El Día de Resistencia del 2 de marzo en Chicago para parar el asesinato policial

9 de marzo de 2016 | Periódico Revolución | revcom.us

 

En esta situación de intensa calma en medio de la continua crisis en Chicago, había, y hay, una gran necesidad de plantear directamente ante toda la sociedad una vez más la lucha por PARAR el asesinato y el terror policiales, y mantener a la defensiva a la policía y sus protectores de la clase dominante, quienes continúan su programa genocida contra los negros y los morenos (y otra gente de color). La Red Parar la Encarcelación en Masa de Chicago hizo una convocatoria a convertir el 2 de marzo en un Día de Resistencia para parar el asesinato policial: ¿De qué lados estás? ¡Que se acusen a todos los policías asesinos y todos los involucrados en el encubrimiento, y se los manden a la cárcel! Se programaron dos importantes acciones: Las familias Vidas Robadas reclaman la justicia, una acción especial al mediodía; y más tarde el mismo día, la gente se reunió en alguna parte del centro para otra acción: “No a la rutina de siempre mientras la rutina es que la policía asesinen con impunidad”.

Las familias “Vidas Robadas” reclaman la justicia:


Chicago, Familias de Vidas Robadas reclaman justicia, 2 de marzo de 2016. Janet Cooksey, madre de Quintonio Legrier, ante el micrófono.
Foto: Especial para Revolución/revcom.us

La hora del almuerzo en el edificio estatal de Illinois, en el centro de Chicago. En este edificio de 17 pisos están las oficinas locales del gobernador, fiscal-general y otras dependencias estatales. Todos los pisos dan a un atrio en el centro, muy grande y con una claraboya. En la planta baja está un gran vestíbulo que es visible desde todos los pisos de arriba.

En el centro del vestíbulo, más de 100 personas miraban hacia una gran pancarta de las Vidas Robadas, donde estaban los familiares de 10 personas asesinadas por la policía. Muchos cargaron grandes fotos y afiches con la imagen de sus seres queridos.

La presentadora dijo: “¡Este es la escena de un crimen! ¡Chicago es la escena de un crimen!... Un cuerpo muerto tras otro, dejado en la calle por horas... mientras los policías pasean por el lugar, decidiendo cómo encubrir sus crímenes!... Hoy tenemos testigos de estos asesinatos: las familias que han perdido a preciosos seres queridos y se niegan a callarse!”

Al hablar de la epidemia nacional del asesinato policial, ella agregó: "¡Que acusen, condenen y manden a la cárcel a los policías asesinos y a TODOS los responsables por haber encubierto esos asesinatos – Pues, todo el sistema es culpable, carajo!"

Los familiares que perdieron a sus seres queridos a manos de la policía de Chicago eran Chantell Brooks, la madre de Michael Westley, asesinado en 2013 a los 15 años de edad; Gloria Pinex, la madre de Darius Pinex, asesinado en 2011 a los 27 años; Janet Cooksey, la madre de Quintonio Legrier, asesinado el día después de la Navidad de 2015 a los 19 años; Lagina Kelly, hermana de Christopher Kelly, asesinado en septiembre de 2015; Darius Smith, hermano de Jamaal Moore, asesinado en 2012 a los 23 años; Octavia Mitchell, la madre de Izael Jackson, asesinado por la policía en 2010; Godfather ("Padrino"), el padre de Freddie Latrice Wilson, asesinado en 2007. Con ellos estaban LaToya y Alice Howell, la madre y abuela de Justus Howell, asesinado por la policía de Zion, Illinois, en 2015; Venus Anderson, la madre de Christopher Anderson, asesinado por la policía de Highland Park, Illinois, en una sala de hospital en 2014; y Andrea Irwin, la madre de Tony Robinson, asesinado por la policía de Madison, Wisconsin, en 2015.

Chicago, March 2: Stolen Lives Families Demand Justice
Chicago, Familias de Vidas Robadas reclaman justicia, 2 de marzo de 2016. Latoya Howell, madre de Justus Howell ante el micrófono.
Foto: Especial para Revolución/revcom.us

Todos los presentes sentían el peso moral y emocional de que estas familias juntas se pusieran de pie y contaran sus historias. Cada asesinato policial es un ultraje grandísimo, pero escucharlas todas al mismo tiempo creó una imagen lacerante. Las madres describieron a adolescentes muertos por la policía: baleado por la espalda mientras corría para escaparse, asesinado en una parada por una infracción de tránsito ordinaria. Las mentiras, el encubrimiento, la demonización de sus seres queridos, las represalias contra las familias por haber alzado la voz. Y, una y otra vez, no se consigue justicia... los policías asesinos salen libres.

El público incluía a gente de todas las edades y de diferentes nacionalidades. Profesores de secundaria y de universidad llevaron a pequeños grupos de estudiantes, inclusive a unos jóvenes “en riesgo” de un secundaria. Las personas que paseaban terminaron por participar. Los camarógrafos se mostraron afectados. Había un dolor tremendo, varios familiares se echaron a llorar y ofrecieron apoyo la una a la otra. Pero también había algo más: en medio de todo el dolor, salía la valentía de haberse puesto de pie y alzado la voz. Durante el acto crecía la indignación y la demanda de que estos asesinatos y terror policiales tienen que parar.

El acto de Familias de Vidas Robadas Exigen Justicia fue filmado por cuatro noticieros locales y la red de cable CAN TV, además de varios cineastas independientes. Se posteará un video en www.revcom.us cuando está disponible. Sin embargo, es un ultraje que del extensivo reportaje que se hizo de este acontecimiento único, oportuno y de gran relevancia, muy poco terminó por salir en los noticieros locales ese día.

Hank Brown, un simpatizante del PCR, leyó una cita de Bob Avakian (BA) que planteó lo que implica el testimonio de las familias:

Existe el potencial de que algo de una hermosura inaudita surja de una incalificable fealdad: de que el pueblo negro juegue un papel crucial para, po r fin, deshacerse de este sistema que no sólo lo ha explotado sino que por tanto tiempo y de tantas formas lo ha deshumanizado, aterrorizado y atormentado —deshacerse de todo este sistema de la única manera posible— luchando por emancipar a la humanidad, para poner fin a la larga noche en que la humanidad ha estado dividida en amos y esclavos y en que las masas de la humanidad han sido azotadas, golpeadas, violadas, masacradas, encadenadas y amortajadas en ignorancia y miseria.

También se presentó una actuación muy conmovedora de palabra hablada y la canción “Hell U Talmbout” (“De qué diablos hablas” de Janelle Monáe), con todos cantando y pronunciando el nombre de las víctimas de la policía en Chicago y por todo Estados Unidos.

El acto se cuajó en parte debido a una lucha, con cambios de una hora para otra, para conseguir el permiso de estar dentro del Centro Thompson, la sede del gobierno estatal de Illinois en Chicago. La batalla política y jurídica, en el contexto del actual clima en Chicago y en nivel nacional, no solo resultó en conseguir el permiso, sino que centró más atención en esta acción de Familias Vidas Robadas reclaman justicia. Suscitó mucho interés entre los medios de comunicación, quienes llamaron para saber si las autoridades le otorgaron el permiso.

La protesta en la tarde de “No a la rutina de siempre mientras los policías asesinos salen impunes”

No hubo grandes cantidades de personas, pero la marcha era unida, desafiante y animada. El propósito fue perturbar el tránsito a la hora pico, para retar a amplios sectores a ponerse de pie para PARAR EL ASESINATO POLICIAL y conseguir que se acusaran a todos los policías asesinos y a todos los involucrados en el encubrimiento.


Chicago, 2 de marzo. Foto: FJJ

Había cincuenta manifestantes, principalmente jóvenes y en su mayoría negros, con varios latinos, asiáticos y blancos. Aproximadamente la mitad de ellos habían estado en las calles durante los meses anteriores en protestas contra el asesinato policial. Entre los demás, muchos eran universitarios que llegaron solo o con un/a amigo, a su primera protesta. Dos familias de Vidas Robadas, incluida Janet Cooksey, se unieron a la marcha.

A la cabeza había una pancarta grande de las Vidas Robadas. Muchas personas cargaron afiches con los nombres y las fotos de víctimas de la policía. Después de que los manifestantes marcharon por una media cuadra, la policía, en bicicleta y en carro, empezó a empujarlos con saña hacia la acera, demandando que todos salieran de la calle o los iba a arrestar. Los manifestantes tomaron la calle otra vez y bloquearon pacíficamente una fila de autobuses, y otra vez la policía embistió contra ellos con sus bicicletas. Este patrón se repitió a lo largo de varias cuadras, y la policía se ponía cada vez más bruta.

Dos revolucionarios muy conocidos fueron arrestados, y también dos otros manifestantes a quienes la policía los tiró a la acera y se ensañó con ellos. Una quinta persona, que no fue arrestada, terminó en el hospital tras recibir una paliza de la policía.

Este núcleo resuelto de resistencia y revolucionarios fue parte del propósito de retar a las personas durante la hora pico a unirnos en parar el asesinato policial. Se distribuyó ampliamente la declaración del Partido Comunista Revolucionario, rama de Chicago: “El asesinato y terror policial debe parar ya. Nos hace falta un mundo completamente nuevo. Nos hace falta una revolución, y nada menos. A prepararse para el momento en que sea posible liderar a millones de personas para acometer la revolución, a toda máquina, con una posibilidad concreta de ganar.” Muchas personas querían saber ¿por qué tanto alboroto, por qué los patrulleros y furgones policiales por dondequiera? Agarraron volantes. Se les dijo que se trataba de parar el terror policial y no permitir que el gobierno municipal y la policía salieran impunes de sus crímenes, y que hace falta una revolución.

Esta acción no tuvo los números o la fuerza organizada para paralizar la rutina normal de una manera lo suficientemente masiva como para tener impacto en muchísimas más personas de todos los sectores de la sociedad. Un estudiante universitario, para quien ésta fue su primera protesta, expresó la contradicción así: “El espíritu de los marchantes fue enormemente inspirador. Me da un deseo de trabajar para que muchas más personas salieran a la calle para parar el asesinato policial”.

 

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