Por qué soy comunista sin dios y por qué ¡ustedes deberían serlo también!

Un informe acerca de mi experiencia de charlar con los estudiantes de una pequeña universidad del centro de Estados Unidos sobre romper con la religión, liberar a la mujer y emancipar a la humanidad

Sunsara Taylor | 6 de enero de 2014 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Hace poco tuve la oportunidad de dar un discurso en una universidad muy pequeña de un pueblo muy pequeño (menos de 8.000 habitantes) en el centro de Estados Unidos. Un grupo estudiantil laico me invitó, explicando que patrocinó varios eventos muy buenos en el pasado, pero tal vez con demasiada "cautela", porque esos programas se centraron en historias de cómo los individuos llegaron personalmente a ser ateos, o en la base para tener una ética y una moralidad sin dios. Por importantes que sean esos temas, a la fecha no había invitado a un orador que planteara directamente que la religión es dañina, y definitivamente no a quien relacionara la lucha por el ateismo con la lucha por la plena liberación de la mujer y por hacer la clase de revolución que podría emancipar a la humanidad. Le entusiasmó exponer a los estudiantes a una perspectiva más radical y a mí me entusiasmó hablar con esos estudiantes y aprender de ellos y de otros. El título de mi charla fue "¡Por qué soy un comunista sin dios y por qué ustedes deberían serlo también! Sunsara Taylor habla sobre romper con la religión, liberar a la mujer y emancipar a la humanidad".

Les conté cómo yo llegué a ser atea y después comunista, y de las maneras en que el patriarcado (la dominación de la mujer por el hombre) se ha entretejido en el cristianismo y en toda religión importante del mundo hoy. Hablé sobre muchos otros efectos dañinos de la religión, sea el contenido nocivo específico de la moralidad bíblica o la manera en que la religión enseña a las personas a no pensar de forma crítica, e hice argumentos a favor de la ciencia, un enfoque científico de conocer y cambiar el mundo. Durante mi discurso hice mucho uso de la obra de Bob Avakian, y le cité mucho, en particular su libro, ¡FUERA CON TODOS LOS DIOSES! Desencadenando la mente y cambiando radicalmente el mundo. También hice argumentos a favor de la nueva síntesis de la revolución comunista que Bob Avakian ha desarrollado. Terminé mi discurso hablando acerca de la moral comunista y citando una de mis citas favoritas (5:23) del libro de Bob Avakian, Lo BAsico:

Si uno ha tenido la oportunidad de ver el mundo como es en realidad, puede encaminar su vida por rumbos profundamente distintos. Puede entrarle a la vida de comer o ser comido, y muy probablemente ser devorado en el proceso de tratar de salir adelante. Puede meter el hocico en el comedero y atascarse lo más que pueda y a la vez, desesperado, vérselas para aventajarse a los demás. O puede dedicarse a hacer algo para cambiar todo el rumbo de la sociedad y el mundo. Si uno pone lado a lado las dos cosas, ¿cuál tiene significado? ¿Cuál contribuye a algo que valga la pena? La vida de uno va a tener valor o va a ser inútil. Y no se puede dedicar la vida a nada más grande que contribuir lo máximo que pueda a la transformación revolucionaria de la sociedad y del mundo, a ponerle fin a todos los sistemas y las relaciones de opresión y explotación y a todo el sufrimiento y destrucción innecesarios que traen. Eso lo he aprendido más y más profundamente a lo largo de las vueltas y revueltas e inclusive los grandes reveses, así como los grandes logros, de la revolución comunista hasta ahora, en lo que de hecho todavía son sus primeras etapas históricas.

Aunque resultó un poco reducido el grupo de estudiantes y profesores reunidos, fue muy emocionante poder compartir todo eso con éstos y quiero darles a las y los lectores de Revolución una idea de la riqueza de los intercambios que le siguieron al discurso.

La mayoría, si no todos, de los asistentes eran ateos. Pero, como yo, en su mayoría habían crecido como cristianos, en pueblos y ciudades pequeños del centro del país que eran extremadamente conservadores. Como yo, varios jamás se habían topado con un ateo (o por lo menos una persona que admitía ser atea) hasta la universidad. Muchos estaban muy preocupados por el sexismo y los ataques religiosos contra el derecho de la mujer al aborto y al control de la natalidad, y varios criticaban otros aspectos de los crímenes de este sistema contra el pueblo. Pero ninguno había oído hablar de Bob Avakian ni había pensado mucho en cómo sería una verdadera revolución comunista en el mundo hoy.

En la sesión de preguntas posterior a mi discurso, la primera pregunta la planteó un joven profesor que había crecido rodeado de un fundamentalismo de ultra derecha. Citó el argumento del autor ateo Sam Harris de que no tiene sentido presentar argumentos lógicos a las personas atrapadas en el modo de pensar religioso fundamentalista, porque dicho marco les hace "inmunes" a la lógica. Expresó frustración, porque a pesar de los abundantes hechos y contundentes pruebas que ha presentado en sus muchos argumentos con personas fundamentalistas, estas le hacen caso omiso y descartan los hechos mientras siguen procediendo del fervor religioso y una fe ciega. Mencionó de manera positiva que ha visto en youtube mis apariciones en el programa de Bill O'Reilly durante los años y quería saber por qué yo considero que vale la pena entrar en discusiones con personas tan cerradas en su modo de pensar y si pienso que hacerlo podría ser efectivo.

Contesté que Sam Harris tiene cierta razón, porque es cierto que la religión, y en particular la religión fundamentalista, enseña a las personas a descartar los hechos y la lógica cuando estos chocan con lo que se les dice es "literalmente la palabra de dios". Pero agregué que Sam Harris omite algo muy crítico. El libro de Bob Avakian sobre la religión lleva el subtítulo "Desencadenando la mente y cambiando radicalmente el mundo", y con razón. Es imposible cambiar el mundo sin cambiar las ideas y el modo de pensar de las personas, y además es imposible cambiar por completo el modo de pensar de las personas de una forma concreta muy amplia y de masas sin hacerles ver lo que está en juego para la humanidad y sin luchar concretamente para transformar las condiciones de vida horribles y vacías que impulsan a la gente a buscar el falso consuelo el que es la religión. Sostuve, como Avakian, que tenemos que criticar enérgicamente a los fundamentos de la religión y hacer que las personas reconozcan las contradicciones entre sus creencias religiosas centrales, por un lado, y la realidad y el concepto que tiene la mayoría de personas de lo que es moral y el bien, por otro lado.

Añadí que sí me divierto que los ateos ridiculizan la Biblia en la cara de los fundamentalistas, diciendo cosas como: "¿Esa ropa que usted tiene puesta es una mezcla de algodón y poliéster, verdad? ¡Ay, qué pecador!" (Levítico 19:19 advierte que uno no lleve sobre sí un vestido con dos clases de tejido.) Sin embargo, un vestido de "dos clases de tejido" no tiene ningún significado social real, así que es poco probable que el tema sea tan importante como para hacer que una persona cuestione el adoctrinamiento de toda la vida. Más vale citar los mandamientos bíblicos que hablan de cosas como apedrear a las mujeres que no son vírgenes cuando se casen (Deuteronomio 22:14-21), matar a los hijos que desobedecen a sus padres, azotar a los esclavos (Lucas 12:47 — lo que fue citado muy poderosamente en la película 12 años de esclavitud) o las muchas instancias en que la Biblia se contradice y demuestra que Jesús es totalmente ignorante de la ciencia básica o incluso de sus propias escrituras (véase ¡FUERA CON TODOS LOS DIOSES!). Esos temas sacan a relucir lo mucho que está en juego debido a la inmoralidad y los errores en la Biblia.

No es que todos se convenzan de que abandonen su creencia en la Biblia y en dios, porque les hayamos señalado esos mandamientos escandalosos de la Biblia. Algunas personas resultarán dispuestas a conformarse con crímenes verdaderamente fascistas y horribles. Pero otros se verán confrontados por las contradicciones en su propio modo de pensar que a lo mejor antes dejaban a un lado sin mirarlas directamente: la contradicción entre lo que ellos y la mayoría de las personas consideran como justo y correcto, y lo que la Biblia manda. Hay que criticar continuamente tales cimientos de la creencia religiosa, para esclarecer y agudizar la contradicción entre lo que las personas piensan y la realidad, y también las contradicciones en el modo de pensar de las personas. De esa manera podremos crear fisuras en los cimientos de ese sistema cerrado de pensamiento religioso de muchas personas, y repolarizar y transformar el modo de pensar de grupos de personas. Si lo enfocamos de esta manera, hasta las personas que francamente aceptan los pasajes horrorosos de la Biblia (y otras creencias religiosas) , además de las personas que hacen malabarismos ilógicos para negar esos pasajes de la Biblia mientras insisten en que la Biblia entera es la palabra literal de dios, formarán parte de contribuir a subrayar para otros lo que su modo de pensar tiene de incorrecto.

La segunda pregunta la hizo una joven mujer que está a favor del derecho de decidir, pero nunca había oído hablar del aborto como una cosa positiva. Preguntó: "¿Pero no existe un límite para cuándo una mujer puede hacerse el aborto? ¿Es siempre algo bueno?" Dije que el aborto es una cosa positiva en varios niveles. Primero, de acuerdo a la ciencia, el feto no es una persona y el aborto no es homicidio. El aborto no tiene nada de malo. Pero si se trata el feto como una persona, entonces hay que tratar a la mujer como menos que un ser humano, como simplemente una incubadora o un recipiente. A veces son trágicas o tristes las circunstancias que llevan a la necesidad de hacerse un aborto, pero eso no significa que el aborto mismo es trágico o triste. Por ejemplo, si una mujer se embaraza tras ser violada, el crimen es la violación. El derecho de hacerse un aborto para no verse obligada a dar a luz el hijo del violador es profundamente positivo y liberador. Si una mujer quiere tener un hijo pero surgen complicaciones médicas durante el embarazo, lo trágico son las complicaciones médicas durante el embarazo. La posibilidad de hacerse el aborto para garantizar su salud y eliminar el sufrimiento innecesario es algo profundamente positiva y liberadora. Más allá de todo eso, en la mayoría de los abortos cuando el embarazo ya está en una etapa tardía, se trata de mujeres que querían tener un hijo pero descubrieron que iba a haber complicaciones insostenibles o de mujeres o muchachas que no podían hacerse el aborto antes debido al costo, las restricciones, el estigma o simplemente una ignorancia acerca de su cuerpo. Siempre habrá una necesidad de tener acceso al aborto, en cada etapa del embarazo, y el acceso al aborto debería ofrecerse a solicitud y sin disculpas. La joven mujer asintió con la cabeza mientras expliqué ese razonamiento.

Después, un tipo joven preguntó: "¿Qué exactamente quieres decir por revolución?" Las personas usan la palabra "revolución" muchísimo y quieren referirse a muchísimas cosas diferentes. Especifiqué que no me refiero simplemente a una gran agitación social o un cambio de actitudes, pero, como Bob Avakian dice en Lo BAsico: "…La revolución significa nada menos que derrotar y desmantelar el estado opresor existente, el que le sirve al sistema capitalista imperialista —y en particular los organismos de represión y violencia organizada, incluyendo las fuerzas armadas, la policía, las cortes, las prisiones, las burocracias y el poder administrativo— y el reemplazo de dichos organismos reaccionarios, esas concentraciones de coacción y violencia reaccionaria, por organismos revolucionarios de poder político y otras instituciones y estructuras de gobierno revolucionarias cuya base se ha forjado por medio del proceso de construir el movimiento para la revolución y luego la toma del poder, cuando las condiciones para eso hayan surgido — lo que en un país como Estados Unidos requeriría un cambio cualitativo de la situación objetiva que desembocaría en una profunda crisis en la sociedad y el surgimiento de un pueblo revolucionario de millones y millones de personas, que cuente con la dirección de una vanguardia comunista revolucionaria y esté consciente de la necesidad del cambio revolucionario y esté resuelto a luchar por el mismo" (de Lo BAsico 3:3). Eso esclareció definitivamente, para él y para otros, exactamente a qué me refería. También abrió paso a toda una nueva ronda de discusión. Una estudiante de cuarto año que estudia la ciencia ambiental planteó que el pacifismo (la no violencia) es la única manera posible de lograr cambios positivos. Afirmó que el problema inherente al uso de la violencia, y al comunismo, ha sido la actitud de que "el fin justifica los medios". Sostuvo que de esa manera se permite que la violencia consuma las metas muy liberadoras por las cuales la gente habría iniciado la lucha.

Comencé dejando claro mi respeto por muchas personas que se han enfrentado a la injusticia motivadas por el pacifismo, que algunas hacían tremendos sacrificios, y que si ella abraza seriamente ese punto de vista, pues debería oponer una resistencia política a los mayores organismos de violencia más crueles del mundo: las fuerzas militares, las fuerzas policiales y otros organismos del poder estatal imperialista. Que si ella hace lo que sus convicciones le digan en ese sentido, nos encontraremos codo a codo en muchas ocasiones. Sin embargo, al mismo tiempo hay que analizar si el pacifismo representa un enfoque viable de emancipar a la humanidad. También distinguí entre la violencia del opresor y la violencia liberadora, observando por ejemplo que la violencia opresiva del violador difiere radicalmente de la violencia liberadora de la mujer que se defiende contra el violador, aun cuando al defenderse sea necesario lesionarle.

Dejé muy claro que hoy no estamos en una situación revolucionaria y, por eso, sería incorrecto y también dañino si algún individuo o grupo emprendiera actos aislados de violencia; eso solo serviría para que el pueblo saliera aplastado y para fomentar la desmoralización. Por otro lado, existe una necesidad tremenda —y una estrategia desarrollada como una dimensión esencial de la nueva síntesis de Bob Avakian y como fundamento de la línea del Partido Comunista Revolucionario— de preparar mentes y organizar fuerzas para la revolución, de acelerar mientras se aguarda el desarrollo de una crisis revolucionaria. Una parte crítica de eso es el enfoque de luchar contra el poder y transformar al pueblo para la revolución. Sin embargo, cuando surge una crisis revolucionaria general —cuando la clase dominante se encuentre profundamente dividida y en pugna entre sus filas, cuando millones y millones de personas consideren que el orden existente es totalmente ilegítimo y cuando exista un partido de vanguardia que tiene una visión del futuro, profundos lazos con las masas y una estrategia apta para llevar al triunfo—, sería necesario que las masas derroquen y desmantelen el viejo orden y sus órganos opresivos de violencia en masa (los tribunales, las fuerzas policiales y militares, las prisiones, etc.).

Sin demora ella aceptó que algunas formas de violencia pueden ser liberadoras, pero limitó éstas a las que describió como "defensa propia" y afirmó que, en toda situación de guerra, el papel de la violencia simplemente se apodera de todo y llega a ser una fuerza que corrompe tanto a quienes hacen la guerra como a los fines proclamados que orientaban su lucha desde un principio. Yo sostuve que los comunistas tienen que utilizar medios que sean consecuentes con sus fines, una posición para la cual Bob Avakian ha luchado acérrimamente. En el tipo de crisis general que posibilite la revolución, donde exista un pueblo revolucionario que cuente con millones de personas, eso implicaría necesariamente una guerra revolucionaria, porque si no, continuarían sin cesar la violencia y muerte en masa que este sistema refuerza sobre el planeta a diario. Pero, incluso en esas circunstancias, la manera de combatir de las fuerzas revolucionarias obedecería a una moral liberadora y a una visión de la sociedad por las que estaban luchando por crear.

Cité el ejemplo del Ejército Popular durante la revolución comunista de China, que tenía reglas de disciplina que incluían la de nunca robar ni una aguja ni un hilo a las masas, nunca violar o abusar de una mujer y que las armas debían guiarse por la política (en lugar de dejar que la política se guiara por las armas). Reconocí que durante la vida de la joven interlocutora, pocas guerras se habían librado sobre una base revolucionaria y liberadora, pero señalé el ejemplo de los combatientes por la liberación nacional de Vietnam durante la guerra estadounidense contra Vietnam. Los combatientes vietnamitas daban clases de educación política a muchos soldados estadounidenses que capturaron, en particular a los soldados afroamericanos, e influenciaron concretamente el modo de pensar de muchos soldados del propio ejército contra el cual estaban combatiendo, simultánea y muy necesariamente, hasta derrotarlo en lo militar. Usé también un ejemplo que cita Avakian en su discurso Revolución: por qué es necesaria, por qué es posible, qué es, que es de la película estadounidense Espartaco. Durante esa rebelión de esclavos, Espartaco dirigió a los esclavos a usar la violencia para liberarse. Pero una vez ganada la libertad, Espartaco impidió que los ex esclavos torturaran a su ex captores, argumentando que si lo hicieran, los esclavos libertos solo se transformarían en la misma cosa contra la que habían combatido. Eso fue otro ejemplo de la diferencia entre la violencia liberadora que es necesaria para liberarse y la violencia de opresor que tortura a las personas en cualquier momento o por cualquier razón.

La joven mujer y yo intercambiamos diversos comentarios sobre este tema y no voy a relatarlos todos aquí. Pero mientras ella hablaba, parte de lo que quedó en claro era que ella en realidad no veía que vivimos en un sistema, y que existe un estado con órganos de violencia en masa cuyo propósito es defender y reforzar (y que no pueden sino defender e reforzar) el orden imperante y toda su profunda explotación, muerte y sufrimiento innecesarios, y destrucción del planeta. En cierto momento, ella planteó que cada persona como individuo simplemente debería dejar de actuar con violencia, incluidas las personas en las fuerzas armadas o los organismos del orden público, y que eso sería el camino para cambiar el mundo. Sostuve que esa noción era una fantasía que no concordaba con la realidad de qué es el estado. Las fuerzas armadas estadounidenses, por ejemplo, no son simplemente una colección de individuos. Representan una institución que actúa en nombre y al servicio del sistema estadounidense del capitalismo-imperialismo y dominación mundial. Expliqué paso a paso la realidad de que aparte del terrible adoctrinamiento y órdenes dadas para asegurar que las tropas cumplan con la violencia al servicio de los intereses del sistema, aplican castigos a las personas que se nieguen a obedecer.

Pero también sugerí ver si las demás personas tenían comentarios, sobre ese tema o sobre otro. Respondiendo a eso, otro joven profesor planteó que tal vez en el curso de una revolución, se presentaran sectores de las fuerzas armadas o de la policía que decidieran deponer las armas y que sería posible convencerlos para que apoyaran a la revolución o que al menos no la reprimieran. Varias manos se levantaron, así que antes de responderle a él, invité a hablar a otros.

Una mujer joven comenzó diciendo que conoce a varias personas que hace poco se alistaron en las fuerzas armadas estadounidenses y que cuando regresaron a casa del adiestramiento militar básico, las cosas que relataron le inquietaron mucho: "A uno le hicieron hacer un simulacro de una redada como parte del adiestramiento, y le dijeron que entrara en un edificio y matara a todos que estaban ahí, ¡hasta a los niños!" En respuesta, otra persona comentó: "Pues sí, no creo que a todos les convencerán a deponer las armas".

Enseguida otra mujer joven levantó la mano y con cierta vacilación empezó a compartir un relato que al parecer no le había dicho a mucha gente. La madre de su amiga una vez era policía en una ciudad bastante grande del centro de Estados Unidos, y le había contado algo de como era el trabajo: "Ella dijo que si la policía baleara a una persona por accidente o durante una persecución y resultaba que esa persona no estaba armada, a veces los policías simplemente colocaban un arma cerca del cadáver para dar la apariencia de que la habían matado en defensa propia". La madre de su amiga no duró mucho tiempo como policía y hasta hoy le perturbaban las cosas que vio.

Me impresionaron muchísimo los dos ejemplos, pues eran bastante distintos a lo que yo había previsto al principio cuando ambas estudiantes comenzaron a hablar de sus conexiones personales con militares o policías. Esos comentarios sirvieron para subrayar la realidad de que las fuerzas armadas y los organismos del orden público son instituciones que cumplen cierto papel y que esos organismos moldean los individuos en su interior para que cumplan su función general o los castigan u los orillan a renunciar. Hablé sobre eso un poco más en detalle, pero luego volví mi atención una vez más a la mujer que había planteado la cuestión del pacifismo. Dije que aunque discrepo con el punto de vista del pacifismo, y con una profunda base científica para hacerlo, yo no planteaba que los peligros que ella señaló —de que las altas metas serían consumidas y socavadas por los medios que usaban las personas para luchar por ellas— no eran reales. Para millones y millones de personas, cada día es un duro infierno en vida, y si en realidad surge un levantamiento revolucionario, esas personas formarían la columna vertebral de los luchadores revolucionarios. En las circunstancias concretas de una revolución, existirían fuertes impulsos de vengarse y se desahogaría una tremenda furia reprimida y justificada. Mencioné los millones de personas encerradas en las prisiones, los otros aterrorizados por la policía y atrapados en una pobreza desesperada en los ghettos y los barrios, las mujeres brutalizadas y aterrorizadas por hombres durante toda la vida, etc. Si no existe un partido revolucionario de vanguardia con una visión del futuro que puede dirigir todo eso y darle dirección y si ese partido no viene forjando y acumulando las crecientes filas del pueblo revolucionario y no viene popularizando sus fines, métodos y metas revolucionarios y repolarizando toda la sociedad en torno a éstos, empezando ahora y continuando hasta el surgimiento de dicha crisis revolucionaria, pues sería muy difícil imaginar que tal levantamiento tuviera resultados de alguna manera positivos. Hablé de la importancia de desarrollar a emancipadores de la humanidad y que el propósito del movimiento para la revolución hoy es atraer e incorporar a centenares de personas que influenciaran a miles de personas y se prepararan para dirigir a millones de personas cuando sea la hora de jugárselas el todo por todo en la lucha por el poder. Hablé sobre la manera en que eso ya se está haciendo en el trabajo de popularizar Bob Avakian, en la distribución del periódico Revolución y su sitio web revcom.us y en el enfoque en curso de luchar contra el poder y transformar al pueblo para la revolución.

Ella y otros aprendieron que el Partido Comunista Revolucionario no menosprecia las contradicciones muy concretas que supone hacer una revolución. Por otra parte, eso hizo que considerara más a fondo esas contradicciones y, como la última pregunta del programa oficial, preguntó si en realidad es posible que los oprimidos de esta sociedad hagan una revolución que aspira a la emancipación, puesto que las personas que más necesitan una revolución son las que han sido más sistemáticamente privadas de una educación. ¿No simplemente se arremeterían contra todo? Le estaba dando voz a una gran preocupación y un temor de muchas personas de la clase media y hasta muchas personas muy progresistas que tienen profundas críticas a este sistema y una profunda simpatía con los oprimidos, lo que hace que dichas personas ni siquiera consideren la posibilidad de una auténtica revolución.

Hablé un poco más acerca de la declaración del PCR sobre la estrategia para la revolución y luego compartí unos ejemplos del trabajo que el partido está haciendo ahora entre los más oprimidos, incluido el trabajo de hacer que el periódico Revolución entre en las prisiones y el tremendo impacto que eso ha tenido. Pero al mismo tiempo les dije la verdad: que ese impacto sigue siendo demasiado embrionario y necesita realizarse a una escala cualitativamente mayor. Lo que está en juego es urgente y enorme. Así que devolví el reto, a ella y a todos los presentes, diciendo que ellos y otros necesitan ser parte de hacer que ese trabajo se haga a una escala cualitativamente mayor y con un impacto sumamente mayor. Podemos ver en un microcosmos el impacto de llevar BA (Bob Avakian) y la voz del Partido Comunista Revolucionario, el periódico Revolución (revcom.us), muy ampliamente entre los oprimidos y otros. Pero necesita llevarse a cabo por toda la sociedad. Necesita tener una presencia inevitable en los ghettos y barrios y también en los suburbios y las universidades, las prisiones y los medios de comunicación y el mundo artístico, entre gente de todos los sectores y cada nacionalidad; y las personas —incluidas las que como ellos mismos acaban de enterarse de esto por primera vez y están comenzando a investigarlo por sí mismo— tienen la responsabilidad no solo de abordarlo, sino de ayudar a diseminarlo por sus propios medios y también de contribuir a la importante campaña actual de recaudar muchísimos fondos para poner BA en Todas Partes.

Habíamos sobrepasado por mucho el tiempo permitido oficialmente para el programa, y nadie había dado indicaciones de que iba a salir. Les agradecí una vez más a los organizadores por haberme invitado, y a todo el público por asistir y escucharme con tanta atención y por comentar tan seriamente, y dejé saber a todos que iba a quedarme un tiempo más para hablar informalmente con quienquiera. La mayoría de los presentes salió con bastante prisa, pero no sin antes agradecerme brevemente o hacer algún breve comentario. Un profesor joven me dijo simplemente: "Yo nunca había oído hablar antes de Bob Avakian, pero ahora en definitivo voy a leer algo de su obra". Unos cuantos estudiantes se quedaron y después de charlar por un rato, todos decidimos pasar a un café donde contamos chistes y nos divertimos y seguimos investigando estas y otras cuestiones cruciales de filosofía, de moral, de la historia y el futuro del comunismo y del destino de la humanidad.

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