Chicago:

Poniéndose de pie en la cancha de baloncesto

8 de septiembre de 2014 | Periódico Revolución | revcom.us

 

De un lector:

El viernes por la noche se celebró un Festival por la Paz en un parque del vecindario del Westside (el Barrio Oeste) de Chicago, donde el 24 de agosto la policía asesinó a Roshad McIntosh y se realizaron durante la semana después una serie de protestas para justicia por Roshad. (Véase "Barrio Oeste de Chicago: Centenares marchan por justicia para Roshad McIntosh y contra TODOS los abusos policiales") El festival fue un llamado por justicia y también una forma de alentar a los jóvenes de la zona a unirse para poner fin a la violencia entre el pueblo.

Se realizó una breve rueda de prensa, en la que la madre de Roshad habló para demandar que se identificara, arrestara y acusara formalmente al policía que asesinó a su hijo. Cuando los medios de comunicación se fueron, la gente se quedaba para relajarse, comer perros calientes (salchichas) y jugar a béisbol y baloncesto. El campo de béisbol había estado cerrado todo el verano, pero ahora, a raíz de las protestas indignadas en la comunidad por justicia —y respirándose el ejemplo de Ferguson, Misuri— el departamento de parques decidió abrir el parque para los jóvenes. 

En el festival, los abogados de First Defense [Primera Defensa], un grupo de ayuda legal que ofrece servicios de un abogado interino gratis a toda persona en cuanto sea arrestada, tenían puesta una mesa para que todos supieran de sus servicios. Estaban también otras personas que habían sido parte del movimiento Ocupar y habían acudido a la protesta a comienzos de la semana. Se distribuyeron el periódico Revolución, tarjetas de mano para el Mes de Resistencia en octubre, la Proclamación del Club Revolución de Chicago y pitos a las personas en el festival.

Un revolucionario estaba pasándola charlando con la gente en el parque, cuando alguien notó que un par de patrulleros policiales había entrado en el parque y que los agentes estaban hostigando a los jóvenes en la cancha de baloncesto.

El revolucionario empezó a dirigirse ahí donde la policía y una persona dijo: “Miren, él va a encargarse del asunto. Yo voy también.” Una multitud se fue a acompañar al revolucionario, mientras otra multitud se acercaba desde el otro lado del parque, algunos sonando los pitos distribuidos anteriormente.

Dentro de poco, los policías, los patrulleros y un hombre joven que éstos habían sacado de la cancha de baloncesto y a quien le pusieron esposas, estaban rodeados por un mar de gente; unas personas hacían sonar los pitos mientras otras se encararon a los policías en sus narices y demandaron saber por qué se habían metido con el hombre joven... y demandaron que lo soltaran. Los abogados de First Defense estaban entre la muchedumbre filmando todo en vídeo y gritándole al pueblo sobre sus derechos.

La versión de la policía, lanzada a gritos en medio del coraje de la multitud, fue que estaban “respondiendo a un llamado de que una persona en una camisa roja y blanca (una descripción aplicable a varias personas en el lugar) tenía un arma de fuego”. Los presentes, muchos de los cuales habían participado en las protestas contra la brutalidad policial durante la semana, no aceptaron eso.

Estaban llegando más policías—más patrulleros con luces azules intermitentes. Estaba llegando más gente también. Un policía, a quien una mujer joven le encaraba en la nariz, desabrochó la funda de su pistola. Otra persona gritó: “¿Qué piensas hacer con eso? ¿Dispararle?” Unas cuantas personas se levantaron las manos y coreaban: “Manos arriba—no dispare.”

La multitud no se rajó. Tampoco actuó como si no pasara nada. Se mantenía unida. Frente a la muchedumbre decidida (e indudablemente pensando en Ferguson) los policías le quitaron las esposas al hombre joven y se retiraron. La gente también se retiró, con el hombre joven sano y salvo entre la multitud.

Mientras la policía salía del parque dando marcha atrás, y la gente comentaba que eso es lo que había que hacer cada vez que la policía persiguiera a los jóvenes, y que eran necesarios más pitos, alguien pidió la pelota y el partido de baloncesto se reanudó.

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