De un lector:

Una reflexión sobre "‘acelerar, mientras se aguarda’ el desarrollo de una situación revolucionaria..."
El panorama histórico, el rigor científico

Actualizado 07/04/2014 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Hace poco, participé en una discusión de la primera parte (específicamente los primeros seis párrafos) de la segunda parte de Hacer la revolución y emancipar a la humanidad ("El qué hacerismo enriquecido”, "Acelerar mientras que se aguarda — no someterse a la necesidad"), de Bob Avakian (BA), la que ahora se resalta en revcom.us. Alguien preguntó en esta discusión ¿cómo actúan entre sí lo subjetivo y lo objetivo, es decir, esas personas que intentan entender y actuar para cambiar la realidad social más grande que las confronta, por un lado y, por otro, esa realidad más grande (de la que ellas son una parte, pero la que por medio de sus acciones pueden cambiar)? ¿Cómo pueden transformarse y cómo efectivamente se transforman mutuamente — cómo es la dinámica de eso? ¿Y qué significa decir que es científica la síntesis de eso planteada en Hacer la revolución y emancipar a la humanidad y que es una contribución importante a la ciencia acerca de esa cuestión?

Para empezar con la última pregunta: ¿cómo sabemos que esto es científico? Porque nosotros podemos verificar esto en comparación con el estudio de la realidad material de la que se derivan estos conceptos teóricos. Hace más de 30 años, en ¿Conquistar el mundo? Deber y destino del proletariado internacional, BA habló sobre “la necesidad de combinar una perspectiva histórica universal con la disección rigurosa y crítica de experiencias históricas especialmente cruciales y concentradas, de sacar al máximo las lecciones y de luchar para forjar lo más rigurosamente que se pueda esas lecciones como armas para el presente y el futuro”. Eso incluye la experiencia de las situaciones revolucionarias y de otras clases de crisis en las sociedades de diferentes tipos y también abarca las cosas más ampliamente que eso — las maneras en que las ideas de muchos tipos diferentes sobre esferas diferentes de actividad e investigación pueden entrar en juego y pueden cambiar el carácter de la realidad. BA también ha discutido que si bien “La búsqueda de conocimientos no debe reducirse a los que nos ayuden a librar lucha en la esfera ideológica”, a medida que las personas aprendan más sobre la realidad y todas sus dimensiones, eso “inevitablemente se integra a la lucha de clases, e incluso en el comunismo, a la lucha ideológica” ("Conversación de Bob Avakian con unos camaradas sobre epistemología: Sobre conocer y cambiar el mundo", Obrero Revolucionario [ahora Revolución] #1262, 19 de diciembre de 2004, en revcom.us). Eso también tiene importancia, porque lo que se concentra en esa sección de Hacer la revolución y emancipar a la humanidad no se limita sólo al estudio de las situaciones revolucionarias, sino abarca el estudio y la reflexión acerca de las preguntas más amplias de la ciencia y método y un enfoque panorámico de la sociedad1.

A continuación presento unas reflexiones suscitadas por la discusión referida anteriormente. El siguiente artículo primero examina algunos ejemplos históricos del marco de esa sección de “Hacer/Emancipar”, mismos que dicha obra retoma, concentra y desarrolla; y de ahí hace una reflexión más profunda, a la luz de esos ejemplos, acerca de los principios científicos que BA ha deducido de todo esto. Estas reflexiones forcejean con cómo es que la revolución podría ser posible y cómo es que se podría trabajar por ésta; el papel dinámico potencial de los revolucionarios al acelerar el surgimiento, y al moldear los contornos, de una situación revolucionaria mucho antes de que ésta surja concretamente (aunque tal situación se genere principalmente debido a los acontecimientos objetivos, o "externos", a los revolucionarios); la importancia crucial de que el partido tenga la capacidad concreta no sólo de tomar la iniciativa en tal proceso de "acelerar" sino también de llevar las cosas por todo el camino hacia la revolución, hacia la victoria; y algunas de las implicaciones del desarrollo de este aspecto de la ciencia de la revolución por BA. A lo largo de este artículo, estaré trazando los contrastes con el "realismo determinista" identificado en esa sección de “Hacer/Emancipar”.

I.

El primer ejemplo trata la experiencia del Partido Pantera Negra, una experiencia muy rica la que BA ha retomado continuamente durante los años. El reciente libro Black against Empire (Negro contra el imperio), por Joshua Bloom y Waldo E. Martin, Jr. intenta dar una historia definitiva del Partido Pantera Negra (PPN): poniendo objetivamente cómo estaban pensando y lo que hicieron, principalmente basado en estudiar su periódico y otros documentos del registro histórico. En este libro, se consigue un sentido viviente de cómo el PPN en un cierto punto empezó a representar un polo real de revolución en la sociedad en general; muchas personas llegaron a verlos como el núcleo de una autoridad opuesta con un programa diferente, mientras movilizaban a las personas activamente para una revolución.

A menudo hoy se trata de reducir esta atracción a una o dos cosas. "Era el programa de desayuno gratuito para los niños", dirán; o "eran las patrullas que tenían contra la brutalidad policíaca". Esos diferentes elementos jugaron un papel; pero presentarlo así es demasiado estrecho. No fue sólo una cosa. Los panteras presentaron un paquete entero, o conjunto, con varios elementos que incluyeron: la promoción de la ideología revolucionaria (difundir y utilizar el Libro Rojo de Mao Tsetung); la confrontación directa a las autoridades, así como el desarrollo de formas de autoridad alterna que movilizaban a las masas en desafío a las autoridades (las patrullas eran quizás la parte más importante pero no la única parte de ésta); la distribución de su periódico semanal y la promoción de un programa de diez puntos que trazaba lo que se proponían hacer con el poder (aunque no detallaron las formas de este poder, ponían activamente el poder como meta, por ejemplo en su lema, casi universalmente conocido en toda la sociedad por esos días, de "Todo el poder al pueblo"); conectarse con otros movimientos en la sociedad; llevar la lucha ideológica contra el nacionalismo cultural y el reformismo; y de manera importante, la movilización muy amplia y activa de la gente para enfrentarse a la represión que el estado lanzaba sobre sí mismos en el curso de hacer todo esto. Todo eso tenía un dejo de que tomaban muy en serio la revolución y al hacerlo dieron un salto al frente de un impulso mucho más amplio en la sociedad y le dieron una forma nueva. Me llamaba la atención de nuevo al leer este libro que, si bien el PPN estaba arraigado en las masas básicas en el pueblo negro, en un cierto sentido "tomaron la responsabilidad" del conjunto del movimiento: hicieron trabajo de divulgación amplia, intentaron influenciar y dar la dirección y al mismo tiempo aprendieron del movimiento contra la guerra, sectores de la clase media negra, los movimientos que surgían entre otras nacionalidades minoritarias, los artistas y escritores en general, etc. Así que algo como el programa de desayuno gratuito —en el que los panteras movilizaron a las masas para exigir comida a los supermercados locales y con ésta dieron de comer a los niños hambrientos antes de ir a la escuela, lo hicieron de un modo que imbuyera y propagara la ética maoísta de “Servir al pueblo"— tenía el efecto, como parte de un conjunto general de actividades, de demostrar que con el poder estatal era posible solucionar de manera completamente diferente las necesidades del pueblo y, es más, el hecho que efectivamente hicieron esto mientras el orden actual no lo hizo, señalaba la ilegitimidad esencial del sistema capitalista. Ésta no era, por lo menos al principio, una estrategia de "primero satisfacer las necesidades del pueblo, luego éste estarán dispuesto a conocer de la política”; era parte de una manera general en que estaban operando según la que la cuestión de la revolución estaba a la orden del día y ésta era una manera concreta entre otras (todas las cuales obraron en conjunto) para desafiar la legitimidad del sistema existente y proponer otro diferente, de una manera muy vívida.

Todo esto tuvo lugar en el marco y en el contexto de contradicciones muy agudas en la base de sociedad estadounidense en ese momento. Estas contradicciones incluyeron la migración de millones de personas negras a las ciudades, donde se trastornaron los modos de vivir de las generaciones anteriores y se elevaron e hicieron añicos las esperanzas; la toma de los imperios coloniales a las potencias imperialistas rivales (Francia, Inglaterra) después de la Segunda Guerra Mundial y los levantamientos que suscitó en la resistencia a la nueva dominación y saqueo impuestos por los Estados Unidos (sobre todo, pero no únicamente, la lucha de liberación emprendida contra los Estados Unidos por los vietnamitas); y los cambios rápidos en el papel de la mujer y el tumulto y transformaciones que éstos generaron. Al mismo tiempo, China —en ese momento un país auténticamente revolucionario y uno en el que se llevaba a cabo una Revolución Cultural inspiradora para mantenerse en el camino revolucionario— servía de faro, de fuente de inspiración y desafío directo a la noción que las únicas alternativas eran el imperio estadounidense o el capitalismo estatal opresivo (socialista de nombre) de la Unión Soviética. Y lo que llevaba a todo esto era el fermento prendido por el movimiento de los derechos civiles en el Sur de Estados Unidos y el desarrollo de diferencias que se dio a medida que ese movimiento se topaba contra limitaciones agudas a mediados de la década de 1960.

A partir de 1966, el Partido Pantera Negra se había vuelto una especie de modelo de otro enfoque de obtener la emancipación... pero éste no era muy conocido fuera de California. De hecho, la campaña de defensa contra el encarcelamiento del fundador del PPN Huey Newton en octubre de 1967 por un incidente en el que un policía terminó muerto y Newton resultó herido fue una manera importante en que los panteras se proyectaban al inicio y mediante la que empezaron a acumular fuerzas e influencia de una forma mucho más amplia. Al mismo tiempo, actuaron agresivamente para transformar los ultrajes y atrocidades cometidos por la clase dominante en oportunidades para que las masas emprendieran lucha. De ahí, cuando Martin Luther King fue asesinado por fuerzas reaccionarias en abril de 1968, muchas personas se volvieron completamente hartas del sistema y listas para ponerlo todo en juego a fin de cambiarlo. Muchos jóvenes negros se unieron al Partido Panteras Negras y éste influenciaba a personas de muy diversos estratos en una dirección positiva. Sus acciones, a su vez, junto con aquéllas de otras fuerzas sociales (radicales, progresistas, reaccionarias y algunas que ni encajaban en tales categorías específicas), se mezclaron en un dinámico remolino de levantamiento social en el que las fuerzas radicales empezaron a tener una iniciativa mucho mayor.

Durante ese período, el PPN luchó por establecer los términos en la sociedad: representaba el núcleo dirigente de un movimiento y, de forma más amplia, un impulso social general que, por heterogéneo que era, todavía se cohesionaba en torno a ciertos valores de oposición y tenía la iniciativa en lo cultural, lo político y lo moral. En este contexto y con la movilización por parte del PPN a las masas para oponer resistencia a cada ataque del gobierno, millones de personas llegaron a ver que todos estos esfuerzos de los de arriba de reprimir violentamente y procesar en farsas legales al PPN eran absolutamente ilegítimos, y a su vez, esto extendió un cierto contagio “proscrito” más amplio en todo tipo de esferas. Muchas fuerzas con distintos puntos de vista llegaron a oponerse a esta represión por sus propias razones, y todos estos fenómenos actuaron recíprocamente de maneras diferentes que hicieron que subiera la temperatura del ambiente y del remolino de esa mezcla en ebullición, con el surgimiento efervescente de nuevos elementos. Muchas personas vieron que el poder establecido de esa época era absolutamente ilegítimo, en la ruina total y al mismo tiempo empezaron a ver al PPN como una fuerza de legitimidad opuesta y desafiante. En efecto, éste es un ejemplo muy poderoso de la manera en que lo subjetivo entra en la situación objetiva más amplia y la transforma... de ir convirtiéndose en parte de ésta de una manera diferente.

Ésta NO fue una cuestión de atrapar un relámpago en una botella ni de esperar que las cosas se reventaran. Aún menos se pudo haber predicho esto cuando empezaron; nada de esto. El PPN combinó la imaginación y el atrevimiento, la persistencia y la diligencia —lo que incluía en esos momentos el hecho de que las personas NO se estaban acercando en tropel a su estandarte— con una orientación de dar saltos para aprehender las oportunidades cuando éstas ocurrieran.

Pero remontémonos un poco más atrás. No se puede separar todo esto de la influencia de Malcolm X. Malcolm agitaba implacablemente desde finales de 1950 y sobre todo a principios de los años 1960. Desafió e hizo añicos las creencias de las personas de que Estados Unidos era bueno en esencia — unas creencias las que promovían la clase dominante y las partes tradicionales del movimiento de los derechos civiles. Afirmó y fortaleció los elementos que simultáneamente existían en la forma de pensar de algunas personas de que en los hechos Estados Unidos era carente de todo valor — elementos que se suprimieron y no tenían voz y que no estaban organizadas en una forma racional, antes de Malcolm, por lo menos no de la misma manera y no con la misma influencia. Malcolm iba a todas partes, de las esquinas del ghetto a las universidades más elitistas, actuó recíprocamente con todo tipo de diferentes personas, mientras ponía al desnudo la verdad sobre Estados Unidos y la opresión del pueblo negro. Claro, todo eso no se dio en un vacío; había un fermento burbujeante dentro de Estados Unidos, principalmente en la forma del movimiento de los derechos civiles, y había una ola de lucha revolucionaria contra el colonialismo y el neo-colonialismo (la que la China socialista estaba defendiendo y apoyando fuertemente). En los últimos años de su vida, y particularmente después de romper con la Nación de Islam, venía vinculando la lucha contra la opresión del pueblo negro, a la lucha mundial contra el imperialismo. Malcolm trabajaba sobre la mente de las personas, retaba a sus diversos públicos de modo que rompieran con el marco básico por medio del que estaban viendo el mundo. Denunciaba, y hacía que las personas palparan, la ilegitimidad absoluta de todo lo que Estados Unidos se decía de sí mismo y toda la fuerza que usaba para defender los cimientos que esas mentiras intentaban esconder. Convencía a las personas a que consideraran las implicaciones de eso; y popularizaba la idea de una revolución que se enfrentara al poder estatal y de la necesidad de que los revolucionarios emprendieran una lucha implacable. Hizo todo eso una y otra vez (y en ese proceso se convirtió en parte de algo más grande, un naciente parteaguas de cambio en la manera de pensar de las personas, influenciando y siendo influenciado por ello).

Debido a eso y sobre la base de las maneras en que hacía erupción la lucha contra la opresión del pueblo negro y en que las personas buscaban respuestas, Malcolm X había empezado a volverse muy ampliamente conocido a principios de los años 1960. Si bien una parte de esto, de hecho una parte demasiado grande, provenía de las vitriólicas calumnias del poder establecido, el que estaban temeroso de la potencial influencia de Malcolm, no obstante éste se volvió un punto de referencia en sectores muy amplios entre las personas conscientes de la necesidad del cambio y se volvió conocido en un sentido básico por parte de muchas personas de manera más amplia en la sociedad, aun antes de que las cosas hicieran erupción mucho más poderosamente en la esfera política. Cuando las respuestas expresadas por el movimiento tradicional de los derechos civiles empezaron a quedar al descubierto por su inutilidad al progresar los años 1960, la voz de Malcolm y su pensamiento asumieron aun mayor resonancia e influencia y abrieron paso de una manera cualitativamente más poderosa. Es una gran tragedia y un crimen concreto —y es un crimen y tragedia que contienen lecciones dolorosamente adquiridas que es necesario nunca olvidar en lo referente a la defensa de los líderes revolucionarios— el que los reaccionarios asesinaron a Malcolm en 1965, como mínimo con la complicidad del gobierno. Todo esto tuvo un efecto muy importante en el desarrollo de las bases para el PPN, tal como los líderes del partido en ese momento señalaran.

Pero por importante que sea el ejemplo del PPN, y sigue siendo un profundo caudal de lecciones para cualquier revolucionario auténtico y, de nuevo, cabe volver constantemente al trabajo de BA al respecto, sólo pudieron avanzar hasta cierto punto. Repolarizaron la sociedad, pero no pudieron cambiar en lo fundamental, de una manera determinante y sostenida, el curso de los acontecimientos. El PPN estuvo bajo una represión estatal sumamente severa la que o encarceló o mandó al destierro a sus principales líderes, Huey P. Newton y Eldridge Cleaver. Y el estado no sólo actuó para reprimirlos, sino para lidiar de diferentes maneras con algunas de las fuerzas más amplias que el PPN había estado influenciando. El estado hizo algunas concesiones a la clase media negra y apuntaló a una gran colección de fuerzas políticas objetivamente contra-insurgentes en la comunidad negra. Eliminaron la inscripción militar obligatoria y redujeron el papel del combate directo de las tropas estadounidenses — y aunque no se hizo eso principalmente como parte de "lidiar con los panteras", sí cambió el terreno en el que el PPN (y los demás) estaban operando, lo que las personas en general veían que era necesario y lo que veían que era posible. Y la clase dominante tomó otras medidas también.

El PPN, entretanto, no había podido desarrollar, en su breve período de existencia y antes de que sus líderes fueran sacados de circulación, la ideología, línea, programa y principios organizativos que les pudieran haber capacitado para sobrevivir esa represión así como mantener su rumbo y a la larga hacer avanzar la revolución aun cuando las mareas societarias empezaban a cambiar al final de los años 1960, y las diferentes fuerzas que el PPN habían estado influenciando empezaron a pasar a estar bajo la influencia de diferentes corrientes.

En un artículo importante escrito a mediados de los años 1980, BA analizó la situación en la que se encontraban:

…cuando me remonto a esos años y pienso en las primeras discusiones y luchas políticas que tuve con gente como Huey Newton y Eldridge Cleaver —líderes del Partido Pantera Negra, que ejercieron mucha influencia sobre mí y me empujaron en una dirección revolucionaria— me llama la atención que por un lado eran los revolucionarios más avanzados en Estados Unidos en esa época, pero ni siquiera ellos llegaron a formarse una idea clara y completa de lo que había que hacer. ¿Qué cambios eran necesarios en la sociedad y en el mundo? ¿Cómo hacer esos cambios? ¿Cuál era el camino y la estrategia para hacerlo? ¿Qué tipo de ideología se necesitaba? ¿Qué tipo de liderato se necesitaba y cómo se debe organizar? ¿Cómo se debe movilizar y organizar a las masas? ¿Contra qué se luchaba y a qué había que medírsele, qué había que derrotar y cómo? No es que nadie tuviera ideas sobre esto, porque en el Partido Pantera Negra y en el movimiento revolucionario en general se debatían muchos de estos interrogantes, prendían mucha lucha y conflicto. Pero jamás se llegó a ver con toda claridad y de un modo unificado y completamente correcto la necesidad de (a) plantear todas esas preguntas de ese modo y (b) contestarlas. Hormigueaban ideas distintas, en conflicto, sobre todo esto, pero no se llegó a formular una opinión clara, definitiva de cosas así. (“Por qué si uno quiere seriamente tomar el poder, realmente necesita este tipo de partido”, Obrero Revolucionario [ahora Revolución], #429, 2 de noviembre de 1987).

Así, si se mira esta experiencia, de nuevo, partiendo de “la necesidad de combinar una perspectiva histórica universal con la disección rigurosa y crítica de experiencias históricas especialmente cruciales y concentradas” y de hacer eso con los agudos desafíos ahora ante nosotros claramente en mente, se puede ver el gran ámbito que puede aprehenderse para el factor subjetivo así como también se va a tener que confrontar la importancia crucial del partido, unificado en torno a un enfoque científico y una línea política e ideológica correcta.

II.

Como BA identificó y recalcó, algo contra lo que el PPN se enfrentó muy fuertemente fue qué tipo de partido se necesitaría. De hecho, Lenin fue el que primero desarrolló un enfoque correcto de un partido. Lenin dirigió la revolución de octubre de 1917, un adelanto importante en el que el proletariado revolucionario liberó el territorio de lo que había sido el Imperio ruso y empezó a construir una sociedad socialista completamente nueva, en el camino hacia el comunismo. Antes de eso, Lenin había liderado adelantos importantes en la ciencia del comunismo, por ejemplo, el papel del partido de vanguardia y el carácter del trabajo que éste tiene que hacer para dirigir concretamente una revolución.

El partido formado y dirigido por Lenin sobre la base de ese adelanto teórico inicial no sólo pudo afectar poderosamente la situación objetiva... no sólo la repolarizó temporalmente... sino que pudo luchar por ese camino hacia la revolución. Y fue BA el que en lo fundamental recuperó y desmenuzó la esencia del trabajo de Lenin al respecto, y ahora lo ha desarrollado2. Contrario a una tradición general que surgió en oposición a Lenin después de su muerte (¡incluso entre algunas personas que se decían "leninistas"!), Lenin no concibió el partido como un mecanismo de dos etapas: en primer lugar, para dirigir la lucha de las masas en torno a sus condiciones básicas y luego, con el advenimiento de una crisis seria, que dicha lucha media se convirtiera naturalmente en una revolución3.

Lenin, en cambio, recalcó la necesidad de centrar el trabajo en la transformación de la forma de pensar de la gente por medio de un periódico, o con mayor precisión, insistió en dicha necesidad y luchó por la misma. Eso constituye una buena parte de la esencia de ¿Qué hacer? de Lenin. Eso, a su vez, se relaciona con un punto más fundamental, recalcado en el primer capítulo de esa obra: la necesidad de tener un partido de vanguardia surgió del hecho de que el marxismo es un análisis científico de la sociedad y que es necesario llevarlo a las masas desde fuera de su esfera de experiencia y lucha diaria. Una concepción del mundo y enfoque científicos NO surgen espontáneamente en el pensar de la gente — de hecho, la experiencia cotidiana de la gente está condicionada por las relaciones sociales en las que ésta tiene lugar, y produce un entendimiento unilateral y distorsionado y en gran parte va contra un entendimiento comunista, si bien existen maneras en las que esas condiciones también pueden hacer que las personas se inclinen hacia tal entendimiento una vez que hayan entrado en contacto con el mismo. Lo importante es que la gente tiene que aprender este y tiene que luchar, al hacerlo, por romper con sus maneras espontáneas de ver las cosas y tiene que abordar las cosas de manera consciente empleando el método científico. Eso requiere que el partido lleve lucha con el pensar espontáneo de las masas y lo transforme, y desvíe las luchas espontáneas que las masas emprenden lejos de la inclinación gravitacional de cobijarse bajo el ala de la burguesía (la clase capitalista).

Además, en ¿Qué hacer? Lenin expone y explaya la necesidad de una vanguardia disciplinada. Recalca la necesidad de reclutar y capacitar a aquellos que se ponen al frente con el marxismo como revolucionarios de tiempo completo en esa vanguardia, pero también la necesidad de encontrar las maneras, principalmente mediante el uso del periódico, de tomar las contribuciones de todas las personas que apoyaran de alguna forma a la lucha revolucionaria y de desarrollar y fortalecer los contactos por todas partes. De hecho, a lo largo de sus escritos Lenin presta mucha atención a la aglutinación organizativa de las personas que se ponen de pie, a la valoración (y no el desperdicio) de la contribución de cada contacto potencial del movimiento y de darle una expresión organizativa. También señala que la revolución sigue un patrón de estallidos de lucha que alternan con una calma intensa y habla de la necesidad de aumentar al máximo los logros —a fin de transformar la forma de pensar de la gente y acumular fuerzas— a lo largo de cada una de estas etapas... con el partido como la fuerza organizativa esencial para hacer todo eso. (Este patrón de estallidos de lucha que alternan con períodos de calma intensa, y la necesidad de que la vanguardia trabaje activamente durante ambos tipos de situaciones, con los preparativos para la revolución en la mira — se volvió un tema que Lenin amplió en obras como "La bancarrota de la Segunda Internacional".) Lenin luchó por poner todo eso en práctica, en la construcción del partido de vanguardia de la revolución rusa — los bolcheviques.

En Rusia, los acontecimientos que abrieron una ruptura en el marco social ocurrieron en febrero de 1917, en medio de la Primera Guerra Mundial, independientemente del trabajo del partido liderado por Lenin. El mes de febrero de 1917 presenció una revolución en la que la vieja forma de gobierno —el Zar, un monarca feudal— fue derrocada y reemplazada por una democracia parlamentaria que representó un marco político que, como Lenin dijo durante ese período, constituía el “mejor cascarón posible" para el dominio capitalista. La revolución del febrero ocurrió con base en las tensiones extremas que la guerra y el hambre habían impuesto sobre la sociedad rusa, y una fuerte división en la clase dominante rusa en cierto momento sobre la continuación de la guerra y el papel del Zar. Esta división suscitó una “rendija” por la cual el descontento de las masas, el que había estado hirviendo a fuego lento con una ira latente sobre la continuación de las terribles pérdidas en la guerra y las privaciones generadas por la misma, pero no veían ninguna manera de expresarla, pudo hacer erupción en un hervor pleno. El resultado fue una revolución en la que las masas salieron a raudales a las calles, pero el gobierno que surgió de esa agitación representó a un sector de la burguesía rusa determinada a seguir, mediante la forma de la democracia burguesa, las mismas políticas en torno a la guerra que habían generado la crisis en primer lugar.

Lenin insistió, al principio solito entre los bolcheviques, que había cualitativamente más elementos que se podían aprovechar en esa situación —que existía el potencial debajo de la euforia e ilusiones con las que las masas saludaron a este nuevo gobierno— para ir con todo hasta la realización de una revolución socialista4. Con la dirección de Lenin, los bolcheviques trabajaron para entender la dinámica de esta situación sumamente fluida en la que todo tipo de fuerzas políticas estaban operando y en la que primero una fuerza se imponía y luego otra. De manera continua, lucharon por establecer nuevos términos en la manera en la que la gente estaba viendo las cosas, por efectuar una repolarización de los diferentes elementos en el terreno político, por trabajar activamente para acercar a las masas hacia la lucha y para incorporarlas en la lucha por un mundo completamente nuevo.

A lo largo de su vida política, de manera sistemática Lenin veía las cosas y llevaba lucha con otras personas para ver las cosas desde la perspectiva de hacer la revolución como parte de la revolución mundial. Sobre esa base, lideró a los bolcheviques para adoptar una posición internacionalista en relación a la guerra mundial: de oponerse a la guerra por ser depredadora, de trabajar por la derrota de su burguesía y de bregar por hacer una revolución en medio de los trastornos causados por dicha guerra. Una vez surgida la situación revolucionaria en el imperio ruso, continúo y profundizó esta perspectiva internacionalista, captando tanto las oportunidades que presentaba la situación como las responsabilidades que les incumbían a los bolcheviques de arrebatar todo lo que pudieran de la situación en Rusia para hacer una revolución ahí así “como parte de su contribución” en la revolución mundial.

En virtud de dicho marco, Lenin captó en particular que el nuevo gobierno que había subido al poder con el derrocamiento del Zar en febrero no tenía ninguna respuesta para las contradicciones más agudas que enfrentaba la sociedad rusa —su participación en la Primera Guerra Mundial, el hambre y privaciones entre las masas y la demanda de tierras del campesinado— y que el gobierno era vulnerable. El que esa vulnerabilidad pudiera convertirse en una revolución concreta dependía en buena medida de si una fuerza revolucionaria —el partido de vanguardia— trabajara para afectar esas contradicciones. Eso implicaba propagar entre las masas más amplias una creencia en la ilegitimidad del gobierno el que prometía resolver estos agudos problemas pero que en los hechos no estaba haciendo nada; trabajar para entrenar rápidamente como comunistas y reclutar a aquellos que se inclinaran hacia una comprensión más revolucionaria (el partido bolchevique creció exponencialmente en los ocho meses que siguieron a la revolución del febrero, a medida que se operaban cambios enormes en el pensar de la gente); desarrollar y defender las formas por las cuales las masas estaban ejerciendo una autoridad diferente y desarrollar esas formas a un nivel más alto; y muchas otras cosas. Pero nótese bien: aunque los bolcheviques no eran el partido más grande al comienzo de la crisis, prestaron importancia (y establecieron una respectiva política) a ser tan grande como pudieran ser sobre la base correcta; y si no hubieran tenido la orientación de acumular fuerzas para la revolución, en la forma de miembros así como el apoyo organizado para el partido, al más grande grado posible en todo momento, es muy probable que no hubiera existido la necesaria base mínima para plasmar ese “despegue”, o sea, ese crecimiento exponencial, cuando se diera la oportunidad (o, con más precisión, la oportunidad que arrebataran de la situación del momento), para que eso tuviera lugar sobre una base correcta.

En un sentido las lecciones del período general de preparación, así como luego el período sumamente intenso y comprimido de febrero a octubre de 1917, y toda su riqueza, se resumen en un texto muy corto y concentrado de BA, "Algunos principios para forjar un movimiento para la revolución”:

En cada momento, tenemos que estar buscando las concentraciones importantes de las contradicciones sociales y los métodos y las formas que puedan fortalecer la conciencia política de las masas, así como su capacidad combativa y organización para emprender la resistencia política contra los crímenes de este sistema; que para una cantidad cada vez mayor de personas, puedan darle vida a la necesidad y la posibilidad de un mundo radicalmente diferente; y que puedan fortalecer la comprensión y la determinación de las masas avanzadas de inclinaciones revolucionarias en particular de modo que asuman nuestros objetivos estratégicos como cosas por las cuales luchar de manera enérgica y hacia las cuales aspirar, y no solamente como metas (o ideales) lejanos y en esencia abstractas.

Es necesario que el objetivo y orientación sea el de llevar a cabo el trabajo que, junto con el desarrollo de la situación objetiva, pueda transformar el terreno político, de modo que en un sentido agudo y activo en toda la sociedad se ponga en tela de juicio la legitimidad del orden establecido y el derecho y la capacidad de la clase dominante de gobernar; de modo que la resistencia a este sistema cobre cada vez más amplitud, profundidad y determinación; de modo que se fortalezcan muchísimo el “polo” y la fuerza de vanguardia organizada del comunismo revolucionario; y de modo que, en el momento decisivo, esta fuerza avanzada pueda liderar la lucha de millones y decenas de millones de personas para hacer la revolución. [Lo BAsico 3:30]

Lenin analizó que solamente se podía resolver las contradicciones que hervían en la sociedad rusa por medio del derrocamiento del nuevo régimen y su reemplazo por un nuevo poder estatal... pero que si eso no ocurriera, tarde o temprano las cosas volverían al statu quo ante (la situación tal como estuviera anteriormente) y se evaporaría la oportunidad para la revolución que existía, si bien debajo de la superficie de las cosas. Lenin lideró al partido, a veces contra resistencia, a adoptar este análisis, y mediante muchas agudas curvas y giros comprimidos en los meses entre febrero y octubre, el partido pudo liderar a las masas para hacer la revolución en los hechos. Con el fin de ganar. Y éste fue el más grande adelanto en la historia de la humanidad hasta ese momento.

Lenin también vio —de hecho lo previó, basado en el estudio de las situaciones revolucionarias anteriores, en un profundo balance de la experiencia de la situación revolucionaria de Rusia de 1905 que había vivido y también en el estudio del método dialéctico— que una situación revolucionaria "no puede ser otra cosa que una explosión de la lucha de masas de todos y cada uno de los oprimidos y descontentos. En ella participarán inevitablemente partes de la pequeña burguesía y de los obreros atrasados —sin esa participación no es posible una lucha de masas, no es posible ninguna revolución—, que aportarán al movimiento, también de modo inevitable, sus prejuicios, sus fantasías reaccionarias, sus debilidades y sus errores. Pero objetivamente atacarán al capital, y la vanguardia consciente de la revolución, el proletariado avanzado… expresando esta verdad objetiva de la lucha de masas de pelaje y voces distintas, abigarrada y aparentemente desmembrada, podrá unirla y dirigirla, tomar el poder…” y establecer el nuevo poder estatal — la dictadura del proletariado. (“Balance de la discusión de autodeterminación”, en Lenin, Obras escogidas, tomo VI, julio de 1916).

Lenin estudió de cerca el pensamiento y acciones de estas otras fuerzas, identificando la dinámica y líneas potenciales de desarrollo en lo que podía parecerse a un caos y lo imprevisible, explorando y promoviendo maneras de impulsar los intereses fundamentales del proletariado mediante todo esto, aprendiendo lo más que pudiera, identificando oportunidades, librando batalla ideológica cuando se necesitaba... todo ello con el fin de aprovechar esas oportunidades. Y mediante todo esto, luchó por liderar y forjar el partido para entender, y aprovechar, el potencial inherente a la situación, pero oculto al interior de la misma.

Y eso es muy importante, crítico: Lenin no hizo todo esto solo — lideró, y lideró a construir, un tipo muy específico de partido, firme en principios, agudo en análisis y flexible en acciones para movilizar a las masas.

Todo esto —y de nuevo, muchísimo más en otros campos— se ha concentrado en los seis párrafos al principio de la Segunda parte de Hacer la revolución y emancipar a la humanidad y que de ahí se aplica y plasma más en la declaración del Partido Comunista Revolucionario, "Sobre la estrategia para la revolución" (la que se puede leer en revcom.us y en Lo BAsico).

III.

Nada de esto era o es mágico; tiene que ver con la relación concreta entre la conciencia y el mundo material. La conciencia humana no surge independientemente del mundo material ni de las relaciones sociales humanas en las que las personas nacen; surge de ese contexto y está condicionada por el mismo. A su vez, la conciencia humana, al responder a lo que encuentra y al trabajar con lo que encuentra, viene moldeando y re-moldeando profundamente al mundo. En otras palabras, la conciencia humana es una forma de materia que tiene la propiedad particular de poder hacer reflexiones sobre las fuerzas del mundo material, interactuar con éstas, experimentar sobre éstas y aprender de éstas, y de transformar el mundo material en ese proceso y mediante ese proceso. Los seres humanos constantemente hacen esto, aprendiendo más y cambiando más, resumiendo los errores y sacando lecciones y volviendo a cambiar más y aprender más de nuevo.

Cuando se considera correctamente el proceso al nivel de una sociedad entera — una sociedad dividida en clases, con la contienda de muchas fuerzas políticas y literarias (o culturales), y todas éstas en lo fundamental (aunque no lineal u obviamente) están arraigadas en las posiciones, intereses y perspectivas de diferentes clases y estratos sociales y que las representan... y cuando se piensa en la multiplicación exponencial de todo eso en unas condiciones en las que el orden normal que mantiene todo eso bajo control empiece a sufrir tensiones e incluso rupturas — en esa situación se puede empezar a ver cómo, mediante todo ese remolino y complejidad, hay un proceso general sobre el que el partido de vanguardia puede trabajar, luchando por que sus ideas se asuman y transformen en una fuerza material. Es un proceso en desarrollo —en el que el elemento consciente se ve impelido a interactuar de manera dinámica y transformar la realidad al máximo grado posible a lo largo del camino, y de ahí hacerlo de nuevo cuando otras fuerzas respondan— y es una lucha. Y si se hace eso de forma sistemática y consciente, es posible prender una dinámica en la que con mayor incidencia las fuerzas conscientes aprenden cómo establecer los términos y tomar la iniciativa, y de ahí volver a tomarla cuando otras fuerzas intentan establecer nuevos términos, para que sea posible desarrollar la capacidad de liderar los saltos y cambios radicales en ese marco, tanto en tiempos normales como cuando los momentos broten de una nueva manera y el potencial es cualitativamente mayor.

No se trata de insistir obstinadamente en una sola idea hasta que "los tiempos le correspondan a uno" ni una cuestión de "imponer la voluntad de uno" por la pura fuerza. Ni menos se trata de una cuestión de intentar "mantener las cosas en marcha" a la espera de nuevas condiciones favorables, lo que sólo garantiza que los tiempos vengan rebasándole a uno; ni siquiera se trata de una cuestión de utilizar la ciencia del comunismo para lograr un objetivo político dado. Se trata de una cuestión de verlo todo por el prisma de la situación revolucionaria y (en la mayor medida posible) de estar atento y de aprender constantemente de toda la realidad material y social y su carácter cambiante y sobre esa base identificar, y trabajar para aprender más y transformar más profundamente, las fallas sísmicas sociales clave por las que la iniciativa de los millones de las personas anteriormente suprimidas podría brotar, y las maneras de hacer que eso ocurra, y en el curso de todo eso, profundizar más la comprensión de la realidad. Al mismo tiempo, como parte de este proceso, la vanguardia tiene que acumular fuerzas — tiene que crecer y tiene que aglutinar progresivamente en un todo lo que la declaración del PCR "Sobre la estrategia para la revolución" llama los miles de personas quienes “es posible atraer y orientar, organizar y capacitar de una forma revolucionaria…, a la vez que empezar a llegarles e influenciar a millones más, aun antes de que se dé una situación revolucionaria... y luego, cuando se dé una situación revolucionaria, esos miles pueden ser una columna vertebral y fuerza fundamental para ganar a millones de personas a la revolución y para organizarlas en la lucha para llevar a cabo la revolución hasta el final” (Lo BAsico, pp. 113-114)

No estaba "predestinado" que Lenin y los bolcheviques tuvieran éxito; pero se puede decir con mucha certeza que sin tal partido, arraigado en la perspectiva de la dirección más visionaria de la época, es casi cierto que la revolución no hubiera triunfado o quizás ni siquiera se hubiera intentado5.

Un inmenso caudal de experiencia histórica (incluyendo mucho más que los ejemplos anteriores) y otras cosas (incluyendo los avances en el ámbito de la ciencia — vea la reflexión anterior de otro lector acerca de esta cuestión quien explora este tema en más profundidad6) es parte de lo que se sintetiza y se eleva al nivel de la teoría científica en los seis párrafos de Hacer la revolución y emancipar a la humanidad de BA que se volvió a publicar en un número reciente de Revolución. Esa síntesis es pionera:

  • Identifica el realismo determinista y la manera en que ese método separa mecánicamente lo objetivo y lo subjetivo de modo que cree una brecha casi infranqueable entre los mismos y pone el factor subjetivo en una posición de sólo reaccionar a los sucesos, en lugar de ver la base para la transformación mutua dinámica de lo objetivo y lo subjetivo y sobre esa base el enorme ámbito de la iniciativa del factor subjetivo.
  • Reconoce profundamente el carácter contradictorio de toda la realidad, “un carácter cambiante, dinámico, vivo y en movimiento” y la respectiva necesidad de estudiar y aprehender aún más profundamente esa realidad y su estado de cambio y dinamismo.
  • Incluye la importancia que tiene el papel de la casualidad, sobre todo en el carácter de las acciones imprevisibles de todas las fuerzas de clase diferentes en una situación fluida, volátil y rápidamente cambiante, el surgimiento de nuevas situaciones mediante esta interacción, la mayor casualidad, etc., todo lo que la vanguardia tiene que tomar en cuenta y tener la capacidad de analizar acertadamente con el fin de entender y desarrollar maneras de actuar en torno a todo esto... como parte de acelerar, así como moldear, la oportunidad de hacer una revolución.
  • Reconoce el ámbito que todo esto le da a las fuerzas conscientes y el mayor papel crucial de la conciencia misma.

Se trata de todo esto en su conjunto, y de ahí la conclusión de que "nuestro ‘trabajo’ para afectar [estas contradicciones objetivas] puede generar ciertos cambios dentro de un marco dado de condiciones objetivas y además —en conjunción con una ‘mezcla’ y como parte de la misma, junto con muchos otros elementos, como las otras fuerzas que afectan la situación objetiva desde sus propios puntos de vista— eso podría, en ciertas circunstancias, ser parte de la combinación de factores que llevan a un cambio cualitativo”.

BA agrega que una revolución no se hace por medio de fórmulas— “es un proceso mucho más vivo, rico y complejo que eso. Pero es una característica esencial del revisionismo... decidir y declarar que hasta que intervenga una deus ex machina —un FACTOR EXTERNO parecido a un dios—, no puede haber ningún cambio esencial en las condiciones objetivas y que lo máximo que podemos hacer, en todo momento, es aceptar el marco dado y trabajar dentro de éste, en vez de... esforzarnos constantemente contra los límites del marco objetivo y procurar transformar las condiciones objetivas al máximo grado posible en todo momento, mientras nos mantenemos siempre tensos ante la posibilidad de que diferentes factores se combinen y produzcan (o creen la posibilidad de producir) una cualitativa y concreta ruptura o salto en la situación objetiva”.

Cualquier examen serio de los ejemplos expuestos, o de otros ejemplos de la historia, comprueba este punto. Aquellos que se muestra pasivos y pacientes, que hacen un trabajo cotidiano mecánico, aquellos que están a la espera de la marcha de los acontecimientos o si no, siguen a la cola de la marcha de los acontecimientos, aquellos que le restan importancia a la necesidad de llevar lucha en el campo de la conciencia a lo largo del camino hasta el final, no transforman el mundo en una dirección revolucionaria. Ni lo hacen aquellos que intentan imponer esquemas o artilugios sobre la realidad, sin sentido, o con un sentido superfluo y truncado, de la profundidad y la textura del carácter contradictorio de esa realidad.

Todo esto proviene de la realidad, de la historia concreta tal como la han hecho unos seres humanos concretos, donde muchos de éstos intentan aplicar los principios del comunismo; proviene de un análisis riguroso de la dinámica societaria que hace que sea posible y sienta las bases para que el factor subjetivo ejerza su efecto pleno, y de forcejear más con la filosofía y las ciencias naturales. La síntesis científica de esta sección de Hacer la revolución y emancipar a la humanidad constituye los cimientos de la declaración de nuestro partido “Sobre la estrategia para la revolución”. Al centro de esto, se analiza que las contradicciones, lo disparejo, la fluidez están impeliendo todo en la sociedad… y que la situación general no es estancada y estática, sino volátil y eruptiva... no es predecible en un sentido estrecho, sino es entendible si se parte de las fallas sísmicas cambiantes y reales debajo de la superficie de la sociedad... de manera importante, los sentimientos, ideas, aspiraciones y esfuerzos de las personas que perciben a un nivel que "la situación no tiene que ser así — no debe ser así", pero cuyo modo de pensar está atrapado en la prisión de una creencia en la necesidad permanente.

Hasta el trabajo pionero empezado a comienzos de los años 1980 y concentrados en estos seis párrafos, demasiados partidos (y esto era universal en los países capitalistas avanzados) que decían seguir a Lenin, en esencia reducían el papel del partido a una máquina para generar y liderar la lucha espontánea de las masas, con una visión que "algún día" todo esto vendría a dar frutos, sin ninguna lucha continua con las masas populares sobre su manera de pensar, en un movimiento para la revolución. Ese fue un modelo de especie de “despertar de masas”, de algún modo suscitado sin una lucha decidida sobre cómo las personas estaban pensando sino por medio de un proceso espontáneo en el que las personas lleguen ver, mediante su participación en la lucha, que necesitaban una revolución y, además, el tipo de revolución propuesto por los comunistas (dejando de lado aquí lo que era la concepción concreta de esa revolución). Este modelo no solamente ignoró la obra ¿Qué hacer? La negó de plano.

BA ha luchado contra todo eso — ha vuelto a estudiar la obra de Lenin y ha destilado y concentrado las observaciones esenciales de Lenin: los partidos deben estar basados en la ciencia, en un forcejeo con la realidad objetiva, y no deben apoyarse en la espontaneidad. Los partidos deben ser instrumentos mediante los cuales las masas cuenten con una dirección para ir conociendo y transformando la realidad en el curso de hacer la revolución y emancipar a toda la humanidad. A lo largo de este camino, la manera en que un partido obra es mediante la transformación de la realidad, la transformación de las masas y la transformación de sí mismo de manera coherente con sus objetivos de emancipar el mundo. Un partido así —un partido auténticamente comunista— es esencial; sin tal partido, no habrá ninguna emancipación.

Si se analiza el mundo de hoy desde el punto de vista de esta sección de "Hacer/Emancipar" reimpresa hace poco, ésta es una situación preñada de posibilidades. Pero eso en sí es el quid: esas posibilidades en gran parte todavía no han nacido. El potencial del levantamiento social está presente, pero está (de muchas maneras) debajo de la superficie, en movimiento y en desarrollo. Y toda esta efervescencia y fermentación a fuego lento tiene lugar en una situación en la cual predomina la creencia en la “necesidad permanente” de que las cosas sean como son hoy —es decir, la idea que de fondo las cosas de plano tienen que ser así, que no es posible cambiarlas en lo fundamental— y esto coarta los límites de la imaginación de las personas al mismo tiempo que éstas agonizan y luchan. Eso ocurre por varias razones que se entrecruzan entre sí: la derrota de revolución en China en 1976 y la restauración del capitalismo ahí bajo el estandarte del comunismo lo que ha desorientado fuertemente a las personas y, además, las interminables calumnias y mentiras sobre la experiencia concreta de la revolución socialista ahí durante los años de la dirección de Mao; el peso del hecho que las personas, en el mundo y en los Estados Unidos mismos, habían “asaltado los cielos" en los años 1960 pero fueron derrotadas en lo fundamental y que las concesiones que se hicieron tenían el carácter confuso de conceder la igualdad en apariencia a la vez que ocultaban las relaciones fundamentalmente opresivas del sistema contra el que las personas estaban rebelándose; la penetración de la cultura con las condiciones de intercambio de mercancías por un lado, y por otro, el relativismo; etc.

Por ello, ahora mismo, millones de personas no están levantándose (aunque haya estallidos importantes de lucha, a veces muy significativos, así como existen manifestaciones importantes de descontento, resistencia y anhelos de un mundo mejor en la esfera cultural) ni están cuestionando si las cosas podrían ser radicalmente diferentes. Por eso, en esta situación la necesidad es aún más urgente y amplificada de trabajar sobre el modo de pensar de las personas, de llevar lucha con éstas, a fin de transformar su manera de ver las cosas.

Todo esto debe indicar la necesidad del tipo de iniciativas que nuestro partido está emprendiendo ahora — el trabajo de fortalecer y promover su página web... el trabajo que supone la movilización de las masas muy ampliamente (y la lucha con estas masas) para ponerse de pie y oponer resistencia en torno a contradicciones importantes del sistema — las fallas sísmicas, como decimos... pero sobre todo, y que le da sentido a todo eso, el trabajo para transformar el modo de pensar de las personas mediante el trabajo cabal de promover BA y la nueva síntesis del comunismo, de retarlas para que rompan con un entendimiento limitado de lo que es la base concreta de lo que podría ser y de ver dicha base — refutando directamente el prisma por el que estas personas han estado entrenadas a ver todos los fenómenos y de "explicar el sentido" de todos los fenómenos, y a cambio darles un prisma científico. Todos estos elementos —cuando se trabaje sobre los mismos en sinergia en una forma mayor que la suma de cada uno tomado como cosa en sí y luego se combinan, y con “BA en Todas Partes” como el factor dinámico que le da coherencia y dirección a todo— de hecho tienen el potencial, en esta situación específica, de verdaderamente "transformar las condiciones objetivas al máximo grado posible".

 

1. Hace poco me llamaba la atención este último punto, de la manera en que las ideas de varias fuentes entran en la lucha de clases, mientras leía el libro El viraje de la historia: Cómo el mundo se volvió moderno, de Stephen Greenblatt, el que trata el impacto del redescubrimiento en el siglo 15 de un poema originalmente escrito en la antigua Roma por Lucrecio, “Sobre la naturaleza de las cosas”. Greenblatt muestra cómo el poema, el cual es una representación muy artística de la filosofía materialista básica, afectó a la Europa en transición del feudalismo al capitalismo e influenció a los pensadores y luchadores durante siglos, de diferentes maneras. (El título en sí, El viraje de la historia, se refiere a la visión de Lucrecio acerca de la importancia de lo que podríamos llamar el papel de la casualidad en la historia; y esto lo ilustra el impacto del redescubrimiento al azar de lo que resultó ser un trabajo muy seminal en el desarrollo de “La Ilustración”, es decir, el movimiento a favor de la razón y la ciencia en contra de la superstición promovida por la iglesia católica y a menudo reforzada mediante la tortura y la ejecución. Lea más acerca de los puntos fuertes y las limitaciones de la Ilustración en Bob Avakian, “El marxismo y la Ilustración”, Obrero Revolucionario (ahora Revolución) #1029, 2 de diciembre de 2001 en revcom.us. [regresa]

2. Aunque el PPN adoptó algunos elementos del pensamiento comunista y representó la expresión más avanzada de finales de la década de 1960, todavía tenía una mezcolanza de ideología y no se puede decir que hubiera hecho una ruptura fundamental para adoptar una perspectiva comunista, aunque al mismo tiempo había adaptado ciertas formas asociadas al partido leninista. [regresa]

3. “…Lo que se volvió el modelo del movimiento internacional —no solo en la Segunda Internacional de partidos socialistas (y algunos auténticos partidos comunistas) antecediendo a la Primera Guerra Mundial, pero en un grado significativo después de Lenin, en el movimiento comunista bajo la dirección de Stalin, en particular desde finales de los años 1920 hacia adelante— era la noción de que se construye un movimiento de masas, de hecho en gran parte un movimiento sindicalista de la clase obrera, y que de ahí bajo las condiciones correctas eso llevará a una huelga general (o en su mejor expresión, hacia una insurrección). Pero esto no es la manera en que se va a hacer una revolución proletaria; históricamente no es la manera en que se ha hecho tal revolución y no es la manera en que se puede hacer una revolución en el mundo como lo es hoy…” (Bob Avakian, “Salir al mundo… como una vanguardia del futuro”, Revolución #160, 29 de marzo de 2009). Cabe mucho repasar de nuevo o leer por primera vez, lo que BA dice a continuación al analizar este “modelo” de trabajo, la influencia del cual sigue predominando, incluso entre los revolucionarios, y lo que esta influencia produjo posteriormente, y de ahí sus mayores reflexiones acerca de algunas de las cuestiones que un enfoque correcto plantea hoy. [regresa]

4. La propia capacidad de Lenin de ver esto es en parte el producto de la lucha que él condujo en defensa del materialismo científico (ver Materialismo y empiriocriticismo de Lenin) y sus exploraciones y análisis del carácter del método dialéctico después del estallido de la Primera Guerra Mundial, lo que se puede ver en “Cuadernos filosóficos”, tomo 42 de las Obras completas de Lenin. [regresa]

5. Cabe pensar con mayor profundidad en el caso de 1917 — el propio Lenin igual, un mes antes de que la crisis hiciera erupción en la revolución de febrero 1917 (y de nuevo, esta revolución sólo reemplazó al Zar con una república democrática burguesa y no desmanteló los órganos del poder estatal), cavilaba en un discurso que era una buena probabilidad de que su generación no presenciara una revolución socialista. El estallido de la Primera Guerra Mundial había representado un retroceso aplastante para el movimiento revolucionario internacional — casi todos los partidos tomaron partido con su propia burguesía y les decían a sus seguidores que se unieran en la matanza mutua la que dejó millones de muertos. Los bolcheviques, aunque no se renegaron de sus principios, también habían sufrido durante la represión y el chovinismo nacional que acompañaron el estallido inicial de la guerra y tuvieron que emprender una lucha muy dura y decidida para sortear la represión y continuar el trabajo revolucionario. Pero durante este período, mediante una lectura de las obras de Lenin, se ve que él recalcaba la necesidad de ver debajo de la superficie — sí, la guerra hace que los gobiernos sean más fuertes, escribía, pero cada gobierno se sienta sobre un volcán. Al continuar leyendo sus escritos durante el período que va de la revolución de febrero 1917 a la insurrección que tomó el poder en Rusia en octubre de 1917, se encontrará que él emprendió la lucha decidida contra aquellos que insistieron en esperar a que la revolución surgiera en otra parte en Europa, porque temían que las fuerzas revolucionarias en Rusia iban a ser muy débiles como para intentar una revolución a solas; o contra aquellos que señalaron que las masas estaban alienadas de la acción política en cierto momento a fin de argumentar que esas masas estaban desmoralizadas (y no que ya estaban hartas de todo menos la revolución para ese momento); o las personas que sobre la base de muchos otros fenómenos superficiales argumentaban que no era el momento indicado y que las fuerzas subjetivas tenían que esperar... "sólo un poco más". Lenin entendió la necesidad de trabajar para transformar las condiciones en serio... no exageró las condiciones y tuvo un enfoque muy serio... pero estaba atento al potencial en las condiciones, en las contradicciones que pudieran ofrecerles oportunidades a las fuerzas subjetivas para alterar radicalmente la situación general y acercarse más al momento —el que no iba a presentarse de manera ordenada y clara— cuando se pudiera lanzar la lucha total por el poder. [regresa]

6. Reflexiones suscitadas por Acelerar mientras que se aguarda — no someterse a la necesidad de un lector, en revcom.us [regresa]

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