La justa resistencia al asesinato policial de Kimani (Kiki) Gray...
Y la represión de parte del sistema

31 de marzo de 2013 | Periódico Revolución | revcom.us

 

De un corresponsal

El 9 de marzo de 2013, dos agentes encubiertos del Departamento de Policía de Nueva York (NYPD) mataron a sangre fría a Kimani (Kiki) Gray, 16, en una calle residencial del barrio de East Flatbush de Brooklyn. Kimani, quien creció ahí y luego se mudó a otra parte, cotorreaba con unos viejos amigos después de acudir a una fiesta de quinceañera cuando los agentes lo orillaron. En cosa de segundos, Kimani yacía sangrando en la acera. Según un testigo presencial, mientras se le acababa la vida, Kimani gritaba muy adolorido. Un policía paraba sobre él y respondió: "Quédese ahí abajo o le dispararemos de nuevo".

Protest against the police murder of Kimani Gray, March 24, 2013

El 24 de marzo, Ciudad de Nueva York: Más de 200 personas se congregaron el domingo por la tarde en East Flatbush, Brooklyn, en una protesta contra el asesinato de Kimani Gray, 16, por agentes encubiertos de la policía. La acción, que se anunció ampliamente en la radio y televisión todo el día, fue convocada por la Red Parar la Encarcelación en Masa, y acudieron individuos de toda la ciudad, incluyendo al Club Revolución que conjuntó el mitin con un dinámico micro humano. Grandes manadas de policías se presentaron en todo el barrio como un ejército de ocupación. Las autoridades habían negado un permiso para el acto al igual que lo hicieron anteriormente en la semana contra los padres de Kimani. Como le dijo Carl Dix a la multitud: "He aquí lo que ellos nos dicen: 'Nosotros podemos matar a sus hijos pero ustedes no pueden protestar'. Tenemos que responder: Para nada. ¡Lucharemos, opondremos resistencia!" Al recorrer muchas manzanas de East Flatbush, muchísimas personas salieron de sus hogares, se pararon en las entradas y aclamaron a los manifestantes; para unirse a la acción, algunos cruzaron los cordones de los policías y unos jóvenes se burlaban de la policía: "¿Ustedes me van a matar ahora?" La marcha concluyó en frente de la delegación 67, cercada como una fortaleza. Por toda la tarde, las televisoras, emisoras radiales y periódicos cubrían la protesta.
Foto: Especial para Revolución

Lean la manera en que el New York Times informa sobre la propia versión de la policía: dicen que vieron a Kimani con sus amigos y que éste "se ajustaba la cinturilla de manera sospechosa", lo que causó que ellos desenfundaran sus revólveres y se le acercaran. ¡Piensen en eso! Según la policía, el que un joven negro se ajuste los pantalones basta para iniciar un encuentro mortífero, del mismo modo que bastó el que el justiciero vigilante George Zimmerman persiguiera y matara a Trayvon Martin quien caminaba de noche vestido de una sudadera con capucha.

El New York Times publica la versión de la policía: Que Kimani "se apartó del grupo" y les apuntó a los policías con una pistola, y que la reacción inmediata de éstos era de abrir fuego, con 11 tiros. Según la autopsia, Kimani, un joven hombre pequeño de tal vez 45 k, recibió siete tiros de balas expansivas, fabricadas para maximizar las lesiones. ¡Tres tiros le entraron por la espalda!

La madre de Kimani, Carol Gray, habló de lo que pasó: "Incluso después del primer tiro, ¿por qué el segundo? ¿Por qué el tercero? ¿Por qué el cuarto? ¿Por qué?" Declaró que habían "masacrado" a su hijo.

Apenas se había despejado el humo, cuando todas las autoridades corrieron a afirmar, como lo suelen hacer cuando la policía mate a las masas, de que se trataba de un "homicidio justificado". El jefe del NYPD Ray Kelly afirmó que "no hay nada que indicara en este momento que en este incidente de dispararle a un individuo, haya algo que no concordara con los lineamientos oficiales". El alcalde de la Ciudad de Nueva York, Michael Bloomberg, afirmó: "Hasta ahora, según todos los indicios, el hombre joven tuvo un arma", no obstante que una valerosa testiga presencial que estuvo cerca del incidente ya se había presentado para decir que la versión de la policía era una mentira, que Kamini no tenía un arma, que la policía no le dio tiempo para rendirse, que Kamini retrocedía cuando lo mataron. De acuerdo a este sistema, la frase "según todos los indicios" implica que lo que la policía dice es "la verdad" y no importa ninguna otra cosa.

No han arrestado a los agentes que mataron a Kimani y además, éstos siguen de "licencia administrativa" con paga, y según todas las versiones, las autoridades se proponen encubrir totalmente este asesinato.

Todo lo que acabo de describir, y otros elementos que trataré en adelante, ponen al descubierto y concentran la realidad de que este sistema, sus politicastros voceros y sus asesinos agentes armados, la policía, desprecian cienporcien la vida de las masas, sobre todo la vida de los jóvenes negros y latinos, a los cuales odian y temen. Eso recalca el hecho de que nada menos que una lucha resuelta, férrea y amplia podría obtener algo de justicia para Kimani y que únicamente una revolución que elimine este sistema entero podría poner fin al trato brutal y el asesinato de nuestros jóvenes a manos de la policía.

La maquinaria de muerte y la maquinaria de mentiras

Tan pronto que la maquinaria de muerte del sistema segara la vida de Kimani, empezó a operar su maquinaria de mentiras, vomitando venenos para justificar el asesinato. Una buena parte de los medios informativos repitieron la versión de los sucesos por parte de la policía como si fuera algo comprobado, en lugar de lo que muy probablemente representa: la versión de unos tristemente célebres mentirosos con las manos empapadas de sangre a fin de cubrirse a sí mismos. Si bien, según los medios informativos, existen "versiones contradictorias" de parte de los testigos presenciales, por lo general no le han prestado ninguna atención en absoluto a dichas versiones.

La principal manera en que el sistema "justifica" los actos de la policía es, en esencia, satanizar a Kimani, al igual que constantemente satanizan a los jóvenes en general. La policía dice que Kimani no era "ningún ángel", como si eso fuera el criterio que permitiera que la policía lo matara. Divulgaron una supuesta hoja de antecedentes y un video que supuestamente lo muesta involucrado en un pleito de poca monta entre pandillas, y afirman que él es un pandillero violento, con la insinuación de que hicieron un favor para el mundo cuando lo mataron. El reaccionario cotidiano New York Post no meramente "insinuó"; en una columna titulada "Échenle la culpa a Kimani Gray", Bob McManus tilda a Kimani de "aspirante a psicópata de 16 años de edad" y se refiere a sus amigos que protestaron por el asesinato como "maleantes". Según los agentes, ante este peligroso delincuente, no tuvieron opción salvo matarlo a balazos.

No existe nada que justifique creer en las mentiras oficiales sobre Kimani y lo que le pasó. Independientemente de lo que pasó precisamente en los pocos minutos que tardaron los policías en robarle la vida a Kimani, la realidad más profunda es que este sistema ha colocado a muchos jóvenes en una situación imposible en la cual muchas veces la delincuencia y las pandillas no sólo dan la apariencia de ser la única manera de obtener dinero sino también la única manera de obtener algo de respeto, tener algo de dignidad y algo de protección.

"Marco" (nombre ficticio), un hombre de negocios del rumbo, le dijo a Revolución: "De hecho, estos chicos no tienen dónde estar. Estas esquinas de la calle son su patio de recreo y los oficiales nunca los dejan en paz". Describió unos incidentes en que la policía les esposa a los chicos y los echa al suelo bocabajo. Señaló que no hay parques, empleos, centros comunitarios. "¿Qué se supone que deban hacer estos chicos? ¿Dónde se supone que deban estar?"

Marco indicaba algo muy profundo: estos jóvenes, y millones de jóvenes parecidos por todo Estados Unidos, crecen en unas condiciones en las que les espetan que no son nadie, que carecen de valor, que no merecen nada… y que es posible que les robe su propia vida en un instante porque "se portan de manera sospechosa", "se ajustan la cinturilla", corren o no corren. La tasa de desempleo de los jóvenes de los barrios marginados de las ciudades es de 40%.

No es un accidente que uno de cada nueve jóvenes hombres negros esté preso o que más hombres negros estén en las prisiones que en las universidades, pues existe una sistemática política de encarcelación en masa que acorrala a millones de personas. El NYPD, que acaba de festejar el encuentro número cinco millón del parar y registrar, de plano procura cerciorarse de que cada joven negro o latino en la ciudad tenga una hoja de antecedentes, misma que fabrican las autoridades como parte de lubricar el cauce hacia la encarcelación en masa.

En East Flatbush, la policía tiene una presencia constante, de hostigar sistemáticamente a los jóvenes. Al acercarse a cualquier grupo de hombres jóvenes en una esquina para conversar, éstos siempre estarán al tanto de lo que hace la policía, a la espera del ataque sorpresa, la humillación, las amenazas y quizá las golpiza y los arrestos. Hasta aquellos que se encuentran en los primeros años de su adolescencia y que tienen solamente 10, 11 o 12 años de edad están sometidos a registros escandalosos por parte de policías armados con sus amenazas los que les hablan a los jóvenes como si fueran unos viles.

La protesta y la represión del estado policial

Toda esta opresión, todo este dolor, todo esta furia embotellada constituyen el telón de fondo del heroico brote de protesta que irrumpió el 10 de marzo y que persistió, creció y atrajo mayor atención y apoyo de muchas personas diferentes de toda la Ciudad de Nueva York y del país.

Después del asesinato, la madre y el padre de Kimani convocaron a una vigilia de velas en la avenida Church, a unas cuadras del lugar del asesinato, dos días después por la noche. De ahí en adelante, cientos de personas se tomaban las calles durante cinco noches seguidas. Los jóvenes, entre ellos muchas jóvenes mujeres desafiantes, han estado formando la punta de lanza de estas protestas. Pero las protestas también han atraído a la gente mayor de la comunidad y del resto de la región de la Ciudad de Nueva York, como los activistas de Ocupar, activistas contra la brutalidad policial de otros distritos, anarquistas y comunistas revolucionarios.

Se ha cuajado un caldo de personas muy importante, en oposición directa a una enorme cantidad de intimidación de la policía que ha transformado East Flatbush, que ya era una zona fuertemente vigilada por la policía, en un territorio ocupado de hecho. Al caminar el kilómetro y medio desde el metro al lugar donde se celebran las vigilias, es necesario pasar por manadas de policías, de dos o tres en cada esquina, a veces dos o tres a mitad de la cuadra, las patrullas y motos que recorren arriba abajo las calles, los oficiales que se pavonean a caballo y los sobrevuelos de los helicópteros de la policía. En la calle, los jóvenes cuentan historias de la intensificación del hostigamiento de toda la noche y todo el día por los policías que quieren vengarse e intimidar.

En repetidas ocasiones, la policía ha intentado bloquear las protestas, hasta se suben a las aceras y atacan vilmente cuando la gente se tome la calle. En el gran estire y afloje del lunes y martes 11 y 12 de marzo, cientos de personas coreaban "NYPD/Ku Klux Klan: ¿Cuántos muchachos mataron hoy?" La gente marchó hacia la delegación 67 a kilómetro y medio de distancia donde una falange de unos 50 agentes con equipo antimotines estaban de guardia para impedir su entrada. El miércoles 13, marcharon muchas decenas de jóvenes, en unión con algunas personas mayores de dentro y fuera de la comunidad, y se zafaron con audacia de los cordones de la policía, se echaron a correr por las calles, coreando "No disparen", "Justicia" y "Al carajo la policía". Los policías atacaron brutalmente una y otra vez, a veces se cayeron de espaldas al perseguir a los jóvenes, pero en muchos casos las manadas de policías les cayeron encima y les apalearon hasta someterlos en el suelo. Arrestaron a cuando menos 46 personas, incluida la hermana de Kimani Gray.

Aparte de arrestar a la hermana de Kimani Gray por protestar contra el asesinato de su hermano a manos de la policía, las autoridades municipales rechazaron la solicitud de la familia para un permiso para celebrar una marcha de protesta el jueves 21 de marzo.

Se justifica la resistencia contra el asesinato policial

El sistema ha resultado profundamente herido debido a las protestas, y sus representantes (el alcalde, la policía, los medios de comunicación y algunos autodenominados "líderes de la comunidad") se han desbocado con sus ataques y denuncias contra los jóvenes por haberse salido de los cauces de la protesta sumisa y de buenos modales.

El alcalde dijo enojado que "la manera de obtener respuestas no es mediante la violencia o la violación de la ley. No podemos tolerar eso, y no lo toleraremos". No, se dice, se supone que la única violencia aceptable sea cuando la policía mata. Pero dado que los medios informativos, la policía y los politicastros en su conjunto hablan en nombre del mismo sistema opresor y todos repiten como loros las mismas mentiras asquerosas, ¿qué tiene de malo el que estos jóvenes (quienes no tienen empresas televisoras o emisoras radiales o "amigos en altos puestos oficiales") se pongan de pie con osadía y le digan al mundo que no puede continuar el acostumbrado hostigamiento y asesinato de las personas parecidas que está concentrado en el asesinato de Kimani Gray? Esta posición justa se planta directamente en las narices de los de arriba que dicen que no se puede tolerar el más mínimo trastorno del tráfico y comercio, pero que el asesinato gratuito de los jóvenes negros y latinos puede seguir y seguir y seguir y seguir.

Lalo (nombre ficticio), un joven hombre negro que vive en East Flatbush, cuando le preguntamos qué pensaban de las protestas, dijo que tuvieron el propósito de "llamar la atención y no perjudicar a nadie, pues no he visto que nadie saliera perjudicado ni nada. Lisa y llanamente lo hicieron para llamar la atención. Si todos escuchan lo que pasa y ven lo que pasa y entienden lo que pasa y no únicamente lo que los medios de comunicación dicen que pasa, pues de esta situación saldrá algo de justicia. Al estar cruzados de brazos y dejar que la situación siga como si no pasara nada, nada cambiará. Él [Kimani Gray] no será la última víctima de la brutalidad policial. No será la última ni fue la primera. Yo conozco a ese muchacho desde chiquillo. Por eso, perderlo tan rápidamente me parte el corazón".

No existen "agitadores desde afuera" en la lucha por la justicia

Los medios informativos y los llamados "líderes de la comunidad" también han denunciado lo que consideran "unos agitadores desde afuera" por haber provocado las broncas en el barrio. Un pastor lo expresó así: "Definitivamente se trata de una influencia desde afuera que viene acá y empieza a azuzar a la muchedumbre y luego al final se va cuando se desate la batahola". El New York Times repitió ese tema y publicó un extenso artículo que promueve las denuncias de que "unos organizadores templados… alentaban e incitaban" a los jóvenes del barrio. El Village Voice se sumó a ese coro con un artículo de primera plana intitulado "Todo el mundo quiere una tajada de Kimani Gray", que vilipendia a las valerosas personas que sortearon la intimidación de la policía a fin de tomar partido con la gente que más sufre bajo la bota; este artículo describe las protestas como "un espectáculo de variedades tragicómicas y disfuncionales, en el que comparten el escenario poses de indignación e ideología, solidaridad y promoción propia".

Estos ataques contra los jóvenes y contra los "agitadores desde afuera" representan una respuesta habitual de los opresores cuando quiera y donde quiera que las masas se levanten en contra de su opresión pero de todos modos es necesario responderles.

En primer lugar, aunque el alcalde dice que las protestas no "son la manera de obtener respuestas" y el artículo del Village Voice y de los "líderes de la comunidad" dicen que son contraproducentes en la lucha para justicia, en realidad esta respuesta del pueblo representa un importante golpe contra las actividades de las autoridades de hacer lo que siempre hacen después de matar a uno de nuestros jóvenes: meterlo todo debajo del tapete, a fin de cerciorarse de que las únicas "respuestas" que salgan a relucir sean las mentiras de la policía. Pregúntese, ¿por qué el asesinato de Kimani Gray sigue siendo una importante noticia a 13 días desde su muerte, por qué los candidatos a la alcaldía del orden establecido, tal como Christine Quinn, de repente piden más "supervisión" del NYPD, por qué se piden investigaciones independientes? Eso se debe precisamente al hecho de que las protestas se han conectado con la profunda ira del pueblo y la han expresado y a que han atraído la atención y el apoyo de toda la ciudad.

En contraste, la verdadera intención del sistema salió a relucir en la declaración del alcalde solamente un día después del asesinato: "Hasta ahora, según todos los indicios, el hombre joven tuvo un arma", aunque los testigos presenciales ya se habían ofrecido para decir que Kimani no tuvo ninguna arma. Después de eso, es obvio que la promesa del alcalde, "de que nosotros llevaremos a cabo una investigación completa e imparcial", no es sino un patraña para calmar los ánimos mientras encubren a los policías.

En segundo lugar, no existen "personas desde afuera" en la lucha contra la opresión. Por todo el mundo, las masas viven bajo el mismo sistema capitalista imperialista brutal que está destruyendo el planeta y matando a las personas y tienen una lucha común y un enemigo común. Todos tienen un derecho y de hecho tienen una responsabilidad de ver esto y de ahí, actuar en consecuencia. Lalo dijo lo siguiente al respecto: "Me siento como que éste es mi barrio, la Ciudad de Nueva York es mi barrio, este país es mi barrio, tengo que formar parte de lo que ocurra en este país o en el resto del mundo y tengo que trabajar para ver lo que yo pueda hacer. Y si no puedo hacer nada, pues no puedo. Pero, espero que pueda".

En tercer lugar, piense en lo verdadera y realmente perversas que son estas quejas acerca de "las personas desde afuera". Seamos directos: "lo normal" en esta sociedad es que a diario el sistema comete indecibles crímenes contra los negros y latinos, sin mencionar las personas por todo el mundo. Además, la abrumadora mayoría de las personas, con harta frecuencia, se dedican a sus asuntos, indiferentes ante todo eso. Pero aquí existe una situación en que un sector importante de blancos, en su mayoría jóvenes, así como unos activistas de otras nacionalidades, se han puesto en pie y han corrido el riesgo de decir que este asesinato no es aceptable y que tenemos que luchar. Eso es algo muy bueno y francamente sería aún mejor si cuando algo parecido a esto ocurra en el futuro, tal como sabemos muy bien que lamentablemente ocurrirá y probablemente no en el futuro muy lejano, miles, decenas de miles y hasta cientos de miles de personas "desde afuera del barrio" acudieran a tomar partido con las personas que son las víctimas de las balas de la policía y protestaran por toda la ciudad. Varias personas del barrio se acercaron a "las personas desde afuera" para expresar su sentido agradecimiento por su posición y su acción.

En estos momentos, existe una escasez sumamente enorme de eso. Queda entendido que tal clase de unidad representaría la peor pesadilla para aquellos que cuentan con el aislamiento de los oprimidos a fin de mantenerlos abajo. Pero aquellos que dicen que están con el pueblo deberían cultivar, alentar y extender esta posición y no atacarla. Si, cuando las personas hagan eso, los jóvenes resultan envalentonados en los barrios oprimidos, ¡mucho mejor!

En cuarto lugar, la presencia de las personas desde afuera no sólo se trata de tener "más gente" o "solidaridad", sino también inserta muchas ideas y efervescencia políticas que por lo normal no son una parte de la vida en las comunidades de los oprimidos. Los activistas promueven un caldo de corrientes, agendas e ideas políticas acerca de lo que tiene de malo el mundo y lo que sería necesario para cambiarlo. Todo esto contribuye a una situación en la que los revolucionarios pueden y deben dirigir a las personas que por lo normal están excluidas de la vida política, para que capten lo que motiva las ilusiones de los lemas como la de "democratizar" este sistema global de explotación y opresión. Constituye una oportunidad para enseñarle a la gente cómo comparar y contrastar las ilusiones y agendas menos revolucionarias con el calibre de VERDADERO cambio que únicamente la revolución podría operar.

La lucha continúa

A dos semanas del asesinato, sigue muy alto el nivel de ira entre las masas. Marco dijo que "ellos [las autoridades] creen que esto va a desaparecer, pero no lo hará" y muchas otras personas manifestaron sentimiento similares.

Al cierre de esta edición, el barrio East Flatbush permanece bajo un encierro del estado policial, es territorio ocupado. El jueves 21 por la noche, los policías balearon a un joven hombre, 21, y afirman que éste era un sospechoso de poseer droga que les disparó. Este incidente ocurrió a solamente kilómetro y medio de la protesta contra el asesinato de Kimani.

El sábado 23, cientos de personas asistieron al entierro de Kimani a pesar de los policías antimotines en las calles, en los techos circundantes y a caballo. Muchos jóvenes se pusieron sudaderas con capucha con la imagen de Kimani.

El domingo 24, la Red Parar la Encarcelación en Masa convocó a una marcha que exigía justicia para Kimani y que las autoridades anularan todos los cargos en contra de los manifestantes arrestados.

Son muy inspiradoras y alentadoras esta férrea resistencia ante una salvaje represión, la amplia unidad ante las reaccionarias actividades de dividir a las personas entre sí y la profundización de la conversación y debate acerca de por qué estas cosas siguen dándose una y otra y otra vez, y sobre lo que será necesario para terminarlas. Es necesario que los revolucionarios y todos aquellos que quieren la justicia sigan construyendo y difundiendo todo esto.

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