Del Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar
La guerra en el Mediterráneo contra los refugiados
26 de mayo de 2015 | Periódico Revolución | revcom.us
27 de abril de 2015. Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar. En menos de una semana en abril dejaron hundir en el mar Mediterráneo dos botes llenos de inmigrantes del Medio Oriente y África, causando la muerte de por lo menos 1.300 personas. Esto indignó a gente por todo el mundo y provocó manifestaciones en diferentes países.
Cuando en octubre de 2013 una barcaza llena de refugiados naufragó a corta distancia de la isla italiana de Lampedusa y cerca de 500 personas murieron ahogadas, el mundo no podía creerlo. Esa tragedia pilló a los líderes de los gobiernos de Europa occidental con sangre en sus manos. Pero en vez de mostrar remordimiento o vergüenza, tomaron medidas para “disuadir” a los refugiados, generando una pérdida de vidas incluso mayor. Aunque es espantoso, estas últimas muertes estaban previstas, y más de lo mismo o incluso algo peor puede suceder si se permite que continúe esta inhumana hostilidad contra los inmigrantes.
Se calcula que en lo corrido este año el número de refugiados ahogados en el mar Mediterráneo está entre 1.500 y 1.750 (BBC, 23 de abril de 2015). Son 50 veces más de los que murieron en los primeros meses de 2014. El número de víctimas ha aumentado continuamente durante varios años. El número total fue de 3.500 en 2014, 600 en 2013 y 500 en 2012.
Luego de la tragedia de 2013, el poco interés e incluso la deliberada indiferencia de los líderes europeos se hizo aún más evidente. En muchos casos, incluyendo en este, fueron los pescadores locales y no las autoridades los que rescataron a los refugiados. Después de eso mucha gente y organizaciones humanitarias les exigieron a los líderes europeos más acción y recursos para ayudar a los que arriesgan su vida para escapar de las guerras y zonas de miseria. Pero en vez de eso los líderes europeos aumentaron la posibilidad de que los refugiados murieran ahogados, recortando los fondos para las ya insuficientes operaciones de búsqueda.
Específicamente decidieron cancelar la operación naval italiana Mare Nostrum, en octubre de 2014. Se dice que este programa salvó la vida de unos 170 mil refugiados en 2014. Italia anunció que acabaría con este programa si los otros países europeos no compartieran el costo, 500 millones de euros al año. Pero la decisión de la Unión Europea (UE) de reemplazar las operaciones de rescate con una misión policial se tomó por motivos políticos y no financieros.
La nueva Operación Tritón está a cargo de la agencia fronteriza de la UE, Frontex. Según su director Klaus Rosler, su tarea es “asegurar un efectivo control fronterizo” y “vigilar las redes criminales” en el Norte de África, no salvar vidas. Bajo la Operación Tritón, Europa solo aportará siete barcos y tres aeronaves para cubrir un millón de kilómetros cuadrados de mar. Es una acción deliberada para disuadir a los refugiados a que no tomen está ruta hacia Europa. Los botes patrulleros que han desplegado en vez de buques son muy pequeños y están mal equipados para rescatar gente. De hecho, cuando uno de esos botes recogió a unos refugiados que estaban flotando en el agua, la mayoría de ellos murió de frío en el viaje de vuelta a Italia porque los mantuvieron en la cubierta y a bordo no había personal entrenado en operaciones de rescate.
El gobierno británico adoptó la posición más agresiva contra los refugiados, dejando en claro que “no iba a respaldar ninguna operación de búsqueda y rescate en el futuro, incluyendo Tritón, afirmando que las operaciones de ayuda alientan más a la gente a arriesgarse a cruzar” (Guardian, 27 de octubre de 2014). El primer ministro británico David Cameron declaró casi explícitamente que la UE debe dejar ahogar a los inmigrantes para desalentar a otros a tomar la misma ruta marítima. Sin embargo todos los gobiernos europeos aceptaron este plan aun cuando todos sabían que condenaría a miles de refugiados a la muerte. En este momento hay evidencia irrefutable de que “recortar los incentivos” acabando con las operaciones de rescate no ha disminuido el número de inmigrantes que arriesgan su vida cruzando el mar.
Después de las dos tragedias de abril, los líderes de la UE lloraron lágrimas de cocodrilo, pretendiendo que la muerte de 1.300 hombres, mujeres y niños no fue consecuencia directa y predecible de sus políticas. Culpan a los traficantes y contrabandistas por los resultados de sus propios crímenes. El ministro del interior de Alemania Thomas Maizière dijo: “No podemos tolerar y no toleraremos que esos criminales sacrifiquen vidas humanas a gran escala por pura avaricia” (Guardian, 20 de abril de 2015) Por supuesto por “pura avaricia” no quiere decir el sistema de ganancias dirigido por la competencia que conlleva a guerras y masacres, la demolición de regiones enteras y el saqueo de continentes enteros.
Philip Hammond, secretario británico de asuntos exteriores, habló como si fueran los traficantes los que obligaran a la gente a dejar sus hogares. Recalcó que “nuestro blanco deben ser los traficantes que son los responsables de que tanta gente muera en el mar e impedir que engañen u obliguen a sus víctimas inocentes a embarcarse en viajes tan peligrosos” (Independent, 20 de abril de 2015). El presidente francés François Hollande reiteró que: “el énfasis debe estar en golpear a los traficantes de personas” (BBC, 23 de abril 2015).
Así, el coro de los imperialistas europeos y sus medios de difusión se sincronizan una vez más para culpar a los traficantes de las consecuencias de las guerras atizadas por los imperialistas y del funcionamiento del sistema capitalista mundial. Los refugiados no toman una ruta de viaje tan peligrosa por culpa de los traficantes y sus botes. Si creen que arriesgarse a morir ahogados es la mejor alternativa que tienen, esto debe entenderse como una condena a lo que el sistema imperialista les ha hecho.
El hecho es que el flujo de refugiados no se detendrá hasta que se ponga fin a los factores que orillan a la gente a arriesgarse a morir. Crecientes cantidades de personas han abandonado su tierra o su trabajo, su comunidad, su país y su familia, para tomar un camino tan peligroso, ya sea que los imperialistas permitan o no el “incentivo” de que posiblemente no se ahoguen. Las penurias económicas en los países del tercer mundo las genera el funcionamiento del sistema imperialista, y la globalización de las últimas dos décadas ha hecho la situación aún más desesperada para mucha gente. Las guerras que masacran al pueblo y le hacen la vida un infierno a los sobrevivientes las genera en gran parte el papel directo o indirecto de los imperialistas. Parece que esas guerras no tuvieran fin, especialmente en el Medio Oriente y África. Ahora se espera que la gente de Yemen, víctima de la intervención militar liderada por los sauditas respaldada por un grupo de portaaviones de aerotransporte estadounidense y por los países más poderosos de Occidente, se unan a los refugiados de Siria, Libia, Irak, Afganistán, El Sudán, Somalia, etc. ¿Son los traficantes los que obligan a la gente a ser parte de las crecientes oleadas de seres humanos?
El derecho a solicitar asilo está incluido en los acuerdos internacionales que casi todos los gobiernos supuestamente han firmado. Se ha declarado un derecho humano. Pero los gobiernos europeos lo hacen sumamente difícil para la gente que ha pasado ya por tanto sufrimiento por culpa de las guerras y la miseria en su propio país. Por ejemplo, la guerra en Siria ha desplazado cerca de cuatro millones de refugiados, la mayoría de los cuales ahora vive en campamentos temporales en países vecinos. Pero los imperialistas, cuya intromisión en Siria por sus intereses regionales y globales atizó la guerra y el crecimiento de las fuerzas islamistas, se niegan a otorgarles asilo a los sirios. Además de Alemania, que por necesitar inmigrantes y por razones políticas se comprometió a recibir a 30 mil refugiados, los otros 27 países, incluyendo Francia y Reino Unido, decidieron aceptar solo 10 mil en total, Reino Unido solo 143.
Los Estados europeos han gastado miles de millones en control fronterizo y han puesto todo tipo de barreras terrestres, como la barda en la frontera griega con Turquía. Han introducido obstáculos draconianos a la entrada legal de personas provenientes de países pobres. Incluso cuando los refugiados logran entrar a su país de destino, los criminalizan y los tratan como seres humanos “ilegales”. Como otras rutas están cerradas para ellos, los refugiados se ven obligados a tomar las únicas alternativas que les quedan. De hecho, son los imperialistas los que están creando “oportunidades de negocio” para los traficantes.
En vista de la indignación pública en abril, los líderes europeos se reunieron para lidiar con la situación (la indignación pública, no las muertes). Acordaron reestablecer la financiación para las operaciones de búsqueda naval en el Mediterráneo al nivel del año pasado. Todavía no son claros los detalles de cómo se implementará esto. Pero claramente acordaron “emprender esfuerzos sistemáticos para identificar, capturar y destruir las embarcaciones antes de que las usen los traficantes”. Este es otro pretexto para llevar a cabo más redadas e invasiones en el Norte de África, más acciones militares y guerras del tipo que tanto han hecho por generar refugiados en primer lugar, ahora disfrazadas de acciones “humanitarias”. Como de costumbre, cuando sus acciones y su sistema producen situaciones horribles, su única respuesta es usar su máquina de matar para lidiar con los síntomas. Además, están buscando desviar la atención de la gente de los verdaderos responsables. Esto es escandaloso. No se les puede permitir que generen más tragedias.
El sistema capitalista-imperialista es la fuente de miseria del pueblo. La gente que no puede aceptar el tratamiento cruel y el asesinato de sus congéneres debe luchar contra este sistema y en especial revelar el hecho de que el “asunto” de la inmigración es parte esencial de su funcionamiento.
El Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar es un servicio de Un Mundo Que Ganar, una publicación política y teórica inspirada por la formación del Movimiento Revolucionario Internacionalista, el centro embrionario de los partidos y organizaciones marxista-leninista-maoístas.
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