Hablemos claro sobre el Papa y el cambio climático

Raymond Lotta | 18 de julio de 2015 | Periódico Revolución | revcom.us

 

El Papa Francisco, líder de la Iglesia Católica, ha publicado una importante encíclica (documento) sobre el cambio climático. Denuncia la contaminación, la pérdida de la biodiversidad, el peligro a los sistemas de agua. Declara que “La tierra, nuestra casa, parece convertirse cada vez más en un inmenso depósito de porquería”. Reconoce que el cambio climático sí existe y se refiere a algunos hallazgos científicos. Convoca a la sociedad humana a “pasar del consumo al sacrificio, de la avidez a la generosidad, del desperdicio a la capacidad de compartir”.

Muchas personas en el movimiento ecológico, entre ellas algunas de sus figuras más prominentes, han aclamado la encíclica como un “punto de inflexión”. Se dice que una de las voces religiosas-morales más influyentes del mundo ahora hace soñar la alarma sobre el clima, que él está abriendo el discurso en la Iglesia a la ciencia del calentamiento global, y que es única su capacidad de inspirar y mover la política pública en el rumbo correcto. Además, se argumenta, ese documento podría ser nuestra mejor esperanza para detener la destrucción del planeta antes de que sea muy tarde: apelando a los líderes mundiales y presionándolos a tomar la acción decisiva. Por lo que debemos aplaudir la encíclica papal sobre el cambio climático. Al cual respondimos…

NO, NO, NO.

1. ¿Por qué el papa publicó ese documento?

Miremos el contexto mayor. La crisis climática ha acelerado de manera muy peligrosa durante los últimos 25 años. Las emisiones de gases de efecto invernadero han aumentado en un 60 por ciento. El derretimiento de hielo en los polos ártico y antártico está provocando la elevación del nivel del mar. El calentamiento global está disminuyendo el abasto de alimentos a nivel mundial. Ya para mañana, habrán muerto casi mil niños más, en los países pobres en su abrumadora mayoría, como consecuencia de los efectos multifacéticos del calentamiento global.1

En la Marcha Popular sobre el Clima, 21 de septiembre, 2014. Foto especial a revcom.us/Revolución

Por todo el mundo se está creciendo una ola de resistencia y lucha para salvar el planeta. Activistas ambientalistas han sido arrestados, amenazados y hostigados. Entre sectores cada vez más amplios y diversos, se vislumbra el catástrofe que se aproxima al no cambiarse dramática y drásticamente el rumbo de las cosas. Se plasma una amplia insatisfacción con las acciones y programas de gobiernos, países y los que ocupan los asientos del poder del mundo. Los poderosos quieren canalizar hacia callejones sin salida ese gran manantial de inquietud sobre el futuro del planeta.

Es en las naciones oprimidas y empobrecidas del “Sur Global” donde la Iglesia Católica tiene el mayor número de adherentes. También en esas mismas regiones, las sequías, inundaciones y hambrunas han hecho el peor daño — y cobrarán un precio cada vez más horrendo en términos humanos y ecológicos, al intensificarse el cambio climático. Al mismo tiempo, la economía global imperialista ha creado un planeta de vastas zonas de miseria y niveles grotescos de desigualdad.

Eso es el contexto mayor en el cual el papa ha publicado su documento de 182 páginas sobre el cambio climático (“Laudato Si”). El papa vislumbra que se avecinan tormentas, literal y figuradamente: “no pensemos sólo en la posibilidad de terribles fenómenos climáticos o en grandes desastres naturales, sino también en catástrofes derivadas de crisis sociales”.  (Se le añadió el énfasis.) Esta preocupación va de la mano con el punto de vista de la administración de Obama y del Departamento de Defensa de que hay que elevar el cambio climático global al nivel de un asunto de seguridad global.

Número especial sobre la crisis ambiental

El enfoque de este número especial de Revolución reside en la emergencia ambiental que enfrenta a toda la humanidad y los ecosistemas de la tierra. En este número demostramos:

  • las dimensiones de la emergencia
  • las fuentes de sus causas en el sistema capitalista y la imposibilidad de que ese sistema encuentre una solución a la crisis.
  • Una salida y un camino hacia adelante para la humanidad: una sociedad revolucionaria en donde de veras podríamos vivir como los que cuidan la naturaleza en vez de los que la saquean.

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Los que detentan el poder se preocupan por los efectos del calentamiento global y la desigualdad económica en el funcionamiento de su sistema y en la estabilidad social. Responden a esta crisis desde dentro del marco de apuntalar, defender e intensificar el mismo sistema global que está destruyendo el medio ambiente.

Para tratar de verdad la crisis ecológica y actuar en consecuencia no requiere salvaguardar este sistema, ni restaurar la decreciente fe en ello, sino al contrario requiere reestructurar lo más radicalmente posible la sociedad y la economía. Lo que el papa está haciendo está en contra de eso.

2. ¿El papa confronta y se opone a la verdadera causa del calentamiento global y la crisis ambiental mayor que amenaza la vida en este planeta? ¿O es su punto de partida la defensa de todo eso?

El papa hace ciertas críticas cuidadosas de la devastación que el capitalismo ha provocado en los ecosistemas. Sin embargo, echa la culpa de la crisis ambiental a una “paradigma tecnocrática dominante” que se deriva del “poder”. Con “paradigma tecnocrática” él quiere decir el enfoque científico y tecnológico a solucionar los problemas de la sociedad y a ganar posesión y maestría sobre la naturaleza.

En su encíclica, el papa no condena el sistema económico-social-político del capitalismo y cómo este sistema ha ocupado y ocupa la tecnología para explotar y dominar a seres humanos y saquear el planeta. Al contrario, condena la “actividad humana” en lo abstracto, el camino pecaminoso del hombre, y los excesos e iniquidades del orden económico capitalista actual.

La posición del papel es una expresión calculada de inquietud, una crítica calculada de algunos de los efectos del capitalismo. Acuérdense, la Iglesia, su adoctrinamiento central y su papel ideológico esclavizador en la sociedad explotador, no han cambiado durante dos milenios. Pero ¡el mundo social y el mundo natural sí han cambiado! Así que la Iglesia tiene que ponerse una cara poquito diferente y publicar un mensaje un poco diferente con fin de mantener su legitimidad y preservar su control sofocante sobre vastas cantidades de seres humanos oprimidos.

En última instancia, la encíclica papal tiene el fin de convencer a las personas que el capitalismo —con sus gobiernos, enormes monopolios e instituciones financieras— no es el problema.

Sin embargo, es precisamente el sistema de capitalismo —basado en la explotación e impulsado por el lucro y la competición— lo que obliga a las corporaciones y bancos a expandir o morir. Es este sistema que convierte la naturaleza en un insumo ilimitado para la producción lucrativa.

Es el capitalismo, y la necesidad estratégica de aventajar y ganar a todo rival, lo que obliga a bloques de capital y a estados capitalista-imperialistas a husmear y acaparar hasta la última gota de combustible fósil. Solamente en los últimos seis meses, Obama, el “presidente ecologista”, ha autorizado nuevos pozos petroleros en el Ártico y en el mar de la costa atlántica media de Estados Unidos.

Defender todo eso, desorientando a la gente y apaciguando las “crisis sociales” (¡lo que es un elemento esencial para salvar el planeta!) es el objetivo y el papel concreto de la encíclica papal.

3. ¿El papa ofrece una oposición o una solución concreta al desastre ecológico que se avecina?

No, ninguna. Pide diálogo internacional. Critica las negociaciones internacionales recientes por falta de resultados. Pronuncia exhortaciones insípidas y vacías en pro de algún tipo de sistema internacional “de gobernanza” para proteger ecosistemas.

A las masas ofrece el siguiente mensaje:

 “Sólo a partir del cultivo de sólidas virtudes es posible la donación de sí en un compromiso ecológico... No hay que pensar que esos esfuerzos no van a cambiar el mundo. Esas acciones derraman un bien en la sociedad que siempre produce frutos más allá de lo que se pueda constatar, porque provocan en el seno de esta tierra un bien que siempre tiende a difundirse, a veces invisiblemente”. Ese mensaje aconseja a resignarse ante las estructuras capitalistas actuales de poder y control.

El papa reconoce el sufrimiento pero dice a la gente que busque sustento de las tradiciones de la Iglesia y en las instituciones tradiciones de la sociedad, como la familia patriarcal, que han sido fundacional para el entramado y el funcionamiento opresivos de la sociedad. Y tomen nota: en un documento sobre el cambio climático, el papa se asegura de denunciar el control de natalidad y el aborto. Pide renovación espiritual y “ascetismo” (renunciación de bienes terrenales). Lo mismo que siempre ha aconsejado la Iglesia a los pobres que quedan sin comer: confórmense, al cabo es el destino.

El papa ensalza las organizaciones de la sociedad civil por concientizar sobre la crisis climática. Pero en ninguna parte, dios no lo quiera, responde a la urgencia del momento, convocando al pueblo a ponerse de pie, salir de los confines del sistema y actuar para salvar el planeta.

4. Algunas fuerzas progresistas dicen, efectivamente, pueda que el documento tenga deficiencias. Pero el mero hecho de que el papa se haya declarado, especialmente al empeorarse la crisis global climática — tiene que ser algo bueno, algo para abrazar y utilizar.

No, no lo es. He aquí un programa mayor... para comerte mejor. Cierto, el papa está diciendo cosas sobre la ciencia y la crisis ecológica que la Iglesia nunca ya dijo antes. Está diciendo que los gobiernos no han hecho lo suficiente y que hace falta hacer mucho más.

Pero el papa no está actuando para salvar el planeta; está actuando para salvar el sistema que lo está destruyendo.

Pretende engañar a la gente de que sea posible suplicar y presionar a los gobiernos capitalistas dominantes a hacer lo correcto. Aboga por seguir el camino de pedir medidas más decisivas que limiten el calentamiento global dentro del marco del sistema actual, en combinación con espiritualidad cristiana. Intenta convencer a la gente de “mantener la fe” en el sistema — en un momento cuando la confianza popular en el sistema se debilita... en un momento cuando lo que urge es que la gente rompa con las cadenas ideológicas del sistema.

Ahora bien, a muchas personas de todo tipo, que incluyen personas con motivaciones religiosas, les importa muchísimo el planeta. Eso es algo positivo. Pero efectivamente las personas tienen una responsabilidad de enfrentar la realidad así como es. Enfrentarla obliga a uno a reconocer que tratar esta situación con siquiera algo de efectividad requiere una lucha enorme y dura.

Hablemos francamente: no basta con manejar con auto híbrido... o a “invertir socialmente” en lo solar (que ahora se promociona, obscenamente, como industria lucrativa)... o a reducir las emisiones de carbono del individuo. Es pensamiento mágico y desastroso imaginarnos de que se pueda convencer a los que reinan sobre esta sociedad, cuyo sistema ha causado esta emergencia ambiental, que la sostenibilidad ecológica de alguna forma “les conviene”.

Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario, expresa contundentemente el reto moral y epistemológico ante la gente:

Siga sus propias convicciones —de que son intolerables los ultrajes que le conmueven— a su conclusión lógica y esté resuelto a no cejar hasta que sean eliminados dichos ultrajes. Además, si al hacer eso así como al conocer otros ultrajes, y las ideas acerca de la manera en que todo eso se articula y surge de una fuente común —y la manera en que se podría poner fin a todo eso y crear algo mucho mejor— si todo eso lleva en la dirección de ver no sólo la necesidad de una resistencia resuelta y osada sino también la necesidad de la revolución y en lo fundamental el comunismo, pues no le dé la espalda a todo eso debido a que eso le hace salir de su espacio de seguridad y comodidad, a que eso desafía lo que han sido sus sentidas creencias o debido a prejuicios y calumnias. Al contrario, busque activamente conocer más acerca de esta posible solución. De ahí, actúe en consecuencia. (De "Una Invitación, de Bob Avakian")

La encíclica del papa y semejantes pronunciamientos de los de arriba o los muy influyentes en el movimiento ecológico que reconocen una parte del tamaño del problema pero no la necesidad de librar una lucha masiva y determinada, no sólo son inútiles, hacen mucho daño.

Requerirá una LUCHA, una lucha que debe INTENSIFICARSE hasta un nivel completamente nuevo, para alcanzar una trayectoria de actuar efectivamente para PONER FIN a la destrucción del planeta.

5. El capitalismo es destruyendo el planeta... Sólo la revolución puede salvar el planeta

La única manera posible de dar a luz un futuro diferente para la humanidad, las especies y todo el planeta es la revolución comunista. Solamente al derrocar por completo y eliminar el capitalismo será posible crear una sociedad y un mundo en que podría vivir como guardianes en vez de saqueadores de la naturaleza. Solamente una economía socialista sostenible y una sociedad liberadora, con prioridades y valores muy diferentes, posibilitarían movilizar el conocimiento y el potencial creativo de la gente y dedicar los recursos necesarios a bregar de verdad con la crisis climática — a la escala y con la urgencia que se requiere.

No será fácil. Pero es nuestra única oportunidad de lograr una sociedad verdaderamente sostenible — y de restaurar lo que se pueda restaurar de los ecosistemas de la Tierra y de adaptar en maneras que beneficien a la humanidad.

Cómo se vería dicha sociedad, y cómo funcionaría un poder estatal nuevo y radicalmente diferente, se detalla en la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte (Proyecto de texto) del PCR, Estados Unidos.

Es más, no estamos esperando simplemente. Estamos trabajando y organizando activamente en ese sentido hoy en día. Estamos construyendo un movimiento para una revolución concreta.

 

1. Climate Vulnerability Monitor: A Guide to the Cold Calculus of a Hot Planet, 2nd Edition (Madrid: DARA Internacional, 2012) [regresa]

 

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