Del Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar
Reflexiones sobre la ofensiva de Obama en Latinoamérica esta primavera
9 de abril de 2016 | Periódico Revolución | revcom.us
21 de marzo de 2016. Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar.
Berta Soler (Foto: AP)
Berta Cáceres
Historia de dos Bertas
Durante su visita a la Habana, como contrapeso a su reunión con el presidente cubano Raúl Castro, el presidente estadounidense Barack Obama tenía en su agenda reunirse con Berta Soler, una representante del grupo “Las damas de blanco”, fundado por esposas de presos políticos.
Obama no necesita visitar Honduras, porque ese país nunca ha escapado de la dominación estadounidense y, a los ojos del imperio, no necesita cambios. Allí, Berta Cáceres, otra mujer considerada un problema para su gobierno, fue asesinada en su propia cama el pasado 3 de marzo. Una diferencia entre los dos tipos de disidentes es que el régimen hondureño fue instalado en el poder por Estados Unidos.
Berta Cáceres era dirigente de un movimiento contra la devastación del medio ambiente y los pueblos indígenas de Honduras para beneficiar la inversión extranjera. Ella había predicho que la asesinarían los militares hondureños, que una y otra vez han intervenido en favor de los intereses de Estados Unidos en ese país, un trabajo para el que los entrenan, financian y “asesoran”, al igual que a la policía (SNUMQG 2016-03-07). Luego de su muerte, la policía detuvo a un sobreviviente de ese ataque y a compañeros de organización de Berta. El 15 de marzo, al volver a casa después de una manifestación, mataron a Nelson García, el tercer miembro de su movimiento en ser asesinado en el último año.
Las manos de Obama están manchadas con la sangre de estos activistas. No nos vengan a decir que Estados Unidos, bajo Obama o cualquier otro, va a defender el derecho al disentimiento en Cuba o en cualquier otra parte, a menos que convenga a sus intereses — y esos intereses significan esclavizar a países enteros.
Obama bromea sobre el vuelo a Cuba
Obama bromeó diciendo que su viaje a la Habana solo duró tres horas, a diferencia del último presidente que visitó Cuba, Calvin Coolidge, en 1928. Coolidge tardó tres días en llegar a la isla en un barco de guerra.
Después de robarle Cuba a España en la guerra de 1898, librada por el control de las colonias españolas, Estados Unidos redactó una enmienda a la constitución cubana que le permitió intervenir en el país a voluntad. El ejército estadounidense ocupó y gobernó directamente a Cuba varias veces. Era común ver buques de guerra estadounidenses en el puerto de la Habana. Coolidge fue a saludar la trasformación de este país de plantación de esclavos a paraíso para los intereses estadounidenses — casinos, prostitución, gran parte de los cañaverales y casi todas las exportaciones de azúcar. En particular, fue a expresar su respaldo al régimen del general Gerardo Machado, quien enfrentaba el descontento popular, en especial de los estudiantes.
Cuando el sucesor de Machado anuló esa enmienda, el presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt envío 19 buques de guerra, y movilizó marines y bombarderos. Luego Estados Unidos puso en el poder al sanguinario general Fulgencio Batista, quien gobernó Cuba hasta su derrocamiento en 1959 por la revolución que dirigió Fidel, el hermano de Raúl Castro.
Podría parecer que Estados Unidos abandonó la “diplomacia de cañoneras” hacia Cuba luego de la fallida invasión por mar de la CIA en 1961, sin tener en cuenta las décadas de sabotajes, atentados con bombas, complots para asesinar a dirigentes cubanos, la bomba de la CIA que hizo explotar en un avión cubano y demás, por no hablar del medio siglo de “embargo” a la economía cubana, el equivalente contemporáneo de un bloqueo naval, lo que finalmente obligó al gobierno cubano a aceptar la oferta que les hizo Obama, y que no podían rechazar.
Obama no llegó a Cuba en una cañonera, pero representa a la misma clase dominante, los mismos intereses, las mismas políticas y, en últimas, la misma confianza en el poder terrorista militar de Estados Unidos.
El teórico militar Carl von Clausewitz escribió una vez: “La guerra es la continuación de la política por otros medios”. El viaje de Obama a Cuba y Argentina es una continuación de la política y las metas imperialistas que Estados Unidos ha proseguido por todos los medios necesarios en todo momento.
La siguiente escala: Argentina
Luego de celebrar la reconquista de Cuba, la siguiente escala de Obama sería Argentina, donde el nuevo gobierno ha complacido a Washington accediendo a redimir las obligaciones con inversionistas estadounidenses de lo que respetables analistas de negocios de Occidente consideran ingenioso llamar “fondos buitre”.
Unas mujeres con fotos de familiares desaparecidos en Argentina, octubre 2014. (Foto: AP)
La visita de Obama el 25 y 26 de marzo coincide con el 40º aniversario del golpe de estado militar en Argentina, tristemente célebre por la intensificación de la “guerra sucia” en la que el ejército secuestró, torturó y mató decenas de miles de personas, incluyendo las que podrían clasificarse mejor como disidentes, el tipo de personas que Obama dice respaldar hoy en Cuba. Se desconoce la cantidad exacta porque mucha gente simplemente desapareció. Muchos presos fueron montados en aviones y lanzados, vivos, al mar. Otro distintivo de la campaña de represión militar fue arrebatarles los bebés a las mujeres —a veces las violaban en prisión para embarazarlas— y dárselos a oficiales y otros partidarios del régimen para que los criaran como suyos. Muchos adultos hoy no están seguros de quiénes son sus padres biológicos. Esta es una llaga abierta en la sociedad argentina.
Este terror fue respaldado explícitamente por el secretario de Estado de Estados Unidos, Henry Kissinger, quien le dijo a un general dirigente: “Le deseamos lo mejor al nuevo gobierno. Queremos que tenga éxito. Haremos todo lo posible para que lo logre… Entendemos que deben establecer la autoridad”. En este mensaje también dijo: “Si hay cosas que hay que hacer, hay que hacerlas rápido. Pero luego hay que volver a los procedimientos normales”. La “guerra sucia” duró siete años. (Archivo de Seguridad Nacional, nsarchive.gwu.edu).
Bajo la “Operación Cóndor”, patrocinada por Estados Unidos, los generales que se tomaron el poder en Argentina, Brasil, Chile y Uruguay se vengaron de forma similar de una enorme cantidad de personas consideradas problemáticas para los intereses del imperialismo estadounidense y sus aliados locales.
La ex secretaria de Estado de Obama, Hillary Clinton, abrazó efectiva y públicamente a Kissinger, llamándolo “un amigo, en cuyo consejo confié cuando fui secretaria de Estado” (citado en el New York Times, 26 de febrero de 2016). Se ha escrito que su papel de respaldar el golpe de estado militar de 2009 en Honduras fue “Machtpolitik [la ley del más fuerte] pura, de la variedad que Kissinger empleó en Chile, Uruguay, Bolivia, Argentina y otras partes” (The Nation, 5 de febrero de 2016).
Al parecer Obama no sabía la trascendencia de la fecha que asignaron cuando hacían los planes para visitar a Argentina. En respuesta a las críticas de que podría parecer como una celebración del golpe de estado de 1976, su actual secretaria de Estado, Susan Rice, dijo: “En este aniversario y en adelante, estamos decididos a hacer nuestra parte para que Argentina siga sanando y avance como nación”. Salvo que, como es sabido, esta nación incluye dos bandos opuestos, las víctimas y sus hijos (los que conservaron y los que fueron robados), y los torturadores y asesinos que han prosperado en la vida civil y la misma clase dominante argentina que recurrió a los generales.
¿Te imaginas ir trotando y tropezarte con el hombre que te torturó? ¿Qué significan las palabras “sanar y avanzar” cuando vienen de la boca de los sucesores de Kissinger, incluidos Hillary Clinton y su ex patrón Obama, y la clase dominante imperialista capitalista monopolista de Estados Unidos que sigue cebándose de los países que domina (incluida Argentina) y que hoy otra vez ve a Cuba como una gran fuente de riqueza?
Una nota final: ¿Por qué Obama visita una dictadura?
¿El régimen de Castro es una dictadura? En realidad no es el tipo de régimen de hombre fuerte abiertamente terrorista que Estados Unidos ha instalado con tanta frecuencia en Cuba y en muchos otros países, especialmente en su “patio trasero”, Latinoamérica. Pero el régimen sí representa la dictadura de una clase reaccionaria, un monopolio del poder y en últimas de la fuerza, un aparato de Estado regido por una clase de gente basada en las instituciones económicas y estatales organizadas a partir de lo que una vez fuera la propiedad de los capitalistas estadounidenses y sus aliados, dueños de plantaciones y un grupúsculo de capitalistas de pesos pesados. Ha sido calificado como “una especie de estado de bienestar represivo que mantiene a las masas sin poder y encadenadas económicamente a la lógica del capitalismo mundial” (Raymond Lotta, Revolución #367, revcom.us).
Al igual que este estado, basado en una nueva clase capitalista explotadora a pesar de sus (hoy casi olvidadas) pretensiones socialistas, no pudo transformar la sociedad tal como había sido moldeada primero por la esclavitud y luego por la dominación estadounidense, con toda la opresión y desigualdades que produjeron, tampoco pudo reducir la dependencia de su economía del capital extranjero, pasando de depender de la Unión Soviética (donde el “socialismo” se había convertido también en un cascarón vacío desde los años cincuenta) a depender de nuevo de Estados Unidos hoy.
“La falta de derechos políticos y del fermento del disentimiento de la que se quejan los críticos reaccionarios del régimen cubano era embrutecedora. Sin embargo, el derecho más esencial del que esa gente nunca habla y nunca aceptará en ninguna parte, y con el que el régimen de Castro nunca soñó, es el derecho de las masas populares a tomar parte cada vez más en dirigir la sociedad por medio de un nuevo tipo de Estado, transformando las relaciones económicas, sociales y políticas, llevando a un mundo libre de todas las relaciones opresivas entre los seres humanos” (SNUMQG 2015-04-13).
Estados Unidos también es una dictadura, donde el poder total está en manos de una clase dominante capitalista monopolista, ya sea en la forma de elecciones (que hacen de Obama el director ejecutivo del imperio) o de otras formas. No tiene nada que enseñarle a Cuba sobre derechos del pueblo, inclusive en lo referente a los presos: para 2013, 518 de cada 100.000 personas estaban en prisión en Cuba, comparadas con 730 de cada 100.000 estadounidenses (Centro Internacional de Estudios Penitenciarios, prisonstudies.org). El encarcelamiento en masa en Estados Unidos está directamente conectado con la opresión a las minorías, incluyendo el asesinato policiaco de jóvenes en las calles, un rasgo característico de la vida diaria en Estados Unidos.
Por no hablar de que la más tristemente célebre cárcel de Cuba, un lugar de tortura contrario al derecho internacional y a la legislación estadounidense, es manejada por Estados Unidos: Guantánamo. Obama dijo que se niega siquiera a discutir devolverle este infame pedazo de tierra robada a Cuba. Habría que preguntarse que, de ser cierto que Obama quiere cerrar la prisión, ¿por qué necesita mantener la importante base naval, si no por “protección del poderío” en todo el Caribe, incluyendo las islas hermanas de Cuba, Puerto Rico (una abierta colonia de Estados Unidos) y La Española (Haití y República Dominicana)?
La diferencia más importante entre el Estados Unidos de Obama y la Cuba de Castro no es que uno es “libre” y el otro no, sino que Estados Unidos es un país imperialista que ha prosperado por medio de la explotación global impuesta mediante su dominación global.
Los medios de comunicación estadounidenses dicen que algunos cubanos esperan obtener un trabajo en Guantánamo. Esto simboliza el futuro que Estados Unidos tiene pensado para muchos cubanos.
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