Obama se abstiene de una resolución de la ONU que denuncia a Israel... Trump reacciona:
No es una "señal de esperanza", sino una vista previa de los horrores entrantes

28 de diciembre de 2016 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Ayer, Estados Unidos se abstuvo de votar y no vetó una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que denunciaba a Israel. Eso es noticia. Durante 45 años, Estados Unidos ha vetado casi todas las resoluciones de la ONU que critican a Israel. Esta votación (y Estados Unidos no la vetó) fue recibida con aplausos por una cámara repleta del Consejo de Seguridad de la ONU. Refleja serias diferencias entre la administración de Obama e Israel, y entre lo que ha sido la política de Obama y lo que Donald Trump amenaza con hacer. Y fue visto por algunos como una señal de esperanza de que el gobierno de Obama pusiera barreras contra lo que Trump había prometido hacer: darle apoyo acrítico e ilimitado a todo crimen que Israel comete contra el pueblo palestino. En respuesta, Trump atacó con el tuit ominoso: "En cuanto a la ONU, las cosas serán diferentes después del 20 de enero".

Estos sucesos no son una base para la esperanza. No son una indicación de que Estados Unidos y la ONU ahora van a restringir algunos de los crímenes más atroces de Israel contra el pueblo palestino. No impiden, sino que presagian, terribles saltos gigantescos hacia atrás que un régimen Trump traería a una situación ya intolerable en el Medio Oriente y el mundo.

Los asentamientos de Israel y el papel de Estados Unidos

 


Unos manifestantes palestinos enfrentan a unos soldados israelíes durante una manifestación contra la construcción de asentamientos judíos en el Valle del Jordán, Cisjordania, 17 de noviembre de 2016. (Foto: AP)

 


Amona, un asentamiento israelí no autorizado en Cisjordania, al este de la ciudad palestina de Ramala. (Foto: AP)

 

La resolución del Consejo de Seguridad denuncia a Israel por construir "asentamientos" en zonas de Palestina que la ONU reconoce como un territorio que deben administrar los palestinos. Esos asentamientos son campamentos altamente militarizados de colonos israelíes fuertemente armados que participan en la expansión de la limpieza étnica terrorista de sectores de Palestina.

Los asentamientos violan el derecho internacional. La Cuarta Convención de Ginebra, adoptada por casi todos los países sobre la Tierra, prohíbe que una potencia ocupante transfiera sus ciudadanos al territorio que ocupa y que transfiera o desplace a la población de un territorio ocupado dentro o fuera del territorio (Lea “Occupation Inc.”  de Human Rights Watch.)

El texto de la resolución de la ONU denuncia "todas las medidas destinadas a alterar la composición demográfica, el carácter y la condición del territorio palestino ocupado desde 1967, incluido Jerusalén oriental, y entre otras cosas, la construcción y ampliación de asentamientos, el traslado de colonos israelíes, la confiscación de tierras, la demolición de viviendas y el desplazamiento de civiles palestinos, en violación del derecho internacional humanitario y las resoluciones pertinentes". Además, manifiesta su "grave preocupación de que las actividades israelíes de asentamiento peligren peligrosamente la viabilidad de la solución de dos Estados basada en las fronteras de 1967"1.

Los demás países con representación en el Consejo de Seguridad de la ONU votaron a favor de la resolución. Debido a que Estados Unidos se abstuvo (no votó), y no vetó la resolución, ésta fue adoptada.

Intervención golpeadora de Trump, aun antes de que se suponga que entre en funciones

Antes de la votación, vía Facebook y Twitter Donald Trump atacó la decisión de la administración de Obama y prometió revertirla. Y en una movida sorprendente, Trump llamó por teléfono al gobernante de Egipto, Abdel Fattah al-Sisi, y lo "convenció" de que retirara la resolución (Egipto fue el patrocinador original de la resolución). No hay ningún registro oficial de qué tipo de "oferta sin posibilidades de negativa" se hizo en esa llamada telefónica, pero inmediatamente después, de acuerdo con declaraciones oficiales de la oficina de Sisi, "Los presidentes [nótese: ¡dice “presidentes”, en plural, aunque Barack Obama es el único presidente electo actual de Estados Unidos!] se pusieron de acuerdo sobre la importancia de darle a la nueva administración estadounidense todas las oportunidades de tratar todas las dimensiones del caso palestino..."("Egipto: Trump convenció a Sisi a que retirara la resolución de la ONU", Al Jazeera, 23 de diciembre de 2016).

Nótese: Ahí estaba Trump, aun antes de que esté en el poder, prescindiendo de las supuestas reglas fundamentales que han regido cómo funcionan las cosas en Estados Unidos (por ejemplo, ¡no se permite que sea el presidente hasta que su predecesor termine su mandato!). Considere esta movida golpeadora como otra luz roja de advertencia de lo poco que un régimen de Trump respetaría el estado de derecho cuando ya esté en el poder. Y si Trump observara tan poquito las supuestas salvaguardias del estado de derecho, así como lo que han sido precedentes de política, cuando se refiere a sus compañeros miembros de la clase dominante, ¿qué le importara cuando se supone que éstos protejan a las masas contra el poder estatal que pronto él tendrá en las manos?

Después de la llamada telefónica de Trump a Sisi, otros países asumieron el patrocinio de la resolución, y fue adoptada.

¿Qué hay detrás del no veto?

Como expresión del apoyo financiero, militar y diplomático estadounidense a Israel, Estados Unidos ha vetado cientos de resoluciones de la ONU que han criticado o denunciado a Israel2. El distanciamiento de hoy de esa política refleja tensiones crecientes en la "relación especial" tal como ambas partes se refieren al apoyo de Estados Unidos para Israel. Aún más específicamente, refleja las preocupaciones reales de la administración de Obama de que Trump va a tirar por la borda el "libro de reglas" cuando se trate de Israel de una manera que, según ellos, pondrán en grave peligro los intereses estadounidenses en todo el mundo.

Samantha Power, la representante estadounidense ante la ONU, comenzó su declaración sobre la resolución con una cita: "La adopción inmediata de un congelamiento de asentamientos por Israel, más que cualquier otra acción, podría crear la confianza necesaria para una mayor participación en las negociaciones [de paz]. La actividad de asentamientos adicionales no es de ninguna manera necesaria para la seguridad de Israel y sólo disminuye la confianza de los árabes de que sea posible negociar de manera libre y justa un resultado final". Luego atribuyó la cita a su autor, Ronald Reagan. Ella comenzó su discurso así a fin de recalcar, sobre todo para los de la clase dominante de Estados Unidos que criticaban a Obama, que la oposición formal a los asentamientos israelíes siempre ha sido un principio de la política exterior de Estados Unidos. Al mismo tiempo, presentó una larga defensa de Israel y defendió la decisión de Estados Unidos de abstenerse, en lugar de votar a favor de la resolución.

Mientras Estados Unidos ha trabajado para unir coaliciones globales y juntar colecciones heterogéneas de tiranos para servir a sus intereses en el Medio Oriente y más allá, los continuos y crecientes crímenes de Israel contra los palestinos han presentado problemas reales. Lo que incluye el hecho de que los crímenes atroces de Israel han creado problemas reales para los gobernantes estadounidenses en sus esfuerzos de presentarse como paladines de la libertad y de la democracia en todo el mundo.

       

Al mismo tiempo, los gobernantes de Estados Unidos cuentan con Israel en su equipo, pero éste le causa problemas al dueño, como gendarme único y base para el imperio estadounidense. No hay ningún régimen en el Medio Oriente con nada cercano a su poder económico y militar y (hasta ahora) base confiable de apoyo entre su propia población.

Estas contradicciones reales alcanzaron niveles sin precedentes de tensión durante la administración de Obama. Pero el propósito de las políticas de Obama siempre fue el de fortalecer a Israel, y su relación con Estados Unidos. Lo dijo una y otra vez, y lo respaldó. En 2014, Obama aumentó la ayuda militar estadounidense a Israel en el momento en que éste bombardeaba hospitales, escuelas de la ONU y distritos residenciales de la región palestina de la Gaza, lo que dejó 2.250 muertos, en su mayoría civiles, entre ellos más de 500 niños.

Lugar especial de Israel en la guerra santa trumpista contra el islam

Los trumpistas tienen una concepción muy diferente de cómo defender y expandir el imperio de Estados Unidos, y una solución muy diferente al actual estado de tensiones entre Estados Unidos e Israel. Ven lo que pasa en el mundo como una continuación de un conflicto de 500 años entre el cristianismo y el islam. Su visión es para una guerra santa global de la "civilización judeocristiana" contra el islam y cualquier otra persona que se interponga en su camino.

En una presentación que el estratega en jefe y consejero principal de Trump, Steve Bannon, dio hace dos años en una conferencia celebrada en el Vaticano, Bannon muy claramente expuso una perspectiva de "guerra santa" del "capitalismo judeocristiano" versus el islam, remontándose a las guerras religiosas del pasado y sobre la marcha, acusa al "secularismo" de minar la "fuerza" del Occidente. Para tener una idea al respecto, lea la siguiente pregunta y respuesta de esa conferencia:

Entrevistador: Una de mis preguntas tiene que ver con cómo el Occidente debería responder al islam radical. ¿Cómo, específicamente, deberíamos nosotros como Occidente responder al yihadismo sin perder nuestra propia alma? Dado que podemos ganar la guerra y perdernos a nosotros al mismo tiempo. ¿Cómo es que el Occidente deba responder al islam radical y no perderse en el proceso?

Bannon: Desde una perspectiva, pues puede que sea un poco más militante que otras. Creo que definitivamente se necesitará un aspecto que es [ininteligible]. Creo que hay que adoptar una postura muy pero muy agresiva contra el islam radical. Y me doy cuenta de que hay otros aspectos que no son tan militantes y no son tan agresivos, lo que está bien.

Si repasamos la larga historia de la lucha del Occidente judeocristiano contra el islam [nota de la redacción: dice, “islam”, punto, y no el “islam radical”], creo que nuestros antepasados mantuvieron su postura y creo que hicieron lo correcto. Creo que lo mantuvieron fuera del mundo, ya sea en Viena, Tours u otros lugares... Se nos legó la gran institución que lo es la iglesia del Occidente.

Además, yo pido que todos en el público hoy, en vista de que en verdad ustedes son los motores, los conductores, los agitadores y los líderes de pensamiento en la Iglesia Católica hoy, piensen, cuando la gente de aquí a 500 años vaya a pensar en lo de hoy, piensen en las acciones ustedes han tomado, y creo que todos los que están asociados con la iglesia y que están asociados con el Occidente judeocristiano que creen en los puntales de eso y creen en los preceptos de eso y quieren ver que se legue a las futuras generaciones tales como se legó a nosotros, sobre todo en vista de que ustedes se encuentran en una ciudad como Roma, y en un lugar como el Vaticano, que vean lo que nos han legado, y pregúntense, ¿a partir de hoy a 500 años, qué es lo que las personas van a decir de mí? ¿Qué van a decir sobre lo que hice en los comienzos de esta crisis?

Dado que se trata de una crisis, y no va a desaparecer. No tienen por qué aceptar mi palabra. Lo único que tienen que hacer es leer las noticias todos los días, vean lo que se aproxima, vean lo que sale en Twitter, lo que sale en Facebook, vean lo que está en la CNN, lo que está en la BBC. Vean lo que pasa y verán que estamos en una guerra de inmensas proporciones. Es muy fácil que manipulen nuestros instintos más bajos, y no podemos permitirlo. Pero nuestros antepasados tampoco lo hicieron. Y lograron evitarlo y lograron derrotarlo, y pudieron legarnos una iglesia y una civilización que de veras es la flor de la humanidad, por lo que creo que nos incumbe a todos hacer lo que yo digo es escuchar su fuero íntimo, de contemplar en serio lo que nuestro papel es en esta batalla ante nosotros.

(“This Is How Steve Bannon Sees The Entire World” [Así ve Steve Bannon al mundo entero], BuzzFeed, 15 de noviembre de 2016)

(Lea un análisis adicional sobre la forma en que esta locura de la "guerra santa" encaja en el paquete general del régimen de Trump y Pence, en “Mientras los demócratas siguen pidiendo ‘trabajar con’ Trump… Trump sigue adelante con equipo fascista y amenazas fascistas”).

Esa visión exige una relación mucho más íntima entre Estados Unidos e Israel. Ese es el significado de la reiterada insistencia de Trump de que, bajo su gobierno, no habrá ninguna distancia entre Estados Unidos e Israel bajo su gobierno.

La combinación de críticas de Obama a Israel y un apoyo inmarcesible, ha enfurecido no sólo a los trumpistas, sino a otros sectores importantes y poderosos de la clase dominante (entre ellos actores de peso en los partidos republicano y demócrata). Sus críticos de la clase dominante han exigido una relación mucho más íntima y menos crítica entre Estados Unidos e Israel. Además, el enfoque de Obama ha enfurecido a los sionistas fanáticos que dominan la sociedad israelí, que desdeñan casi todo reconocimiento al pueblo palestino como seres humanos.

En los rabiosos sionistas en el poder en Israel, los trumpistas encuentran unos aliados ideológicos y militares perfectos en una guerra santa de la "civilización judeocristiana" contra el islam (y cualquier otra persona que se interponga en su camino)3.

Los trumpistas, o al menos el núcleo dominante de ellos, borran la verdadera e importante diferencia entre la yihad islámica fundamentalista, por un lado, y el islam, por el otro. Además, de seguir la lógica de la lógica de muchas de sus demandas y amenazas, todo lo anterior EFECTIVAMENTE constituye una guerra santa contra el islam (y todos los musulmanes). Añada a esta ecuación la postura de Trump, Si tenemos armas nucleares, ¿por qué no podemos usarlas?, y el panorama asume dimensiones genocidas4.

Los trumpistas exigen una "cancha libre" total para Israel en el aplastamiento de los palestinos y, con su propio arsenal nuclear sustancial, en sus merodeos en la región sin las limitaciones de la intervención diplomática estadounidense. A la luz de qué tan salvajemente que Israel ha azotado a sus "vecinos", con invasiones, bombardeos y masacres, hasta ahora... las implicaciones desestabilizadoras y, para repetir, genocidas de que Israel "se quite los guantes" bajo un régimen de Trump son casi inimaginables.

A esa luz, el hecho inusual de que Obama hizo que la embajadora de Estados Unidos en la ONU se quedara al margen y permitiera que una denuncia a los asentamientos israelíes no mitigara, sino que realzara, qué tan extrema que lo sería la diferencia con un régimen de Trump en materia de la relación de Israel con Estados Unidos, con los palestinos y con el mundo. Lo anterior es lo que Trump auguraba cuando, ominosamente, tuiteó después de la votación: "En cuanto a la ONU, las cosas serán diferentes después del 20 de enero".

La política de respaldo estadounidense a los crímenes de Israel, junto con objeciones moderadas, ha estado en vigor durante casi 50 años. Siempre ha implicado una vida infernal para los palestinos. Además, con mayor frecuencia, el compadrazgo entre Estados Unidos e Israel ha sido un factor que ha azuzado todo tipo de violencia reaccionaria en el Medio Oriente.

Pero si Trump llegara a ser presidente de Estados Unidos, se desharía este statu quo de una manera mucho peor. Un régimen de Trump provocaría una erupción sísmica e impredecible de un conflicto reaccionario violento en el Medio Oriente y más allá, de formas que son difíciles de imaginar, con un riesgo mucho mayor de guerra nuclear.

Debe detenerse antes de que comience.

 


1. La "solución de dos Estados" propone legitimar la limpieza étnica de Palestina por parte de los colonos sionistas con el apoyo del imperialismo occidental y confinar al pueblo palestino a pequeñas zonas aisladas dentro de sus tierras natales, sometidos al cerco y terror militar israelí. Esta "solución de dos Estados" ha sido la posición oficial de la ONU y del gobierno de Estados Unidos más o menos desde el establecimiento de Israel. No es una solución justa al despojo violento al pueblo palestino. Pero con mayor frecuencia los gobernantes de Israel y Estados Unidos han rechazado incluso esta pretensión de tener disposiciones para los derechos y la humanidad del pueblo palestino. [regresa]

2. Entre las resoluciones de la ONU vetadas por Estados Unidos: muchas denuncias a Israel por invadir a sus vecinos; muchas críticas a las condiciones bajo las cuales los palestinos viven bajo la ocupación israelí; al menos una que denuncia a Israel por suministrar tecnología de armas nucleares al apartheid de Sudáfrica; una que protesta por el cierre israelí de las universidades palestinas; una denuncia al Parlamento israelí por declarar formalmente su intención de asesinar al líder palestino Yassir Arafat, hoy fallecido; varias protestas contra las masacres en la Gaza; y cientos de otras resoluciones con meras críticas leves a Israel. [regresa]

3. En la relación simbiótica entre los trumpistas y los gobernantes de Israel, el papel prominente de los neonazis y los antisemitas en las redes de los partidarios trumpistas núcleo no es un problema para ninguna de las partes. Richard Spencer, el neonazi promovido por el asesor más cercano de Trump, Steve Bannon, ha defendido la limpieza étnica por Israel a los palestinos como un modelo para Estados Unidos en relación con los inmigrantes, los negros y otros que no encajan en la visión fascista de un "Estados Unidos blanco". (Lea “‘Alt Right’ Leader Ties White Supremacy to Zionism—Leaves Rabbi Speechless” [Líder de la derecha alternativa vincula la supremacía blanca al sionismo, deja mudo a rabino], Forward, 7 de diciembre de 2016.) Además, los gobernantes sionistas de Israel tienen una larga historia de connivencia y colaboración activa con los fascistas antisemitas, por ejemplo en las negociaciones con Hitler, sus pedidos de apoyo a Hitler para una "patria judía" fuera de Europa; y, después del establecimiento de Israel, el suministro de ayuda militar y de inteligencia a la junta antisemita fascista que gobernó en Argentina en los años 1980 (como se documenta, por ejemplo, en el libro de Jacobo Timerman, Preso sin nombre, celda sin número). [regresa]

4. En agosto de 2016, la MSNBC informó: "Hace varios meses, un experto en política exterior en materia internacional fue a asesorar a Donald Trump. En tres ocasiones, [Trump] hizo una pregunta sobre el uso de armas nucleares. En tres ocasiones preguntó en cierto momento si las teníamos, ¿por qué no podemos usarlas?" (“Trump asks why US can’t use nukes” [Trump pregunta por qué Estados Unidos no puede usar armas nucleares], MSNBC, 3 de agosto de 2016). [regresa]

 

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