Una frontera de huesos y sangre

10 de febrero de 2014 | Periódico Revolución | revcom.us

 


Las tumbas de unas personas no identificadas que murieron en la línea en el sur de Texas con México. Foto: AP

Hay huesos humanos esparcidos por los inmensos llanos y estancias del sur de Texas. La sangre humana mancha la arena del desierto sonorense de Arizona y California. Es posible que sean incógnitos para siempre el número y los nombres de las personas que murieron tras una agonía solitaria al luchar por cruzar la zona de guerra infernal que es la frontera de Estados Unidos con México.

Rafael Hernández pasa sus horas libres escudriñando las zonas remotas del condado de Brooks, Texas, en busca de inmigrantes vivos y muertos: los que de alguna manera lograron atravesar las barreras militarizadas de la muerte a lo largo del río Bravo y esquivar el puesto de la Patrulla Fronteriza cerca del pueblo de Falfurrias, pero de los cuales muchos murieron tratando de llegar más al norte, a Houston, San Antonio y otros lugares más lejos.

Una fría mañana a finales de enero, Hernández llevó a un reportero en su caminata por un arroyo seco del condado de Brooks. Hernández pronto descubrió el cadáver de un hombre joven, desnudo de la cintura para arriba, a quien las aves carroñeras ya le habían picoteado los ojos. Hernández le dijo al reportero que en su opinión había "centenares" de cadáveres más, esparcidos por todo el condado. Cuando él llamó a la Patrulla Fronteriza para informarles del hallazgo del cadáver, le ordenaron no pisar la propiedad privada.

A 1.600 kilómetros de distancia, en los desiertos de Arizona, comúnmente se topan con escenas similares. Gene Vallee, el fundador del grupo No Más Muertes, dijo que mayores cantidades de personas están muriendo en la frontera debido a dos factores. Primero, "más personas están llegando a la frontera sin dinero para contratar a quien los guíe en el viaje y por eso tratan de hacerlo por sí solas. Y segundo, están yendo... las agencias del orden público los están orillando más hacia las montañas".

El caso de Jaime Pasillas es demasiado típico de lo que ocurre en la frontera con Arizona. En agosto de 2012, Jaime llamó a unos parientes en Illinois y les dijo que estaba cruzando la frontera, yendo del estado mexicano de Sonora para entrar por Arizona. Les dijo que en 3 ó 5 días estaría reunido con sus hijos, que eran ciudadanos estadounidenses, en Waukegan. Pero Pasillas fue abandonado a su suerte y se perdió en el desierto con un galón de agua. Su cadáver fue hallado más tarde por unos amerindios del pueblo O'odham. Su familia llegó en carro a Arizona y lo identificó por un tatuaje que llevaba.

¡Dejen de pensar
    como estadounidenses!
¡Empiecen a pensar
    acerca de la humanidad!

Tanto los demócratas como los republicanos recalcan que "asegurar la frontera" será una piedra angular de cualquier nueva ley de inmigración que se aprueba. En el sitio web oficial de la Casa Blanca, Obama se jacta de haber duplicado el total de los agentes de la Patrulla Fronteriza, y dice: "hoy la seguridad de la frontera es más fuerte que nunca". Hace poco los republicanos dieron a conocer una declaración de sus "Principios sobre la inmigración", que comenzó por decir: "La seguridad fronteriza y el cumplimiento de la ley dentro del país tienen que ser la prioridad".

De hecho, la cantidad de muertos en la frontera de Estados Unidos con México, y de deportaciones, nunca ha sido tan grande como durante los años de la presidencia de Obama. Las personas han muerto de deshidratación y de congelación; han muerto de mordeduras de serpientes y de choques vehiculares a altas velocidades porque la policía o la Patrulla Fronteriza los perseguía. Algunos fueron muertos a balazos por la Patrulla Fronteriza, incluido José Antonio Elena Rodríguez, de 16 años de edad, que en octubre de 2013 estaba en el pueblo fronterizo de Nogales, Sonora, México, cuando unos agentes en territorio estadounidense le dispararon diez veces. Le pegaron dos veces en la cabeza, lo que lo dejó muerto y luego le dieron ocho veces más mientras yacía en el suelo.

Cada día en el poco poblado condado de Brooks, ocurren de dos a cuatro incidentes en que los inmigrantes tratan de eludir la captura por la Patrulla Fronteriza huyendo del vehículo que las transporta y corriendo todos en diferentes direcciones.

Un informe publicado hace poco por la National Foundation for American Policy dice: "Las muertes de inmigrantes en la frontera aumentaron en un 27 por ciento en 2012, según cifras de la Patrulla Fronteriza estadounidense". El informe concluye: "El aumento de muertes de inmigrantes viene en momentos en que menos personas están tratando de cruzar la frontera ilegalmente, como demuestra el descenso significativo de los arrestos en la frontera durante los últimos años. La evidencia sugiere que un inmigrante que intenta cruzar ilegalmente a Estados Unidos hoy tiene una probabilidad de morir en el intento que es ocho veces mayor que hace aproximadamente una década".

El Arizona Daily Star, que mantiene una "base de datos de muertes en la frontera" para el sector fronterizo de ese estado, informó en el otoño de 2013 que 157 personas murieron en los desiertos y las montañas de Arizona en 2012. Presnall Cage, un estanciero del condado de Brooks, Texas, ha instalado llaves de agua dulce y tanques de agua, de color azul brillante, en toda su propiedad. Cage dijo que ha encontrado los restos de más de 100 inmigrantes en su propiedad, incluidas 16 personas solo durante el calor brutal del verano de 2012. Le dijo a un reportero que muchas veces los compañeros de un inmigrante fallecido dejan zapatos en medio de una carretera, o ponen algún otro tipo de indicador para señalar que hay un cadáver cerca. Agregó que hace poco él mismo encontró un tal indicador y "yo sabía que algo estaba mal. Y pues, efectivamente, había un cadáver en el campo y las águilas ratoneras volaban arriba".

Por décadas, Estados Unidos ha encauzado una cantidad asombrosa de armas, vallas de alta y baja tecnología, militares y policías a lo largo de la frontera. Múltiples barricadas se extienden por la frontera y en los mares. Sobrevuelan aviones no tripulados y otros aparatos aéreos de espionaje. Hace solo tres años y medio Obama firmó una ley, aprobada por el "apoyo bipartidista" casi unánime en el Congreso, que adjudicó $600 millones para aumentar la militarización de la frontera. Un año después, Obama dijo: "Ahora tenemos más agentes sobre el terreno en la frontera del suroeste que en toda nuestra historia. La Patrulla Fronteriza cuenta con 20.000 agentes, más del doble de los que había en 2004, un aumento que comenzó bajo el presidente Bush y que nosotros hemos continuado".

Hoy, los demócratas y los republicanos han renovado sus esfuerzos de ultimar una importante ley de controlar, monitorear y reprimir a los inmigrantes. No se sabe por cierto qué resultará de esas negociaciones intensas y ásperas, pero seguramente un gran aumento en la militarización y la represión de la zona fronteriza será un componente crucial. Revolución seguirá analizando todo eso mientras el proceso avanza.

Pero pregúntese: ¿Qué tipo de sistema destruye rutinaria y despiadadamente la posibilidad de una vida digna en la tierra natal, y después lo castiga cruelmente por buscar una forma de ganarse la vida? ¿Qué tipo de sistema despliega el equipo militar más avanzada en el mundo, valorado en miles de millones de dólares, contra hombres, mujeres y niños empobrecidos quienes llevan todas sus pertenencias en una mochila? ¿Qué tipo de sistema deja que los cuerpos de cientos de personas no identificadas se descompongan en barrancos y desiertos distantes, sin que sus familias y sus amistades jamás se enteren de lo que les pasó?

Lo que hace que todo eso sea aún más intolerable es que las cosas no tienen que ser así. Las personas tienen que oponerse a los asesinos ataques a los inmigrantes, como parte de un movimiento para la revolución para poner fin a este sistema criminal y hacer nacer un mundo completamente nuevo.

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