El discurso de Obama:
Ningún paso por el rumbo indicado, pero sí una justificación para el asesinato, la tortura y la guerra injusta
9 de junio de 2013 | Periódico Revolución | revcom.us
El 23 de mayo, el presidente Barack Obama dio un discurso importante sobre los aviones no tripulados, Guantánamo y "la guerra contra el terror". Se describió el discurso como un nuevo rumbo: apartándose de "la guerra sin fin" y un paso serio hacia el establecimiento de unas normas jurídicas y el debido proceso en la manera en que Estados Unidos llevan a cabo sus acciones y detenciones militares.
No fue nada de eso. Obama trató dos temas principales (los ataques encubiertos de los aviones no tripulados y la prisión estadounidense en Guantánamo) y no ofreció ninguna rectificación fundamental de esas políticas injustas e ilegales, las que constituyen crímenes de guerra.
Los intereses, objetivos y grandes planes de los imperialistas no corresponden a nuestros intereses — no corresponden a los intereses de la gran mayoría de la población en Estados Unidos ni de la abrumadora mayoría de la humanidad. Hay que entender las dificultades en que se han metido los imperialistas en aras de sus intereses, y hay que responder a ellas, pero no desde su punto de vista y sus intereses sino desde el punto de vista de la gran mayoría de la humanidad y de la necesidad básica y urgente de un mundo diferente y mejor, de otro camino.
Bob Avakian
Presidente del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos
Lo BAsico 3:8
Este discurso estaba envuelto en la retórica de "la inquietud" y "las decisiones difíciles" impuestas sobre una administración que había heredado una "lucha contra el terrorismo" que había estado desenfocándose cada vez más bajo George W. Bush. Pero un examen de las palabras santurronas del discurso revela un intento engañoso de justificar, institucionalizar y continuar las atrocidades y crímenes de guerra esenciales y centrales de "la guerra contra el terror" de Estados Unidos.
Y que quede claro lo que ha estado pasando durante más de 12 años. A partir de George W. Bush, los gobernantes estadounidenses han librado una sanguinaria guerra por un imperio mayor, por una mayor dominación del Medio Oriente y Asia central y de los recursos energéticos vitales para la economía global y para reprimir a las fuerzas locales y regionales que obstaculizan esa dominación estadounidense. Se ha librado este embate global bajo el estandarte de una necesaria "guerra contra el terror". Y durante sus cuatro años en la presidencia, Barack Obama no sólo ha continuado el programa de guerra y tortura que inició Bush; ha extendido el bombardeo estadounidense contra otros países, ha intensificado unas políticas de ataques de aviones no tripulados y de asesinatos de individuos selectos y ha fortificado de nuevo Guantánamo.
Ha librado esta "guerra contra el terror" a nombre de proteger la seguridad del pueblo estadounidense. Pero ha infligido un horror y sufrimiento incalculable sobre vastas regiones de la humanidad: en Irak, Afganistán, Pakistán, Yemen, Somalia, Libia y otros países. Las acciones militares estadounidenses han dejado a más de 100.000 personas muertas, cientos de miles de personas adicionales han perdido extremidades o han resultado con otras heridas; y dichas acciones han desplazado de sus hogares o países a millones de personas. Esa es la lógica, la moralidad, del imperio.
El 23 de mayo, el presidente Barack Obama dio un discurso importante sobre los aviones no tripulados, Guantánamo y "la guerra contra el terror". Se describió el discurso como un nuevo rumbo: apartándose en serio de "la guerra sin fin" y de los aviones no tripulados. Pero debajo de sus afirmaciones de preocuparse por la tortura, los asesinatos ilegales y el estado de derecho, el discurso de Obama fue un intento engañoso de justificar, institucionalizar y continuar atrocidades y crímenes de guerra esenciales y centrales de "la guerra contra el terror" de Estados Unidos.
Unos paquistaníes lloran la muerte de un hombre por un avión no tripulado estadounidense en la frontera afgani, 2010. Foto: AP
Como resultado de toda su carnecería y destrucción, así como sus prácticas de tortura, políticas de detención ilegal y violaciones rutinarias del derecho internacional, esta "guerra contra el terror" ha suscitado la indignación en masa por todo el planeta (y una expresión de esa indignación en Estados Unidos es la declaración ¡Cerrar Guantánamo Ya! que salió en el New York Times, de una plana entera). La huelga de hambre de los prisioneros de Guantánamo continúa, arrojando luz sobre las ilegales y horrendas condiciones de detención y se ha ganado la simpatía por todo el mundo.
Al mismo tiempo, esta "guerra contra el terror" ha suscitado fricciones con los aliados y los estados títeres neocoloniales de Estados Unidos.
Los gobernantes estadounidenses tienen problemas de legitimidad, los que afectan su capacidad de mantener y extender su posición global dominante, lo que les representa una contradicción grave, durante un período en el que los imperialistas estadounidenses también están tomando medidas para ajustar su postura militar a fin de lidiar con los nuevos desafíos a su supremacía global, por ejemplo el surgimiento de la China capitalista como un rival global potencial.
Todo esto es parte del contexto del discurso del 23 de mayo de Barack Obama… parte del motivo por el que tuvo que dar este discurso… y parte del motivo por la manera en que se presentó.
Barack Obama expuso y defendió con agresividad las políticas que los gobernantes imperiales de Estados Unidos consideran esenciales, al mismo tiempo que trataba de asegurar a aquellos que se angustian por los miles de personas asesinadas por los aviones no tripulados, el horror sin fin de Guantánamo y la intensificación del espionaje y represión en Estados Unidos que todo esto es legal, cuidadosamente contemplado, sumamente medido y guiado por un profundo interés en la vida humana. Un elemento importante es que el discurso también se orientaba a un público internacional.
Continuando los asesinatos ilegales mediante los aviones no tripulados
Obama repetidamente afirmó que le había costado mucho trabajo decidirse sobre los problemas morales y aludió a los crímenes cometidos en nombre de la "guerra contra el terror" bajo Bush, si bien sin llamarles lo que son en efecto: unos crímenes.
Después, una y otra vez, continuó las mentiras, las distorsiones y las declaraciones de doble faz de que estaba respetando los derechos básicos, al mismo tiempo que en lo fundamental defendía esos crímenes y justificaba su continuación y potencial expansión.
Obama reconoció, por ejemplo, que los ataques de los aviones no tripulados y la guerra convencional de Estados Unidos "resultaron en bajas de civiles". Afirmó: "Para mí, y para aquellos en mi cadena de mando, esas muertes nos rondaran mientras estemos vivos".
De hecho, la cifra de muertos por los ataques de aviones no tripulados desde que se posesionó Obama es cuatro veces más alta que bajo Bush y los denominados "objetivos de alto nivel" han representado un 2% o menos del total de las víctimas; en otras palabras, esos ataques están afectando a una amplia gama de personas. La activista Medea Benjamin, quien interrumpió el discurso de Obama, directamente lo desafió a poner fin a los "ataques de firma" que tienen como objetivo las reuniones supuestamente sospechosas. Dichos ataques han causado atrocidades como el asesinato de 69 niños de una escuela en Pakistán por un avión no tripulado en 2006.
En respuesta a la interrupción, Obama afirmó que ya había hablado de eso. Sin embargo, algunos comentaristas de los principales noticieros hasta señalaron que las formulaciones y los estándares de Obama para justificar los ataques de los aviones no tripulados en efecto podrían sentar las bases para expandir las categorías de individuos aptos para ataques.
El torturador en jefe declara: Nosotros no torturamos
Obama declaró que "nosotros transigimos en nuestros valores esenciales, al usar la tortura para interrogar a nuestros enemigos y al detener a unos individuos de manera que vaya en contra del estado de derecho".
Obama no mencionó para nada las decenas de miles de personas en el sistema de las prisiones de Estados Unidos mantenidos en aislamiento prolongado y privación sensorial, condiciones que han denunciado como tortura funcionarios de la ONU, grupos de derechos humanos y psicólogos. Ni tampoco Obama ha hablado de este ultraje jamás en ninguna parte. Mientras tanto, los mismos valientes presos en California se han lanzado a huelgas de hambre y han declarado su intención de lanzar otra huelga de hambre para terminar esta tortura.
Mientras Obama hablaba, más de 100 detenidos en el campo de tortura de Guantánamo están en una huelga de hambre para protestar por sus condiciones infernales ahí. En respuesta, los carceleros los están torturando mediante la alimentación a la fuerza por medio de un tubo que les meten por la nariz y por la garganta.
Las fuerzas armadas estadounidenses levantaron a los presos de Guantánamo en distintos puntos del mundo, los mantienen en detención indefinida sin un debido proceso legal, sin cargos judiciales específicos y ningún examen judicial. Ninguno de los 166 detenidos en Guantánamo, entre ellos los 86 que tienen una autorización para salir en libertad, está en Guantánamo por razones jurídicas. Guantánamo continúa un crimen de lesa humanidad.
Obama declaró: "Yo he tratado de cerrar GTMO [Guantánamo]". Pero no ha fijado un calendario y ni han propuesto ningún mecanismo concreto para hacerlo. Dijo que iba a levantar la prohibición sobre liberar a los presos de Yemen quienes conforman una gran parte de esos detenidos. Pero otra vez, no hay un calendario o mecanismo concreto y hay una inmoral carencia de urgencia. En 2009, Obama se comprometió a cerrar Guantánamo.
Obama le echa la culpa al Congreso: "Como el presidente, yo he tratado de cerrar GTMO", afirmó. Lo cierto es que era Obama, no el Congreso, el que cerró la oficina del Departamento de Estado la que supervisaba la liberación de los presos; Obama el que impuso la prohibición sobre el retorno de los 56 presos a Yemen; y Obama el que hizo que les costara más trabajo a los abogados ir a ver a sus clientes en Guantánamo. Y como el comandante en jefe, Obama tiene la autoridad de cerrar Guantánamo con o sin el consentimiento del Congreso.
La nueva definición de las listas de blancos para matar como el "debido proceso legal"
Obama dijo: "No creo que sea constitucional que el gobierno tenga como objetivo y mate a ningún ciudadano estadounidenses, por medio de un avión no tripulado o una escopeta, sin un debido proceso legal". El discurso de Obama reconoció en público por primera vez que cuatro ciudadanos estadounidenses han muerto por medio de ataques de aviones no tripulados. Obama dijo que eso era constitucional puesto que hubo un debido proceso legal.
Pero el debido proceso legal que ha estado en vigor no es el debido proceso de la ley y el examen judicial. Este es un proceso de examen y toma de decisiones en secreto de la rama ejecutiva sin ningún recurso ante las cortes públicas y ninguna clase de libertades o derechos civiles en absoluto para los individuos seleccionados para el asesinato. Para repetir, al igual que en los años de Bush 2, se trata de "confíe en nosotros, nosotros ya sabemos". En este caso, las deliberaciones del presidente y sus asesores mientras elaboran y examinan "las listas de objetivos para matar" son lo que llaman el "debido proceso legal".
Obama planteó la posibilidad de cierto mecanismo jurídico, pero el fin es lisa y llanamente tapar con una hoja de parra jurídica la acción del ejecutivo, una amplia autoridad para sembrar el terror, la incineración instantánea, fuera de toda zona de batalla.
Obama pidió crear una nueva instalación carcelaria en Estados Unidos para las labores de las "comisiones militares". Las normas jurídicas de estos tribunales militares tienen un carácter completamente diferente a lo que se ha prometido como un debido proceso constitucional. Por ejemplo, el acusado no puede tener acceso a toda la evidencia utilizada en su contra; y se puede ver los juicios en secreto.
Ajustando y vendiendo la "guerra contra el terror"
Para aquellos que se indignan por los ataques de los aviones no tripulados, Obama dijo: "Se han desbaratado complots que tenían como objetivos los vuelos internacionales, el sistema ferroviario de Estados Unidos, ciudades europeas y nuestras tropas en Afganistán. Simplemente véalo así, esos ataques han salvado vidas".
¡Los ataques de aviones no tripulados y las cámaras de tortura no están salvando vidas en Pakistán o Yemen! Su premisa subyacente, si no abiertamente declarada, es que estos ataques salvan la vida de los estadounidenses.
Un punto de partida esencial son las palabras de Bob Avakian: "La vida de los estadounidenses no es más importante que la de la gente de otros países" (Lo BAsico 5:7).
Salvar vidas nunca ha constituido el contenido de la "guerra contra el terror". En la medida en que las personas se dejen engañar y acepten la lógica de que la tortura y las ejecuciones extrajudiciales se justifican cuando "mantengan la seguridad de la vida de los estadounidenses", esta es una lógica y una (in)moralidad que conducen a la complicidad pasiva o hasta activa con terribles crímenes contra el pueblo de todo el mundo.
Existen fuerzas reaccionarias, islámicas jihadíes que representan una amenaza para los intereses del imperialismo en partes estratégicas del mundo. Estas fuerzas efectivamente llevan a cabo acciones que tienen como objetivo a civiles inocentes. Pero los gobernantes estadounidenses no están librando esta "guerra contra el terror" para "salvar vidas", independientemente de la etiqueta o remozada etiqueta que le den. Sus acciones se proponen mantener, extender y reforzar los intereses globales del imperialismo estadounidense, o sea, dominar, explotar, controlar y saquear el planeta.
¿Y qué de la amenaza que representa para la gente inocente el surgimiento del fundamentalismo islámico? En primer lugar, el surgimiento de las fuerzas islámicas jihadíes principalmente es un producto y reacción al funcionamiento del imperialismo: a la forma en que el imperialismo ha desarraigado y devastado la vida y los medios de vida de millones de personas; a la manera en que el imperialismo ha apuntalado brutales regímenes (como el de Mubarak en Egipto); y a la manera en que el imperialismo efectivamente ha auspiciado a estas fuerzas jihadíes cuando obedecían a los intereses evidentes del imperialismo estadounidenses (tal como en Afganistán, donde Estados Unidos avaló y financió a las fuerzas fundamentalistas islámicas en contra de la Unión Soviética).
Además, los crímenes del imperialismo estadounidense, de la trampa mortal de las maquiladoras de Bangla Desh a la emergencia ambiental, de la encarcelación en masa en su territorio al genocidio que continúa contra los pueblos indígenas de Asia, África y América Latina, eclipsan hasta las aspiraciones de esas fuerzas reaccionarias islámicas.
Finalmente, en la medida en que la gente no se oponga, pero al contrario caiga en una complicidad activa o pasiva con las anticuadas clases dominantes imperialistas estadounidenses y occidentales o el anticuado fundamentalismo islámico/jihadí reaccionario, eso solamente fortalece a ambas fuerzas anticuadas. Se trata del brutal ciclo en el que cada ataque de aviones no tripulados que aniquila una fiesta de bodas en Pakistán (con poquísima pero muy poquísima protesta en Estados Unidos) acicatea el reclutamiento de más jihadíes y así sucesivamente.
Un tiempo de resistencia y un tiempo para desechar ilusiones, y el engaño propio
Obama dio este discurso en gran parte porque muchísimas personas en el mundo están indignadas y profundamente consternadas por estos crímenes. Pero sobre los temas más básicos (el asesinato por aviones no tripulados y el mantenimiento de la cámara de tortura de Estados Unidos en Guantánamo), en esencia Obama defendió las políticas que son crímenes de lesa humanidad y ofreció una argumentación jurídica-intelectual para continuarlos.
No importa quién venda las masacres y la tortura en el mundo, no importa qué retórica sea invocada al servicio de las guerras injustas por el imperio, lo correcto es correcto y lo incorrecto es incorrecto. Los tiempos clama por la honradez, el valor y la protesta política resuelta de parte de todos los que se niegan a callarse en un silencio cómplice con estos crímenes.
Si le gusta este artículo, suscríbase, done y contribuya regularmente al periódico Revolución.