La oda al imperialismo de Nicholas Kristof
¿Qué clase de mundo celebra? ¿Qué clase de mundo podría emancipar a la humanidad?

Raymond Lotta | 20 de octubre de 2013 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Nicholas Kristof es un columnista del New York Times que se ha ganado a muchos seguidores debido a su aparente preocupación por los marginados y pobres del mundo. Es además un prominente defensor liberal de la globalización. Es famoso por decir en 2010: "Lo único peor que una maquiladora es ninguna maquiladora en absoluto, ningún trabajo en absoluto"1.

Hace poco, Kristof escribió la columna, "A Way of Life Is Ending. Thank Goodness" [Termina un modo de vida. Gracias a Dios]2. Pinta una imagen en la que en los países empobrecidos del tercer mundo se están operando grandes cambios positivos debido a las consecuencias combinadas del trabajo de "los donantes o los grupos de ayuda del Occidente" (las personas como Bill Gates) y el crecimiento económico que permite que los pobres "consigan trabajo… [y] forjen su propio camino para salir de la pobreza". Presenta algunos datos para que el lector llegue a esta audaz conclusión: "Es posible que el mundo de pobreza extrema y enfermedad que caracterizó la vida de la mayoría de las personas a lo largo de la historia ya finalmente vaya desapareciendo". Kristof proclama que hemos alcanzado un parteaguas: ahora podemos "celebrar un triunfo para la humanidad".

"A Way of Life Is Ending. Thank Goodness" es una oda escandalosa, engañosa y moralmente despreciable al imperialismo.

I. Existe un sistema: El capitalismo-imperialismo.

Kristof habla del crecimiento, la pobreza, la ayuda y la riqueza. Pero no puede hablar de un sistema con impulsos sistémicos y consecuencias sistémicas.

La realidad es que vivimos en un mundo de capitalismo-imperialismo, un sistema económico y un orden social organizados sobre la base de ganancias, en que un grupúsculo de personas, la clase dominante capitalista imperialista, controla la inmensa riqueza y medios de producir la riqueza sobre el planeta.


En el mundo, 780 millones de personas carecen de acceso al agua potable y 2.5 millones carecen de saneamiento adecuado.
Arriba: Una alcantarilla abierta en un barrio marginal de Nairobi, Kenia.
Foto: Flickr/Eoghan Rice/Trócaire

Es un sistema mundial de potencias imperiales en contienda. Es una economía mundial dominada por bancos y corporaciones trasnacionales en competencia que financia y organiza la extracción de minerales y recursos, destruyendo vidas y ecosistemas, que coordina las cadenas de distribución de la producción manufacturera de bajo costo basada en la brutal superexplotación en las naciones oprimidas de Asia, América Latina y África. Es un sistema en que las instituciones como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) controlan la sangre vital económica y moldean las políticas y el rumbo del desarrollo económico de los países del tercer mundo.

Es un sistema mantenido por un gigantesco aparato de fuerza y represión a fin de llevar a cabo guerras y ocupaciones imperiales… para desplegar aviones no tripulados y escuadrones de la muerte… y para librar la rivalidad entre las grandes potencias.

El capitalismo-imperialismo ha integrado al mundo en un complejo de producción e intercambio que rige la vida de miles de millones de personas y que refuerza la posición privilegiada de un grupito de países ricos. Este sistema es capaz de promover el desarrollo en el tercer mundo, si bien de cierto tipo: un desarrollo dependiente (dependiente del capital y prestamos extranjeros); un desarrollo distorsionado (el que conduce a la ruina de la agricultura de subsistencia, a la especialización al servicio de la economía imperialista mundial y a las ciudades hinchadas con enormes reservas de desempleados); y un desarrollo no sostenible (los brotes de crecimiento con consecuencias adversas largoplacistas para el medio ambiente).

Nicholas Kristof supone que la estructura y funcionamiento de este sistema es el orden permanente de las cosas — y es una fuerza por el bien, tan bien que Kristof proclama una nueva alborada en que la pobreza será algo del pasado.

II. Una medida interesada de la pobreza y el progreso

Un eje esencial de la celebración de Kristof por el sistema mundial es la reducción de lo que se llama "la pobreza extrema". Cita datos del Banco Mundial que demuestran que la proporción de personas que viven en la pobreza extrema en "el mundo en vías de desarrollo" (las naciones de África, América Latina y Asia) ha disminuido de 1 de cada 2 personas en 1980 a 1 de cada 5 personas hoy.

Hay varios problemas básicos con estas cifras:

A. Para empezar, oportunamente el Banco Mundial ha ajustado la medida de la pobreza extrema — cambiándola de su punto de referencia de $1 al día para una persona en dólares de 1985 a un punto aún más bajo de $1.25 al día en dólares de 2005. La medida de $1.25 al día vale menos en términos reales de compra que el $1 de 1985. Como resultado, esta ajustada medida estadística da la impresión de una disminución de la pobreza a una escala que simplemente no existe.

Además, oculta el enorme aumento de la desigualdad durante las últimas dos décadas. Entre 1988 y 2008, el 20% más bajo de las familias del mundo experimentaron una disminución de un 22% de su proporción de los ingresos por familia en el mundo, mientras que el 5% más alto vio su proporción incrementar en un 7%3.

La medida de la "pobreza extrema" también subestima el costo de comida en los países pobres y pasa por alto la creciente vulnerabilidad de la gente pobre ante las fluctuaciones de los precios de la comida — en 2008, los precios de la comida a nivel mundial alcanzaron niveles históricos. En promedio, la gente pobre gasta la mitad de sus ingresos para comida. Como resultado, el nivel de la pobreza "oficial" puede bajar mientras que aumenta el hambre. Y cuando una crisis económica ponga de cabeza su vida frágil, no hay ninguna red de seguridad.

Además, esta medida ($1.25 por persona al día) no toma en cuenta el carácter multidimensional de la pobreza: las pésimas escuelas y educación, el pésimo cuidado de salud y nutrición, la falta de acceso a agua potable y servicios sanitarios adecuados, servidumbre por deuda y la privación de las mujeres del acceso a tierras y recursos en el campo. En el mundo, 780 millones de personas no tienen acceso a agua potable y 2.5 mil millones de personas no tienen servicios sanitarios adecuados. En promedio, las mujeres de las naciones oprimidas caminan aproximadamente 6.5 kilómetros al día para recoger el agua4.

De 1981 a 2008, el número de personas que viven debajo de lo que todavía es umbral de pobreza bajo de $2.50 por día aumentó en casi 8%, a tres mil millones de personas5. La verdad es que la mayoría de la población del mundo aún vive en una pobreza que pone la vida en peligro y aplasta el espíritu.

B. Una buena parte de la reducción oficial de "la pobreza extrema" refleja la migración masiva de enormes grupos de la humanidad desde las zonas rurales hasta las zonas urbanas. Puede que aumenten los ingresos, pero la pobreza se reproduce en varias formas. He aquí unos elementos esenciales que impulsan esta dinámica.

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En inglés. Raymond Lotta habla de la sangre del imperio que corre por tu teléfono celular. Denuncia la naturaleza criminal del capitalismo y dice las verdades de lo que es posible mediante la revolución comunista.

La agroindustria imperialista ha acaparado tierras, concentrado propiedades y socavado la vida rural que se basa en la agricultura de subsistencia en pequeña escala. La devastación medioambiental, las sequías y las guerras civiles (que a menudo fomentan o aprovechan las grandes potencias, como en El Congo) han arruinado los sistemas de agricultura. Durante los años 1980 y 1990, el FMI insistió, como prerrequisito para recibir un préstamo, en que los gobiernos de muchos países pobres eliminaran las subvenciones a los pequeños propietarios de tierra en el campo y además que "abrieran" su economía a la importación de alimentos del Occidente.

Esos y otros factores han expulsado a la gente hacia las ciudades. Obligan a mucha gente a vivir en ciudades miseria y tugurios marginados y peligrosos — donde las inversiones en los servicios públicos son totalmente inadecuadas dado el crecimiento rápido y caótico de los mismos. Se trata de una carencia de servicios públicos y sistemas de alcantarilla que funcionan, vivir en viviendas destartaladas, hacinadas, poco ventiladas e insalubres, donde se generalizan las enfermedades como la diarrea.

Para sobrevivir, cientos de millones de personas sobre este planeta no tienen ninguna otra alternativa excepto trabajar en la inestable y no regulada "economía informal", un término técnico que en vívidos términos humanos expresa Mike Davis, un autor que en grandes partes de América Latina y África, un enorme número de mujeres están "improvisando nuevas formas de ganarse la vida como trabajadoras a destajo, expendedoras de bebidas alcohólicas, vendedoras callejeras, limpiadoras, lavanderas, traperas, niñeras y prostitutas6".

El imperialismo ha estado globalizando y subcontratando la producción. En países como China, Bangla Desh, Vietnam, Indonesia, México, Honduras y otros, nuevas legiones de trabajadores, muchos de éstos provenientes del campo, trabajan en la "economía formal" de fábricas industriales y maquiladoras que son trampas mortales — produciendo ropa, artículos electrónicos y otros artículos de consumo para el Occidente. A menudo, estas fábricas funcionan como barracas militares; pasan por alto la seguridad y tratan a las mujeres como presa sexual. Anteriormente este año en Bangla Desh, unos 1.000 trabajadores, en su mayoría mujeres, murieron en el derrumbe de un edificio completamente evitable (si no se hubiera sacrificado la seguridad en beneficio de las ganancias).

Puede que esos trabajadores tengan teléfonos celulares y haya subido su nivel de vida, pero las necesidades básicas siguen sin cumplir y ésta no es una vida de realización.

Lo importante es que los ingresos monetarios no nos explican nada acerca de la calidad de la vida. Es muy posible que la situación de un individuo, expulsado de sus cultivos que proporcionaban alimentos fuera de la economía salarial reglamentada, a una ciudad donde tiene que pagar en efectivo por cada tortilla o pan y cuyo salario ha "aumentado" de $1.00 a $1.25 o $1.50 al día, se haya vuelto mucho más desesperada o al menos haya resultado en circunstancias que no son motivo para celebrar. ¿Una prostituta que lleva una vida al borde del filo que padece el SIDA en un barrio pobre de Rio (o, si vamos al caso, una prostituta de lujo en Bogotá) tiene algo que celebrar debido al aumento de los ingresos monetarios? Qué medida tan distorsionada de la calidad de la vida — aunque sea que en ciertas situaciones, unas personas explotadas y oprimidas tienen ingresos que, en sentido estricto, son más alto que antes.

¿Y Kristof se regodea acerca de que los trabajos están permitiendo que los pobres "forjen su propio camino para salir de la pobreza"? No, el imperialismo determina las opciones y el marco. Este sistema sigue despojando a los pequeños campesinos, consolidando el control sobre las semillas y otros insumos agrícolas y cambiando el uso de las tierras de cultivo de alimentos a la producción de combustibles; el funcionamiento del sistema capitalista mundial conduce al crecimiento explosivo de los barrios marginados y ciudades miseria; y este sistema ha generado una economía manufactura mundial basada en mano de obra barata.

III. El factor China

Durante los últimos 25 años, lo que más ha contribuido al declive de la "pobreza extrema", según la medida de $1.25 al día, ha sido el aumento de los ingresos monetarios formales en China, particularmente entre los campesinos orillados hacia la economía de mercado capitalista rural y a las ciudades.

Después de la muerte de Mao Tsetung en 1976, se dio una contrarrevolución en China. Derrocó el socialismo y posteriormente llevó a cabo una reestructuración capitalista de la sociedad y la economía.

El desmantelamiento de la economía anteriormente socialista de China y los efectos de las fuerzas del mercado capitalista han expulsado a unos 230 millones de personas del campo hacia las ciudades. Los campesinos acomodados han concentrado las tierras; las tierras se han vuelto un objeto del desarrollo y especulación comercial; y cientos de millones de pobres del campo han luchado por sobrevivir en pequeñitas parcelas de tierra. Tales condiciones y el crecimiento y el atractivo mucho más dinámicos de las ciudades han suscitado la migración más grande del campo a la ciudad en la historia humana.

La subcontratación imperialista ha creado zonas y fábricas de procesamiento para la exportación como los que maneja Foxconn, la compañía que produce los iPhones para Apple. Los jóvenes trabajadores migrantes trabajan a menudo de 12 a 14 horas al día, bajo arduas condiciones de trabajo, ante el peligro de lesiones y la pérdida de extremidades y privados de derechos básicos. En 2010, 18 trabajadores de Foxconn intentaron suicidarse saltando del techo de una fábrica (murieron 14) y en 2012, 150 trabajadores amenazaron con saltar en una protesta contra las condiciones laborales insostenibles. Además, el suicidio es la causa principal de muerte entre las jóvenes mujeres del campo de China7.

En China, el desarrollo capitalista ha resultado en extremos grotescos de disparidad en los salarios y el acceso a la educación y los servicios de salud. Ha conducido a una catástrofe ambiental: las ciudades de China se están asfixiando debido a la contaminación, los ríos se están muriendo y hoy China emite más CO2 a la atmósfera que los demás países.

Pero… según el criterio de la medida del Banco Mundial de la eliminación de la "pobreza extrema", China está experimentando "grandes avances".

IV. Una mortalidad infantil menor en un mundo de sufrimiento

Kristof señala el declive de la muerte de niños menores de cinco años (el índice de mortalidad infantil) como un indicativo del "progreso espectacular". Es cierto que el número de muertes de niños menores de cinco años en todo el mundo ha disminuido de 12.6 millones en 1990 a 6.6 millones en 2012.

Este declive resulta de varios factores convergentes — entre ellos: las campañas de vacunación y tratamientos más eficaces; el alcance más generalizado de esa prevención y curación, especialmente en las ciudades del tercer mundo; y el desplazamiento trascendental de poblaciones, a escala mundial, fuera de las condiciones más desesperadas del campo, donde las enfermedades, el hambre y la falta de servicios sanitarios causan muchísimas muertes.

Pero no hay nada para celebrar en el hecho de que unos 18.000 niños, principalmente en el tercer mundo, mueren cada día de enfermedades y desnutrición prevenibles.

Nada para celebrar en el África subsahariano donde el hambre, las enfermedades (especialmente el SIDA) y los conflictos han estado causando la muerte y ruina de la vida de mujeres y niños a una escala que ha asolado el tejido social de la sociedad.

Nada para celebrar cuando el índice de mortalidad infantil en los países más pobres del tercer mundo es 13 veces mayor que el índice en los países capitalistas de altos ingresos8.

Nada para celebrar porque esas muertes son totalmente innecesarias.

¿Y qué pasa con esos niños que sobreviven más de cinco años? ¿Qué vida, qué mundo, les esperan? En 2008, más de 200 millones de muchachas y muchachos de 5 a 17 años de edad hacían trabajo infantil, 115 millones de ésos en trabajos peligrosos. Unos 15.5 millones de niños menores de 18 años trabajan como empleados domésticos y 10 millones de éstos trabajan bajo condiciones que la Organización Internacional de Trabajo ha descrito como "esencialmente la esclavitud". Estos empleados domésticos son, en su gran mayoría, muchachas jóvenes, forzadas por las duras circunstancias económicas a abandonar su niñez y su derecho básico de una educación9.

La crisis ambiental mundial está impactando cada vez más las expectativas de vida de los jóvenes. En la India, los agentes tóxicos químicos, biológicos, orgánicos e inorgánicos han contaminado el 70% de las aguas superficiales y cada vez más del agua subterránea. Por eso, para repetir, ¿y qué pasa con esos niños que sobreviven más de cinco años? Algunos de éstos morirán debido al agua tóxica, y otros que sobrevivan su dosis diario de agua contaminada llevarán una "vida a medias", afligidos por enfermedades, debilitados y raquíticos en mente y cuerpo10.

V. ¿Y Bill Gates?

Kristof considera que las donaciones filantrópicas de gente como Bill Gates para combatir la malaria y otras enfermedades, financiando mosquiteras y programas de inmunización, son esenciales para reducir la pobreza y enfermedades, y una garantía de su éxito duradero.

¿Qué clase mundo depende de la buena voluntad y filantropía de las personas que monopolizan una gran parte de las fuerzas productivas y la riqueza del planeta? Además, la enorme riqueza de Bill Gates proviene de una forma particularmente parasítica del capital: los derechos de propiedad intelectual. Así que he aquí una situación en que, por un lado, Gates dona fondos a las campañas contra la malaria y el sarampión; mientras que, por el otro, es precisamente el régimen de derechos de propiedad intelectual el que convierte el conocimiento humano, surgido de las actividades entretejidas de un gran número de personas por todo el mundo, en una fuente privada de riqueza y control. Como resultado, las medicinas necesarias, siendo propiedad intelectual, son protegidas y cuestan más que pueden pagar los que las necesitan.

Al año se reportan 200 millones de casos de malaria y 660.000 personas mueren de malaria al año11. El potencial para que la enfermedad afecte y se propague se intensifica por la urbanización caótica, por la planificación del riego deficiente, por el deterioro de las condiciones sanitarias y por los peligros ambientales como las fuertes lluvias e inundaciones que están vinculados al calentamiento global (y el aumento de la temperatura atmosférica aumentará el riesgo de malaria).

La filantropía no va a solucionar todo eso. Por el contrario, todas estas "buenas obras" están vinculadas a un proyecto más amplio: la mayor penetración de las relaciones sociales y de producción del imperialismo en esos países. Una reflexión autocrítica por el filántropo Peter Buffett (el hijo de Warren Buffett) sobre la caridad y la promoción occidental de programas como los microcréditos es relevante: "La gente sin duda aprenderá a integrarse en nuestro sistema de la deuda y el pago de intereses. La gente se pondrá por encima de ganar $2 al día a fin de entrar en el mundo de bienes y servicios para que puedan comprar más. Pero ¿no es que eso da de comer a la bestia?"12

VI. Las cosas no tienen que ser así

Los problemas que enfrenta la humanidad son tan grandes, están tan vinculados entre sí y son tan urgentes que se requiere algo radicalmente diferente para eliminar la pobreza, la enfermedad y la desigualdad y para actuar en torno a la crisis ambiental: la movilización consciente de las masas populares, tanto los expertos como las personas básicas; la socialización de los medios de producción y los recursos del planeta; los enormes esfuerzos cooperativos en los que el conocimiento se comparte y se profundiza, y una planificación integral.


La China revolucionaria llevó a cabo la reducción de la pobreza y el combate a la desigualdad más masiva en la historia… Fue un equilibrado desarrollo entre las regiones y entre campo y ciudad. Incorporado en este modelo de desarrollo fue el objetivo de eliminar la opresión de la mujer y de la centenaria división entre el trabajo intelectual y el manual.
Arriba, unas mujeres de diferentes generaciones estudian la teoría revolucionaria en los escritos de Mao Tsetung durante los años en que China era aún una sociedad socialista.

Eso no puede ocurrir sin una revolución, sin la creación de una sociedad y mundo socialistas.

La forma en que el mundo está... no es la forma que tiene que ser. El desarrollo de las fuerzas productivas y la tecnología del mundo, el conocimiento acumulado de la humanidad y el potencial creativo de los miles de millones de personas en este planeta abren la posibilidad de que la sociedad y el mundo avancen más allá de la escasez y la explotación. Además, se cuenta con la experiencia de una revolución verdaderamente transformadora de la cual aprender.

Anteriormente, mencioné a la China durante los años de Mao. En una escala societaria y bajo un sistema diferente, el socialismo, China pudo eliminar las principales enfermedades infecciosas y el hambre en gran escala. La China revolucionaria llevó a cabo la reducción más masiva de la pobreza y el combate a la desigualdad en la historia, sacando a cientos de millones de personas de la pobreza13. Se estableció el sistema de atención de salud más igualitaria en el mundo, basado en el principio de servir al pueblo, con cuidado primario esencial para prácticamente toda la población. La educación y la alfabetización básica se extendieron al campo y se logró un nivel básico de consumo esencial. La esperanza de vida se duplicó de 32 a 65 años, entre 1949 y 1976, y para inicios de la década del 1970 Shanghai ya tenía una tasa de mortalidad infantil más baja que la Ciudad de Nueva York14.

Todo eso no resultó de un espectacular y lujoso desarrollo que presencia la construcción de rascacielos al servicio de elites financieras... al lado de extensísimas ciudades miseria. Surgió del desarrollo basado en la cooperación social, la movilización social y la planificación integrada para resolver los problemas de la sociedad y hacer avanzar la revolución mundial. Fue un equilibrado desarrollo entre las regiones y entre campo y ciudad. Incorporado en este modelo de desarrollo fue el objetivo de eliminar la opresión de la mujer y de la centenaria división entre el trabajo intelectual y el manual.

Hubo una calidad de vida, sentido y propósito en la vida de las personas, ya que se unieron para transformar la sociedad y su propio modo de pensar. Bajo la dirección de los comunistas, las masas ejercían el poder político concreto en las comunas populares del campo y los comités revolucionarios de las ciudades. Las personas debatían las grandes cuestiones de la sociedad y del mundo y tomaron cada vez mayor responsabilidad en la dirección de la sociedad.

El mundo ha cambiado mucho desde la derrota de la revolución china en 1976 y hay nuevos retos, entre ellos la crisis ambiental. De manera más decisiva, Bob Avakian ha desarrollado una nueva síntesis del comunismo que resume los grandes adelantos así como los problemas de las revoluciones rusa y china, que aprende de diversas esferas de la actividad humana y que capacita a la humanidad para que vaya más lejos y haga mejor una nueva ola de la revolución. Para crear una sociedad y un mundo en que los seres humanos pueden verdaderamente florecer.

El mundo clama por eso, y es posible alcanzarlo.

Nicholas Kristof quiere que las y los lectores creen que un "modo de vida está llegando a su fin". Eso no es cierto y lo que está ofreciendo es un plan para un mundo de miseria e impotencia, con algunos cambios incrementales... que dejan ese mundo tal como es.

 

1. "Nicholas Kristof on Journalism and Compassion", una trascripción de una entrevista radial, On Being, 23 de septiembre de 2010. [regresa]

2. Nicholas Kristof, "A Way of Life is Ending. Thank Goodness", New York Times, 28 de septiembre de 2013. [regresa]

3. Thomas Pogge y Mitu Sengupta, "New Millenium Development Goals: A New Version, an Old Wish List", Economic and Political Weekly, 28 de septiembre de 2013. Me ha ayudado la crítica de los autores a la definición del Banco Mundial y los ajustados puntos de referencia de "la pobreza extrema". [regresa]

4. Francis Moore Lappé, "Poverty Down! Inequality and Hunger Up... Huh?", Huffington Post, 13 de septiembre de 2012. [regresa]

5. Resumen de los datos de la Organización Mundial de Salud en One, "Water and Sanitation". [regresa]

6. Mike Davis, Planeta de ciudades-miseria (Madrid: Ediciones Akal S.A. - Foca, Ediciones y Distribuciones Generales S.l., 2007). [regresa]

7. Jenny Chan, "A Suicide Survivor, The Life of a Chinese Migrant Worker at Foxconn", The Asia Pacific Journal, Vol. 11, No. 1, 12 de agosto de 2013. Organización Mundial de la Salud, "Women and suicide in rural China," Bulletin of the World Health Organization, Vol. 87, No. 12, diciembre de 2009. [regresa]

8. UNICEF, Levels and Trends in Infant Mortality, Report 2013. [regresa]

9. UNICEF, The State of the World's Children 2012: Children in an urban world, febrero de 2012, p. 8; Organización Internacional de Trabajo, Erradicar el trabajo infantil en el trabajo doméstico y proteger los jóvenes trabajadores contra las condiciones de trabajo abusivas,, junio de 2013. [regresa]

10. UNICEF, Water in India: Situation and Prospects, 2013. [regresa]

11. Organización Mundial de Salud, Fact Sheet, Malaria, marzo de 2013. [regresa]

12. Peter Buffett, "The Charitable-Industrial Complex", New York Times, 27 de enero de 2013. [regresa]

13. La reforma agraria fue una medida preliminar y fundamental. A inicios de los años 1950, el nuevo poder estatal revolucionario, al impulsar la reforma agraria promulgada en las bases de apoyo bajo la dirección de los comunistas, repartió del 30 al 40 por ciento de las tierras de cultivo de China, quitándolas a las clases terratenientes explotadoras y entregándolas a unos 300 millones de campesinos. El historiador en materia de China, William Hinton, describió esta reforma agraria como "la expropiación y distribución más masiva de propiedad y de repudio de dudas de la historia universal". Vea William Hinton, "The Importance of Land Reform in the Reconstruction of China", en Fred Magdoff, et. al., Hungry for Profit: The Agribusiness Threat to Farmers, Food, and the Environment (Nueva York: Monthly Review Press, 2000), p. 216. [regresa]

14. Penny Kane, The Second Billion (Hammandsworth: Penguin, 1987), p. 172 y el capítulo 5; Ruth y Victor Sidel, Serve the People: Observations on Medicine in the People's Republic of China (Nueva York: Josiah Macy, Jr. Foundation, 1973), pp. 255-56. [regresa]

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