Bob Avakian escribe que una de las tres cosas que tiene “que ocurrir para que haya un cambio duradero y concreto hacia lo mejor: Las personas tienen que reconocer toda la historia propia de Estados Unidos y su papel en el mundo hasta hoy, y las correspondientes consecuencias terribles”. (Ver "3 cosas que tienen que ocurrir para que haya un cambio duradero y concreto hacia lo mejor").
En ese sentido, y en ese espíritu, “Crimen yanqui” es una serie regular de www.revcom.us. Cada entrega se centrará en uno de los cien peores crímenes de los gobernantes de Estados Unidos, de entre un sinnúmero de sanguinarios crímenes que han cometido por todo el mundo, de la fundación de Estados Unidos a la actualidad.
La lista completa de los artículos de la serie Crimen Yanqui
EL CRIMEN
A las 4:45 de la mañana del 4 de diciembre de 1969, una unidad de operaciones especiales compuesta de 14 efectivos de la policía de Chicago invadió el apartamento de Fred Hampton, el presidente del Partido Pantera Negra de Illinois, de 21 años de edad. Dirigidos por el fiscal del condado de Cook, Edward Hanrahan, y actuando en estrecha coordinación con el Programa de Inteligencia del Contrabando del FBI (COINTELPRO), irrumpieron armados de escopetas, revólveres y una ametralladora calibre 45, y con un plano del apartamento facilitado por un soplón, dispararon a todos los que encontraron y acribillaron el apartamento con ráfagas de metralletas.
Al proceder hacia la parte trasera del apartamento, entraron en la recámara de Fred Hampton. Hampton ya estaba herido, pero seguía en la cama, pues lo había drogado un soplón del FBI. A su lado estaba su novia Deborah Johnson, que tenía ocho meses y medio de embarazo. Mientras los dos yacían en la cama, los policías se pararon a su lado y uno de ellos le disparó a Hampton dos veces en el cerebro. Según se informa, uno de los policías dijo: “Ahora está bien muerto”.
El asalto continuó. Cuando paró, también habían asesinado a Mark Clark, de 22 años, y herido gravemente a otros cuatro Panteras, la mayoría durmiendo cuando irrumpió en el apartamento la policía. Después de la masacre, la policía maltrató a los siete sobrevivientes y los detuvo bajo cargos graves.
LOS CRIMINALES
El director del FBI, J. Edgar Hoover. El FBI fue la principal fuerza encargada de atacar a los Panteras de Chicago, y en particular a Fred Hampton. Asignó a uno de sus agentes a trabajar estrechamente con la procuraduría estatal en Chicago. (Al principio las autoridades ocultaron el papel del FBI, pero después los propios documentos del FBI no solo dejaron ver su papel clave, sino también los esfuerzos conscientes por encubrir eso mismo). Un soplón del FBI (William O’Neal) infiltró al Partido en Chicago y llegó a ser guardaespaldas de Hampton. O´Neal suministró a la policía un plan del apartamento. Y la noche de la redada puso barbitúricos a la bebida de Hampton, causándole que se quedara dormido en medio de una conversación telefónica con su madre e inconsciente durante toda la redada. Tras los asesinatos, O’Neal recibió, de la oficina del FBI en Washington, $ 300 de gratificación por su trabajo.
El fiscal del condado de Cook, Edward Hanrahan: Hanrahan se encargó de planear el ataque —y el indignante arresto de los sobrevivientes— y fue el cabecilla y vocero para los asesinatos. Hanrahan había proclamado a los cuatro vientos que sus agentes estaban bajo fuego nutrido y que fue una “balacera”. Hasta mostró un revolver con el que, según él, Hampton había disparado a policías. No tardó mucho tiempo para que se hiciera ver la completa falsedad de todas esas alegaciones. Los policías dispararon casi 100 tiros y ninguno resultó herido; los panteras solo dispararon un tiro (cuando Mark Clark, herido mortalmente, cayó al suelo y su pistola descargó por accidente). Al darse a conocer la verdad, retiraron todos los cargos contra los Panteras sobrevivientes, y en últimas tuvieron que acusar a Hanrahan de obstrucción a la justicia y lo llevaron a juicio en conexión con el ataque. (El juez lo absolvió).
El Chicago Tribune: La prensa grande del sistema desempeñó un papel importante al preparar la opinión pública para los ataques, pintando a los Panteras de hampones, racistas y animales. Un editorial en el Tribune titulado “Ningún cuartel para las bestias salvajes”, a 20 días del ataque, instó a los policías a acercarse, listos para disparar a matar, a los Panteras. Cuando empezó a desmoronarse la versión policial del ataque, Hanrahan le pidió al Tribune publicar una entrevista con los policías asesinos para que contaran sus mentiras. El Tribune también publicó un artículo con fotos en que se veían perforaciones en las paredes del apartamento, supuestamente como resultado de balas disparados por los Panteras. Pero en realidad eran huecos de clavos. Más tarde uno de los reporteros del Tribune admitió que las “únicas fuentes” para sus artículos fueron la policía y la fiscalía, a pesar de que los Panteras realizaban giras del apartamento para cientos de personas, para que el mundo entero viera lo que verdaderamente sucedió.
LA COARTADA
Hanrahan alegó que la redada tenía como propósito la captura de “armas ilegales” en el apartamento de Hampton. También dijo que la policía enfrentó el fuego nutrido y que tuvo que contraatacar.
EL VERDADERO MOTIVO
Eso de la búsqueda de armas fue mentira. Para empezar, el FBI sabía, por medio de su soplón, que la mayoría de los inquilinos de ese apartamento estaban en una reunión de educación política la noche antes del ataque, y pudieron haber efectuado la orden de registro sin confrontación alguna. Además, después de la incursión ni siquiera se molestaron en poner etiquetas ni hacer un inventario de las armas que supuestamente encontraron en el apartamento, y no entablaron ningunos cargos de tener armas.
La verdad es que el asesinato de Hampton fue parte de una amplia campaña del FBI para aplastar al Partido Pantera Negra y al floreciente movimiento revolucionario que surgió en los años 1960.
En septiembre de 1968, Hoover dijo que los Panteras eran “la mayor amenaza para la seguridad interna del país”. Según el canal PBS, Hoover decía que “1969 sería el último año que existirá el Partido”.
Los Panteras eran el blanco número uno del programa COINTELPRO del FBI, que realizó 233 diferentes operaciones documentadas contra los Panteras, entre estas el asesinato de Fred Hampton y Mark Clark, esfuerzos para ponerles a pandillas callejeras contra los Panteras, esfuerzos para crear divisiones dentro del Partido Panteras Negras y entre el Partido y los radicales blancos, y para tender trampas de cargos falsos a los Panteras. Asesinaron a docenas de Panteras y encarcelaron a cientos de ellos bajo cargos falsos en una campaña coordinada nacional con el fin de aplastar a esa fuerza revolucionaria.
Hoover pretendía específicamente impedir el ascenso de lo que llamó “un mesías negro” — líderes y posibles líderes de las masas como George Jackson o Malcolm X. Las autoridades asesinaron a muchos de ellos. Se enfocaron en Fred Hampton porque era un líder audaz, famoso por la consigna que coreaba, “Yo soy un revolucionario”, y porque inspiró a muchos otros a entrarle a la revolución. A Hampton le influenciaron mucho las obras de líder comunista revolucionario Mao Zedong, y se reconoció por trabajar con la juventud más dura de los barrios y por buscar aliados en otros sectores sociales. La influencia de Hampton y del Partido Pantera Negra estaba creciendo en Chicago y el resto de Estados Unidos.
Todo lo que inspiró a muchos a quererle al “presidente Fred” suscitó el odio del FBI y los defensores del sistema, que temían la posibilidad de una fuerza revolucionaria que de veras desafiara a su poder en esos tiempos de tremendos trastornos sociales en Estados Unidos y luchas revolucionarias por todo el mundo.
Por tanto Hampton pasó al “índice de agitadores” del FBI como “líder militante clave”. Intervinieron el teléfono de su madre. Infiltraron muchos soplones del FBI en la rama de Chicago de los Panteras, y uno llegó a ser su guardaespaldas. El FBI incluso redactó una carta “anónima” al líder de la organización callejera Blackstone Rangers diciéndole que los Panteras planeaban asesinarlo, con la esperanza de que ese grupo atacara a Hampton. Todo eso culminó en el asesinato brutal de Fred Hampton y Mark Clark.
De Bob Avakian:
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FUENTES:
“Diciembre de 1969: El asesinato de Fred Hampton por el FBI: “¡YO SOY... UN REVOLUCIONARIO!”, Revolución # 184, 29 de noviembre de 2009, actualizado con una nota de la redacción el 4 de diciembre de 2015
Fallo judicial: Iberia HAMPTON et al., Plaintiffs-Appellants, v. Edward V. HANRAHAN et al., Defendants-Appellees. UNITED STATES of America ex rel. Honorable Joseph Sam PERRY, Appellee, v. Jeffrey H. HAAS, Attorney at Law, Contemnor-Appellant. UNITED STATES of America ex rel. Honorable Joseph Sam PERRY, Appellee, v. G. Flint TAYLOR, Attorney at Law, Contemnor-Appellant. Tribunal de Apelaciones de Estados Unidos, Distrito Siete, 1979. Ver especialmente los párrafos 41 a 86.
Haas, Jeffrey (2010), The Assassination of Fred Hampton, Lawrence Hill
Página de Wikipedia en inglés sobre Fred Hampton
Documental de PBS, Eyes on the Prize, America at the Racial Crossroads 1965-1985, Part 12 (“A Nation of Law 1968-1971”) [Los ojos en el premio, América en el cruce racial 1965-1985, parte 12 ( "una nación de la ley 1968-1971")], en inglés, empieza con el asesinato de Fred Hampton y contiene un segmento sobre el levantamiento de 1971 de los presos de la prisión estatal Attica.