Una “Reunión popular para romper ‘Ventanas rotas’” denuncia la estrategia policial criminal

9 de enero de 2015 | Periódico Revolución | revcom.us

 

29 de diciembre de 2014

“Ventanas rotas” es la estrategia policial que Bill Bratton desarrolló hace tres décadas e implementó a partir de 1990 cuando era jefe del Departamento de Policía de Tránsito de la Ciudad de Nueva York bajo el alcalde David Dinkins, y luego como el comisionado de la policía bajo el alcalde Rudolph Giuliani. Según la doctrina de Ventanas rotas, una masiva fuerza policial acosa, golpea, arresta y a veces mata a la gente, sobre todo en las comunidades de los oprimidos, por las infracciones más menores como la venta de cigarrillos sueltos, el beber cerveza en la calle, el absentismo escolar, el entrar en el metro sin pagar, y cosas así — actividades que se consideran legalmente “infracciones”, no delitos, y que deberían resultar en una advertencia o un ticket como máximo. La justificación de la doctrina de Ventanas rotas es que la prosecución de las infracciones pequeñas prevendrá los delitos graves. La realidad es que es una doctrina en que la policía aterroriza a la gente en sus barrios, en especial los barrios de los oprimidos, actuando como un ejército de ocupación, una doctrina en que todo el mundo es “el enemigo”.

Cuando la ciudad de Nueva York eligió a su nuevo supuestamente progresista alcalde, Bill de Blasio, en 2013, uno de sus primeros actos fue nombrar de nuevo a Bratton como jefe de policía de Nueva York, y de Blasio ha continuado apoyando la política policial de Ventanas rotas, incluso después de la muerte por llave de estrangulación de Eric Garner por supuestamente vender cigarrillos sueltos.

El siguiente es de un informe de unos lectores sobre la “Reunión popular para romper ‘Ventanas rotas’” en Brooklyn, Nueva York, que da vida al precio que cobra Ventanas rotas a las vidas, los espíritus, las personas y las comunidades que son el blanco de esta doctrina.

 

El 21 de diciembre, más de un centenar de personas se reunieron en la Iglesia San Lucas y San Mateo en Brooklyn para una “Reunión popular para romper ‘Ventanas rotas’”.

Casi 20 oradores de varias comunidades se pararon para denunciar Ventanas rotas y la brutalidad policial en todas las formas, relatando historias escalofriantes y a menudo desgarradoras de cómo esta política tuerce, daña y roba las vidas humanas. He aquí unas pocas de las historias que escuchamos:

  • Cerca del comienzo de la reunión se mostró un video de un hombre joven negro que fumaba un cigarrillo en una esquina. Echa las cenizas al suelo, y más rápido de lo que te puedes imaginar, siete policías lo atacan en manada, lo tiran al suelo y lo arrestan.
  • Un hombre latino de la organización activista El Grito del barrio Sunset Park habló de un incidente (captado en video) en el que la policía taclearon a una latina, la que estaba embarazada de siete meses, por supuestamente vender sin licencia, y arrojaron a la calle a otra mujer que lo protestaba.
  • Una joven mujer mexicana de Queens Neighborhood United [El Barrio de Queens Unido] quien llegó a Estados Unidos a los cuatro años y vivió en Jackson Heights, un barrio con muchos inmigrantes y una gran comunidad LGBT, habló de despertarse gradualmente a la realidad de Ventanas rotas. Deseó ayudar a su barrio, y se dijo que iba a establecer un “Business Improvement District” [un distrito en que se mejora la actividad comercial] en el corazón de Jackson Heights. Al principio pensó “¡fabuloso!”
  • Pero en el terreno significaba acosar a la gente en la comunidad y expulsarla. Ella dijo que “la policía les robaría la comida a las vendedoras ambulantes —madres que trataban de alimentar a sus hijos— y las pondrían en furgonetas.... Acosan a las personas LGBT — si encuentran a una persona gay con un condón la arrestan llamándola un trabajador sexual.... Dicen que no ‘se ve bien’, pero ¿a quiénes?” Imponían montones de sanciones por todas estas cosas, y ella dijo además que “Ventanas rotas deporta — si tienes tres delitos menores, no eres candidato a los nuevos programas que legalizan temporalmente la situación” de un inmigrante.

  • Un hombre que había trabajado en el centro “311” de la Ciudad de Nueva York —el número de teléfono que se llama para ayuda sin emergencia— desmintió la afirmación de la policía de que el hostigamiento en la política de Ventanas rotas es sencillamente una respuesta a las quejas de la comunidad. Él dijo: “Nos inundaban las llamadas de inquilinos cuyos dueños de casa le habían cortado la calificación, personas con voces desesperadas con bebés en los brazos que volverían a llamar un día tras otro porque nadie hacía nada para ayudarlas. Una mujer inmigrante siendo acosada en el trabajo, a quien luego le retuvieron su salario. Un hombre sin techo en el invierno que buscaba desesperadamente un lugar calentito para dormir. A menudo nos recibimos llamadas de personas que dijeron que no habían comido durante varios días, en busca de una comida. Personas mayores deprimidas que consideraban el suicidio.... No se consideraba que nada de eso era una ‘emergencia’ que requiriera la intervención inmediata de las autoridades. Pero a los que venden cigarrillos sueltos, a los que celebran fiestas, a los que bailan en el metro — a ellos ¡sí les consideran emergencias que la policía tiene que abordar de inmediato!”
  • Los momentos más desgarradores eran cuando hablaron los familiares de personas asesinadas por la policía. La tía de Akai Gurley —Akai fue el joven asesinado en noviembre en una vivienda multifamiliar en Brooklyn por sólo cruzar la puerta de una escalera con poca luz— dijo que había luchado para asistir a la reunión después de trabajar todo el día en Manhattan porque “Ya es suficiente.” Dijo que “entrenan a la policía para vernos como dianas, hombres y mujeres”. Ella describió el dolor y la pérdida indescriptibles que sufría su hermana y dijo: “Mi sobrino estaba ocupado en sus propios asuntos. El Señor a que sirvo dice que ‘la venganza es mía’, así que no me preocupo por eso, pero yo quiero la justicia”.
  • Juanita Young y Nicholas Heyward Sr., ambos activos con Padres contra la Brutalidad Policial y la Coalición 22 de Octubre, relataron historias que te rompen el corazón y te enfurecen sobre la pérdida de sus hijos por el asesinato policial. La policía de Nueva York asesinó a Malcolm Ferguson, el hijo de Juanita, en 2000. Un policía mató a Nicholas Heyward Jr., el hijo de 13 años de edad de Nicholas Heyward, en una escalera de una vivienda multifamiliar en 1994 mientras jugaba con un arma de juguete.

Todas estas historias y muchas otras se apoderaron del público, del que surgieron con frecuencia gritos de simpatía, apoyo y reconocimiento — sin duda había más historias jamás expresadas entre el público. Y todo el mundo se fue con un sentido y un compromiso más profundos para continuar el movimiento para parar la brutalidad y asesinato policial hasta que estos ultrajes y horrores lleguen a su fin.

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