El discurso del jefe del FBI del 12 de febrero:
No necesitamos forjar conexiones entre los perros policías asesinos y las víctimas del asesinato policial
¡NECESITAMOS LA REVOLUCIÓN PARA DERROCAR TODO ESTE MALDITO SISTEMA!
2 de marzo de 2015 | Periódico Revolución | revcom.us
Muchas personas que se oponen a la brutalidad y asesinato policial tuvieron que mirar dos veces cuando, el 12 de febrero, el director del FBI James B. Comey pidió que los estadounidenses no “cerraran la ventana del coche” sino que participaran en un “debate abierto y sincero” sobre las cuestiones planteadas por —según lo calificó él— “la muerte de Michael Brown en Ferguson, la muerte de Eric Garner en Staten Island, las protestas continuas en todo Estados Unidos y los asesinatos de oficiales de la policía de Nueva York, Wenjian Liu y Rafael Ramos...”.
Pero este discurso no tenía NADA de bueno o positivo. Al mismísimo tiempo que es urgente que la gente intensifique la lucha contra la brutalidad y asesinato policial, y cuando mucha gente comienza a ver la brutal naturaleza de este sistema, este discurso —que muchos portavoces de los opresores por todo Estados Unidos utilizan como modelo— es puro veneno. Tenía el objetivo de adormecer a la gente — a los que viven las más duras formas de este infierno todos los días bajo este sistema, y sobre todo a mucha gente de la clase media que en los últimos meses se ha despertado y ha apoyado a los oprimidos. El discurso pretende convencer a la gente de que los gobernantes prestan atención, y que “lo entienden”.
¡Qué ilusión tan mortal! Lo que Comey y los gobernantes que él representa (y para quienes hace cumplir su dominio) “entienden” es la necesidad de reprimir y desviar la lucha. Cuando miran a las decenas de miles de personas que estaban en las calles, a los millones de personas que se han despertado y reconocen, en una medida u otra, la realidad de una epidemia de brutalidad y asesinato policial, lo que ven es el peligro de que las cosas se salgan de control aún más, que millones de personas vean que no haya ninguna esperanza bajo este sistema y que luchen con más fuerza y levanten la frente para buscar las verdaderas soluciones.
No necesitamos forjar conexiones entre los perros policías asesinos y las víctimas del asesinato policial
Desde el levantamiento en Ferguson tras el asesinato policial de Michael Brown, el sistema se ha enfrentado a una crisis. La ira que estalló en Ferguson había venido bullendo durante mucho tiempo, y cuando brotó por todo Estados Unidos los gobernantes no podían confiar solamente en su “argumento” principal, o sea los portatropas blindados, los gases lacrimógenos, las balas de goma y la cárcel. El discurso de Comey fue un intento bien pensado de convencer a las personas que alguien les escucha, mientras tergiversó la realidad, torció los términos de las cosas e intentó desactivar la lucha.
Comey dijo: “Desafortunadamente, en lugares como Ferguson y la Ciudad de Nueva York, y en comunidades por toda esta nación, existe una desconexión entre los organismos de la policía y muchos ciudadanos — sobre todo en las comunidades de color”.
“¡¿¡Desconexión!?!” ¿Matar por estrangulamiento sin motivo como le hicieron a Eric Garner? ¡¿Tirotear a aquellos que huyen porque están acusados de arrojar piedras, como le hicieron a Antonio Zambrano-Montes?! ¿¡¿Matar a jovencitos por jugar con pistolas de juguete, como le hicieron a Tamir Rice?!? Todos estos ejemplos (sucesos muy recientes), en un sentido, lisa y llanamente representan la concentración más aguda de lo que pasa día tras día en todo Estados Unidos. ¡Qué maldita “desconexión”!
Esa necedad acerca de una “desconexión” entre la policía y la gente oprimida oculta la verdadera situación. La policía mata a negros y morenos, y sale impune todos los días, impone un régimen de terror y a los jóvenes de barrios oprimidos que no mata los encauza hacia el sistema penitenciario genocida.
No se debe fortalecer esa “conexión” mediante el diálogo, prestarle más atención a lo que dicen los unos a los otros o ninguna otra cosa. ¡Hay que PONERLE FIN! — ¡YA!
Basta ya con esas necedades sobre la policía simpática
Un gran tema del discurso de Comey era que los que se benefician más de la policía son los pobres y oprimidos. Dijo: “Cuando marcas el 911, seas blanco o seas negro, acude la policía, y acude rápidamente, y acude rápidamente no importa si uno es blanco o negro. Eso es lo que hace la policía, además de todas las otras cosas duras y difíciles y peligrosas y aterradoras que hace. Acude a hogares en medio de la noche donde un padre borracho, con una pistola, amenaza a su esposa e hijos. Se precipiten por las escaleras de atrás de un edificio de apartamentos, sin saber si los tipos detrás de la puerta por la que están a punto de entrar traen arma, están drogados o las dos cosas”.
¿Y qué de Tamir Rice? El 22 de noviembre de 2014, alguien llamó al 911 en Cleveland para reportar que un niño jugaba en un patio de recreo con un arma que era “probablemente falsa”. La policía llegó en una patrulla y en dos segundos mató a Tamir Rice. Y nadie, ni el Departamento de IN-Justicia de Estados Unidos ni el FBI, ha detenido a nadie por este asesinato.
¿Y qué de Tyisha Miller? El 28 de diciembre de 1998, unos amigos suyos encontraron a Tyisha Miller inconsciente, encerrada en su coche con una pistola sobre el regazo. No podían despertarla. Llamaron al 911 y cuando la policía llegó, rompió la ventana cerca de la cara de Tyisha y abrió fuego inmediatamente. Le dispararon 12 veces por la espalda. Antes, durante y después de los disparos, se les escuchaba haciendo comentarios racistas y contando chistes policiales.
Cuando los perros policías “se precipiten por las escaleras de atrás de un edificio de apartamentos…”, lo hacen a manera de soldados yanquis en Irak o Afganistán: tratan a todo el que respire como el enemigo. Tal como el policía de la Ciudad de Nueva York quien mató a balazos a Akai Gurley, un hombre afroamericano de 28 años de edad, simplemente por bajar por la escalera de su edificio de apartamentos en Brooklyn el 20 de noviembre de 2014.
¿A quién telefonea Comey — y POR QUÉ?
Un punto crucial del discurso de Comey fue lo siguiente: “Una de las cosas más difíciles que hago como director del FBI es telefonear a los jefes y alguaciles de los departamentos de toda la nación cuando los agentes han sido asesinados en el cumplimiento del deber”.
Esto es parte de la masiva dosis de mentiras y confusión que se ha propagado desde los corredores del poder así como en los medios de comunicación —sobre todo después de que fueron asesinados dos policías de Nueva York el 20 de diciembre— de que el problema en Estados Unidos es que las personas matan a los policías, y no al contrario. Que ser policía es un trabajo peligroso en que unos héroes sacrifican la vida para proteger a los demás.
El año pasado, según las estadísticas compiladas por la organización pro-policía National Law Enforcement Memorial Fund [Fondo Conmemorativo Nacional de los Agentes del Orden Público], 27 policías resultaron asesinados a raíz de “actos delictivos” en 2013. Ese mismo informe encontró que “la muerte [de policías] relacionada con armas de fuego cayó al nivel más bajo en 126 años”. Y en 2014, la policía mató a 461 personas, y por lo general se reconoce que esa cifra es muy baja porque es voluntario el que los departamentos de policía locales informen acerca de tales muertes.
Los seres queridos de las víctimas del asesinato policial no reciben ninguna llamada telefónica de alguien en el poder. Reciben insultos. No los llaman héroes, los calumnian y deshumanizan.
Las personas como Comey hacen una clase de llamada telefónica y no la otra por la misma razón que los policías casi siempre salen impunes cuando matan a alguien, y a menudo hasta reciben una palmadita en la espalda. Porque cuando la policía mata a la gente, cumple con su deber, hace lo que representa su trabajo bajo este sistema. Hace cumplir lo que Comey llama una “desconexión” entre este sistema de explotación y opresión, y aquellos a quienes gobierna.
Además, al meollo de la naturaleza de este sistema está la opresión del pueblo negro. Desde que este sistema fue fundado sobre la base del genocidio de los pueblos indígenas y la esclavización de los africanos, la opresión de los negros ha sido una contradicción potencialmente explosiva para la clase dominante. Poner fin a la opresión del pueblo negro sería un elemento fundamental de una revolución que derrocara todo este sistema. Esa revolución —para eliminar toda opresión— eliminaría, en el primer día, la brutalidad y asesinato policial. Esa es la revolución por la cual trabaja el Partido Comunista Revolucionario.
Cuando Comey hace sus llamadas, apoya a aquellos que refuerzan esta división con la violencia, refuerzan la opresión y cumplen “su parte” en la defensa de este imperio entero de organizada, sistemática e implacable explotación, denigración y desesperanza — el sistema del capitalismo-imperialismo.
Echarle la culpa a los oprimidos con la gastada y trillada mentira de “los modelos a seguir”
Comey finge reconocer, hasta cierto punto, que la desigualdad existe y que la sociedad la ignora: “...tantos muchachos y jóvenes varones crecen en ambientes que carecen de modelos a seguir, una educación adecuada y empleos dignos — carecen de las diversas oportunidades que la mayoría de nosotros damos por sentado. Una tragedia de la vida en Estados Unidos —la que la mayoría de los ciudadanos pueden pasar por alto porque no les toca— es que con mucha frecuencia, los jóvenes de ‘esos barrios’ heredan un legado de delincuencia y prisión”.
El reconocimiento por parte de Comey de la desigualdad “heredada” encubre la realidad de que la desigualdad no es un vestigio del pasado, es la realidad actual. Y Comey tergiversa y distorsiona la causa de la desigualdad con esa necedad gastada y trillada sobre “los modelos a seguir”. Como si se pusiera fin a toda esta opresión si los negros simplemente tuvieran mejores modelos a seguir.
¿En serio? ¿Es una falta de modelos a seguir la causa de las tasas astronómicas de desempleo para los jóvenes negros? ¿Es una falta de modelos a seguir la causa de la satanización de la gente negra y latina en uno tras otro de los interminables programas policiales en la televisión? ¿La causa de las escuelas parecidas a prisiones en los barrios pobres? ¿O de la calidad de atención médica parecida a la del tercer mundo en lo que queda de los sistemas de cuidado de salud públicos? ¿De la discriminación en la vivienda y los préstamos depredadores “subprime”? ¿De ser el blanco de un movimiento extenso y violento de justicieros vigilantes de derecha altamente armados?
Esta situación no tiene que ver con unos modelos a seguir, pues esa mentira repugnante le echa la culpa a los oprimidos por su opresión. Estos son crímenes del sistema, reforzados por una epidemia de asesinato policial y el encarcelamiento en masa de millones de personas. (Lea un análisis a fondo de las causas, y la solución, a la opresión del pueblo negro, en “La opresión del pueblo negro, los crímenes de este sistema y la revolución que necesitamos”).
Refutar las necedades y salir fuertes el 14 de abril
La realidad es que este sistema no les ofrece ningún futuro a millones de jóvenes, y por eso, como ha dicho Carl Dix, está en marcha un lento genocidio que podría convertirse en un genocidio rápido. Y eso pone de relieve lo que está en juego y por qué es urgente ponerse de pie y DETENER la epidemia de asesinatos policiales.
Y en este momento el movimiento para hacerlo —para DETENER el asesinato policial— se encuentra en una encrucijada, como explica Carl Dix (lea “El 14 de abril es un día cuando ¡se interrumpa la actividad de costumbre a fin de DETENER el asesinato policial!”).
En este momento la gente como Comey pregona tales necedades y veneno por todas partes. Dondequiera que estos perros portavoces policiales promuevan estas necedades, sean quienes sean, es necesario refutarlos y enfrentarlos con la pura verdad sobre lo que pasa, con la verdad sobre el problema concreta y la solución concreta, y retar a la gente a DETENER la epidemia de asesinato policial.
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