Estados Unidos de Amnesia
"Olvidar" la manera en que el FMI arruinó la agricultura de Jamaica

18 de agosto de 2013 | Periódico Revolución | revcom.us

 

El número del 3 de agosto del New York Times sacó un artículo titulado "Al disparar el costo de importar alimentos, Jamaica vuelve a la tierra". El artículo señala que Jamaica y otros países del Caribe están ubicados en una de "las regiones más fértiles del mundo". Pero Jamaica importa la mayoría de sus alimentos y el costo de los mimos se ha duplicado en la última década, lo que ha provocado una severa crisis alimenticia porque Jamaica va perdiendo la capacidad de cubrir la importación de las necesidades alimenticias de la población. En respuesta, los gobiernos de Jamaica y otros países de la región están promoviendo los cultivos en pequeña escala.

El artículo revela una parte de algo real que ocurre, pero a manera de ver un gran cuadro en una sala oscura con una linterna enfocada en una pequeña parte de la pintura. El New York Times "olvida" plantear y analizar la cuestión más amplia de por qué Jamaica está en la situación en que se encuentra hoy. ¿Por qué es que Jamaica, a pesar de la fertilidad de su tierra, tiene que importar la mayoría de sus alimentos?

Para conocer la respuesta básica, no se necesita una larga y complicada investigación. La respuesta está muy a la mano. Por ejemplo, en la película Vida y deuda, que salió en 2001 y se puede encontrar en muchos sitios en línea. Como demuestra la película con contundencia, el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, o sea, los organismos financieros internacionales controlados por Estados Unidos y sus aliados imperialistas, causaron directamente la ruina de la agricultura jamaiquina.

Durante los años 1970 y 1980, el gobierno jamaiquino se suscribió miles de millones de dólares de préstamos con dichos organismos. Según una condición onerosa de esta deuda, Jamaica tuvo que reducir dramáticamente los aranceles sobre las importaciones, incluido la de productos agrícolas. Eso hizo que la comida importada inundara a Jamaica: batatas, verduras, fruta, carnes y leche. Estos productos de la agroindustria de Estados Unidos y otros países, a menudo con subvenciones oficiales, hicieron que la comida importada fuera más barata que la comida cultivada en el país. Los agricultores jamaiquinos no tuvieron la capacidad de competir y la situación obligó a muchos de éstos a abandonar la agricultura de plano. En una escena de Vida y deuda, el operador de una lechería, que llevaba en el negocio varias generaciones, vierte en la alcantarilla miles de galones de leche sin vender que era de las vacas del rumbo, porque ya no podía competir con la leche en polvo de importación.

Haití es otro países mencionado en el artículo del New York Times. Pero, de nuevo, entra en escena la amnesia histórica, pues el cotidiano ni menciona que la mayoría de la comida que consume la población haitiana solía cultivarse ahí, antes de que el FMI atrapara a Haití con la carga de la deuda. Según una condición de los préstamos del FMI en los años 1980, Haití tuvo que reducir los aranceles que protegían el arroz haitiano y otros productos contra las importaciones. Los agricultores haitianos no podían competir con el arroz importado, tal como el arroz de los arroceros estadounidenses que recibían subvenciones oficiales. En poco tiempo, la producción de arroz se desplomó en Haití y miles de arroceros tuvieron que emigrar a las ciudades en busca de trabajo. Además, Estados Unidos insistió que los campesinos haitianos se deshicieran de su gran y valiosa población porcina, debido a alguna amenaza a la población porcina estadounidense, y eso tuvo un impacto devastador sobre el pueblo de Haití.

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