La crisis de las elecciones y lo mucho que está en juego en noviembre

19 de octubre de 2016 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Primer punto: Donald Trump es un descarado, fascista bruto. Eso no tiene nada de nuevo. Su racismo, su repugnante manera de ver a las mujeres y su actitud porcina en general son cosas que han estado del dominio público desde hace mucho tiempo y además lo llevaron a la “fama” y de ahí a la nominación del Partido Republicano. Cuanto más fascista se haya presentado, con sus francas bravuconadas y descaradas calumnias, su abierto desdén por el estado de derecho y su promoción de la violencia extrajudicial contra quienes se le oponen, tanto más publicidad gratis ha recibido de la prensa y tanto más ha avanzado incontenible hacia la nominación de uno de los dos principales partidos. Aún ahora, al quedarse totalmente al desnudo, al estar pescado en grabaciones en las que se jacta de agresiones sexuales y habla de las mujeres con los términos más burdos y aborrecibles y a pesar de que ante este desenmascaramiento, él redobla su descarada misoginia y amenazas, la inmensa mayoría del Partido Republicano —para repetir, uno de los dos principales partidos oficiales y “legítimos” del sistema— se mantiene fiel a él, o no rompe con él — al menos abiertamente. Una vez más, no solo todo eso de Trump ha sido del dominio público hace muchísimo tiempo, también ha estado claro desde hace décadas que el Partido Republicano nutre, en sus entrañas como elemento clave de su fuerza, a un núcleo que se basa en un franco, irredento y desenfrenado racismo, xenofobia y misoginia, “Estados Unidos ante todo” y un orgulloso y agresivo “culto a la ignorancia”. De paso (o no tan de paso), los demócratas se han negado a denunciar durante décadas dichas cosas reaccionarias como ilegítimas e inaceptables en el discurso, y no han hecho críticas de importancia. Para que no haya confusión: esas vetas, arraigadas en la fundación, la historia y la actual realidad de Estados Unidos, corren profundamente por ambos partidos políticos y, de hecho, el sistema político en sí. Ese es uno de los componentes que hacen que sea justo e importante insistir que: “¡Estados Unidos NUNCA ha sido grandioso!”

Ahora, por otro lado, Trump ha tomado la batuta para dar expresión y mayor legitimidad a los sectores más atrasados de entre esas fuerzas sociales y para movilizarlos como una fuerza abiertamente fascista y mucho más agresiva, lo que refleja la realidad de que ya no sirven algunas de las maneras en que los que manejan el actual sistema han mantenido al sistema a flote, y hay una aguda lucha entre diferentes sectores sobre qué hay que hacer al respecto. Pase lo que pase en las elecciones, y Trump todavía podría ganar y en todo caso recibirá decenas de millones de votos que servirán para endosar y legitimar todo lo que trae, esos conflictos no van a desaparecer. Los elementos núcleo de la clase dominante que se han agrupado en torno a Trump y lo apoyan seguirán atizando y azuzando a esa base, procurando movilizarla contra las masas — y en contra de sus contrincantes en la clase dominante.

Segundo punto: Los demócratas no representan ninguna alternativa positiva, no son sino meros rivales para presidir sobre el mismo masivamente depredador y asesino sistema mundial de capitalismo-imperialismo. Al mismo tiempo que la semana pasada Trump andaba enloquecido, los demócratas no solo respaldaban a sus aliados sauditas y los horripilantes bombardeos sauditas que dejaron más de cien muertos durante un entierro en el país mesooriental de Yemen, sino que escalaban su propia participación en dicha guerra con ataques de misiles contra fuerzas en Yemen. Por callado que mantengan las cosas, solo en este año el “presidente de la paz”, Obama ha bombardeado a siete países y ha ordenado “operaciones especiales” (o sea agresión militar secreta, con asesinatos y redadas nocturnas, etc.) en muchos otros países. Hillary Clinton ha pedido atizar mayores operaciones militares e intensificar las políticas altamente represivas y el espionaje sostenido y acelerado durante la administración Obama, a la cual ella también contribuyó como senadora y secretaria de Estado.

Y hay más. Puede ser que los demócratas hablen más bonito que Trump acerca de los inmigrantes, pero han seguido deportando a un número récord de inmigrantes. Dicen que “harán algo” sobre el encarcelamiento en masa y el terror policial, pero en realidad no han hecho nada y no harán nada, aparte de una que otra reforma para que ante la gente la policía y los tribunales “recuperen su legitimidad”, porque su sistema requiere de ese terror que es uña y carne del presente sistema.

Como deja bien en claro el artículo de Sunsara Taylor, sea cual sea su retórica y hasta, tal vez, sus sentimientos personales, el sistema con el que ellos están casados y al cual defienden con toda su fuerza, se beneficia de la opresión de la mujer la cual es parte integral del mismo. Además, cabe señalar que desde sus primeras aventuras en la vida política, Trump ha sido un “paladín” de la supremacía blanca, empezando con su insistencia de que se imponga la pena de muerte para los 5 del Parque Central, una demanda que él enarbolaba hasta hace dos semanas, a pesar de que los 5 fueron exonerados y de que se comprobó definitivamente que fueron víctimas de acusaciones falsas (mismas a las que contribuyó la histeria creada por tipos como Trump). Eso también se ha visto en su persistente y aborrecible satanización y denigración hacia los mexicanos y chicanos, sus exigencias de que hay que perseguir a los musulmanes y a las personas de los países árabes y del centro y sur de Asia más en general, etc.

Tercer punto: Por todo lo anterior, esta no es una elección de rutina. Augura un potencial muy grande de que estallen una mayor y mucho más profunda crisis en los días por venir y especialmente en torno a las elecciones e inmediatamente después. Los conflictos entre los sectores de la clase dominante, que de por sí ya están agudos, podrían profundizarse y agrietarse más. Una crisis de ese tipo podría actuar de sacudida sobre la población, lo que podría hacer que las personas cambien su manera normal de ver las cosas y podría llevarlas a cuestionar y oponerse a lo que antes aceptaban de costumbre. Tenemos que venir desde atrás para estar listos para aprovechar lo que sí pase para acelerar una REVOLUCIÓN, preparando y organizando a las masas populares para que su respuesta no sea la de cobijarse bajo un lado o el otro de los opresores, sino la de sacar provecho de esta situación para robustecer las fuerzas para una revolución.

Eso quiere decir que hay que reconocer la situación concreta y luchar para llevar las cosas hasta donde sea posible, lo que incluye durante la Gira Organizativa Nacional “A Entrarle a la Revolución”, trabajar para crear una situación revolucionaria, misma que, como dice la declaración del Partido Cómo Podemos GANAR: “En la que millones y millones de personas se nieguen a aceptar la antigua forma de gobierno — y estén dispuestos y decididos a jugárselo el todo por el todo para hacer caer el presente sistema y hacer nacer una sociedad y gobierno nuevos que se basen en la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte. Dicho momento es el indicado para jugárselo el todo por el todo para triunfar. Es necesario que nosotros trabajemos enérgicamente y nos preparemos ahora para lo anterior”.

 

Se necesitan: Voluntarios para revcom.us y Revolución

Envíenos sus comentarios.

Si le gusta este artículo, suscríbase, done y contribuya regularmente al periódico Revolución.

REVOLUCIÓN Y RELIGIÓN: La lucha por la emancipación y el papel de la religión
Lo BAsico, de los discursos y escritos de Bob Avakian
CONSTITUCIÓN Para La Nueva República Socialista En América Del Norte (Proyecto De Texto)
Lo que la humanidad necesita: Revolución, y la nueva síntesis del comunismo Una entrevista a Bob Avakian
No sabes lo que crees que 'sabes' sobre… La revolución comunista y el VERDADERO camino a la emancipación: Su historia y nuestro futuro Una entrevista a Raymond Lotta.
La opresión del pueblo negro, los crímenes de este sistema y la revolución que necesitamos