Del Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar
El acuerdo nuclear entre Estados Unidos e Irán: “Estados Unidos necesita la ayuda de Irán en el Medio Oriente”
26 de agosto de 2015 | Periódico Revolución | revcom.us
27 de julio de 2015. Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar. A continuación extractos de un artículo aparecido en el Nº 72 de Haghighat, órgano del Partido Comunista de Irán (marxista-leninista-maoísta)
No cabe duda de que el acuerdo nuclear entre seis potencias mundiales e Irán es un acontecimiento importante en la historia de la diplomacia imperialista. Ambas partes lo califican de “victoria diplomática” porque han logrado los objetivos de su política exterior por medio de negociaciones y sin guerra. Pero esta “diplomacia” tiene una historia violenta y sangrienta en la región.
Más de una década de guerras de agresión de Estados Unidos y sus aliados occidentales en el Medio Oriente, el resquebrajamiento de la sociedad civil en Afganistán, Irak y Siria, y la expansión de Estados Unidos a nuevas zonas, con nuevas guerras y masacres horribles —algunas perpetradas con la participación de la República Islámica de Irán (RII)—, hicieron posible este acuerdo. Los resultados incluyen el desplazamiento de millones de personas, la destrucción de los ecosistemas y las economías locales, el surgimiento de caudillos militares islámicos, el aumento del tráfico de seres humanos y crímenes literalmente incontables.
Este acuerdo diplomático fue posible debido a las sanciones económicas por las que el pueblo iraní pagó el precio, y no los centros políticos y financieros de la RII que se han hecho más y más ricos gracias a éstas. Por supuesto este acuerdo no busca ni puede ponerle fin a estos horrores. Es solo un nuevo capítulo en los crímenes de las potencias imperialistas y la República Islámica de Irán en la región.
De hecho, el imperialismo estadounidense ha renunciado a su objetivo de un “cambio de régimen” en Irán por medio de la guerra y ha quitado a Irán de su lista de “enemigos” y lo ha puesto en la de “competidores”. Obama comparó este cambio de enfoque con la visita de Nixon a China en 1972 y con las negociaciones de Reagan con la Unión Soviética en 1986. La República Islámica de Irán ha dado un paso atrás en su campaña nacional e internacional contra Estados Unidos y por consiguiente ha abandonado uno de los pilares de su identidad ideológica. El objetivo a largo plazo del régimen con este cambio es convertirse en una potencia regional con el respaldo de Estados Unidos y otras grandes potencias. El imperialismo estadounidense está tratando de llevar un orden relativo al caos del Medio Oriente y espera que la RII le eche una mano.
Las necesidades y contradicciones que orillan a Irán a normalizar las relaciones con Estados Unidos
Todas estas negociaciones y el acuerdo nuclear, y en general el nuevo capítulo en las relaciones entre la República Islámica y las potencias imperialistas, en particular Estados Unidos, son en respuesta a un conjunto de contradicciones y necesidades que enfrentan los líderes de la RII y los lacayos del sistema. Aunque el hecho de que surjan de necesidades no significa necesariamente que vayan a salir bien. Ya se percibe la posibilidad de que colapsen. Todo el proceso de lograr un acuerdo puede llegar a un callejón sin salida por la presión de la oposición en Estados Unidos, Israel y Arabia Saudita. Con esta introducción, podemos pasar a examinar las necesidades que han llevado a ambas partes, en particular a Irán, a adoptar esta política.
Primero: Bajo la RII la economía capitalista iraní se ha atascado, creando una enorme cantidad de jóvenes desempleados, una masiva cantidad de trabajadores eventuales y la reducción de la clase media. Las sanciones económicas solo han intensificado esta situación, que es el problema político nacional más peligroso de la RII. El surgimiento de esta inmensa población de jóvenes educados desempleados y la entrada de las mujeres a la esfera económica, social y educativa han generado una gran energía que la República Islámica de Irán no puede controlar. El régimen ha reaccionado a estos peligros y contradicciones reprimiendo de forma sangrienta a la capa inferior de la sociedad. Esto se puede evidenciar en el alto índice de ejecuciones de jóvenes pobres, la represión a los intelectuales y mujeres y la propagación del temor en las clases medias. Pero ningún Estado puede gobernar y mantener una sociedad bajo su dominio solamente con un lavado cerebral ideológico y represión.
En consecuencia la RII necesita resolver esta contradicción. Ya que el funcionamiento del sistema económico de Irán depende del capitalismo mundial, la única solución del régimen es la inyección de más capital extranjero a su economía. De hecho el propósito de las sanciones económicas impuestas por las potencias imperialistas, que dominan la economía global y sus instituciones, era doblegar a la RII en la arena política.
Segundo: La composición de la clase capitalista ha cambiado en Irán como resultado del crecimiento de las relaciones capitalistas, inclusive comparándolas con las de hace 20 años. Se han desarrollado diferentes capas y poderosos centros económicos con diversos circuitos de producción y relaciones globales. A medida que Irán se integra más al capitalismo global, se han formado diferentes capas de la burguesía iraní cuya órbita de acumulación capitalista no solo se encuentra dentro de Irán sino que tiene una dimensión internacional.
Además de los centros de poder como Sepah-e-Pasdaran (los Guardianes de la Revolución, principal cuerpo de las fuerzas armadas del régimen), varios ministerios, elites y diversas instituciones del régimen, también otros se han hecho poderosos por medio de sus relaciones internacionales y sociedades con inversionistas iraníes en Norteamérica y Europa. Todos ellos ejercen influencia política en diversos niveles por diferentes medios y se benefician de una especie de renta política que les permite hacerse más grandes. Pero para que este tipo de burguesía iraní se desarrolle y compita en el mercado global no es suficiente obtener rentas. Aspiran a convertirse en inversionistas “normales” y a conectarse con el mercado global de forma legal y abierta. Una parte muy importante de sus intereses depende del acuerdo nuclear y del levantamiento de las sanciones financieras y al petróleo y a la banca.
En la actualidad la política exterior y la política económica neoliberal del presidente Rouhani y los tecnócratas de su Estado representan los intereses comunes de diferentes capas de grandes inversionistas. A una parte de los grandes capitalistas (y los tecnócratas que dependen de ellos) no les gusta el régimen teocrático que gobierna a Irán, pero esto no quiere decir que estén contra el líder de Irán, Alí Jamenei, o a los Sepah-e-Pasdaran y las otras fuerzas militares y de seguridad de la RII. Les preocupan los serios cambios demográficos de la sociedad iraní y son conscientes de la necesidad de aplicar una versión “moderada” de la sharia [ley islámica], en particular para las mujeres y los jóvenes.
Ya que las condiciones que produce la economía neoliberal globalizada incrementan las fuerzas centrifugas que generan desintegraciones sociales, ellos consideran como algo necesario la ley de la sharia y la islamización para la estabilidad social que requieren las rentables operaciones del capitalismo y la creación de una mano de obra obediente. También necesitan al “líder” para unificar al gobierno y al Estado y las diferentes ramas del régimen. El ministro de Relaciones Exteriores Mohamed Javad Zarif aludió constantemente al líder y observó cuidadosamente los rituales del Ramadán durante la estadía de su equipo en Viena. Esto no solo fue para aplacar la ira y las quejas de las fuerzas “fundamentalistas” por las negociaciones con el “Gran Satán” y lo que consideran como el abandono de uno de los pilares ideológicos de la RII. También se debe a que Zarif y el resto en verdad creen profundamente en los valores, las normas y la ideología del régimen.
Tercero: La inseguridad en el atribulado Medio Oriente fue otra necesidad que convenció a las diferentes ramas de la RII de que para construir una “región segura”, es esencial establecer relaciones oficiales y cooperar con los imperialistas estadounidenses. Rouhani expresó esta preocupación cuando habló ante la Asamblea General de la ONU luego de las elecciones presidenciales en Irán.
En las condiciones de hoy, cuando la hegemonía del imperialismo estadounidense ha decaído y ninguna otra potencia está lista para reemplazarla en la protección del orden mundial, la RII tiene que aceptar el liderazgo de Estados Unidos en la provisión de seguridad en la región. La República Islámica de Irán no se siente amenazada únicamente por el Estado Islámico (también conocido como ISIS o Daesh) sino por otros países en la región como Turquía, Arabia Saudita y Egipto que no obedecen a Estados Unidos, y el régimen iraní no puede confrontarlos por su cuenta, y por eso tiene que confiar en Estados Unidos. La RII no solo quiere que Estados Unidos permanezca en el Medio Oriente, también cree que su seguridad regional depende de la capacidad de Estados Unidos para imponer algún orden en medio del creciente caos.
Los aliados estratégicos del régimen en la región, como Siria, Hezbolá en el Líbano y las fuerzas chiítas en Irak, están bajo presión y enfrentan peligros. El creciente número de bajas entre la Fuerza Quds (una unidad de fuerzas especiales que los Guardianes de la Revolución de Irán, responsable de sus operaciones extraterritoriales), Hezbolá y otros partidarios de la RII, más el surgimiento del EI y otras fuerzas salafistas también amenazan a la posición de Irán. En esta situación, la RII necesita urgentemente encontrar una solución, aunque la solución implique unirse abiertamente con el “Gran Satán”.
¿La RII podrá satisfacer sus necesidades internas y externas de seguridad con esta solución?
El régimen iraní enfrenta tres importantes obstáculos internacionales en el camino de la normalización de las relaciones con Occidente.
Primero: Una parte importante de la clase dominante de Estados Unidos, incluyendo una mayoría republicana, se niega a reconocer oficialmente a la RII y sigue viéndola como una seria fuerza anti-estadounidense. Israel es un cercano aliado de los republicanos en su oposición al acuerdo y considera que la existencia de la RII es perjudicial para su seguridad. Se refieren a las decenas de miles de misiles que Irán le ha dado al ejército sirio, a Hezbolá en el Líbano y a Hamas en la Franja de Gaza.
Segundo: Algunos países del Golfo Pérsico como Arabia Saudita ven a Irán como su enemigo y como una amenaza a su seguridad. Argumentan que las actividades militares, políticas y de propaganda en Irak, Siria, Bahréin y Yemen van en contra de sus intereses. Actualmente las compañías militares estadounidenses están armando a Israel y Arabia Saudita a fin de aumentar sus defensas contra cualquier amenaza iraní. La Casa Blanca le prometió a Arabia Saudita que iba a fortalecer sus capacidades y a presionar a Irán para que no creara caos en la región (p. ej., la ayuda de Irán a Hezbolá, a Bashar al-Assad, al gobierno iraquí y a los hutíes)
Tercero: Desde la perspectiva estadounidense, Irán se ha acercado demasiado a Rusia. De hecho hasta finales de la presidencia de Ahmadinejad, la RII se autocalificaba como parte de un “Eje de resistencia” —que incluía a Irán, Siria, Hezbolá, Hamas y Venezuela— contra los intereses de Estados Unidos en el Medio Oriente y otras partes del mundo. Por eso Estados Unidos considera que es importante romper la conexión entre Irán y Rusia.
Probablemente Obama logre superar el “lobby” israelí y saudita y los esfuerzos de los legisladores estadounidenses de sabotear este acuerdo. Luego presionará a Irán a convertirse en un miembro “aceptable” y “honorable” de la estructura de seguridad del Medio Oriente bajo la hegemonía de Estados Unidos, en cooperación con Arabia Saudita, Turquía y hasta Israel. No cabe duda, en este proceso habrá crecientes conflictos dentro de la clase dominante de la RII. La competencia con otras potencias imperialistas como Rusia y Europa y con China se intensificará a medida que éstas buscan expandir su propia influencia en el Medio Oriente e Irán. En todo caso, cundirán las guerras en el Medio Oriente, en las que las fuerzas armadas de la RII han desempeñado un papel importante.
Es claro que la liberación de las reservas de divisas de Irán y el levantamiento de las sanciones económicas harán prosperar en cierto sentido el comercio exterior (importaciones y exportaciones) y los proyectos de infraestructura, el fortalecimiento del mercado de valores y hasta el reestablecimiento de fábricas de autos y compañías petroleras extranjeras en Irán, pero en general la economía iraní no creará muchos empleos. La RII tiene que gastar gran parte de sus ingresos del petróleo en la expansión de su poderío militar, porque la región se militarizará mucho más. Ya que la inseguridad en la región se mantendrá, el capital extranjero fluirá hacia Irán pero las inversiones tenderán a ser temporales y a concentrarse en el área financiera y en sectores con rentabilidad a corto plazo. El futuro desarrollo económico probablemente proporcionará pocos trabajos para la inmensa mayoría de jóvenes desempleados, dejando intacta la miseria de los tugurios y la existencia marginal. La mayor fuerza potencial para el desarrollo económico son los millones de gente trabajadora, jóvenes y adultos, de la sociedad. Con o sin sanciones, el funcionamiento del sistema económico bajo la RII ha desperdiciado este potencial. El levantamiento de las sanciones no va a cambiar la lógica del sistema económico; al contrario, su funcionamiento será aún más brutal.
Mantener la coherencia y la unidad interna es uno de los retos más serios que tendrá que confrontar la clase dominante de Irán. Las contradicciones y conflictos más grandes dentro del gobierno se derivan de la cuestión de cómo mantener la unidad de su elite y la legitimidad y estabilidad interna del régimen, en vez del acuerdo en sí. Aunque el régimen trate de convencer a sus partidarios internos de que no está tratando de establecer relaciones oficiales con Estados Unidos desde una posición de debilidad, y que el acuerdo satisface los intereses del régimen en confrontar al EI y a Arabia Saudita, diversas contradicciones internas y externas podrían hacer que los beneficios del acuerdo sean pasajeros. La RII podría verse empantanada en las guerras de Medio Oriente, enfrentando una crisis de legitimidad, desespero y depresión entre sus partidarios y Hezbolá, además de mayores conflictos dentro de la misma clase dominante.
Las necesidades que llevaron a Estados Unidos a establecer relaciones con la RII
El proyecto de “cambio de régimen” en Irán que siguió el presidente George Bush se dejó a un lado cuando Obama llegó a la presidencia, pero el ataque militar permaneció “sobre la mesa” como una opción. Este cambio en la política estuvo relacionado con la situación del imperialismo en el mundo. En 2012, Zbigniew Brzezinski, un importante teórico de política exterior del Partido Demócrata durante las últimas décadas, advirtió que Estados Unidos ya no podría ser el gendarme del mundo y que ninguna otra potencia podría tomar su lugar. Analizó que la pérdida de poder de Estados Unidos afectaría de forma negativa a todas las potencias mundiales y que el resultado más posible no sería un suceso como el auge de China sino un largo periodo de caos y competencia por forjar unidades entre potencias mundiales y regionales. “Lo más probable sería una fase prolongada de realineamientos muy inconclusos y algo caóticos tanto del poder global como del regional, sin grandes vencedores y con muchos más perdedores” (Zbigniew Brzezinski, Strategic Vision: America and the Crisis of Global Power, Basic Books, 2013).
Brzezinski menciona varios factores del declive del poder global de Estados Unidos: problemas económicos, problemas políticos y una errónea política exterior al emprender guerras costosas e innecesarias en Irak. Agrega que la crisis se hizo más evidente con “el surgimiento de un fenómeno volátil: el despertar de poblaciones hasta hace poco políticamente pasivas o reprimidas”. En este contexto él y otros colegas le sugirieron a Obama que el Estados deje de buscar un “cambio de régimen” en Irán y en vez de eso abrir las puertas de Irán por medio de la diplomacia. La situación que Brzezinski explicó en ese momento se ha agravado. Un senador demócrata describió la situación de Estados Unidos en Irak con estas palabras: “Si 100.000 soldados estadounidenses en un periodo de 10 años no pudieron entrenar a un ejército que no huyera del EI, ¿qué podemos esperar de unos cuantos miles? No tenemos ninguna fuerza efectiva aparte de nuestros aliados kurdos”. (Brookings Debate: “The question at hand: Should the U.S. put boots on the ground to fight ISIS?”, 24 de junio de 2015)
Según un experto en política exterior estadounidense que escribió sobre un posible acuerdo con Irán: “Aun aquí, las cuestiones concretas no tienen que ver con la proliferación regional, que ha dominado la discusión sobre este asunto hasta la fecha, sino con las guerras civiles y de sustitutos que hoy agitan al Medio Oriente, y el posible papel de Estados Unidos en la región tras un acuerdo nuclear con Irán. Son estas cuestiones las que posiblemente determinen si un acuerdo nuclear con Irán lleva a una mayor estabilidad o a una mayor inestabilidad en el Medio Oriente, y si por lo tanto beneficia o socava la seguridad nacional de Estados Unidos”. (Kenneth M. Pollack, “Regional Implications of a nuclear agreement with Iran”,Brooking Institute, 9 de julio de 2015).
Las necesidades que atrajeron a otras potencias a este acuerdo
En una entrevista con Thomas Friedman, Obama expresó asombro por el “positivo papel” que desempeñó Rusia en las negociaciones nucleares. (New York Times, 5 de abril de 2015). Pero de hecho eso no es sorprendente porque Rusia y otras potencias mundiales también tienen que bregar con el creciente caos en el Medio Oriente y la necesidad de establecer un orden relativo. El salto en el caos global ha tomado por sorpresa a Rusia y, en este contexto, su debilidad como gran potencia imperialista ha quedado más clara. En particular, durante la guerra en Ucrania se desmoronó su plan estratégico de establecer alianzas con potencias europeas. Analizando la situación de Rusia, el autor de Russia and the Shifting Global Order escribe: “Hemos visto un declive no solo de Estados Unidos, en términos relativos, sino, yo sostendría, un declive de todas las grandes potencias, con excepción parcial de China. Su capacidad para liderar se ha disminuido bastante, y hasta el más débil de los Estados tiene una inaudita libertad de maniobra… La gente habla del fin del liderazgo, o el declive del liderazgo de Estados Unidos, pero en cierto sentido el problema es de más alcance. Lo que estamos viendo es el fin de la aceptación del liderazgo; nadie quiere obedecer, nadie quiere ceñirse, todos quieren dedicarse a lo suyo… Ahora tendemos a pensar naturalmente que esto significa el fin del universalismo liberal occidental. Pero también tiene fuertes implicaciones para Rusia”. (Bono Lo, Russia and the Shifting Global Order, Chatham House, 8 de julio de 2015).
Esta es la situación de las potencias mundiales. A pesar de la seria competencia entre estos explotadores de los siete mil millones de seres humanos, y bajo condiciones en las que ninguna potencia puede suplantar a Estados Unidos como gendarme global, todas las potencias le han dado otra vez este lugar a Estados Unidos. El hecho de que la superpotencia del mundo esté ahora buscando aliarse con la República Islámica de Irán para crear una nueva estructura de seguridad en el Medio Oriente muestra lo profundo de la crisis en que se encuentra el sistema capitalista-imperialista.
Las potencias mundiales ven en el acuerdo nuclear un paso hacia el establecimiento de un nuevo orden en la región más tormentosa del mundo. Pero allí donde hay voluntad, no siempre hay un camino. El mapa del “Gran Medio Oriente” de George Bush se ahogó en el sangriento pantano que crearon las guerras de Estados Unidos en el Medio Oriente, y ahora de este pantano han surgido guerras de sustitutos y de fuerzas como el Estado Islámico. La “doctrina Obama” ampliará el pantano —será la misma situación aunque haya nuevos actores. Este es el panorama más amplio que enmarca los objetivos principales del acuerdo nuclear.
El régimen teocrático está bajo ataque desde todos los flancos. Las potencias que van a ayudar a este régimen en sí están sumidas en crisis y sus filas están en caos. Esta crisis general de los enemigos es una oportunidad para los oprimidos de hacer una revolución. Derrocar a la República Islámica de Irán y reemplazarla con un Estado y una sociedad cualitativamente diferentes no solo es necesario sino también posible. Debemos lanzar un movimiento para la revolución entre los trabajadores y los desempleados del país, incluyendo afganis, kurdos, turcos, persas, baluchis, árabes y turcomanos. Debemos luchar unidos bajo la bandera del internacionalismo proletario para emancipar del sistema capitalista de explotación y opresión no solo al pueblo de Irán sino también al proletariado y los pueblos del Medio Oriente y a toda la humanidad.
El Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar es un servicio de Un Mundo Que Ganar, una publicación política y teórica inspirada por la formación del Movimiento Revolucionario Internacionalista, el centro embrionario de los partidos y organizaciones marxista-leninista-maoístas.
Se necesitan: Voluntarios para revcom.us y Revolución
Si le gusta este artículo, suscríbase, done y contribuya regularmente al periódico Revolución.