Protestas en Estados Unidos, Londres, y la Ciudad de México demandan el cierre del campo de tortura estadounidense en Guantánamo
Debra Sweet, directora de El Mundo No Puede Esperar | 26 de enero de 2016 | Periódico Revolución | revcom.us
(Traducción del inglés para El Mundo no Puede Esperar 21 de enero de 2016)
Desde
los portones de la Casa Blanca hasta la Costa del Oeste, y con motivo
del 14 aniversario de la apertura de Guantánamo, los manifestantes,
vestidos como presos de Guantánamo en monos de color naranja y capuchas
negras, cantaron y retaron a los transeúntes con volantes. Foto:
Eleanor Goldfield / Art Killing Apathy
Las
protestas la semana pasada en todo Estados Unidos y delante de las
embajadas estadounidenses en Londres y la Ciudad de México exigieron el
cierre del campo de tortura estadounidense en Guantánamo que el régimen de
Bush estableció el 11 de enero de 2002. El campamento ha operado por siete
años bajo Obama, igual tiempo que operó bajo Bush, a pesar de que Obama
prometió en 2009 cerrarlo dentro de un año. Guantánamo es parte de una red
mundial más amplia de prisiones establecidas por Estados Unidos tras el 11
de septiembre de 2001; éstas son una parte integral de la "guerra contra
el terror" ilimitada que Washington necesita para extender su imperio de
globalización capitalista-imperialista para explotar a miles de millones
de personas en todo el mundo.
El régimen
de Bush llevó a 779 hombres musulmanes a la base militar de Guantánamo. La
mayoría fue capturada en Afganistán o Pakistán, y muchos se vendieron a las
fuerzas armadas estadounidenses a cambio de una recompensa de $ 5.000.
Guantánamo existe explícitamente para eludir las protecciones del proceso
jurídico de la Constitución de Estados Unidos. Se llaman a los detenidos
"enemigos beligerantes sin privilegios", y no prisioneros de guerra, con el
fin de excluirlos de los beneficios de los Convenios de Ginebra, que dan
derechos a los capturados en la guerra.
Menos del
2 por ciento de los presos de Guantánamo (15 hombres) hayan sido acusados
jamás de algún delito. En este momento hay 93 presos, incluidos 34 hombres
que fueron “autorizados para salir en libertad", pero no se les ha permitido
regresar a sus países. El mayor grupo que permanece en Guantánamo son los
llamados presos "para siempre", de quienes el gobierno de Estados Unidos
afirma que son "demasiado peligrosos" para liberar pero dice no tener
suficientes pruebas para acusarlos. Los abogados de los presos señalan que
al evitar llevarlos a juicio, también se evita hacer públicas las evidencias
de que la mayoría de ellos fue sometida a torturas.
Los
prisioneros han sufrido años de tortura física, además de la tortura
psicológica de estar aislados sin saber si jamás serían liberados. Entre
muchos abusos, los presos de Guantánamo fueron sometidos al submarino
(waterboarding) y otras técnicas de tortura aprobadas por la Casa Blanca de
Bush, años de aislamiento en solitario, la privación de contacto con la
familia o el abogado, invasivas búsquedas genitales y palizas. Se espiaron
las reuniones y las comunicaciones de los presos con sus abogados asignados;
la CIA reclutaba para su agencia a miembros de los equipos de defensa de los
presos. El gobierno de Obama se opuso a las demandas que los presos
entablaban ante los tribunales estadounidenses, incluidos las impugnaciones
a su confinamiento con el habeas corpus. El Pentágono interfería con los
planes de liberar a los presos, al no proporcionar archivos médicos a los
países de acogida, o simplemente se negaba a negociar los detalles durante
años.
Cleveland, 12 de enero: se marchó por el centro a pesar del gélido frío, coreando "Cerrar Guantánamo / Cerrarlo para siempre". Participaron personas del Club Revolución de Cleveland, Veterans for Peace, Freedom First International, el Catholic Worker Movement, el Council on American-Islamic Relations y otros activistas por la paz. Antes de la marcha, los activistas interreligiosos y comunitarios se reunieron para hablar sobre el tema "Desafiando la islamofobia.": Foto: revcom.us/Revolución
Los diez
presos yemenitas que fueron puestos en libertad el 14 de enero de 2016
habían sido "autorizados" por años, pero como Estados Unidos apoya la guerra
de Arabia Saudita contra Yemen, los presos fueron enviados a Omán, un aliado
de Estados Unidos. Uno de esos hombres, Samir Naji al Hassan Moqbel, había
llegado a Guantánamo el mero día que la prisión abrió. Participó en la
huelga de hambre de los prisionero de 2013, una acción que llamó la atención
mundial a la brutal alimentación por la fuerza que los militares hacían a
los prisioneros. En una columna de opinión publicada en
New York Times, “Guantánamo
me está matando,” Moqbel escribió: “Cuando vienen a colocarme en la
silla, si no les permito amarrarme, llaman al equipo E.R.F. (Fuerza de
Reacción Extrema). Así que tengo dos opciones: o puedo ejercitar mi derecho
de protestar contra mi detención y me darán una golpiza, o puedo someterme a
la dolorosa alimentación por la fuerza.”
El
gobierno de Obama ha indicado que todavía tiene planes de cerrar Guantánamo;
piensa trasladar a los presos "para siempre" y los que planea enjuiciar al
territorio continental estadounidense, posiblemente a prisiones militares.
Algunos abogados de los presos dicen que detener a las personas, sin cargos
ni juicio, dentro de las fronteras de Estados Unidos podría crear un
precedente jurídico a favor de la detención indefinida en territorio
nacional. Ramzi Kassem, un profesor de la Facultad de Derecho de la
universidad CUNY, que ha representado a 13 prisioneros, dijo el año pasado:
"Guantánamo nunca era simplemente un centro penitenciario individual. Desde
el principio, era siempre una idea, una ideología que supuestamente liberaba
al gobierno estadounidense de las trabas del derecho nacional e
internacional... Cuando se pide el cierre de Guantánamo, es simplemente una
forma corta de referirse a una demanda más integral de poner fin a la
tortura y la encarcelación arbitraria e indefinida sin juicio ni debido
proceso justo".
"Guantánamo es una abominación legal, moral y ético, y cada día que sigue
abierto, estropea la afirmaciones de Estados Unidos de ser una nación que
respeta el imperio de la ley", dijo Andy Worthington, periodista activista
británico que lideró la campaña “Stand with Shaker Aamer” [Apoyar a Shaker
Aamer], el último residente británico recluido en Guantánamo y un líder de
los esfuerzos de resistencia de los presos. El 14 de enero, Worthington
habló en Libros Revolución de Nueva York acerca de la exitosa batalla para
obtener la libertad de Shaker, después de que se había autorizado su
liberación en dos ocasiones en octubre de 2015. Los activistas crearon una
imagen de Shaker “inflable” de 14 pies de altura y fueron a más de 100
celebridades y políticos con la idea de tomarles la foto con el Shaker
inflable para demandar su liberación. Aamer y cinco hombres más que fueron
detenidos en Guantánamo protestaron el 11 de enero delante de la embajada
estadounidense en Londres, exigiendo el cierre de Guantánamo "para todos, no
solamente para los hermanos que permanecen allí."
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