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Turquía: Viendo las maneras de montar una resistencia

7 de julio de 2013 | Periódico Revolución | revcom.us

 

26 de junio de 2013. Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar. Las medidas del primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan de aplastar la resistencia han continuado con redadas de la policía temprano en la mañana a las casas de 20 personas acusadas de "terrorismo" por participar en manifestaciones en Ankara. Estos arrestos ocurrieron en esa ciudad en medio de la furia por la libertad concedida a un policía quien le disparó y mató a un joven activista a quemarropa.

En Estambul los manifestantes que fueron forzadamente expulsados del parque Gezi están sosteniendo foros nocturnos en los parques de la ciudad para discutir qué hacer. A las nueve de cada noche, la gente interrumpe sus actividades y por 15 minutos hacen ruido en solidaridad con el movimiento y entre sí. Abren las ventanas y golpean ollas y sartenes, corean y silban. En muchos cafés y restaurantes la gente hace sonar fuerte sus tazas de té.

El movimiento que empezó a finales de mayo con la defensa del parque Gezi contra los planes de nuevo desarrollo ha impactado un punto sensible y profundo entre los jóvenes y otros en muchas ciudades de Turquía, en muchos casos con las mujeres al frente. Ahora la principal demanda es la renuncia de Erdogan.

La situación dio una vuelta la noche del 15 de junio cuando las autoridades intentaron poner fin a las protestas a pura fuerza, revelando así la naturaleza del estado que dirige Erdogan. Las cerradas filas de miles de policías de todo el país apostados con sus escudos sobre la cabeza, alineados como falanges de soldados de la antigua Roma, marcharon por el parque. Las autoridades también han cambiado la composición de sus armas químicas y de alta tecnología usados contra los manifestantes, por lo que no solo arden terriblemente los ojos sino que hacen vomitar y la piel muestra marcas distintivas de quemaduras químicas de primer grado. La mayoría de las personas no estaba preparada para tal arremetida. Aunque conservaron su posición por muchas más horas de lo que parecía posible, finalmente fueron expulsadas.

Las afirmaciones de Edorgan, de que los manifestantes en las multitudes eran todos "terroristas" o al menos manipulados por los "terroristas", han empezado a fallar. Cuando llamó a las madres a venir al parque Gezi y a llevarse a sus hijos a casa, cientos de madres llegaron para formar una cadena humana protectora alrededor del parque. La asociación de abogados sostuvo una manifestación para exigir la libertad de sus colegas presos por defender a los manifestantes y la asociación de doctores y dentistas hizo lo mismo para defender al personal médico perseguido por la policía, golpeado y encarcelado por cuidar de los individuos heridos.

Erdogan logró convocar a grandes mítines en Ankara y Estambul, para demostrar que su apoyo aún es fuerte. Trató de encender a su base social con la religión y el sentido de que él y su base son las víctimas de un enemigo que no precisó, implícitamente "el occidente" y la gente occidentalizada en Turquía quienes quieren impedir el ascenso del país.

Durante las últimas tres décadas, unos cambios gigantescos han sacudido a Turquía como resultado del paso acelerado de la globalización. La intensificación del desarrollo capitalista ha significado que los nuevos capitalistas quieren su tajada del poder estatal y el botín. Este mismo proceso de desarrollo también ha llevado al destierro de millones de campesinos y agricultores de subsistencia, orillándolos a la bancarrota y lanzándolos a las ciudades miseria o a emigrar al extranjero. Este proceso de trastornos se ha reflejado en la nostalgia por las ideas, la cultura y la moral tradicionales.

El AKP fue propulsado al poder como una expresión de esos impulsos y contradicciones, de un lado, por un creciente desarrollo capitalista moderno y, por otro lado, la promoción de los valores tradicionales y la ideología religiosa — su "política de la devoción". El AKP representa la defensa y práctica descarada del capitalismo y explotación del mercado libre, trabajando mano a mano con el imperialismo. Pero su derecho al poder, su cohesión ideológica y su atractivo para un sector del pueblo están cada vez más arraigados en la ideología religiosa (el islam) y la añoranza de un estilo de vida tradicional que está minando el mismo funcionamiento del sistema mundial capitalista por el que el AKP tiene tanto afán.

En el mundo de hoy, especialmente en el Medio Oriente y el norte de África, estos dos impulsos conflictivos e interdependientes están moldeando los sucesos políticos y planteando alternativas revolucionarias, las que contienden entre sí, y alimentan la violencia y manipulación reaccionaria. La agresión en Irak y Afganistán, Somalia, la imperialista "guerra contra el terror", la continua confrontación con la República Islámica de Irán se caracterizan por la misma dinámica. Ostentan el llamado modelo turco como un ejemplo de mitigar y armonizar el desenfrenado desarrollo capitalista dependiente del imperialismo con un régimen político islámico reaccionario. Erdogan está atrapado entre estos dos polos irreconciliables. Su arrogancia es el resultado de la convicción de que él es el único que puede asegurar la estabilidad de esta explosiva contradicción, y que en última instancia las potencias occidentales y la clase dominante turca en conjunto tendrían que aceptar eso.

El régimen se ha esforzado para despegar a alguna gente más establecida de la clase media que constituye una base importante de apoyo del movimiento en la calle, mediante promesas (por ejemplo, no arrasar el parque Gezi sin un procedimiento judicial y posiblemente un referendo) así como brutalidad y detenciones. Su reino de terror ha hecho reflexionar a algunos manifestantes, pero también es un factor importante en hacer que la gente deje de creer en la legitimidad del régimen.

El núcleo de este movimiento mantiene un espíritu de resistencia. A veces se expresa de modo solemne como "el hombre que se paró" en la plaza Taksim, y juramentos en masa de jamás rendirse, en honor a los que la policía ha matado. A veces son bromas desafiantes como corear "Vengan con el gas de pimienta" al anochecer. Otro coro, "Esto es sólo el comienzo", es una valoración cada vez más realista de que lo que está comenzando será peligroso y difícil.

Lo más importante es que existe un cuestionamiento, no solamente acerca de qué hacer sino por qué luchar, qué clase de mundo tenemos y qué clase de mundo queremos.

Este informe retomó del análisis de "Un trueno de primavera resuena en todas partes" de Ishak Baran, Revolución #308, revcom.us en español, inglés y turco.

 

El Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar es un servicio de Un Mundo Que Ganar, una publicación política y teórica inspirada por la formación del Movimiento Revolucionario Internacionalista, el centro embrionario de los partidos y organizaciones marxista-leninista-maoístas.

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