Más de 300 mineros muertos en el desastre en la mina de carbón en Turquía: "No fue un accidente, fue un asesinato"
19 de mayo de 2014 | Periódico Revolución | revcom.us
EL 13 de mayo, una explosión que probablemente fue el resultado de un sistema eléctrico defectuoso sacudió una mina de carbón grande en Soma en la parte occidental de Turquía, prendiendo incendios letales en los túneles subterráneos y matando a centenares de mineros. La cifra de víctimas es de 301 muertos, el peor desastre industrial en un solo sitio en la historia de Turquía. La pena de las familias de estos mineros ha reverberado por todo el país y el mundo.
La cabeza del gobierno de Turquía, el primer ministro Recep Erdogan, viajó a Soma el 14 de mayo y expresó abiertamente cómo el sistema de capitalismo que él representa ve estos desastres: Dio una lista de accidentes de las minas de carbón de Inglaterra en los 1800 y dijo, “Esto es lo que pasa en la minería de carbón. No existe el trabajo libre de accidentes”. Su mensaje despiadado: Así han sido las condiciones desde los principios del capitalismo, y así serán para siempre — así que acéptenlas.
La gente lo abucheó, un enfrentamiento estalló con manifestantes enojados que exigían que Erdogan se renunciara, y él terminó buscando refugio en una tienda cercana. Los comentarios de Erdogan alimentaron el enojo de la gente, y el 16 de mayo más de 1.500 manifestantes en Soma chocaron con la policía anti motín que usó gas lacrimógeno, balas de plástica y cañones de agua. Más de 20.000 personas marcharon y pelearon con la policía en Izmir, la ciudad más grande cerca de Soma.
Las protestas también se difundieron a otras ciudades y una pancarta expresó el sentimiento generalizado: “No fue un accidente, fue un asesinato”.
En Estambul, varios miles se tomaron las calles. Tiendas se cerraron en solidaridad, y varios viajeros diarios se hicieron los muertos en plataformas. Veinte miles manifestaron en Izmir. 3.000 a 4.000 marcharon en Ankara arrojando piedras. En todos estos lugares, la policía respondió con gas lacrimógeno y cañones de agua.
El sábado, 17 de mayo, la policía de Turquía esencialmente cerró a Soma, levantando retenes y deteniendo a docenas de personas para imponer la prohibición de protestas.
El acelerado ritmo de la globalización imperialista en las últimas décadas ha intensificado el desarrollo capitalista en Turquía, lo que incluye la explotación a todo vapor de las fuentes energéticas, especialmente el carbón, sin prestar atención a la seguridad y condiciones de los trabajadores.
La prensa citó a un manifestante, “Para ellos, no vale nada la vida humana. A ellos, solamente les importa las ganancias, y nada más”.
El desastre en la mina en Soma fue un crimen del sistema capitalista que, desde sus principios, ha machacado la vida a los explotados y oprimidos — y lo hace hoy tan intensa y destructivamente a nivel global. Eso incluye la contienda cada vez más feroz para explotar los recursos, y eso es el factor puntero de la catástrofe medioambiental que resulta de la combustión de carbón y otros combustibles fósiles. Como dice El comunismo: el comienzo de una nueva etapa del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos, “A pesar de lo que se nos predica constantemente, este sistema capitalista bajo el cual vivimos, este modo de vida que constantemente agota —o en un instante destruye— la vida para la gran mayoría de la humanidad, no representa el mejor mundo posible — ni el único mundo posible.”.
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