Donald Trump: Pionero fascista para aún más y mayores crímenes yanquis
12 de diciembre de 2015 | Periódico Revolución | revcom.us
Donald Trump alega que tras los ataques del 11 de septiembre, 2001 contra el World Trade Center en Nueva York él vio a “miles y miles de personas celebrar” el desmoronamiento de los edificios, “al otro lado de New Jersey donde hay una considerable comunidad árabe” (tal celebración jamás sucedió). Antes de la horripilante masacre de San Bernardino, Trump dijo: “Hay que eliminar a sus familias, cuando capturamos a esos terroristas, tenemos que eliminar a sus familias”.
En las últimas dos semanas, Trump —un candidato punta de uno de los dos principales partidos políticos de Estados Unidos— ha escalado sus diatribas llenas de odio y apelaciones demagógicas a la ignorancia, el temor y el jingoísmo “USA número 1”.
Aclaremos esto: Las mentiras de Trump de que los musulmanes bailaban de alegría cuando se desmoronó el World Trade Center no son para la nada diferentes a las mentiras que circulaban los racistas en el Sur del Jim Crow de que un negro había violado a una blanca, o a las mentiras que circulaban en la Europa medieval de que los judíos habían matado a un niño cristiano y hecho mazo con su sangre. El propósito, y casi siempre el resultado: la salvaje mutilación o linchamiento de un negro, o un pogromo (destrucción masiva y el aniquilamiento de una comunidad entera) de judíos.
No se puede permitir que vuelvan a suceder crímenes de esa magnitud.
La verdad es que los musulmanes, y gente del Medio Oeste y Sud Asia en general, han sido el blanco, desde el 2001, de una ola creciente de violencia y odio. Después del 11/9, los racistas no solo atacaron a musulmanes, atacaron e incluso mataron a personas que ellos pensaron que eran musulmanes — como sijs de la India que se ponen turbantes. A principios de este año hubo un horripilante asesinato racista de 3 estudiantes musulmanes en Chapel Hill, Carolina del Norte — una de las victimas le había dicho a su papá que el hombre que la mató a ella y a otras dos personas “nos odia por lo que somos y por cómo nos vemos”. Hace poco, el Concilio de Relaciones Américo-Islámicas dijo que desde los ataque de ISIS en París en noviembre, ha recibido más informes de actos de “discriminación islamafóbica, intimidación, amenazas, y violencia contra musulmanes estadounidenses” que en cualquier otro período después de septiembre del 2001.
Trump está promoviendo este tipo de atrocidad paranoica llena de odio — y unificando una chusma de racistas estadounidenses que apruebe eso, que aplauda y se ría cada vez que se entere de que se ha agredido a un musulmán, que quisieran hacerlo ellos mismos. Él está haciendo eso porque sirve a un sistema capitalista-imperialista mundial de opresión y explotación. La cantidad de tiempo y espacio que le dedican la TV, los periódicos y las páginas web a Trump —y la rebatiña entre los demás líderes políticos del sistema por igualar su veneno anti musulmán y anti árabe— sirve para legitimar y presentar como “la voluntad del pueblo” un programa de xenofobia (temor y odio irracionales hacia “forasteros” y personas de otros países) violenta y hasta asesina.
Lo que Trump promueve son más y mayores poderes incuestionables para reprimir, vigilar, sembrar sospecha, espiar y, sí, llevar a cabo pogromos de horrible violencia en Estados Unidos. Y está preparando el terreno para un programa de escaladas matanzas mundiales de gran magnitud que va más allá del millón que ya han matado en sus guerras por imperio desde el 2001. Al aceptarlo como parte del “terreno político”, las autoridades están legitimando este programa. Sea quien sea que lleve a la práctica este horripilante programa —ya sea el mismo Trump, Ted Cruz, Hilary Clinton, o algún otro representante de este sistema— es algo a lo que la resistencia masiva tendrá que enfrentar y oponerse.
¡Dejen de pensar como estadounidenses y empiecen a pensar en la humanidad!
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