Mientras Trump afianza su equipo fascista, ¡es preciso que la resistencia cobre más fuerza!
23 de noviembre de 2016 | Periódico Revolución | revcom.us
En la primera semana y media de su "transición", Trump ha mostrado cómo piensa gobernar. Ha reunido a un equipo núcleo de fascistas de derecha, el que incluye a Pence, Bannon, Flynn, Sesiones y Pompeo. Para tener una idea de quiénes son estas personas, basta con echar un vistazo a los artículos acompañantes. Además, Trump ha dejado claro que tiene la intención de seguir persiguiendo a la prensa y a aquellos en las artes que se atreven a expresar siquiera el más leve disentimiento, lo que incluye sus ataques de Twitter al New York Times y al elenco de la obra de teatro de Broadway, Hamilton. Aunque en las semanas por venir agregue algunas voces más "moderadas" a su equipo, ha dejado muy claro cuál será el núcleo de su gobierno: un salto al fascismo.
En nombre de la humanidad,
nosotros nos NEGAMOS a aceptar a un Estados Unidos fascista
Pónganse de pie... Tomen las calles... Súmense a las personas en todas partes para impulsar la resistencia en todas las formas que puedan
No se detengan: No se concilien... No se acomoden... No colaboren
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El fascismo significa algo muy definido. Como dice la declaración "En nombre de la humanidad, nosotros nos NEGAMOS a aceptar a un Estados Unidos fascista":
El fascismo es algo muy serio. El fascismo fomenta y se apoya en el nacionalismo xenófobo, el racismo y la agresiva resucitación de los "valores tradicionales" opresores. El fascismo se alimenta de la amenaza y el uso de la violencia para construir un movimiento y llegar al poder y fomenta todo eso. El fascismo, una vez en el poder, en lo esencial elimina los derechos democráticos tradicionales. El fascismo ataca, encarcela y ejecuta a sus oponentes y lanza ataques de turbas violentas a las "minorías." En la Alemania nazi en los años 1930 y 1940 bajo Hitler, el fascismo hizo todas esas cosas. Encarcelaron a millones de personas en los campos de concentración y exterminaron a millones de judíos, romaníes (gitanos) y otros "indeseables". Además, Hitler hizo casi todo eso por medio de las instituciones establecidas y el "estado de derecho". Lo anterior es a donde conduce lo anterior. Y sí, el propio Hitler podía "hablar graciosamente" cuando consideraba que iba a servir a sus intereses y acallar a sus oponentes.
Si bien hay personas que dicen algo de lo anterior, y ciertamente mucha gente palpa unas partes de lo anterior en sus entrañas, todavía es preciso luchar por el siguiente análisis del problema: lo que pasa en este mero momento es la imposición del fascismo. Trump no es meramente una combinación de horribles actitudes, políticas y nombramientos: él tiene por objeto dar un salto a una forma de gobierno cualitativamente más represora y a una sociedad cualitativamente más opresora.
Es preciso que la resistencia cobre más fuerza y avance más
También en la última semana se han producido importantes brotes de lucha contra este fascismo naciente. La gente está de pie y alza la voz de diversas maneras. Los estudiantes han abandonado clases en las escuelas secundarias y universidades. La gente se ha tomado las calles y ha ido a reuniones y además, ha organizado sus propias reuniones para hacerle frente a esta situación. La gente ha tomado posición en ciertas profesiones y lugares de trabajo y escuelas. La gente ha jurado desafiar a diversas políticas, y alguna gente ha ido a conectarse y bregar con aquellos que están en la mira de los trumpistas. Hay una sensación de urgencia en la conversación cotidiana, y las personas que no han protestado en años entran a raudales a la protesta y resistencia políticas activas. (Lea: “Protestas contra Trump: Dejan clases en las escuelas... Hacen frente a los fascistas y racistas... Alzan la voz en resistencia", "Obama y Clinton dicen, ‘Ya cálmense’, pero decenas de miles se rebelan en las calles" y "Otras voces sobre Trump y la resistencia".)
Lo anterior es muy importante, pero es preciso que se hagan aún mayores avances. Es preciso que los actos, acciones y sentimientos todavía muy embrionarios se aglutinen en un movimiento activo y organizado para impedir la implementación de este programa fascista... y para efectivamente expulsar a este régimen fascista antes de que estos trumpistas aplasten o “neutralicen” a cualquier oposición efectiva. Es preciso que las personas con puntos de vista de diverso tipo trabajen en conjunto para forjar las respuestas a cómo hacerlo, y no hay mucho tiempo. Por eso queremos conocer, de lectores nuevos y viejos, sus ideas sobre lo que eso significaría y cómo podría suceder. Queremos recibir noticias de ustedes sobre toda forma de resistencia que emprenden y qué escuchan de otra gente. Y queremos determinar con ustedes cómo impulsar y dar dirección para que sea posible dirigir a millones de personas a enfrentarse a este enorme reto.
Un gran paso que todos pueden dar es diseminar la declaración "En nombre de la humanidad, nosotros nos NEGAMOS a aceptar a un Estados Unidos fascista". Es preciso que diseminemos al menos cientos de miles de ejemplares de esta declaración en los campus, los vecindarios, en toda la sociedad. A medida que lo hagan, pongan ese lema en todas partes. Una mujer que trabaja para ayudar a los inmigrantes nos dijo que va a colgar la portada del periódico Revolución de la semana pasada en su oficina, en vista de que, "Dice la verdad y la gente necesita verla"; cuando se le preguntó qué pasaría si los que manejan la oficina le pidieran que no lo hiciera, ella dijo lisa y llanamente y con fiereza: "No me importa".
Una lucha importante que hay que librar está en los movimientos que de diversas formas salen para oponerse a Trump. Algunas personas insisten que lo que vemos ahora sigue un continuo a lo que ha venido sucediendo. "Sí, las cosas van a empeorar bajo Trump, pero han estado mal durante mucho tiempo", dicen estas personas, "y debemos seguir haciendo más de lo que hemos venido haciendo, y no hacer que la gente se alarme por lo que la situación implique". Algunos ya hablan del "largo plazo", como si Trump no llevara las cosas a nuevas alturas y no operara los cambios a los que no será posible dar marcha atrás durante algún tiempo por venir. Lo siento, pero tal normalización es sólo una ilusión... y como tal, es una peligrosa ilusión. Si a Trump se le permite afianzar su régimen en su lugar... si no se impide que él lo haga y no lo expulse del cargo... habrá un precio enorme a pagar y un daño irreparable a millones de personas que la humanidad no puede permitirse. Despiértense, carajo; ¿creen que hubiera sido buena idea discutir las definiciones cuando Hitler llegó al poder? He aquí la realidad: la bestia ya está suelta.
Ponerle coto a Trump y deshacerse del sistema que lo engendró
Mientras nos proponemos unirnos con urgencia con todos los que podamos en la oposición al actual embate, queremos discutir y debatir con todos sobre la fuente del problema, y sobre la solución.
Que quede claro: Trump es el producto de un sistema, el sistema capitalista imperialista. A pesar de toda su cháchara de "Hacer que Estados Unidos vuelva a tener grandeza" y de toda la cháchara de Hillary Clinton de "Estados Unidos sigue teniendo grandeza", la realidad es que Estados Unidos fue fundado sobre el genocidio y la esclavitud, ha merodeado y saqueado por todo el mundo, y a la fecha sigue siendo el "mayor" criminal sobre el planeta. En este mero momento, el presente sistema se enfrenta a problemas extremadamente difíciles para los que no tiene respuestas concretas; aquellos que dirigen el presente sistema se han esforzado por un programa muy extremo y ahora se vienen uniendo en torno a dicho programa, a fin de resolver esas contradicciones, un programa que llevará esos crímenes a nuevas alturas y avanzará muy lejos para paralizar la capacidad de las personas de oponerles resistencia.
Por un lado, el hecho de que lo anterior sea un producto del sistema en su conjunto se ilustra en la realidad de que ya está montada una gran parte de la maquinaria para lanzar el programa de Trump. Las acciones tomadas por las administraciones de Bush y Obama han sentado el escenario para todas las medidas represoras que Trump tomará. Y recuerden, se trata de un programa que incluye la aceleración a alturas completamente nuevas de la persecución de las minorías, la privación generalizada de los derechos políticos, el saqueo y la destrucción incontrolados del medio ambiente, la fuerte intensificación de la guerra contra el Medio Oriente, Asia central, el norte de África y otros lugares, la satanización de todos los musulmanes y la drástica reducción de las libertades de la prensa y del estado de derecho. Para que Trump logre aplastar toda la oposición, la maquinaria sólo necesita "unos ajustes" o "nuevos toques". Este carácter sistémico también se ilustra en la gran rapidez con la que Obama y Clinton, que hace unas semanas advertían que una presidencia de Trump iba a ser un desastre sin precedentes, ahora están a favor de "trabajar con" Trump.
No obstante, sería un grave error el de subestimar qué tan desastroso lo sería el programa de Trump para las masas. Quizá la burguesía y sus políticos puedan adaptarse al gobierno de Trump y, sin duda, todos lo preferirían a que las masas populares hicieran una revolución o para colmo, que "se descontrolaran", pero para muchos millones de personas en Estados Unidos y aún más en todo el planeta, lo anterior será una cuestión de vida y muerte y lo será de manera muy directa. Hay que detenerlo.
Nos hace falta una revolución
Mientras trabajamos en conjunto con personas de diverso origen social y posición para detener y hacer retroceder el desastre del fascismo, los revcom seguirán organizando e intensificarán la organización concreta de las personas directamente en la revolución. Les explicaremos dos razones muy importantes de por qué tenemos que deshacernos de toda esta situación, a todos los que en este momento vienen entrando a raudales a la vida política. Primero, dado que todo lo que hace Trump representa una concentración de lo que pasa todos los días bajo el capitalismo-imperialismo. Segundo, dado que a menos que nos deshagamos del actual sistema entero, esta amenaza de un gobierno fascista masivamente represor estará siempre en reserva y lista para usarse contra el pueblo.
Al sacar una analogía a las formas en que Hitler y los nazis en Alemania atacaron a la República de Weimar (es decir, el régimen burgués-democrático, no fascista que precedió a los nazis), Bob Avakian lo expresó así:
La solución no es defender y conservar la “República de Weimar” como tal (la democracia burguesa: la “estructura democrática” de la dictadura capitalista). Esa no es una verdadera solución ni corresponde a los intereses fundamentales de las masas y de la gran mayoría de la humanidad. Pero no por eso ignoremos lo grueso que está que los fascistas coloquen la “República de Weimar” (los liberales de la clase dominante) en el campo del enemigo y hasta los tilden de traidores. ¿Para qué están preparando el terreno y qué augura? Nuestro objetivo, repito, no es defender la República de Weimar (andar detrás del sector “liberal” de la clase dominante imperialista), sino reconocer cabalmente lo serios que son tales ataques y lo que representan, y oponernos a ellos de un modo radicalmente diferente y con fines radicalmente diferentes. En mis escritos y charlas he abordado este fenómeno, o sea, que se está deshilachando lo que desde hace tiempo ha sido el “centro de cohesión” de la sociedad y el dominio de la burguesía en este país, y que algunas manifestaciones de esto ya son evidentes. He recalcado que no será de ninguna manera positivo a corto plazo ni si sigue su cauce espontáneo. Además, no es nuestro papel ni nos corresponde como comunistas simplemente observar cruzados de brazos y aplaudir el deshilachamiento del actual centro de cohesión y estructura del dominio capitalista. ¡No vayamos a pensar que por ese simple hecho surgirá algo positivo que nos “va a caer como llovido del cielo”! Por lo contrario, tenemos que asumir el reto monumental de la repolarización, es decir, una repolarización en aras de la revolución.
Es preciso reemplazar la “República de Weimar”. De hecho, la república burguesa (el gobierno del capitalismo e imperialismo a través de la estructura democrático-burguesa) es un sistema opresor, que se erige sobre una gran red y proceso de explotación y opresión que impone sufrimiento incalificable e innecesario a miles de millones de personas en el mundo entero y en la propia república. Es necesario reemplazarlo, pero no con otra versión más grotesca y sanguinaria del mismo sistema, sino con una sociedad radicalmente nueva y un tipo de estado radicalmente diferente, que abra el camino que lleve por fin a la abolición de toda forma de gobierno opresor y toda relación de dominación y explotación en el mundo entero.
Desde esa perspectiva y con un muy claro sentido de los peligros que representa Trump, le extendemos la mano a cada persona que quiere parar en seco a este monstruo fascista arrollador.
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