Entrevista al educador e historiador oral Timuel Black

Recordando el linchamiento y entierro de Emmett Till: "¡Yo estaba ENOJADO!"

9 de septiembre de 2015 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Timuel Black, 96, es un eminente educador, activista político e historiador oral. Ha sido profesor en varias escuelas secundarias, así como universidades, en Chicago. Puede ser que se le reconozca más por su serie de libros, Bridges of Memory [Puentes de la memoria], que se trata de las grandes migraciones de gente negra desde el Sur y de la historia afroamericana de Chicago desde 1920 hasta el presente.

Él accedió amablemente a una entrevista con el periódico Revolución sobre sus experiencias en el momento del linchamiento y funeral de Emmett Till en 1955. Comenzó hablando acerca del “trasfondo y el contexto que condujeron a la acusación de que Emmett Till había insultado a una señora blanca”. Lo explicó mediante su propia experiencia de viajar del norte al sur como soldado durante la Segunda Guerra Mundial.

La entrevista de Revolución:
Una sección especial para que nuestros lectores se familiaricen con las opiniones de importantes figuras del arte, el teatro, la música y la literatura, la ciencia, el deporte y la política. Los entrevistados expresan sus propias opiniones, naturalmente, y no son responsables de las ideas que aparecen en otras partes de este periódico.

El profesor Black nos habló de su experiencia en el sur de Estados Unidos más de una década antes del asesinato de Emmett Till:

Cuando nos reclutaron al ejército durante la Segunda Guerra Mundial, nos enviaron al sur de Estados Unidos para la así-llamada formación básica. Yo estaba en el campamento Lee cerca de Petersburg, Virginia. Había una universidad negra allí, y durante los descansos la visitábamos. Pero cuando íbamos a la ciudad uniformados, teníamos que aprender que cualquier persona de raza caucasiana podría ponerse delante de nosotros... a pesar de que teníamos que volver al campamento a cierta hora. Si nos subíamos al autobús, o cualquier otro medio de transporte, y no recordábamos que éramos negros y simplemente nos sentábamos, nos podían golpear o sin falta nos mandaban atrás. No estábamos acostumbrados a eso. Como yo, la mayoría de nuestras familias huyeron del sur durante la primera gran migración para liberarse del terror del Ku Klux Klan de ese entonces. La gente como mi papá estaba en peligro todo el tiempo. Mi mamá estaba encantada de huirse del sur. En cierto sentido, los reclutaron los periódicos negros del norte, así como las crecientes industrias — las acerías, los mataderos.

Lo que le quiero hacer entender es el trasfondo y el contexto que condujeron a la acusación de que Emmett Till había insultado a una señora blanca. Emmett Till era del norte de Estados Unidos. Así que nosotros en el ejército... por ejemplo, yo que era poco sofisticado, cuando me enteré de que iban a enviar a mi unidad al extranjero, ni siquiera lo pensé; quería que mi hermano supiera que me iba al extranjero y quería que mi madre lo supiera, así que me subí a un autobús. Estaba uniformado. Fui la primera persona en el autobús y simplemente me senté, como se lo hacía en Chicago. Entonces un hombre blanco se sube al autobús con una mujer blanca e inmediatamente va con el conductor. Yo ya me había decidido psicológica y emocionalmente. El conductor se me acercó, “Estás sentado en el lugar equivocado”. Le pregunté, como si yo no lo sabía, “¿Por qué no me lo dijiste eso cuando me subí? ¿Me vas a decir que tengo que ir al asiento de atrás cuando estoy a punto de ir al extranjero y perder mi vida? ¡Váyase al CARAJO!” Yo estaba preparado para morir, psicológica y emocionalmente. Afortunadamente llegamos a la estación de tren, y yo ya me había enfriado y sabía cómo comportarme.

Mi actitud fue: “¿Por qué ir al extranjero y morir cuando puedo venir aquí [al sur] y morir?”. Esa es una cultura vivida que nosotros del norte la tenemos internada. Tratamos de hacer cambios, pero a veces era difícil. Viajamos a otros países como soldados de un ejército segregado; soy más inteligente que mi comandante en jefe [blanco], usando sus propios criterios, pero él tiene que mantenerme a mí en mí lugar. Tuve que hacer los cambios y mantenerme en mí lugar, como me había ordenado mí mamacita. No es solo Tim Black, también es Emmett Till que no sabe cómo comportarse en el sur.

Le pedimos a Timuel Black a hablar de asistir al funeral de Emmett Till:

Ahora bien, cuando mataron a Emmett, cuando lo ahogaron, y realizaron el juicio… fue tan injusto. Porque a los que fueron acusados los absolvieron sin mucho problema. Después se confesaron con una revista de circulación nacional. Cuando algunos de mis alumnos —yo estaba enseñando en la prepa Roosevelt de Gary, Indiana, pero seguía viviendo en Chicago— muchos de los cuales habían vivido en Misisipí, cuando ellos se enteraron de Emmett Till, entendían, y en seguida querían regresar a librar esa batalla.

El director de la funeraria fue A.A. Rayner, antiguo amigo familiar. Las colas fuera de la funeraria, en la calle 71, se extendían dos y tres cuadras, de manera constante. El Sr. Rayner preparó el cuerpo para el velorio. Hubo números de personas similares en el funeral [en la iglesia Roberts Temple Church of God and Christ]. Estaba repleta y afuera había colas. La mamá de Emmett decidió que todos podrían ver la condición en que estaba su hijo cuando lo sacaron del río.

Aun si no le alcanzaban a escuchar al ministro, las personas se mecían y lloraban la muerte, porque, como dirían, no había nadie en esas colas que no tenía una experiencia similar en su familia. Experiencia y dolor personal transmitidos al drama de Emmett Till. Ese fue un gran día en la historia, en la historia afroamericana, que muchos no conocen. Pero espero que su proyecto le dedique atención a eso.

Le preguntamos si llegó a entrar en la iglesia durante el funeral de Emmett Till y ver al ataúd abierto.

Timuel Black: Estuve ahí. Estuve adentro.

Revolución: ¿Y qué fue su reacción emocional?

Timuel Black: ¡Yo estaba ENOJADO! Estaba enojado. No sé si sentí pena, pero estaba enojado. Lo que sentí fue, “Tenemos que deshacernos de esos hijos de puta”. Esa fue mi posición personal, de la calle — tenemos que barrer con esta mierda. Muchos otros pensaban igual, yo simplemente estoy articulando la expresión de la espiritualidad de una comunidad sobre una injusticia que empezó durante la esclavitud. Los relatos de los hombres quienes fueron castrados y de las mujeres a las que les insertaron fierros calientes en la vagina por desobedecer la cultura. Y los espectáculos públicos, con niños, para que ambos lados vieran. Para los negros: “Vean lo que les puede pasar”. Y para los blancos: “Esto es lo que tienen que hacer”.

Así que, esa escisión que era tan patente en ese entonces continúa hoy, de una manera mucho más sutil. En particular, el condicionamiento de los policías con respecto a los jóvenes negros.

El profesor Black concluyó hablando del significado histórico del linchamiento de Emmett Till:

Así que como resultado del día de Emmett Till era más fácil para que, en ese mismo período en Montgomery, Alabama, Rosa Parks y E. D. Nixon planearan que ella tomaría el autobús y no cedería el asiento. El funeral de Emmett Till acicateó al movimiento, pero no lo inició. Nosotros, los que estuvimos en el funeral lo entendimos, y llevamos la vida de Emmett Till que habíamos experimentado al movimiento de derechos civiles, que se volvió más nacional e internacional. Y la reverencia de la familia de Emmett durante el funeral, esa diversidad, predominantemente afroamericanos, pero caucasianos también, acicateó el sentimiento de que las cosas tienen que cambiar, encarnando la idea de la canción de Sam Cook, “A Change Is Gonna Come” [El cambio vendrá]. Emmett Till dramatizó y acicateó al movimiento de derechos civiles en ese período y después.

 

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