Los acuerdos y la diplomacia no terminan con las amenazas yanquis contra Siria
Larry Everest | 23 de septiembre de 2013 | Periódico Revolución | revcom.us
Muchas personas tienen la esperanza —y algunas sostienen a voz en cuello— que el acuerdo estadounidense-ruso de despojarle a Siria de las armas químicas y remitir el asunto al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU) es una victoria para la paz y el movimiento antiguerra. Argumentan que esos pasos diplomáticos representan un enfoque fundamentalmente diferente a las amenazas militares, y por ende la situación ha desviado del camino bélico.
Se equivocan.
El acuerdo inicial entre Estados Unidos y Rusia (sin importar su forma final ni cómo lo interpreten las varias partes), el asentimiento sirio y la participación de la ONU no han terminado el peligro de una guerra estadounidens e contra Siria. Tampoco ha reducido las tensiones entre Rusia —que tiene sus propios intereses imperialistas en la región— y Estados Unidos. Al contrario, Estados Unidos y sus aliados Gran Bretaña y Francia están aprovechándolas como vehículos para continuar su agresión, amenazas e intimidación contra Siria — como parte de mantener el control imperial estadounidense sobre el Medio Oriente. (Incluso antes de que Estados Unidos amenazara con una intervención militar directa, ya cometía terribles crímenes en Siria y fomentaba la matanza ahí.)
En primer lugar, es ilusorio y perjudicial hablar de la diplomacia —y aplaudirla— en abstracto, sin analizar los intereses y programas económicos, políticos y de clase a los cuales esa diplomacia sirve. El análisis en revcom.us y Revolución continúa señalando tajantemente que no les es una opción, para los gobernantes de un país cuya estabilidad y funcionamiento dependen principalmente de mantenerse como la superpotencia única del mundo, el plan de retirarse del Medio Oriente, dejar que la región se salga de su control, ni permitir que toda suerte de rivales lo reemplacen en dominar esa región geoestratégica y rica en petróleo. Y a esa luz, los ataques militares directos y además la diplomacia estadounidense imperialista sirven para fortalecer el dominio global estadounidense. (Para una exploración profunda de unas de las contradicciones ante Estados Unidos en el Medio Oriente y cómo alterar radicalmente la dinámica actual en el mundo, vea Forjar otro camino de Bob Avakian en revcom.us.)
Además, la diplomacia estadounidense se basa en el chantaje y la violencia. No hay que olvidar que la diplomacia y las sanciones imperialistas estadounidenses en sí matan a gente. Unos 500.000 niños iraquíes murieron en los años 1990 como resultado de la diplomacia estadounidense imperialista al imponer sanciones crueles.
Maniobras estadounidenses en muchos frentes
Estados Unidos está maniobrando e interviniendo en Siria en un número de frentes:
- El lunes 16 de septiembre, las Naciones Unidos publicó un informe en que confirma que el arma química sarín fue utilizada en Siria el 21 de agosto, pero no le atribuye ese uso ni al régimen oficial, fuerzas aliadas con ello, alguna facción de la oposición ni otro grupo. Sin embargo, Estados Unidos, sus aliados imperialistas, y la prensa proclamaron a gritos que el informe le echó la culpa al régimen sirio (sin contar con ninguna prueba) y pretextaron esas acusaciones para denunciar, vilipendiar y aislar más al régimen de al-Asad. Las organizaciones en pro de derechos humanos han acusado constantemente a todas las partes en el conflicto armado en Siria de terribles crímenes de guerra.
- Al mismo tiempo que suelta verborrea sobre una resolución diplomática de la crisis siria y del sufrimiento horrendo del pueblo sirio, Estados Unidos anda escalando su campaña de armar facciones de la oposición anti-al-Asad en Siria, que reportan que sí están recibiendo armas estadounidenses. El 17 de septiembre, se reportó que el presidente Obama no aplicó una estipulación de la ley federal que prohíbe armar a grupos identificados como terroristas, para poder mandar armas a la oposición siria.
- Cuando Estados Unidos y Rusia firmaron su acuerdo, se oían quejas de que Estados Unidos estaba consintiendo la insistencia rusa de que la resolución de la ONU no contuviera lenguaje que amenazara con responder con fuerza si Siria no cumpliera con la resolución de desarme. Pero desde el principio, Estados Unidos puso en claro que con resolución o sin resolución de la ONU, reclama el derecho de atacar y que mantiene abiertas todas las opciones. “El presidente Obama ha puesto en claro que para lograr eso, sigue vigente la amenaza de usar la fuerza. La amenaza de usar la fuerza es real, y el régimen de al-Asad y todos los participantes deben entender que el presidente Obama y Estados Unidos tienen el compromiso de lograr ese objetivo”, dijo John Kerry (Democracy Now!, 16 de septiembre de 2013).
Cuando el Consejo de Seguridad de la ONU trató el asunto, Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña empezaron a exigir una resolución que sí autorizara un ataque, que le echara la culpa del ataque químico del 21 de agosto al régimen de al-Asad, y que planteara la posibilidad de remitirlo a la Corte Criminal Internacional para acusarlo de crímenes de guerra (New York Times, 17 de septiembre de 2013). El Independent de Gran Bretaña (18 de septiembre de 2013) reporta que Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia están retrocediendo de su insistencia en que la resolución de la ONU sobre el desarme sirio de armas químicas incluya la amenaza de usar la fuerza, pero las fuerzas navales de ataque de Estados Unidos siguen en el este del mar Mediterráneo.
- Al mismo tiempo en que se dan indicios de un acercamiento diplomático entre Estados Unidos e Irán, la administración de Obama ha repetido amenazas contra Irán tras el acuerdo estadounidense-ruso. En una entrevista del Noticiero ABC el 15 de septiembre, el presidente Obama dijo que Irán “no debe sacar una lección del hecho de que no hemos atacado [a Siria] para pensar que no atacaríamos a Irán”. En Israel, John Kerry enfatizó que el acuerdo no debe considerarse como una atenuación de la hostilidad estadounidense hacia Irán ni de su insistencia en que Irán suspenda su programa nuclear (New York Times, 16 de septiembre 2013).
- El acuerdo estadounidense-ruso exige ciertas acciones que posiblemente sean imposibles que Siria las cumpla, entre ellas la de divulgar todas sus armas químicas dentro de una semana. (El tratado que prohíbe armas químicas permite 60 días para que los países divulguen sus armas.) Exige que Siria destruya sus armas químicas dentro de nueve meses, pero el mismo Estados Unidos ha pasado los últimos 18 años desmantelando sus reservas de armas químicas y probablemente no terminará por otros 10 años. Es más, el régimen de al-Asad no tiene toda libertad de movimiento en Siria, y las fuerzas patrocinadas por Estados Unidos tal vez podrían impedir los esfuerzos de al-Asad de desarmarse. Estados Unidos podría pretextar eso para acusar al régimen de al-Asad de “negarse” a desarmarse o “no cumplir” con el acuerdo de desarmarse, para concluir que hacen falta ataques militares u otras formas de agresión escalada. Eso es un método que Estados Unidos y Gran Bretaña perfeccionaron en Irak, cuando éste estaba desarmándose y cumpliendo en su gran mayoría las demandas de la ONU. (Vea “Una lección de la historia: Operación Zorro del Desierto, Irak, 1998” en revcom.us.)
¿Por qué hace todo eso Estados Unidos?
¿Por qué hace todo eso Estados Unidos? No se trata fundamentalmente de si Obama “quiere” o “no quiere” la paz. Tampoco se trata en lo fundamental de la presión del grupo de presión de Israel sobre la política estadounidense, la corrupción del “proceso democrático” por la industria de armas ni otro fenómeno que podría explicar parte del panorama pero no define los motivos básicos estadounidenses. Las fuerzas económicas y políticas subyacentes que están en juego son que el poder global e imperial del capitalismo-imperialismo estadounidense depende en gran parte de dominar el corazón energético del mundo —el Medio Oriente— y de dar el imagen de poder imponer su voluntad y su dominio cuando están en juego sus intereses fundamentales y de no permitir a ninguna otra potencia ser su igual ni ser percibida como su igual, aún cuando se firman acuerdos y se hacen negociaciones.
Cualquiera que tenga dudas al respecto o considere que Estados Unidos vaya a dejar que amaine pasivamente su férreo control sobre el Medio Oriente o que sus aliados fundamentales (Israel, Egipto, Arabia Saudita y los estados del Golfo Pérsico) caigan en peligro, lisa y llanamente debería echar un vistazo a Egipto. El ejército egipcio avalado por Estados Unidos ahora está de vuelta al timón después de montar un golpe de estado que desbancó a un régimen electo y luego masacró a más de mil manifestantes y arrestó a muchos miles más en rastrillajes. Hizo todo eso con el aval y apoyo de Estados Unidos, a la vez que refunfuñaba palabras bonitas sobre la “democracia” y “apoyar a las aspiraciones del pueblo”.
Algunos comentaristas antiguerra han sostenido que el apoyo directo o indirecto de Estados Unidos, del alcance que sea, a los jihadíes islámicos en Siria va contra los “propios intereses racionales” de Estados Unidos. Pero tales actividades, incluida la intervención estadounidense en Siria (que incluye el apoyo a las fuerzas islámicas) no son “irracionales” desde la perspectiva de las necesidades del imperio estadounidense — aunque llevarlas a cabo encierra riesgos increíbles e impredecibles. La dinámica fundamental y el desarrollo histórico del capitalismo-imperialismo estadounidense, incluida su necesidad de seguir siendo la superpotencia dominante del mundo, imponen esas opciones sobre los gobernantes.
Por eso, la única solución para los constantes horrores de las guerras, agresiones militares e intervenciones de Estados Unidos es la de eliminar por medio de una revolución, y nada menos, al sistema que los engendra, y por eso, las súplicas a este depredador mundial sanguinario de marca mayor acerca de sus propios intereses “racionales” son ilusas, embaucadoras y profundamente nocivas, y por eso es tan importante una decidida oposición política a un ataque estadounidense a Siria.
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