Los demócratas ya han dicho que aceptarán como legítimo el que Trump gane las elecciones
¿Qué significa? ¿Y qué hay que hacer?

2 de noviembre de 2016 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Para comenzar con lo obvio, estas son las elecciones más volátiles y poco convencionales que se recuerden. Cualquier cosa podría ocurrir. El 28 de octubre James Comey, jefe del FBI, dio el paso sin precedentes de divulgar la noticia de que el FBI realizaba una investigación de los e-mail de una persona del entorno de Clinton que podría afectar a Hillary Clinton, lo que rebasa mucho el ámbito de las “normas” de la política estadounidense, en al menos tres sentidos. Primero, el personal del FBI NO suele divulgar las actuales investigaciones criminales, y los superiores de Comey del Departamento de Justicia aparentemente lo dejaron claro para él. Segundo, ni Comey ni ninguna otra persona ha examinado los e-mail en cuestión para ver lo que concretamente contienen, si es que contienen algo pertinente. No obstante, la mayoría de la gente no captará eso sino que sólo prestará atención a la idea de que “Clinton otra vez está bajo sospecha criminal”. Tercero, según la tradición el Departamento de Justicia actúa con mucha precaución en la divulgación de lo que pudiera tener relación con unas elecciones a menos de 60 días de dichas elecciones.

No especularemos aquí sobre los motivos de Comey ni sobre si hay fuerzas bajo cuya dirección él actúa o quiénes podrían ser. Por otro lado, el efecto objetivo de ese acto extraordinario beneficiará enormemente a Trump muy cerca de las elecciones.

Esto ocurre en unas elecciones en las que un candidato, Trump, promueve una plataforma abiertamente fascista más allá de lo que se ha hecho previamente en la política estadounidense. Trump va más allá de George W. Bush, por ejemplo, con sus promesas abiertas e incendiarias de perseguir a los inmigrantes, criminalizar y satanizar a los musulmanes en Estados Unidos, lanzar una oleada de represión policial contra el pueblo negro y otras comunidades oprimidas y no sólo prohibir de plano el aborto (Bush también prometió hacerlo) sino legitimar y alentar la más burda misoginia en la vida cotidiana. Bush atacó a la prensa (y Obama ha perseguido, de maneras sin precedentes, a los denunciantes que han filtrado información oficial reservada a la prensa), pero Trump promete hacer mucho más, con medidas jurídicas así como su manifiesto desprecio por la prensa misma. Bush destripó elementos centrales del estado de derecho y, con unas pocas excepciones, Obama (a pesar de sus promesas) dejó en vigor los ataques de Bush a los derechos básicos. Pero Trump va más allá de eso y en esencia jura destruir de plano el estado de derecho1.

Lo más extraordinario de todo en esta conexión es que Trump no sólo de rutina jura meter a la cárcel a Hillary Clinton, su contrincante, sino que ha insinuado, al menos en dos ocasiones, que más vale matarla.

Como parte de ese paquete general, durante algún tiempo Trump ha azuzado a sus seguidores para que intimiden a los negros, los inmigrantes y otras personas de color y que supriman su derecho a votar. Al menos un grupo armado fascista ha respondido públicamente. Un artículo del Washington Post del 27 de octubre declara:

En medio de la creciente preocupación por la posible violencia y el fraude electoral con motivo del Día de las Elecciones, los Oath Keepers [Guardianes del Juramento], un grupo nacional de ex militares y agentes del orden público, ha instado a sus miembros a “sumergirse” entre los votantes y “de incógnito, recabar inteligencia y detectar crímenes” en las urnas en todo Estados Unidos el 8 de noviembre.

“En particular, convocamos a nuestros policías jubilados, nuestros veteranos de inteligencia militar y nuestros ex combatientes de las fuerzas especiales (que están bien entrenados en la observación encubierta y la recabación de inteligencia) a tomar la delantera”, dijo el líder del grupo Stewart Rhodes en un “llamamiento a la acción” en el sitio web del grupo y en un video de YouTube que insta a los miembros a “ayudar a detener el fraude electoral”.

Oficialmente los Oath Keepers no son partidistas, pero sus preocupaciones reflejan claramente las advertencias del candidato presidencial republicano Donald Trump sobre unas elecciones “amañadas” y sus llamamientos a que sus seguidores monitoreen las urnas en busca de evidencia de fraude de parte de los partidarios de su rival demócrata  Hillary Clinton. (“Militia group calls on members to patrol polls on Election Day” [Grupo miliciano llama a sus miembros a vigilar las urnas el día de las elecciones], de Kevin Sullivan]).

Todo lo anterior representará un salto intolerable de la opresión y la represión contra los oprimidos y aquellos que toman partido con éstos, y es preciso no sólo oponérsele... sino DETENERLO.

Los demócratas le confieren legitimidad a Trump a la vez que Trump declara que las elecciones están amañadas

Una parte de esta situación ha sido la continua controversia sobre las constantes acusaciones de Donald Trump de que las elecciones han estado amañadas de antemano y la idea que él ha fomentado entre sus seguidores de que cualquier victoria de Clinton sería ilegítima. Trump se niega a desistir, lo que ha hecho que bastantes seguidores suyos especularan sobre una guerra civil si ganara Clinton.

¿Y qué han hecho los demócratas para oponerse a todo eso? Han jurado respetar los resultados de las elecciones, aunque Trump gane. Piense en las potenciales implicaciones. Supongamos que Trump gane, ¡lo cual dista mucho de ser imposible! Todo demócrata de peso ya ha declarado de antemano que hay que aceptar un triunfo de Trump. Al hacerlo, no hacen sino allanar el camino para la implementación del fascismo. Lo BAsico 3:11 de Bob Avakian señala las respectivas razones:

Estos políticos derechistas (en general agrupados en el Partido Republicano) pueden movilizar, movilizarán y sí movilizan enérgicamente a esta base social esencialmente fascista... pero, por otro lado, los sectores de la clase dominante que el Partido Demócrata en general representa están muy renuentes a movilizar y en efecto se resisten a movilizar a… la base de personas cuyo voto y apoyo en la arena política burguesa la quieren ganar los demócratas. Este lado (el Partido Demócrata) de la clase dominante generalmente no quiere movilizar a esa base en las calles y de hecho rehuye a la idea de llamar a esa base a las calles, a movilizarla para oponerse a las fuerzas opuestas en la clase dominante y su base social, o en general para luchar por los programas que el mismo Partido Demócrata dice que representa y que en cierta medida trata de implementar….

Como amplificación del punto básico en consideración, es importante reconocer lo siguiente: en el marco del sistema capitalista imperialista y con la dinámica subyacente de este sistema que en lo fundamental determinan las pautas y los límites de la política “oficial” y “aceptable”, el fascismo —o sea, la imposición de una forma de dictadura que se basa abiertamente en la violencia y el terror para mantener el dominio y los imperativos del sistema capitalista imperialista— es una posible resolución de las contradicciones que enfrenta este sistema, una resolución que en cierto momento podría corresponder más o menos a las necesidades imperiosas de este sistema y su clase dominante — mientras que la revolución y el auténtico socialismo que se proponen alcanzar el objetivo final del comunismo por todo el mundo también constituyen una posible resolución de estas contradicciones, ¡pero es una que muy claramente no será aceptable para la clase dominante capitalista imperialista ni compatible con los imperativos de este sistema!

¿Qué es lo que es necesario que NO se haga?

Dijimos al principio, y lo repetiremos, que es necesario que no se tolere lo que Trump amenaza con hacer, unas potenciales acciones que constituirían saltos en la opresión que rebasarían lo que la gente hoy todavía aguanta.

       

Lo que es necesario que NO se haga es apoyar a Hillary Clinton y dedicar nuestras energías a su elección, o siquiera votar. En primer lugar, como lo anterior señala, Clinton no se opone en lo fundamental a Trump. ¿Por qué es que ella ha hecho todo lo posible para no atacar a la legitimidad esencial de Trump, a la vez que él nunca ha dejado de atacar a la suya? ¿Por qué es que ella se negó a responder a los ataques y observaciones más atroces de Trump (por ejemplo, su amenaza de volver a encarcelar a los 5 del Parque Central, quienes cumplieron largos años en la prisión bajo cargos falsos por un crimen por el que luego fueron completamente exonerados, cargos falsos que Trump enérgicamente promovió)? ¿Por qué es que el eje del contenido de la crítica de Hillary Clinton a Trump es que él no cuenta con suficiente estabilidad para defender los intereses ensangrentados del imperialismo estadounidense en todo el mundo y que él se porta con tanta falta de culto como para poder contener las contradicciones muy explosivas de una sociedad plagada de tantas formas de opresión?

En segundo lugar, por su cuenta Hillary Clinton es una importante herramienta imperialista. De hecho, su política exterior se parece mucho más a las posiciones republicanas “tradicionales” que la de Trump. Ella habla con mucho entusiasmo sobre el uso del poderío militar estadounidense para pisotear y dominar a la gente de todo el mundo, lo que, también, ha sido una parte importante de su campaña electoral así como de su historial. En Estados Unidos, Clinton y su esposo se portaban más como Reagan que el propio Reagan: no sólo recortaron los beneficios sociales (welfare) sino que los eliminaron, y apostaron en las calles 100.000 policías adicionales y presidieron (y contribuyeron a fomentar) un gran salto en la encarcelación en masa. El viernes 28 de octubre, ella ni siquiera se molestó en hablar de boca para fuera acerca de los justos manifestantes en Standing Rock: la sede de su campaña nacional se negó a recibir una carta de una delegación de jóvenes amerindios y mandó que decenas de cerdos policías de Nueva York los atacaran. (Lea, en inglés, “Cold Shoulder and NYPD at Clinton HQs... Pepper Spray at Standing Rock”).

Tanto Clinton como Trump son productos del presente sistema capitalista imperialista. Se pelean sobre cuál es el programa que más vale para conservarlo y extenderlo. Los dos se proponen, y es necesario que se propongan, controlar y reprimir al pueblo, y no desencadenarlo y liberarlo. El voto por Clinton no sólo no hará nada para lidiar con las causas fundamentales, sino que empeorará las cosas. Además, en lo ideológico desarmará y corromperá las perspectivas de aquellos que toman parte en eso.

Citemos de nuevo Lo BAsico:

Si se procura convertir a los demócratas en algo que no son y nunca serán, uno termina por convertirse en lo que los demócratas en realidad son.

Y lo que ellos representan son instrumentos del imperialismo: el mismo sistema que nos metió en este lío, el mismo sistema que es un HORROR para los siete mil millones de personas en el planeta.

Una salida, un camino hacia adelante

En caso de que Trump gane las elecciones, quizá le toque a los revcom dirigir la defensa de ciertas instituciones de la democracia burguesa (el estado de derecho, por ejemplo, o los derechos jurídicos básicos del pueblo negro y de otras nacionalidades oprimidas, el derecho al aborto, etc.). Además, aunque Trump no gane estas elecciones en particular y aunque las fuerzas que él ha instigado no monten un ataque agresivo e inmediato, algo queda muy claro: este movimiento fascista no va a desaparecer pronto y actuará de distintas formas y será necesario oponérsele.

Pero no es posible hacer lo anterior sobre la base de la defensa de la democracia burguesa. Hay que forjar la resistencia como parte del movimiento para la revolución, para dejar atrás la actual locura, lo que constituirá un reto, en vista de que otras fuerzas contenderán por volver a los términos y el marco del status quo, a las cosas tales como están hoy. Además, espontáneamente la gente tenderá a enmarcar las cosas en esos términos, según les han enseñado. Pero el status quo, o “las cosas tales como están”, es a) intolerable para la inmensa mayoría de la humanidad, b) es lo que nos condujo a este momento pesadillesco en primer lugar y c) queda muy corto de lo que se podría arrebatar a una crisis como ésta.

En el momento actual, es necesario que hagamos agitación acerca del hecho de que Estados Unidos NUNCA ha sido grandioso, que el actual sistema es un horror, que hay que derrocarlo a la mayor brevedad posible y que las opciones las que le dictan a la población en estas elecciones son evidencia de lo anterior.

Una crisis provocada por una victoria de Trump o una victoria disputada de Clinton podría servir de sacudida en la población, conduciendo a la gente a que se salga a sacudidas de su forma cotidiana de ver las cosas y que cuestione y se oponga a lo que por lo normal acepta. Tenemos que venir desde atrás para estar listos a sacarle provecho a lo que suceda a fin de acelerar la REVOLUCIÓN, preparar y organizar a las masas populares para que su respuesta no sea la de formarse detrás de un lado u otro de los gobernantes opresores, sino que sea la de sacarle provecho a la actual situación a fin de acumular y fortalecer las fuerzas para la revolución.

Lo anterior querrá decir no sólo unirse con las personas cuando y donde se levanten sino convocarlas a luchar contra las fuertes injusticias donde aún no actúen. Lo anterior implica activar constantemente la participación dinámica y diversa de las personas con la orientación de que es el sistema del capitalismo-imperialismo el que nos puso en el presente horror en primer lugar y que el actual sistema no ha sido SINO horrores para la gente del mundo desde el principio. Implica explicar que hay una SALIDA, de que tenemos la dirección, en Bob Avakian y en el partido que él dirige... que tenemos la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte que Bob Avakian escribió y que establece el plan para una sociedad que esté en el camino hacia la emancipación y que será una sociedad en la que la gente verdaderamente pueda florecer, en su conjunto, a medida que avance esa lucha... y que hay una estrategia para repolarizar y realinear a los millones de personas necesarios para una revolución concreta y una manera de combatir y derrotar al enemigo cuando surja esa posibilidad.

Además, en este momento implica dar pasos adelante, con urgencia, para dirigir a otras personas a reconocer la situación en desarrollo y a actuar sobre ésta.

¡ESTADOS UNIDOS NUNCA HA SIDO GRANDIOSO! ¡DERROTAR, y NO VOTAR POR, EL PRESENTE SISTEMA!

 

1. Trump ha pedido torturar a las personas sindicadas de tener vínculos con los “terroristas” y secuestrar y matar a sus familiares. Además, hace poco Trump pidió volver a meter a la cárcel a los 5 del Parque Central, a pesar de que es bien conocido que la condena de estos jóvenes negros y latinos bajo cargos falsos resultó de una tristemente célebre campaña racista en la que el Trump mismo era un actor importante, y que estos jóvenes han sido exonerados de forma convincente. [regresa]

 

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