La Casa Blanca lo dice “complejo” el que 1 de cada 5 mujeres universitarias es violada, y pide más encuestas
En realidad, es muy sencillo: ¡Necesitamos una revolución!

Sunsara Taylor | 18 de agosto de 2014 | Periódico Revolución | revcom.us

 

A fines de abril, la Casa Blanca anunció a bombo y platillo los resultados de una investigación de 90 días acerca de los asaltos sexuales en las universidades. El Grupo de Trabajo de la Casa Blanca para Proteger a los Estudiantes de los Asaltos Sexuales pinta a la epidemia de violencia sexual contra las mujeres en las universidades —1 de cada 5 mujeres será violada o asaltada sexualmente mientras está en la universidad— como si fuera una clase de misterio complejo, y pone un gran énfasis en pasar meses y años haciendo sondeos y tratando de “entender el problema” mejor.

Esto es una mierda.

NO es ningún misterio el por qué los hombres en la universidad violan a las universitarias.

¡No necesitamos ningún “Grupo de Trabajo sobre la Violación”! Necesitamos una REVOLUCIÓN y un MUNDO SIN VIOLACIONES.

En primer lugar, aquellos que estudian la violencia sexual en las universidades entienden bien que la gran parte de los hombres no cometen violaciones, que la mayoría de las violaciones las cometen hombres que lo hacen múltiples veces. De hecho, un estudio de 2002 encontró que la mayoría de los que habían cometido violaciones lo habían hecho más de una vez —según lo que los hombres mismos describen acerca de su comportamiento— ¡y que estos delincuentes habituales habían cometido un promedio de 5.8 violaciones cada uno! Este hecho por sí solo lo hace obvio que si las autoridades universitarias hubieran dado el paso sencillo de expulsar de la universidad a los hombres que habían cometido una violación, podrían impedir inmediatamente la inmensa mayoría de los asaltos sexuales. En lugar de esto, más frecuentemente son las mujeres las que abandonan las universidades — traumatizadas no solo por el asalto sino por la protección institucional proporcionada a los violadores.

Aún más fundamental, es una hipocresía del orden más alto el que la administración afirme que la deja perpleja lo “complejo” de la epidemia de violaciones en las universidades como si no tuviera ninguna conexión con la epidemia generalizada e implacable de violación y violencia contra la mujer que empapa todas las dimensiones de la sociedad y cultura que preside.

Los universitarios varones —como todos los hombres y muchachos de esta sociedad— han crecido en una cultura que trata a la mujer como si su mayor valor —o único valor— fuera ser atractiva y disponible sexualmente para los hombres. Han sido socializados desde una edad extremadamente joven por la pornografía, donde la degradación sexual, la humillación, la violación, y hasta la tortura de mujeres se expone como algo excitante y “erótico”. Ellos han crecido dentro de un sistema legal donde, cuando una mujer denuncia una violación, en la mayoría de los casos lo que se condenan son la credibilidad de ella y su historia sexual y su vestimenta y su juicio en el momento en que fue violada, y al violador no se le condena ni castiga seriamente. Viven bajo un sistema donde el propio estado —las cortes, la policía, el ejército y las leyes— representa una concentración de la violencia contra la mujer: 1 de cada 3 mujeres en el ejército de EE.UU. será asaltada sexualmente; los oficiales de las agencias del orden público golpean a sus esposas o novias a una tasa el doble de la de la población en general; y frecuentemente son los mismos oficiales —a los que les dicen a las mujeres que les acudan por ayuda— los que perpetran la violencia sexual a las mujeres.

¡Nada de esto se solucionará con más grupos de trabajo o más encuestas! Tampoco se solucionará diseminando las “mejores prácticas” que aceptan como establecida una sociedad y un mundo machistas saturada de pornografía que niega los derechos reproductivos.

¡Todo esto tiene que terminar —y solamente puede terminar— mediante una revolución total!

Y ahora mismo, como parte de poner fin a esta cultura de violencia y pornografía y acumular la fuerza para hacer esta revolución y acelerar su desarrollo, necesitamos que millones de personas den un paso adelante y tomen parte en la lucha para Poner Fin a la Pornografía y el Patriarcado: La Esclavización y la Denigración de la Mujer.

¡A romper las cadenas! ¡Desencadenar la furia de la mujer como una fuerza poderosa para la revolución!

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