Más de mil personas se reúnen en un campamento para protestar contra el Oleoducto Dakota Access cerca de la reserva sioux de Standing Rock, Dakota del Norte, 9 de septiembre. Foto: AP
Mucho está en juego; se intensifica el enfrentamiento en Standing Rock
3 de noviembre de 2016 | Periódico Revolución | revcom.us
La protesta del 10 de octubre cerca de Standing Rock, Dakota del Norte, una parte de la batalla para detener el Oleoducto Dakota Access que pone en peligro el abastecimiento de agua y invade la tierra que es valiosa para las tradiciones de los pueblos indígenas de la zona. (Foto: Tom Stromme / The Bismarck Tribune vía AP)
Los policías arrastran a una persona de la protesta contra la construcción del Oleoducto Dakota Access, el 10 de octubre. (Foto: Tom Stromme / The Bismarck Tribune vía AP)
17 de octubre de 2016. El Oleoducto Dakota Access (DAPL) amenaza al suministro de agua y pisotea los sepulcros sagrados de los amerindios en la Reserva Indígena Standing Rock.
Lo que comenzó este verano como una posición desafiante de parte de algunas pocas personas decididas en Standing Rock ha atraído a cientos de tribus indígenas, incluidas aquellas con conflictos históricos de vieja data, junto con activistas ambientales y personas de diversos orígenes sociales que se han sentido obligadas a tomar una posición justa. Miles de personas ahora forman parte de un campamento cerca de la Reserva Standing Rock, decididas a impedir que el DAPL invada a tierras tribales.
El DAPL es una monstruosidad de casi 2,000 km de largo. El DAPL se inicia donde se extrae petróleo mediante un proceso ambientalmente devastador de fracturación hidráulica en el norte del estado de Dakota del Norte, cerca de la frontera canadiense pero por el lado estadounidense. Al finalizarse, el DAPL bombeará 500.000 barriles más de petróleo al día hacia el medio ambiente, lo que escalará la crisis del cambio climático global. En cuestión de longitud y de volumen de capacidad de petróleo, el DAPL está en la misma escala que el oleoducto Keystone XL. (Lea los antecedentes en “El oleoducto Keystone XL y los mortíferos cálculos del capitalismo”). El DAPL no ha atraído el mismo nivel de atención internacional que el Keystone XL, en parte porque no cruza la frontera entre Estados Unidos y Canadá.
Mucho en juego para ambas partes
Los inversionistas capitalistas tienen $4 mil millones en juego en la terminación del Oleoducto Dakota Access.
Aparte de eso, la clase dominante de Estados Unidos, independientemente de sus conflictos sobre cosas como el papel del carbón, y el que siquiera reconocer la crisis climática o no, está comprometida con lo que llama “la independencia energética”, en otras palabras, la mayor extracción de combustibles fósiles para obtener ventajas estratégicas sobre las potencias mundiales rivales, como parte de dominar a un mundo de explotación y opresión.
La postura desafiante de los heroicos “defensores del agua”, como muchos de Standing Rock se llaman, ha suscitado grandes interrogantes sobre la naturaleza de un sistema adicto al petróleo y el continuo genocidio contra los pueblos indígenas, que en gran medida luchan para sobrevivir en las regiones de todo el mundo destinadas a la explotación capitalista de recursos.
Aunado a la urgencia en esta coyuntura de la lucha está la perspectiva del invierno brutalmente frío de Dakota del Norte y Sur, donde la temperatura a menudo cae por debajo de los 30 grados centígrado bajo cero, acompañada de los feroces vientos de las llanuras y grandes lomos de nieve. Esto planteará serios desafíos para mantener el campamento, así como para la construcción del oleoducto.
Detenciones en masa, mayor represión el 10 de octubre
El enfoque de este número especial de Revolución reside en la emergencia ambiental que enfrenta a toda la humanidad y los ecosistemas de la tierra. En este número demostramos:
- las dimensiones de la emergencia
- las fuentes de sus causas en el sistema capitalista y la imposibilidad de que ese sistema encuentre una solución a la crisis.
- Una salida y un camino hacia adelante para la humanidad: una sociedad revolucionaria en donde de veras podríamos vivir como los que cuidan la naturaleza en vez de los que la saquean.
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A lo largo del verano, los manifestantes de Standing Rock han estado sometidos a toda una serie de violentas represiones y terror. La policía local ha hecho decenas de arrestos. Esbirros a sueldo de la compañía que operan fuera de la ley han lanzado perros sobre los manifestantes en escenas que recuerdan a la policía que atacaba a los manifestantes negros de derechos civiles en los años 1960. Y los medios de comunicación establecidos y fascistas tipo Trump (que apenas se distinguen entre sí en Dakota del Norte y Dakota del Sur) han engendrado un ambiente de odio violento contra “los indios” en un número importante de personas blancas en la zona, que están armadas y amenazan abiertamente a los amerindios y a aquellos que perciben como sus simpatizantes. El New York Times caracterizó ese aspecto de la situación en un titular: “Rancheros portan armas mientras las tribus se preparan para una larga lucha contra el oleoducto”.
El 9 de octubre, el Tribunal de Apelaciones de Estados Unidos para el Circuito del Distrito de Columbia denegó la petición de la Tribu Sioux de Standing Rock para una orden judicial para detener la construcción del oleoducto. La cía. Energy Transfer Partners (ETP) reanudó inmediatamente la construcción, que se había detenido temporalmente.
Al día siguiente, el 10 de octubre, el “día feriado” federal oficial que celebra la llegada del invasor colonial genocida Colón, los manifestantes se enfrentaron a los equipos de construcción del oleoducto. La policía de Mandan, Dakota del Norte, arrestó a 27 personas participantes en protestas pacíficas (la Reserva Standing Rock se encuentra a ambos lados del límite entre Dakota del Norte y Dakota del Sur y cubre un territorio importante). Metieron a la mayoría de los detenidos en la cárcel durante la noche y los liberaron más tarde; y un detenido se ha negado a que lo pongan en libertad bajo fianza.
Revolución habló con una miembra del Colectivo Búho Rojo, una iniciativa del Gremio Nacional de Abogados, que proporciona servicios jurídicos voluntarios para los protectores del agua. Ella le dijo a Revolución que las 27 personas arrestadas el 10 de octubre incluían a un anciano indígena, y que una joven fue agredida durante su arresto. Otra persona arrestada fue una concejal de Madison, Wisconsin, quien acudió a presentar una declaración de apoyo de su municipalidad a las autoridades tribales. La activista del Colectivo Búho Rojo, que ha estado acampada en Standing Rock desde agosto, dijo: "Las detenciones son parte de una escalada de tácticas para intimidar la libertad de expresión y de reunión".
La actriz Shailene Woodley también estuvo entre los arrestados el 10 de octubre. En una transmisión en directo de su arresto, vista por varios millones de personas, ella denunció a las autoridades por singularizarla a fin de dar un mensaje. En respuesta, Edward Snowden envió un mensaje de solidaridad, al igual que Joseph Gordon-Levitt, que es protagonista en la película Snowden (Shailene Woodley es co-estrella en esa película).
En otra acción escandalosa, el 14 de octubre, las autoridades anunciaron que iban a tomar medidas para presentar cargos agravados de “motín” contra la periodista Amy Goodman de Democracy Now! El sábado 3 de septiembre, Amy Goodman filmó a los guardias de seguridad que trabajan para la compañía de oleoductos mientras atacaron a los manifestantes con perros y los rociaron con gas pimienta. Cinco días después ella se enteró de que se había emitido una orden de detención en su contra. Además, el representante del Colectivo Búho Rojo le dijo al periódico Revolución que se había emitido una orden de arresto contra un periodista de Digital Smoke Signals.
Al describir la combinación de arrestos, esbirros a sueldo de la compañía y la movilización de racistas armados, la activista del Colectivo Búho Rojo le dijo a Revolución: “Todos están preocupados por su seguridad personal”.
¿De qué lado estás?
La postura desafiante y heroica de los manifestantes en Standing Rock, y la cruel represión contra la que se enfrentan, representan un reto a todos para que apoyen esta lucha. Los gobernantes de Estados Unidos se encuentran atrapados en una situación incómoda que destapa la historia y la realidad actual del genocidio contra los amerindios, el robo de sus tierras y el saqueo de recursos en las zonas supuestamente reservadas para ellos como “reservas”.
Activistas indígenas de lugares tan lejanos como Ecuador y Hawai’i han formado parte del campamento. Se les han unido miles de otros. Además de la antecitada resolución del Ayuntamiento de Madison, otros 18 gobiernos municipales de Estados Unidos han adoptado resoluciones o escrito cartas que se oponen a la construcción del Oleoducto Dakota Access, entre ellas Seattle, Washington; Saint Paul y Minneapolis, Minnesota; Cleveland, Ohio; Portland, Oregon; Berkeley, Santa Bárbara y Oakland, California; Asheville, Carolina del Norte; Sitka, Alaska; y Urbana, Illinois.
St. Louis, Misuri, dijo en su resolución: “Los recientes derrames de petróleo, entre ellos el derrame de 80.000 galones de petróleo cerca de Tioga, Dakota del Norte en octubre de 2013; 51.000 galones de petróleo derramados en el río Yellowstone río arriba de Glendive, Montana; así como el derrame de 1.000.000 de galones de crudo de arenas alquitranadas en el río Kalamazoo de Michigan en julio de 2010, demuestran el peligro para las comunidades, los peces y la vida silvestre por parte de los oleoductos como el Dakota Access”. (Lea “Standing With Standing Rock: 19 Cities Express Solidarity Against DAPL” [Al tomar partido con Standing Rock, 19 municipalidades expresan solidaridad contra el DAPL], Indian Country Today Media Network).
El apoyo proviene de todo el mundo, como delegaciones de Europa. El 13 de octubre, el parlamento sueco envió una carta a Barack Obama y a otros funcionarios del gobierno estadounidense: “Nos oponemos firmemente al tratamiento de civiles no armados y personas de los medios de comunicación, por parte de los organismos del orden público y las autoridades estatales, que han estado en las manifestaciones en las últimas semanas, desde el comienzo de la protesta contra el Oleoducto Dakota Access”.
El 11 de octubre, arrestaron a nueve activistas ambientales por intentar paralizar el transporte de todo el petróleo de arenas bituminosas que entra a Estados Unidos desde Canadá cerrando a mano las válvulas de los oleoductos en Minnesota, Montana, Dakota del Norte y el estado de Washington. Uno de los manifestantes, Leonard Higgins, dijo: “Nos encontramos en un estado de emergencia para proteger a nuestros seres queridos y nuestras familias, nuestras comunidades. Necesitamos fortalecernos como ciudadanos y actuar donde nuestros líderes no lo hacen. Eso es lo que estoy dispuesto a hacer cuando cierre la válvula”.
Consciente de lo que está en juego desde la perspectiva de representar un sistema de explotación y opresión globales, al mismo tiempo que se presenta como un paladín de los derechos humanos, y preocupado por cómo toda esta situación se ve en el mundo, el gobierno de Obama ha tratado de mantener una apariencia de imparcialidad en relación a este enfrentamiento. En septiembre, los Departamentos de Ejército, Justicia e Interior de Estados Unidos pidieron que la cía. Energy Transfer Partners detuviera la construcción a 30 km a ambas orillas del río Misuri mientras el Cuerpo de Ingenieros del Ejército realizaba más revisiones, y prometían trabajar con las tribus que criticaron al gobierno federal por no consultar adecuadamente con ellas acerca de la ruta del oleoducto.
En una entrevista con el periódico Revolución, el periodista y activista indígena Simon Moya-Smith señaló: “El Cuerpo de Ingenieros del Ejército pide, solicita, que se detenga el Oleoducto Dakota Access. Estos no son amparos. Estas son peticiones. Sólo piden. Y si no detienen la construcción, no habrá repercusiones. ¿Y por qué la detendrían?” Además, dijo que la situación “es parecida a pedir que un perro que te muerde, hablando de perros, me entienden, te suelte cuando ya sabes que no lo hará”.
Las dos partes se están definiendo en Standing Rock. Hay mucho en juego para la batalla contra el genocidio en curso contra los pueblos indígenas y para defender el medio ambiente críticamente herido de este planeta.
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