Correspondencia desde Chicago sobre el 22 de octubre

27 de octubre de 2014 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Revolución/revcom.us recibió el siguiente informe sobre las acciones en Chicago con motivo del 22 de octubre, Día Nacional de Protesta para Parar la Brutalidad Policial, la Represión y la Criminalización de una Generación.

 

Al comienzo del mitin en la Plaza Daley, más de 100 estudiantes que se habían salido de la Universidad Roosevelt intensificaron el ya rebelde ambiente, al entrar en la plaza marchando, tamborileando y coreando, “¡Que acusen, condenen y apresen a los asesinos policías! ¡Pues, todo el maldito sistema es culpable, carajo!”. Se sumaron a los 400 personas ya reunidas, entre ellas un grupo de estudiantes de prepa y otros jóvenes que viven bajo las amenazas policíacas constantes, familiares de los asesinados por la policía, United Voices for Prisoners (Voces Unidas por los Prisioneros), Innocents Demand Justice (Inocentes Exigen Justicia), Save Our Sons (Salvar a Nuestros Hijos) y estudiantes de Colegio Columbia, Harold Washington, Northeastern Illinois y otras universidades. También asistieron profesores, religiosos (entre ellos el pastor que había sido arrestado en Ferguson la semana anterior con Cornel West y Carl Dix y 43 otros), seminaristas, anarquistas, activistas de First Defense (Primera Defensa) y muchos otros que acudieron para decir NO MÁS al terror policial y la encarcelación en masa.

Un grupo de estudiantes de prepa se preguntaron que los iban a a matar por marchar en el centro. Hoy agarraron silbatos y cartelones e inmediatamente hicieron suya la base de la famosa escultura de Picasso. Dos estudiantes presentaron poemas apasionados y desafiantes sobre el maltrato que sufren y de que se rehúsan vivir así.

Honraron en el escenario a los padres de familia cuyos hijos fueron asesinados por la policía. Cynthia Lane, la madre de Roshad McIntosh, expresó la congoja de perder a su hijo de 19 años en agosto por el asesinato policial. Ella y un contingente de familiares y amigos del Lado Oeste exigieron que identifiquen, acusen y condenen de asesinato al policía que mató a su hijo. Familiares de Darius Pinex trajeron una bandera hecha por su hermanito de 12 años: “Policía asesino mató a dos individuos y aún sigue en el puesto. Justicia para Darius Pinex y Flint Farmer”.

United Voices for Prisoners, un grupo compuesto principalmente de latinos y latinas, exigió que traten a sus seres queridos como seres humanos y un fin a la tortura y el abuso. Trajeron banderas y cartelones en español e inglés. Innocents Demand Justice y Anabel Pérez denunciaron las condenas injustas de sus hijos, y hablaron de su lucha de hace muchos años para liberarlos.

Muchas personas de todos los sectores pensaron que era bien impactante reunir a esta mezcla de personas para PARAR el terror policial y la encarcelación en masa. La gran mayoría de la multitud era jóvenes, que le trajeron su energía y desafío. Varios negros de la tercera edad expresaron su gran gusto al ver que toda una nueva generación se pone de pie y opone resistencia, inspirada por Ferguson.

Al arrancar la marcha, con la bandera de Vidas Robadas al frente y sonando silbatos, era electrizante. Los jóvenes que viven bajo la bota de la policía y raramente o nunca van al centro, sintieron envalentonados durante la marcha para poner en las narices de la policía sus banderas y consignas y gritos de “¡a joder!” La marcha salió rumbo a la calle State, el corazón del centro de Chicago. Se leyó la Promesa de Resistencia al estilo llamada y respuesta en una esquina, y de ahí coreaban como consigna. “Manos arriba, no disparen”, la consigna casi universal a partir del asesinato de Mike Brown, era otra favorita, y “¡Que acusen, condenen y apresen a los asesinos policías! ¡Pues, todo el maldito sistema es culpable, carajo!” fue la más impactante. Muchos policías estaban por todas partes, tratando de contener la marcha, pero no pudieron contener el desafío.

Más tarde, cuando la marcha había dado una vuelta por el centro y llegado al palacio municipal, 40 manifestantes entraron marchando audazmente, y exigieron justicia para Roshad McIntosh y el despido de Glenn Evans, el brutal y sádico comandante del distrito elogiado repetidamente por el Departamento como policía modelo y que lo había ascendido, antes de las recientes acusaciones en su contra. En el pleno palacio municipal los manifestantes sonaron silbatos y corearon. Denunciaron con coraje la manera en que los trata la policía. “La policía nos ven como animales. ¡Somos seres humanos! Es malo que maten a los jóvenes, nos caen encima listos para tirar balazos. Tenemos el poder para oponernos”. “Estamos a pie en el palacio municipal porque sabemos que tenemos razón”. “Tantas vidas extinguidas — las fotos en la bandera Vidas Robadas son solo una pequeña muestra, el problema es mucho mayor. Se da por todo Estados Unidos. Hay miles y miles de personas muertas por la policía. Tenemos que ponerle fin”. “No nos acostaremos de espaldas cuando matan a jóvenes a balazos. Nos uniremos, nos pondremos de pie”. Un miembro del Club Revolución dijo: “Tenemos que acabar con todo el sistema, pues hacen lo mismo a la gente por todo el mundo”.

Al regresar a la Plaza Daley, hablaron más oradores. Tio Hardiman, de Violence Interruptors Inc, pidió el despido de Glenn Evans y del Jefe de Policía McCarthy por haberlo ascendido. Fred Hampton Jr. habló del asesinato de su padre, un líder del Partido Pantera Negra, hace 45 años, y de que “los puercos policías siguen funcionando como un ejército de ocupación, librando una guerra contra el pueblo. Tratan de criminalizar al pueblo y tenemos que oponerles resistencia”. Mandó un saludo al pueblo de Ferguson y lo nombró Pueblo Mike Brown. Los de El Mundo No Puede Esperar se vistieron de overoles anaranjados e hicieron un paralelo entre la tortura en Guantánamo y la tortura de 80.000 prisioneros en el aislamiento en prisiones estadounidenses, y hablaron de la necesidad de oponerse a todos los crímenes del imperialismo en Estados Unidos y por todas partes del mundo.

A las 6 de la tarde, acudiendo al llamamiento de We Charge Genocide (Acusamos de Genocidio), cientos protestaron en frente de la delegación del Distrito Harrison, donde se encuentra emplazado el policía, aún no identificado, que mató a Roshad McIntosh. Protestaron por el Muro Azul de Silencio de la policía, pegándose cinta azul en la boca. De ahí se iluminó un despliegue espectacular con el nombre de Roshad. Por la noche, se montó una velada cultural en el local “Rebel Arts” (Arte rebelde).

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