Traumatizado por la policía…. y conectándose con la comprensión más científica de la revolución
Joe Veale | 2 de diciembre de 2015 | Periódico Revolución | revcom.us
Cuando yo tenía 9 o 10 años, mi hermano y yo jugábamos a este juego que llamábamos “strikeout”. Con la cinta trazaríamos una “zona de strike” en la pared de una fábrica cerca de donde vivíamos.
Cuando mi hermano picheaba, soñaba que era o Sandy Koufax (con los Dodgers de Los Ángeles) o Bob Gibson (quien lanzó para los Cardenales de San Luis), dos de los grandes lanzadores en las Grandes Ligas durante ese tiempo.
Cuando bateaba, soñaba que era Willie McCovey de los Gigantes de San Francisco o Stan Musial de los Cardenales.
Yo, por supuesto, soñaba que era el gran lanzador de los Gigantes, Juan Marichal, y cuando bateaba, uno de los mejores de la historia del béisbol de las Grandes Ligas, Willie Mays, también de los Gigantes.
Bueno, cada vez que pegábamos una pelota de foul, por lo general aterrizaría en el techo de la fábrica. Había una escalera en el edificio que utilizábamos para recuperar nuestra pelota.
Cuando esto sucedía, que era con frecuencia, las personas dentro del edificio llamaban a la policía. La policía siempre venía. Ellos nos acusaban de allanamiento de morada. En un lenguaje muy colorido queríamos decirles que estaban mintiendo y que sabían que estaban mintiendo.
Estos encuentros terminaban con la policía haciendo acusaciones y amenazas y nosotros respondiendo: “¡vete a la mierda!”.
Uno o dos años antes de esto, todos los niños jugábamos este juego llamado “doctor” en que el “doctor” hace un examen físico al “paciente”. Por supuesto, el paciente tenía que desnudarse. Yo, de ocho años de edad, era el “doctor” y mi paciente era una niña blanca de cinco años de edad. Ella contó el episodio a sus padres.
La policía llegó y arrestaron a mí y a mi hermano de siete años de edad, el “asistente médico”. Nos llevaron a la comisaría y nos interrogaron. Sin cargos. Sin abogado. A mi abuela le llamaron a su trabajo, y ella, mi amigo y su madre estaban todos asustados y traumatizados.
Pensamos que jugábamos un juego inocente que todos los niños jugaban.
No se había cometido ningún delito. Pensábamos que jugábamos un juego inocente pero nos amenazaron con la encarcelación y nos traumatizaron.
Un poco más tarde, cuando teníamos 12, 13, 14 años de edad, empezamos a ir a fiestas por la noche. Divirtiéndonos (demostrando tus últimos pasos de baile), tal vez haciendo los primeros intentos de explorar “la oportunidad de romance”. Cosas de muchachos inocentes. Pero la policía constantemente aparecía.
A veces sacaban el enchufe parar detener la música. Anunciaban que “¡se acabó la fiesta!”
Tenían una presencia fuerte al hacer esto. Cuatro de ellos en una patrulla. Nos seguían con las luces bajas mientras caminábamos a nuestros hogares.
Llegaba momentos en que no podíamos aguantar más. Alguien lanzaría un ladrillo o botella que estrellaría en la ventana del parabrisas de una patrulla.
Algunos de nosotros iríamos a la cárcel. El centro de detención juvenil. En la escuela nos preguntaríamos unos a otros, ¿por qué te arrestaron? “GP” fue la respuesta general. “GP” era la abreviatura de principio general.
Más tarde nos enteramos de que la policía se hablaba entre sí por el radio diciendo que respondían a una “TNA” y necesitan ayuda auxiliar al responder a estas llamadas.
“TNA”, como nos enteramos más tarde, significaba en lenguaje policial “actividad típica de niggers” [“nigger” siendo una forma muy racista de “negro”].
En general, cuando salíamos el viernes o sábado por la noche en busca de una fiesta, nos detenían y arrestaban a menudo.
Hubo momentos que recuerdo, tan pronto como la policía oía mi nombre, dirían: “Sí, vas a la cárcel porque andas con fulano de tal...” y nos llevarían a la cárcel a un grupo de nosotros.
Esa era la razón “legal” por nuestra detención. Nos registraban nudos. Jalaban nuestros bolsillos de adentro hacia afuera tratando de encontrar residuos de marihuana.
No teníamos ningunos derechos que estuvieran obligados a respetar.
Nos resistimos. Tratamos de defendernos, lo que en general resultaba en una golpiza y cargos inventados.
Una noche, la policía asesinó a tiros en la espalda a un conocido mío a un par de cuadras de mi casa.
Al día siguiente me arrestaron con una orden falsa y me declararon: “¡Matamos a tu amigo anoche!” Todavía estaban muy enardecidos.
Me dijeron que estaban muy decepcionados porque al voltear el cadáver no era yo. Dijeron que habían estado seguros de que era yo porque estaba muy cerca de donde yo vivía y que tenían muchas ganas de matarme, en parte porque tenía una “boca grande” y no tenía miedo de usarla, de hablar por mí mismo, mis amigos o por cualquiera que la policía abusara.
Ya que era un hecho tan común, me encontraba en constantes enfrentamientos con la policía.
Por eso, cuando Huey Newton, Bobby Seale y Bobby Hutton iniciaron el Partido Pantera Negra (BPP por las siglas en inglés) y encontraron una manera legal de hacer patrullas armadas para defender del abuso, brutalidad y asesinato policiales y por la amenaza del mismo, me afectó profundamente.
Porque experimentas esta mierda cada puto día.
El BPP hizo otras cosas. Señalaron la revolución contra este sistema del capitalismo y que ese sistema era la fuente básica responsable de la opresión del pueblo negro. Y como Huey Newton decía: “... aprendimos que al hacer la revolución, el espíritu del pueblo es mayor que la tecnología del ‘Man’ [el Hombre: los gobernantes]”.
Por eso estudiamos el Libro Rojo de Citas del presidente Mao. Tratábamos de hacer la revolución. El Libro Rojo de Mao era nuestro manual.
Llegamos tan lejos como nuestra comprensión limitada nos permitía.
Hoy tenemos una comprensión más cabal y científica de la opresión del pueblo negro, de los latinos, los pueblos indígenas y los inmigrantes, así como de la opresión de la mujer y de los homosexuales, lesbianas, transexuales, las personas que son diferentes, y cómo las guerras por imperio que son un elemento integral de los cimientos de este sistema —tal como es la destrucción del medio ambiente— TODOS tienen sus raíces en este sistema del capitalismo-imperialismo.
Tenemos esta comprensión por el trabajo realizada por BA, Bob Avakian. El líder de la revolución. El presidente del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos. Tenemos el manual de la revolución para los tiempos de hoy, Lo BAsico, de los discursos y escritos de Bob Avakian. BA aprendió de las revoluciones y las sociedades socialistas en la Unión Soviética de 1917 a mediados de 1950, y en China dirigida por Mao de 1949 a 1976 — sacando lecciones de los logros principalmente positivos pero también las cosas negativas — de la historia en general — de diversos campos de la actividad humana — forjando un nuevo avance en nuestra comprensión de todo el proceso de la revolución — lo de decenas de millones de personas derrocando, derrotando y desmantelando este sistema y sus instrumentos de violencia — estableciendo un nuevo sistema económico —el socialismo— que responde a las necesidades del pueblo —un sistema político que va junto con eso— y el continuo revolucionar de la sociedad y el mundo entero en una transición hacia un mundo de libre asociación de seres humanos... el comunismo.
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