El Acuerdo Climático de París: Malditas necedades de los adictos a los combustibles fósiles

16 de diciembre de 2015 | Periódico Revolución | revcom.us

 

La conferencia internacional sobre el clima en París anunció un importante acuerdo el sabado 13 de diciembre. Representantes de 195 naciones llegaron a un acuerdo en que casi todos los países técnicamente se comprometen a llevar a cabo planes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que provocan el cambio climático.

Presidente Obama de inmediato alabó el nuevo acuerdo: “Creo que este momento puede ser un punto de inflexión para el mundo. Hemos demostrado que el mundo tiene la voluntad y la capacidad de asumir este desafío”. La conferencia de París “se elevó a la altura del momento” de la crisis actual, declaró Obama, y “el planeta estará en mejor forma para la próxima generación”.

Ni una palabra es verdad. Estados Unidos y otras grandes potencias del mundo dominaron la conferencia. Son los mayores culpables cuando se trata de la responsabilidad por el cambio climático global y otros aspectos de la emergencia ambiental que el mundo enfrenta. Estas grandes potencias lograron hacer que todos los otros gobiernos (entre ellos países que tienen un minúsculo impacto en las emisiones de gases de efecto invernadero) firmaran un acuerdo que en realidad deja el mundo en un camino desastroso.

La meta para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero fijada en el acuerdo se basa en el argumento de que el aumento de la temperatura media del planeta debe mantenerse debajo de 2 grados centígrados en comparación con la época preindustrial. Y el acuerdo establece que los países se reúnan cada cinco años para examinar y revisar esos objetivos. Pero esta meta no es en absoluto lo que se requiere para tener un impacto importante en el calentamiento global, lo que ya está teniendo efectos devastadores, especialmente en las regiones más pobres del mundo.

La realidad científica es que incluso un aumento de temperatura de 2 grados C es demasiado. Aunque se lleve a cabo todo en este nuevo tratado —y grandes partes del mismo son voluntarias por parte de los países individuales— el calentamiento global continuará a un ritmo muy peligroso, lo que quiere decir que los glaciares continuarán derritiéndose... los mares continuarán subiendo... tormentas cada vez más poderosas continuarán azotando el planeta... la vida animal y la flora, incluida la agricultura, continuará bajo creciente estrés y ataque... y continuará intensificándose la amenaza de la extinción en masa de un enorme número de especies de plantas y animales de la Tierra.

Número especial sobre la crisis ambiental

El enfoque de este número especial de Revolución reside en la emergencia ambiental que enfrenta a toda la humanidad y los ecosistemas de la tierra. En este número demostramos:

  • las dimensiones de la emergencia
  • las fuentes de sus causas en el sistema capitalista y la imposibilidad de que ese sistema encuentre una solución a la crisis.
  • Una salida y un camino hacia adelante para la humanidad: una sociedad revolucionaria en donde de veras podríamos vivir como los que cuidan la naturaleza en vez de los que la saquean.

Lea en línea....

El climatólogo prominente James Hansen dio en el clavo aún antes de que el acuerdo se consumara completamente, cuando él ya podía ver de qué se trataba: “En realidad, es un fraude, una farsa. Es simplemente una mierda cuando dicen: ‘vamos a establecer una meta [de 2 grados Celsius] de calentamiento y luego trataremos de hacer un poco mejor cada cinco años’. Son palabras sin valor. No hay ninguna acción, sólo promesas”.

Revolución / revcom.us analizará este acuerdo más a fondo, pero lo que señala Hansen es bien cierto. Una de las contradicciones flagrantes en el acuerdo es el hecho de que aquellos que dominan el proceso admitieron abiertamente antes de la conferencia que ni siquiera intentaban llegar a un acuerdo que establecería normas que mantendrían el aumento de la temperatura global por debajo de 2 grados C. Y el acuerdo final no establece normas que siquiera fingían que mantendrán la temperatura por debajo de ese nivel. Son precisamente necedades afirmar que como resultado de este tratado, “el planeta estará en mejor forma para la próxima generación”.

Y aún más básico, el sistema capitalista-imperialista que ahora domina el planeta NO PUEDE poner fin a la devastación y destrucción del medio ambiente que se avecina. Este es un sistema que se basa en la propiedad privada de los medios para producir lo que la sociedad necesita, es impulsado por la salvaje competencia de la jungla entre los distintos capitalistas, y sólo puede existir por explotar y oprimir a la gente. El funcionamiento de este sistema capitalista-imperialista implacable asola la Tierra y sus tierras, aguas, atmósfera, plantas y animales.

Por razones económicas, políticas y militares, los gobernantes de este sistema no pueden romper de modo decisivo su dependencia de los combustibles fósiles. La esperanza de que el capitalismo haga algo fundamentalmente diferente es una ilusión, pero lo que SÍ hacen falta para tener una verdadera oportunidad de salvar el planeta son precisamente la lucha decidida contra la destrucción del medio ambiente, y más allá de eso, la revolución y un tipo de sistema totalmente.

 

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