El empate en la Corte Suprema sobre la inmigración: inadmisible, ilegítimo, criminal
6 de julio de 2016 | Periódico Revolución | revcom.us
La semana pasada la Corte Suprema de Estados Unidos en efecto legitimó los ataques brutales y masivos contra los inmigrantes. En 2014, la administración de Obama emitió una orden que pospuso temporalmente la posible deportación de más de cuatro millones de personas “sin papeles”, en su mayoría inmigrantes de México y América Central con niños que son ciudadanos estadounidenses. En 2015 un juez de Texas dijo que esta orden no era válida, bloqueando su implementación. El empate de 4 a 4 de la Corte Suprema dejó intacta la decisión del juez.
Bob Avakian, "¿Por qué viene gente de todo el mundo?"
Ahora, con este fallo, a estos cuatro millones de personas, junto con unos ocho millones de otras “sin papeles” no incluidas en la orden de Obama, las podría pillar las autoridades en cualquier momento, sacarlos de sus familias y trabajos y enviarlos a cientos o miles de millas de distancia. El fallo de la corte da una luz verde para irrumpir en los hogares, para las redadas, las deportaciones, la represión implacable en una escala verdaderamente masiva. Horrores que ya ocurren todos los días en todas las partes de Estados Unidos se intensificarán con un “sello de aprobación” de la corte más alta del país.
¡Esto es completamente indignante, inadmisible, ilegítimo y criminal! El derecho de vivir, trabajar y mantener a la familia no debe ser negociable o sujeto a las resoluciones legales y disputas políticas ¡del mismo sistema que domina los países de origen de esa gente y le ha obligado a venir a Estados Unidos en primer lugar!
Ya, antes de este fallo de la Corte Suprema, deportan a miles de personas cada semana. Personas como Elena Santiago, quien abrió la puerta de su casa en Phoenix, Arizona para encontrar su casa rodeada por agentes del ICE quienes la detuvieron y enviaron a México con sólo la ropa puesta, y luego supo que su hija pequeña y su hijo adolescente iban a quedarse con una familia ajena a cargo del estado. El único “delito” de Elena: vivir y trabajar indocumentada en Estados Unidos
Personas como Wildin Acosta, quien huyó de la terrible violencia en Honduras como un adolescente y solicitó asilo. Lo detuvieron en camino a su escuela secundaria en Carolina del Norte, lo metieron en un centro de detención, y ordenaron su deportación porque supuestamente había perdido una audiencia ante la corte. Wildin fue uno de los adolescentes, mujeres y niños pequeños detenidos en la operación de Obama, Operación Guardián de la Frontera, que se dirige a las madres y niños centroamericanos.
Después de la decisión de la Corte Suprema, una mujer inmigrante dijo que ahora sus “esperanzas se han ido”. Multiplique eso por millones de personas. Millones de personas que viven con el temor de la deportación repentina. Millones de personas que van al trabajo cada mañana sin saber si volverán a casa por la noche. Millones de niños que se acuestan cada noche preocupados de que sus padres se desaparezcan. Millones de personas cuyas esperanzas han quedado aplastadas.
Este fallo despreciable de la Corte Suprema llega en una atmósfera de retórica y ataques —puestos frenéticos por Donald Trump y otros— cada vez más feos y odiosos, contra los inmigrantes.
Obama quiere que se le considere el presidente que ha protegido a los inmigrantes. Sin embargo ha presidido la deportación de más gente que cualquier otro presidente en la historia de Estados Unidos; ha enviado a militares, policías y fuerzas legales represivas a una frontera ya fuertemente militarizada; y ha mantenido “centros de detención” (campos de concentración) para los niños inmigrantes y sus madres. Ahora, con este fallo, los ataques van a intensificarse aún más, con consecuencias terribles para millones de personas.
Una indicación de la escala masiva y horrible de represión que el gobierno prepara: el mismo juez que inicialmente emitió el mandamiento contra la orden de Obama también ordenó que el gobierno federal proporcionara los nombres y datos personales de unas 50.000 personas que supuestamente habían “beneficiado” de un aplazamiento temporal y parcial de su deportación. Luego ese juez suspendió esa orden hasta agosto, pero se podría levantar la suspensión ese mes o aplicar la orden en el futuro, en una escala más amplia.
Esta decisión de la Corte Suprema es una decisión ilegítima de un sistema ilegítimo.
Millones de inmigrantes y otros han librado luchas valientes y feroces por muchos años para detener las redadas y las deportaciones, poner fin a la separación de familias, y para ser reconocidos como plenos seres humanos. Lo que se necesita ahora es una resistencia aún más feroz, determinada y desafiante a los ataques renovados contra los inmigrantes, por parte de todos los que se oponen a la opresión y la injusticia.
El empate en la Corte Suprema es en sí un reflejo de las divisiones más grandes entre los gobernantes sobre cómo abordar la inmigración en general y a los millones de inmigrantes indocumentados que ya están en Estados Unidos. Hay aquellos como Obama, Clinton y otros —con su retórica de “la inmigración no es algo que temer”— que continúan deportando a millones sin piedad, separándolos de sus seres queridos y familias, y encarcelando y deportando a niños refugiados de Centroamérica que se han arriesgado la vida para escapar de las terribles condiciones en su país de origen. Estas condiciones —de pobreza y violencia extremas— son el resultado del funcionamiento de este sistema de capitalismo-imperialismo y de políticas conscientes de Estados Unidos durante décadas. Vea a BA en el video “¿Por qué viene gente de todo el mundo?”.
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Y hay aquellos como Trump y otros que abiertamente satanizan a los inmigrantes mexicanos como “violadores,” piden la deportación en masa de los 11 millones de inmigrantes indocumentados en Estados Unidos, y fomentan el odio contra los inmigrantes, especialmente los de origen musulmán.
Aunque existen estas divisiones, todos los gobernantes de Estados Unidos, tanto demócratas como republicanos, están unidos en la necesidad de ciertas cosas fundamentales: la represión feroz de los inmigrantes y las deportaciones masivas, y una frontera con México militarizada hasta los dientes para lidiar con lo que consideran su “problema” de la inmigración. Aparte de más horrores, ellos —este sistema y sus líderes— no tienen NINGUNA RESPUESTA. ¡La REVOLUCIÓN sí la tiene! ¡No existe un “problema de la inmigración” — lo que existe es un problema del capitalismo-imperialismo!
Ya es HORA DE ORGANIZARSE PARA UNA REVOLUCIÓN CONCRETA.
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