Algunos puntos de orientación sobre el ataque asesino contra la gente que iba de compras en Berlín

26 de diciembre de 2016 | Periódico Revolución | revcom.us

 

El 19 de diciembre, un camión embistió contra un mercado de Navidad en Berlín, donde todo tipo de gente hacía compras, comía y bebía. Según informes de prensa, por lo menos 12 personas murieron y decenas más resultaron heridas.

Poco después del incidente, se detuvo a un solicitante de asilo paquistaní en Alemania que según las autoridades “coincide con la descripción del conductor del camión”. Inmediatamente, los informes de prensa especularon sobre los posibles vínculos con el Estado Islámico u otras organizaciones terroristas yihadistas islámicas fundamentalistas. Unas horas después del ataque, la policía dijo que no había evidencia que conectara al sospechoso inicial con el ataque, y lo puso en libertad. Ahora las autoridades han lanzado una búsqueda de alguien que dicen que está conectado con el Estado Islámico. Un sitio de noticias pro-Estado Islámico afirmó que el ataque se llevó a cabo “en respuesta a los llamados a hacer blancos de los ciudadanos de la coalición internacional” que combaten contra el Estado Islámico. Los reaccionarios en Alemania, en Europa y en Estados Unidos se han aprovechado de este incidente y de las declaraciones del Estado Islámico para exigir un aumento de terror, represión y deportación a los musulmanes y los inmigrantes.

En este momento, es imposible saber quién estaba detrás de esto, y cuáles eran sus motivos. Aun así, es crítico establecer, mantener y luchar por algunos principios básicos que corresponden a la verdad, y a los intereses de la humanidad.

El terrorismo es un crimen de lesa humanidad... ¿Quiénes son los mayores terroristas del mundo?

Lo primero que hay que decir es que siempre es malo el dirigirse a la gente común en ataques terroristas o matar a personas inocentes comunes con el fin de lograr objetivos políticos a través del terror.

Estados Unidos arrasó con bombas a Vietnam, Camboya y Laos en una guerra por el imperio que causó la muerte de millones de civiles inocentes. Un general destacado de las Fuerzas Aereas de Estados Unidos les amenazó con “bombardearlos hasta que vuelvan a la edad de piedra”. Izquierda, el horror tras el bombardeo de una aldea con napalm, junio de 1972. (Foto: AP)

Un niño en un hospital de Bagdad, 1991, uno de los cientos de miles de niños iraquíes que han padecido diarrea como resultado de la destrucción de los sistemas de agua y saneamiento de Irak. En 1997, la ONU informó de que más de 1,2 millones de iraquíes, entre ellos 750.000 niños menores de cinco años de edad, habían muerto desde el comienzo de la guerra del Golfo como consecuencia de esto y de la escasez y de medicamentos causada por la guerra y las sanciones.


Octubre de 2015, Estados Unidos bombardeó un hospital de Médicos Sin Fronteras en Kunduz, Afganistán, matando a 42 personas, entre ellas 14 del personal médico. (Foto: AP)


Los cadáveres de niños afganos asesinados por un ataque aéreo de la OTAN dirigido por Estados Unidos que mató a muchos civiles afganos, entre ellos diez niños, en abril de 2013. (Foto: AP)

Esto es cierto en el caso de los gobernantes de países como Estados Unidos y Alemania que tienen una larga historia de hacerlo en sus propios países y alrededor del mundo. Los gobernantes capitalistas-imperialistas de Alemania, después de todo, rodearon y asesinaron a millones de judíos y otros inocentes en el Holocausto. Estados Unidos arrasó con bombas a Vietnam, Camboya y Laos en una guerra por el imperio que causó la muerte de millones de civiles inocentes. Un general destacado de las Fuerzas Aereas de Estados Unidos les amenazó con “bombardearlos hasta que vuelvan a la edad de piedra”.

Más recientemente, en los últimos 25 años, Estados Unidos ha sido responsable de la muerte de millones de civiles inocentes para lograr sus objetivos políticos. En 1990, Estados Unidos instituyó sanciones contra Irak que envenenaron el agua que la gente bebía y le privaron —especialmente a los niños y ancianos— de medicamentos esenciales y atención médica. En el programa noticiero de televisión “60 Minutes”, se le preguntó a la embajadora ante la ONU y futura secretaria de Estado, Madeleine Albright, si valía la pena matar a 500.000 niños para cumplir los objetivos estadounidenses, y ella respondió: “Creemos que el precio valió la pena”. (Vea “Crimen Yanqui: Caso #76: Las sanciones de Estados Unidos y la ONU contra Irak — "Un acto legitimado de matanza en masa”).

En octubre de 2015, Estados Unidos bombardeó un hospital de Médicos Sin Fronteras en Kunduz, Afganistán, a pesar de que los administradores del hospital estaban en contacto constante con el comando militar estadounidense antes del ataque, y que durante el ataque hicieron repetidas llamadas telefónicas a los comandantes militares estadounidenses en Afganistán exigiéndoles que se detuvieran. ¿Cómo es que un bombardeo continuo a un hospital —que mató a 42 personas, entre ellas 14 del personal médico, e hirió a docenas más— no sea el terrorismo?

El ataque aéreo que lleva a cabo Arabia Saudita, con el respaldo de Estados Unidos, contra Yemen incluye el bombardeo sistemático de escuelas y hospitales. ¿Cómo es que eso no sea el terrorismo? Y Estados Unidos aumentó la ayuda militar a Israel mientras Israel llevaba a cabo una masacre en la región palestina de la Franja de Gaza en el verano de 2014. Durante esa masacre, Israel atacó a niños jugando en una playa, escuelas de la ONU, edificios de apartamentos y hospitales. Tres cuartas partes de las más de 2.000 personas muertas eran civiles, y una cuarta parte de los muertos eran niños. ¿Cómo es que eso no sea el terrorismo?

Debido a toda la historia de Hitler y la Segunda Guerra Mundial, los gobernantes de Alemania han evitado la abierta intervención militar alrededor del mundo. Pero Alemania apoyó las sanciones asesinas contra Irak en los años noventa. Y Alemania es un importante proveedor de armas para Arabia Saudita e Israel. El servicio noticioso alemán Deutsche Welle ha resumido que en todo el mundo durante el año pasado, “los países del Oriente Medio, Sudamérica, África y Asia Oriental que están involucrados en conflictos o tienen historias problemáticas de derechos humanos han venido comprando montones de rifles, pistolas y otras armas de mano alemanes”. Como parte de esa mezcla mortal, Alemania vende los armamentos y las municiones que arman una gama de fuerzas reaccionarias que participan en la masacre en Siria. ¿Cómo es que eso no sea, por lo menos, el patrocinio estatal del terrorismo?

Y los ataques terroristas son un crimen y un ultraje cuando son efectuados —aunque en una escala cualitativamente menor pero no menos inmoral— por los yihadistas islámicos fundamentalistas. Cualquiera que sea o no sea su papel en Berlín, sí es que promueven y realizan tales ataques.

       

No a las redadas, la represión y la guerra reaccionaria

En realidad el ataque en Berlín ha beneficiado a los imperialistas — no importa quién estuviera detrás del ataque y cuál fuera su propósito. Además de causar la muerte y sufrimiento de personas inocentes, se aprovecharán de estos asesinatos para reprimir más a la gente e intensificar una vil y violenta ola de ataques oficiales y extraoficiales contra los inmigrantes en Alemania y en toda Europa.

No se puede permitir que este incidente justifique y desate una nueva ola intensificada de ataques oficiales y extraoficiales contra inmigrantes y musulmanes en Estados Unidos y Europa, y aún más guerras injustas por parte de Estados Unidos y sus aliados. El Washington Post informó que cuando se le preguntó acerca de sus planes para registrar a los musulmanes, Donald Trump —para quien el satanizar y amenazar a los musulmanes fue un elemento clave de su campaña electoral, y quien ha puesto en el núcleo de su gabinete a hombres militares fanáticos de una Cruzada, una “guerra contra el islam”— declaró, “Ustedes conocen mis planes”.

Es preciso no perder de vista la línea divisoria fundamental entre lo correcto y lo incorrecto. Todo el mundo de conciencia debe oponerse a los ataques contra los musulmanes y los inmigrantes. Y no se puede permitir que las autoridades de Alemania y de todo el Occidente utilicen este incidente para aumentar el espionaje, la vigilancia y la represión contra la protesta política y la disidencia. Recuerde: a raíz de los terribles ataques en Paris en noviembre de 2015 por parte de declarados yihadistas fundamentalistas islámicos, Francia lanzó una masiva represión contra el movimiento ambientalista, entre otras medidas represivas.

Un choque de dos polos reaccionarios... y cómo romper con eso

El ataque en Berlín se produce en el contexto de un conflicto reaccionario global entre el imperialismo occidental y la yihad islámica fundamentalista. El factor principal detrás de ese conflicto es el propio sistema imperialista. El capitalismo-imperialismo ha dado lugar al sufrimiento masivo, la muerte y la dislocación en el mundo y, en última instancia, tiene la responsabilidad de haber creado las condiciones que dan lugar incluso a las acciones muy equivocadas y crueles en su contra.

La poderosa economía y la riqueza de Alemania están arraigadas en un sistema global que explota y oprime brutalmente a miles de millones de personas en todo el mundo. Igual como Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y otras potencias imperialistas. Pero acontecimientos como el ataque en Berlín definitivamente NO son en el interés de las masas populares en todo el mundo, y no se puede en modo alguno justificarlos.

Lo que se necesita urgentemente ahora en países como Estados Unidos (y Alemania) y en todo el mundo son una resistencia política masiva y una oposición a lo que los imperialistas, con Estados Unidos primero entre ellos, están haciendo —los muchos crímenes que han cometido y que siguen cometiendo— y a la manera en que se aprovechan de este incidente para tratar de justificar y continuar estos crímenes. Este reto es particularmente urgente y agudo en el contexto del surgimiento de los movimientos y partidos políticos fascistas, supremacistas blancas y violentamente anti-inmigrantes en todo el Occidente, concentrados en el régimen entrante de Trump y Pence en Estados Unidos.

Hay una manera de romper con todo el paradigma en el que a miles de millones de personas les presentan sus “opciones” como el imperialismo occidental o la yihad islámica fundamentalista.

Una revolución auténticamente emancipadora —una revolución comunista— supone millones y millones de personas que estén decididas a efectuar un cambio radical en la sociedad y en el mundo. Esta revolución comunista pretende derribar los grotescos y horrendos sistemas y relaciones del mundo que causan tantos sufrimientos innumerables e innecesarios para literalmente miles de millones de personas en todo el mundo y que también dan lugar a formas grotescas de oposición y en última instancia son responsables de ellas. La naturaleza y el objetivo de esta lucha revolucionaria no es otra cosa que la lucha consciente y decidida de millones y, en última instancia, de miles de millones de personas en todo el mundo para crear un mundo totalmente nuevo sin la explotación, la opresión y las desigualdades sociales.

Urge organizar para tal revolución. Y ahora mismo, requiere darlo todo para detener la ascensión al poder de un régimen de Trump y Pence, el cual, entre otros horrores, vertería gasolina sobre el conflicto reaccionario entre la yihad islámica fundamentalista y el capitalismo-imperialismo occidental.

 

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