Hay que ver:

Entrevista a Nell Bernstein, autora de Burning Down the House: The End of Juvenile Prison

23 de junio de 2014 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Quiero recomendar que las y los lectores consigan la entrevista a Nell Bernstein, autora del nuevo libro Burning Down the House: The End of Juvenile Prison (Incendiando la casa: El fin de la cárcel de menores), que se trasmitió por el programa Fresh Air de las emisoras de la red National Public Radio el miércoles 4 de junio (búsquelo en Google "Fresh Air Nell Bernstein"). Una palabra de advertencia: la entrevista provocará muchísima furia por lo que este sistema les hace sistemáticamente a cientos de miles de jóvenes.

Estados Unidos encarcela al mayor porcentaje de jóvenes que cualquier otro país del mundo. Bernstein descuartiza sistemáticamente todas las justificaciones para encerrar a estos niños tras rejas, sobre todo la acusación de que éstos se tratan de "monstruos" y "psicópatas" que la sociedad no tiene otra opción salvo encerrar.

Ha hablado con cientos de niños de todo Estados Unidos que han estado encerrados o se encuentran todavía en el sistema. Algo que llaman la atención es cómo los jóvenes suelen restarle importancia a lo que les han pasado: dice que ha tratado de confirmar las historias que ha escuchado por medio del monitoreo de los registros de las propias instituciones y encontró que lo que los jóvenes le dijo o ya se verificó o que la realidad fue mucho peor de lo que le dijo. No voy a tratar de tocar todo lo que ella dice, pero sólo para darle una idea:

  • Habla de quiénes son estos niños en realidad: Que algunos son tan jóvenes como de 10 años de edad cuando son encerrados la primera vez. Que los jóvenes negros tienen una probabilidad cinco veces mayor de ir a dar el encierro exactamente por las mismas cosas que a los blancos en las mismas condiciones. Que el 40 por ciento de los presos juveniles en las grandes instalaciones estatales, o sea, las prisiones destinadas a "lo peor de lo peor", están internados por cosas como el absentismo escolar, hurtos, vagancia o perturbar la paz.
  • Habla de la manera en que las autoridades tratan de negar la verdadera naturaleza de las prisiones juveniles, cambiando las palabras: que no son cárceles, sino que son "escuelas de formación" o "ranchos"; que no ponen a los niños en celdas, sino que los ponen en "cuartos"; que las celdas de aislamiento son "casas de campo para la reflexión".
  • Ella habla de que el propósito general es quebrar a los jóvenes. Da al ejemplo de un niño que se encuentra en un dormitorio y hubo una pelea el día que llegó. Todos los jóvenes en el dormitorio fueron desnudados, esposados y encadenados unos con otros, llevados al gimnasio y obligados a arrodillarse por lo que resultó ser dos semanas. "El describió que su humanidad se le iba al carajo mientras escuchaba el cotorreo y bromas de los guardias y simplemente matando el tiempo, como si éstos fueran algo más que seres humanos que sufren en el suelo delante de ellos".
  • O que las cárceles echan a los niños en "cuartos fríos" (celdas con azulejos con nada adentro salvo un desagüe en el suelo).
  • Las estadísticas del gobierno federal dicen que al menos 1 de cada 10 niños sufre una violación o agresión sexual por parte de los guardias y demás personal. Bernstein habla de una joven que encerraron porque había estado involucrado en la prostitución callejera. Su consejero primero la obligó a contar las cosas que había hecho con los hombres y ¡luego la obligó a recrearlas con él! "Nosotros tenemos una ley federal, PREA, la Ley de Eliminación de la Violación en las Prisiones, la cual incluye a los adultos y menores y ha tardado 10 años en siquiera llegar a la fase de ejecución", dice Bernstein. "Pero para mí, la idea de que necesitamos una ley especial que le diga a los adultos que no violen a los niños que tienen a su cargo es simplemente impresionante para mí".

La entrevista contiene mucho más, y estoy ansioso por leer el nuevo libro de Bernstein. Pero escuchen la entrevista, y luego piensen en esta cita de BA:

No más generaciones de nuestra juventud, aquí o a través del mundo, cuyas vidas se acaban, cuyo futuro ya está sellado, que han sido condenados a una muerte temprana o a una vida de miseria y brutalidad, que el sistema ha destinado a la opresión y al olvido incluso antes de que nazcan. Yo digo no más de eso. (Lo BAsico 1:13)

Exactamente.

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