudades — pero otra vez terminaron en la parte más baja del orden social, superexplotadas como trabajadores asalariados, es decir, si es que pudieran encontrar trabajo. La lucha por los derechos civiles y luego la lucha de liberación negra surgieron como respuesta. Una vez más, muchas personas ofrendaron la vida, pero el sistema, aunque sacudido de nuevo, no resultó destrozado. Al contrario, se dieron unas pocas concesiones — y unas formas nuevas, más retorcidas, de la opresión. Así que ahora tenemos un “nuevo Jim Crow” de brutalidad y asesinato policial, de una criminalización al por mayor y la encarcelación en masa, y de una discriminación legalizada. ¿De qué modo comprueba eso la ilusión que promueven Tony Kushner y Steven Spielberg en Lincoln?

Golden Shovel Award
Aunque Spielberg y Kushner ganaron algunos premios por la película Lincoln, el único que merecen es La Pala de Oro que celebra la más grande cantidad de caca paleada en una película particular. Categoría: películas norteamericanas.

Al mismo tiempo, sí existe un cacho de la verdad en el gigantesco tanque de caca que Lincoln representa: la noción de que si Lincoln hubiera vivido, hubiera tratado a los derrotados dueños de esclavos del Sur “con guantes de seda”. Eso se expresa cerca del fin de la película cuando Lincoln dice que “a mí no me importaría” que se permitiera que Jefferson Davis, el líder de la Confederación, escapara a otro país en lugar de ir a dar a la cárcel. En los hechos, eso no dista mucho de lo que pasó en los hechos. Aunque el mismo Davis cumplió varios años en la prisión, casi todos los demás oficiales de la Confederación cumplieron o poco tiempo o ningún tiempo en la prisión y regresaron a altos cargos de poder.

Veamos un agudo ejemplo que lo revela todo: Ahorcaron a John Brown, el abolicionista, dos meses después de que atacó el arsenal federal en Harper’s Ferry, Virginia, a fin de tomar armas y distribuirlas a los esclavos, y también ahorcaron a la gran mayoría de su escuadra. A Robert E. Lee, el máximo líder del Ejército de la Confederación, le confirieron los honores más elevados; la película presta mucha atención a mostrar que el Ejército de la Unión permitió que Lee conservara su espada (un gran símbolo de honor) cuando se rindió, y luego se quitaron los sombreros y le saludaron a Lee mientras él se iba a caballo.

Lo que Lincoln no muestra es que después de la rendición y luego el asesinato de Lincoln, los ex esclavistas en esencia siguieron impenitentes y desataron un régimen de terror contra los ex esclavos. La facción “radical” del Partido Republicano, la de Thaddeus Stevens, impulsó la adopción de legislación que habilitó a las personas a votar, ocupar cargos políticos y tener tierras, y mandó al ejército al Sur para protegerlos. Pero en unos pocos años, la situación cambió otra vez, y le convenía más a los intereses de la burguesía en su conjunto volver a integrar en las estructuras del gobierno a sus ex rivales, los ex esclavistas y volver a subyugar a los ex esclavos de nuevas formas. Para 1876, ya habían traicionado el breve período de la Reconstrucción y establecieron firmemente el nuevo reinado del Jim Crow y todos sus horrores.

Ahora tenemos que decir que todo eso constituye un excelente ejemplo de las consecuencias de “buscar puntos en común” y “buscar tratos” (¡con los dueños de esclavos!), o sea, las únicas consecuencias posibles, y las consecuencias que se pretendían desde el principio: en esencia la misma división entre el opresor y el oprimido, a veces con un contenido un poco diferente. Y en el caso de Estados Unidos, las consecuencias son el mismo pacto entre los varios intereses de la clase dominante para conservar y actualizar las instituciones de supremacía blanca al núcleo del sistema y orden social del capitalismo estadounidense — aunque hoy un hombre negro presida esas instituciones.

Si la historia de Estados Unidos demostrara algo, sería que no se puede lidiar con esta injusticia centenaria dentro de los confines de este sistema; que se necesita la revolución, y nada menos que la revolución; y que cualquier otra cosa es una tontería.

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